Señor Manglehorn
4.9
1,429
Drama
A.J. Manglehorn es un ex convicto que, cuarenta años atrás, renunció a la mujer de sus sueños a cambio de dar un gran golpe. Ahora reside de manera humilde y discreta en una pequeña localidad, viendo pasar los días en soledad. Hasta que su pasado sale a la luz sorprendiendo a sus vecinos.
16 de agosto de 2015
16 de agosto de 2015
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Menudo año nos está regalando Al Pacino. Tras La sombra del actor, el septuagenario se vuelve a meter en el rol que Clint Eastwood habría bordado hace diez años y calla la boca a todos aquellos que le acusan de histriónico, ofreciendo una interpretación contenida y potente. Así, David Gordon Green, quien ya concedió una oportunidad de redención a Nicholas Cage con su papel en Joe (2013), vuelve a dirigir un drama intimista aunque esta vez centrado en el tema de la soledad.
En efecto, nuestro cerrajero, un hombre en la senectud al que sólo le quedan su trabajo precario y su gata, sobrevive atormentado por el recuerdo de una mujer a la que dejó pasar para formar una familia con la que fue su esposa. Le escribe cartas y agota el último tramo con un ademán melancólico, despreciando la ayuda de aquellos que aún se preocupan por él y lamentándose de la decisión que tomó en su momento.
Pero el señor Manglehorn no siempre ha sido así. Entrenador de un equipo de béisbol en su juventud, sus antiguos alumnos le recuerdan con cariño, y aún conserva un cierto don para tratar con la gente. Es por eso que, a menudo, el plano se abre para mostrarnos en su cerrajería un mural con diferentes llaves, símbolo de las posibilidades que sigue ofreciéndole el futuro, pero a las que él da la espalda hasta que su gata se traga una y se ve obligado a abandonar su zona de (des)confort.
Y es que este suceso le obliga a renunciar a su ensimismamiento, a la misantropía defensiva de la que hace gala durante toda la película, para relacionarse con el mundo que le rodea y conocer a una entrañabilísima Holly Hunter, que le descubre que todavía es pronto para sucumbir y que su magia de antaño no está, ni mucho menos, agotada. En definitiva, se trata de una película pequeña, modesta, que se ocupa de un drama de un lirismo extremadamente humano, sin estridencias ni golpes en el pecho.
Davina Santos
Crítica para www.12criticossinpiedad.blogspot.com.es
En efecto, nuestro cerrajero, un hombre en la senectud al que sólo le quedan su trabajo precario y su gata, sobrevive atormentado por el recuerdo de una mujer a la que dejó pasar para formar una familia con la que fue su esposa. Le escribe cartas y agota el último tramo con un ademán melancólico, despreciando la ayuda de aquellos que aún se preocupan por él y lamentándose de la decisión que tomó en su momento.
Pero el señor Manglehorn no siempre ha sido así. Entrenador de un equipo de béisbol en su juventud, sus antiguos alumnos le recuerdan con cariño, y aún conserva un cierto don para tratar con la gente. Es por eso que, a menudo, el plano se abre para mostrarnos en su cerrajería un mural con diferentes llaves, símbolo de las posibilidades que sigue ofreciéndole el futuro, pero a las que él da la espalda hasta que su gata se traga una y se ve obligado a abandonar su zona de (des)confort.
Y es que este suceso le obliga a renunciar a su ensimismamiento, a la misantropía defensiva de la que hace gala durante toda la película, para relacionarse con el mundo que le rodea y conocer a una entrañabilísima Holly Hunter, que le descubre que todavía es pronto para sucumbir y que su magia de antaño no está, ni mucho menos, agotada. En definitiva, se trata de una película pequeña, modesta, que se ocupa de un drama de un lirismo extremadamente humano, sin estridencias ni golpes en el pecho.
Davina Santos
Crítica para www.12criticossinpiedad.blogspot.com.es
7 de agosto de 2015
7 de agosto de 2015
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando un actor inmenso se propone cualquier personaje consigue un efecto difícil de describir por el aficionado al cine; parecerte imposible que este mismo actor que te ha hecho creer que había nacido para algunos personajes sea el mismo que se pone en la piel del que estás viendo en ese momento.
Así es Pacino, parece haber nacido para hacer de cerrajero solitario que lleva toda una vida dedicada a lo mismo. Está perfecto en su caracterización, en sus ademanes, en cada detalle. Denota que siente ese personaje como si lo llevase encarnando toda la vida.
Desde el inicio Pacino consigue arrebatarte la atención, posteriormente, cuando pasado el tiempo prudencial en el que el actor ya no puede soportar solo todo el peso de la trama buscas algo mas; no encuentras nada . Una pena.
Así es Pacino, parece haber nacido para hacer de cerrajero solitario que lleva toda una vida dedicada a lo mismo. Está perfecto en su caracterización, en sus ademanes, en cada detalle. Denota que siente ese personaje como si lo llevase encarnando toda la vida.
Desde el inicio Pacino consigue arrebatarte la atención, posteriormente, cuando pasado el tiempo prudencial en el que el actor ya no puede soportar solo todo el peso de la trama buscas algo mas; no encuentras nada . Una pena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El misterio del sr Manglehorn es como el de "Blow up" en el que todo se resuelve con un mimo.
12 de julio de 2015
12 de julio de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia que cuenta "Señor Manglehorn" no tiene suficiente entidad /como drama) para establecerse en la memoria del espectador. Es como un puzzle de buenas escenas interpretadas por excelente actores e incluso hay que reconocer el esfuerzo de Pacino por mantener la coherencia de su personaje a lo largo del metraje pero apenas tiene tres o cuatro escenas memorables (sobre todo con la impresionante Holly Hunter) y debe limitarse a interpretarse a si mismo en el resto de las escenas de transición. Algo falla. Cuando uno ve la historia de este anciano desencantado (y marcado por su pasado) le da la impresión que falta algo (entidad) porque al final todo se queda en una historia menor para tan buenos mimbres. Os gustará si os gustan las historias mínimas, el cine pausado o si sois fans de Pacino (aquí está pero que muy bien) pero como película "Señor Manglehorn" parece contar bien poco cuando tenía cientos de posibles reflexiones que hacer. Hay caos argumental, minimalismo narrativo y excelentes actores. Quizás eso os guste y podáis disfrutar a media de esta rareza pero a mi me dejó con ganas de mas.
13 de agosto de 2015
13 de agosto de 2015
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al Pacino interpreta de forma creíble y muy metido en el papel la vida de un cerrajero. La cinta te va llevando por los recuerdos y los problemas que tiene el personaje y en algunos momentos intenta hacer reflexionar al espectador, pero se queda en nada.
Personalmente no me esperaba una gran película y así ha sido. Sinceramente me he quedado con ganas de que más pasasen cosas. Se tiene que ver cuando se tienen momentos rotos porque impresionar o ser diferente no lo va ser.
Mi nota es un 7. La considero buena por la idea y la interpretación de los personajes, pero no da más de si. (suelo puntuar muy arriba)
Personalmente no me esperaba una gran película y así ha sido. Sinceramente me he quedado con ganas de que más pasasen cosas. Se tiene que ver cuando se tienen momentos rotos porque impresionar o ser diferente no lo va ser.
Mi nota es un 7. La considero buena por la idea y la interpretación de los personajes, pero no da más de si. (suelo puntuar muy arriba)
6 de febrero de 2020
6 de febrero de 2020
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy el enorme mercado del entretenimiento ofrece pocas historias perfectas, verdaderas y estupendas y ello quizá se deba a que ya no necesitamos un cine de reflexión...
Señor Manglehorn, por el contrario, parece reflexionar sobre algo que durante hora y media ha tratado de contarme a través de la magnífica interpretación de Al Pacino, y al terminar no consigo saber que fue.
Nunca llegaré a entender si quien ama una película lo es a ella, o a su propia fantasía proyectada.
Señor Manglehorn, por el contrario, parece reflexionar sobre algo que durante hora y media ha tratado de contarme a través de la magnífica interpretación de Al Pacino, y al terminar no consigo saber que fue.
Nunca llegaré a entender si quien ama una película lo es a ella, o a su propia fantasía proyectada.
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