Dejad de quererme
7.0
4,646
Drama
Antoine, un publicista de éxito, está casado, tiene dos hijos, vive en una bonita casa no lejos de París y sus relaciones con los vecinos son excelentes. La discreta relación que mantiene con la guapa Marion no es tan seria como para perturbar su equilibrio. Sin embargo, un buen día su vida experimenta un vuelco. Durante una reunión con un cliente importante, pierde los estribos y, de paso, el proyecto. Su socio le propone que se tome ... [+]
3 de agosto de 2008
3 de agosto de 2008
88 de 104 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última propuesta del fabuloso Jean Becker, es uno de esos extrañísimos films que se presentan cada temporada casi sin quererlo, sin armar jaleo, de puntillas y con elegancia.
Su arranque, es uno de los mejores que he visto durante mucho tiempo en un cine: Becker se acoge al cinismo y sarcasmo de su protagonista, que derrocha mala baba, y descoloca al espectador con un par de afilados y punzantes diálogos, que hablan al espectador sobre un ser que ha dado por terminado un ciclo, y lo despacha a lo grande, sin medias tintas, queriendo derrochar todo aquello que logró durante años y años de esfuerzo sin cortarse ni medio pelo. A muchos podrá parecerles una introducción brusca, estridente e, incluso, excesivamente cruel, pero deben reconocérsele los méritos de esos primeros minutos al cineasta galo, pues "Deux jours à tuer" deja pendiente de un hilo al espectador por saber que sucederá con esa historia y cuales son los motivos que han impulsado al protagonista a actuar así.
La soberbia interpretación de un Dupontel entonadísimo da un tono de contundencia magnífico a su primer tramo, tanto que durante alguna de sus rotundas aseveraciones a servidor no le quedó otra que encogerse en la butaca y tragar saliva ante tal brutal declaración de intenciones. Y todo eso sin oír la voz real del actor. Ni me lo quiero imaginar en VO.
Tras esos momentos tan aplastantes y sorprendentes, a uno no le queda otra que seguir el camino marcado por Becker y saber que nos deparará la historia de Antoine, ¿un loco? ¿Una persona que quiere romper con todo? ¿Alguien incapaz de decir la verdad?
(La segunda parte sigue en el spoiler por entrar en la parte "conflictiva" del film)
Su arranque, es uno de los mejores que he visto durante mucho tiempo en un cine: Becker se acoge al cinismo y sarcasmo de su protagonista, que derrocha mala baba, y descoloca al espectador con un par de afilados y punzantes diálogos, que hablan al espectador sobre un ser que ha dado por terminado un ciclo, y lo despacha a lo grande, sin medias tintas, queriendo derrochar todo aquello que logró durante años y años de esfuerzo sin cortarse ni medio pelo. A muchos podrá parecerles una introducción brusca, estridente e, incluso, excesivamente cruel, pero deben reconocérsele los méritos de esos primeros minutos al cineasta galo, pues "Deux jours à tuer" deja pendiente de un hilo al espectador por saber que sucederá con esa historia y cuales son los motivos que han impulsado al protagonista a actuar así.
La soberbia interpretación de un Dupontel entonadísimo da un tono de contundencia magnífico a su primer tramo, tanto que durante alguna de sus rotundas aseveraciones a servidor no le quedó otra que encogerse en la butaca y tragar saliva ante tal brutal declaración de intenciones. Y todo eso sin oír la voz real del actor. Ni me lo quiero imaginar en VO.
Tras esos momentos tan aplastantes y sorprendentes, a uno no le queda otra que seguir el camino marcado por Becker y saber que nos deparará la historia de Antoine, ¿un loco? ¿Una persona que quiere romper con todo? ¿Alguien incapaz de decir la verdad?
(La segunda parte sigue en el spoiler por entrar en la parte "conflictiva" del film)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Acto seguido, te rebates entre la incertidumbre en que te inmiscuye un personaje que quiere romper con todo, pero no parece totalmente seguro de sus actos: Se deshace de sus posesiones, excepto el único modo de llegar al final de su camino (su coche), pero en un par de secuencias se nos retrata como un pelele dubitativo, una persona no del todo segura con su modo de actuar, yendo a rondar de nuevo por su viejo hogar o intentando realizar una llamada que jamás obtuvo emisario alguno.
Cuando todo se revela, servidor no sabe si batallar con la incredulidad o dejarse llevar por los deseos de un hombre moribundo que, cuando parecía tenerlo todo, vio como de un zarpazo concluía su periplo vital. Probablemente por eso ese afán de romper con todo, de deshacerse de una familia que tanto tiempo tardó en formar y de dejar un regusto amargo a todos aquellos que quién sabe como hubiesen actuado conociendo su afección, si compadeciéndose (cosa que el mismo Antoine cree que harían), dándole un apoyo que sólo le hubiese servido para mitigar sus últimos días entre la aprobación que quizá nunca mereció o dejando que todo fluyese con la mayor normalidad hasta el trágico momento.
Se podrían extraer muchas lecturas del comportamiento de Antoine, pero al final sólo queda una que él, entre balbuceos y pesadumbre escupe con desespero: Es egoísta, es cobarde, y no pudo evitar huir del modo más ruin posible para intentar esquivar todo lo que le hubiese tocado padecer ante sus seres queridos.
Finalmente, a uno le queda un regusto extraño, insólito, por saber si se halla ante un gran film de esos que pocas ocasiones se tiene el privilegio de ver, o todo es fruto de un trabajo que, durante su transcurso, llega a dejar ciertas contradicciones que se solucionan en su desenlace, y no le queda otra que acogerse a eso que se dice de lo que está hecho el cine: Sentimientos.
Así que la deducción final queda servida en bandeja: ¿Sintió usted, o no? Yo sí, quizá porque soy otro de tantos seres egoístas que pueblan este mundo. Quizá por ser cobarde como el que más por tomar vías de escape que me desembaracen de mis problemas sin saber como me afectarán anímicamente. Quizá por huir de todo y de todos cuando creo que estallaré y me resquebrajaré en mil pedazos. O quizá, porque todos los seres humanos tenemos nuestros momentos de flaqueza y debilidad, y lo que menos queremos es que resulten evidentes ante los demás. Porque cada uno tiene sus defectos o cualidades, pero valientes... valientes quedan bien pocos hoy en día.
Cuando todo se revela, servidor no sabe si batallar con la incredulidad o dejarse llevar por los deseos de un hombre moribundo que, cuando parecía tenerlo todo, vio como de un zarpazo concluía su periplo vital. Probablemente por eso ese afán de romper con todo, de deshacerse de una familia que tanto tiempo tardó en formar y de dejar un regusto amargo a todos aquellos que quién sabe como hubiesen actuado conociendo su afección, si compadeciéndose (cosa que el mismo Antoine cree que harían), dándole un apoyo que sólo le hubiese servido para mitigar sus últimos días entre la aprobación que quizá nunca mereció o dejando que todo fluyese con la mayor normalidad hasta el trágico momento.
Se podrían extraer muchas lecturas del comportamiento de Antoine, pero al final sólo queda una que él, entre balbuceos y pesadumbre escupe con desespero: Es egoísta, es cobarde, y no pudo evitar huir del modo más ruin posible para intentar esquivar todo lo que le hubiese tocado padecer ante sus seres queridos.
Finalmente, a uno le queda un regusto extraño, insólito, por saber si se halla ante un gran film de esos que pocas ocasiones se tiene el privilegio de ver, o todo es fruto de un trabajo que, durante su transcurso, llega a dejar ciertas contradicciones que se solucionan en su desenlace, y no le queda otra que acogerse a eso que se dice de lo que está hecho el cine: Sentimientos.
Así que la deducción final queda servida en bandeja: ¿Sintió usted, o no? Yo sí, quizá porque soy otro de tantos seres egoístas que pueblan este mundo. Quizá por ser cobarde como el que más por tomar vías de escape que me desembaracen de mis problemas sin saber como me afectarán anímicamente. Quizá por huir de todo y de todos cuando creo que estallaré y me resquebrajaré en mil pedazos. O quizá, porque todos los seres humanos tenemos nuestros momentos de flaqueza y debilidad, y lo que menos queremos es que resulten evidentes ante los demás. Porque cada uno tiene sus defectos o cualidades, pero valientes... valientes quedan bien pocos hoy en día.
3 de agosto de 2008
3 de agosto de 2008
76 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una época en la que las personas se dejan arrastrar por una sociedad materialista que da demasiada importancia a cosas que no la tienen, aparece de nuevo en el panorama cinamatográfico una luz brillante que nos hace pensar en el sentido real de las cosas, en la dirección que deberíamos tomar. Una película que nos hace, aunque a muy pequeña escala y de forma transitoria, reordenar nuestra escala de valores. "Dejad de quererme" es una inteligente historia, bien dirigida y con un guión notable, que en un principio puede recordar a "American Beauty" de Sam Mendes, aunque un giro argumental en el último tramo del metraje hace que la película alcance una dimensión más profunda.
Ciertamente, "Dejad de quererme" es uno de los mejores dramas existenciales que se han estrenado en los últimos años, muy superior a los "Elegy" de Coixet, y demás películas que pretenden alcanzar una trascendencia que acaban por no conseguir. En "Dejad de quererme", Jean Becker se pone el listón bien alto. Jean Becker escribe y dirige, quiere conmovernos con su historia, quiere hacernos pensar, quiere que nos demos cuenta de cómo son las cosas, y lo consigue.
Además, Becker evita caer en esa odiosa pretenciosidad académica en la que suelen tropezar este tipo de películas. Jean Becker pone sobre la mesa una historia que hace hincapié en las cosas sencillas de la vida, con personajes creíbles, y con diálogos costumbristas que huyen de esa pedantería y de ese querer demostrar "que sé mucho".
Mi más sincera enhorabuena por esta película. Es de aquellas que te sorprende en positivo. Por último también especial mención a Albert Dupontel, que hace una interpretación muy correcta y creíble. Su papel es de aquellos que dan al actor la oportunidad de lucirse, y Dupontel no la deja escapar.
Es una lástima que esta película, al menos por Barcelona que es dónde yo vivo, no vaya a estrenarse en los grandes centros comerciales. He ido a verla a un cine de barrio, donde suelen poner películas europeas, más independientes y menos comerciales. Pero me da pena que mucha gente se va a perder esta excelente película porque ni siquiera va a tener la oportunidad de saber de ella. Un punto menos para estos grandes cines, que no paran de vender a la gente mierda vestida de lino y franela, y cuando hay una película que sí merece la pena ver no le dan la promoción que se merece. En una industria que no valora el arte sino el potencial para recaudar dinero, el cine es como la música: para lo bueno tienes que fiarte del boca a boca.
Ciertamente, "Dejad de quererme" es uno de los mejores dramas existenciales que se han estrenado en los últimos años, muy superior a los "Elegy" de Coixet, y demás películas que pretenden alcanzar una trascendencia que acaban por no conseguir. En "Dejad de quererme", Jean Becker se pone el listón bien alto. Jean Becker escribe y dirige, quiere conmovernos con su historia, quiere hacernos pensar, quiere que nos demos cuenta de cómo son las cosas, y lo consigue.
Además, Becker evita caer en esa odiosa pretenciosidad académica en la que suelen tropezar este tipo de películas. Jean Becker pone sobre la mesa una historia que hace hincapié en las cosas sencillas de la vida, con personajes creíbles, y con diálogos costumbristas que huyen de esa pedantería y de ese querer demostrar "que sé mucho".
Mi más sincera enhorabuena por esta película. Es de aquellas que te sorprende en positivo. Por último también especial mención a Albert Dupontel, que hace una interpretación muy correcta y creíble. Su papel es de aquellos que dan al actor la oportunidad de lucirse, y Dupontel no la deja escapar.
Es una lástima que esta película, al menos por Barcelona que es dónde yo vivo, no vaya a estrenarse en los grandes centros comerciales. He ido a verla a un cine de barrio, donde suelen poner películas europeas, más independientes y menos comerciales. Pero me da pena que mucha gente se va a perder esta excelente película porque ni siquiera va a tener la oportunidad de saber de ella. Un punto menos para estos grandes cines, que no paran de vender a la gente mierda vestida de lino y franela, y cuando hay una película que sí merece la pena ver no le dan la promoción que se merece. En una industria que no valora el arte sino el potencial para recaudar dinero, el cine es como la música: para lo bueno tienes que fiarte del boca a boca.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me gustaría sumarme a la campaña "pulsa el sí". Sé que me voy a llevar muchos "esta crítica es inútil" por lo que voy a decir, pero me parece muy injusto lo que pasa con esto de las críticas "útiles" y las "inútiles".
Estoy muy harto de ver como críticas muy coherentes y bien elaboradas coleccionan con avidez los "0/5 usuarios encontraron esta crítica útil". Aquí si no se piensa como la mayoría, por más bien justificada que sea tu opinión, te llevas un "crítica inútil" para casa.
No sé, pero por lo que a mí respecta, si una crítica me gusta está claro que pulsaré el SÍ; en cambio, una crítica me ha tenido que tocar mucho los huevos para pulsar el NO. Yo respeto la opinión de los demás, igual que me gusta que respeten la mía. Y con más motivo la respeto si está escrita con corrección. Creo que el gusto por el cine es algo subjetivo, y jamás despreciaría una crítica porque no encaje con mi visión de las cosas. Al contrario, valoro conocer la opinión de personas que tienen otro punto de vista diferente al mío. Creo que eso me enriquece y me hace crecer como persona.
Además, y sin ánimo de ser sangrante, me ha dicho un pajarito que aquí hay mucho "quiero y no puedo" que pulsa el NO en críticas que ellos mismos serían incapaces de escribir. Menos pulsar el NO y más aprender para este tipo de usuarios. Dudo que los que escriben críticas buenas vayan pulsando el NO por la vida, sinceramente.
Un poco más de humildad, de respeto hacia la opinión de los demás, y de buen rollo entre colegas cinéfilos no estaría de más entre los usuarios de esta web. Ésta es mi visión del asunto. Ahora bien, quién quiera pulsar el NO a mi crítica adelante, le doy mi bendición. Voy a seguir pensando igual y siendo igual de feliz. "Nos podréis quitar nuestras vidas, pero jamás la libertad".
Estoy muy harto de ver como críticas muy coherentes y bien elaboradas coleccionan con avidez los "0/5 usuarios encontraron esta crítica útil". Aquí si no se piensa como la mayoría, por más bien justificada que sea tu opinión, te llevas un "crítica inútil" para casa.
No sé, pero por lo que a mí respecta, si una crítica me gusta está claro que pulsaré el SÍ; en cambio, una crítica me ha tenido que tocar mucho los huevos para pulsar el NO. Yo respeto la opinión de los demás, igual que me gusta que respeten la mía. Y con más motivo la respeto si está escrita con corrección. Creo que el gusto por el cine es algo subjetivo, y jamás despreciaría una crítica porque no encaje con mi visión de las cosas. Al contrario, valoro conocer la opinión de personas que tienen otro punto de vista diferente al mío. Creo que eso me enriquece y me hace crecer como persona.
Además, y sin ánimo de ser sangrante, me ha dicho un pajarito que aquí hay mucho "quiero y no puedo" que pulsa el NO en críticas que ellos mismos serían incapaces de escribir. Menos pulsar el NO y más aprender para este tipo de usuarios. Dudo que los que escriben críticas buenas vayan pulsando el NO por la vida, sinceramente.
Un poco más de humildad, de respeto hacia la opinión de los demás, y de buen rollo entre colegas cinéfilos no estaría de más entre los usuarios de esta web. Ésta es mi visión del asunto. Ahora bien, quién quiera pulsar el NO a mi crítica adelante, le doy mi bendición. Voy a seguir pensando igual y siendo igual de feliz. "Nos podréis quitar nuestras vidas, pero jamás la libertad".
8 de julio de 2010
8 de julio de 2010
54 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jean Becker, excelente director francés, entro en mi vida con una película que a mí en particular me impactó “La fortuna de vivir” con un cine sencillo, humanista y entrañable, y más tarde con “Conversaciones con mi jardinero”, siguió manteniendo el mismo tono, con preguntas ¿Dónde se encuentra la felicidad?, ¿Cuál es el sentido de la vida?, las cuales hacia discurrir por los cauces de una mesurada dramaturgia. Y de pronto nos golpea con una película “Dejad de quererme”, en la que intenta discurrir por los mismos senderos que las anteriores, pero con un matiz que la hace diferente a las anteriores: deja que sea espectador el que dé sus propias respuestas a las preguntas antes planteadas.
Dejad de quererme, nos presenta a un hombre triunfador en la vida, que lo tiene todo, un magnífico trabajo, una excelente familia, unos estupendos amigos que se ganan la vida con el mismo nivel que nuestro protagonista, pero un determinado día quiere cambiar de forma imprevista toda su existencia actual, romper con todo lo que tiene, huir hacia otro lugar abandonándolo todo, su magnífico trabajo, sus seres queridos y rompiendo con los estupendos amigos, de la forma más dura y difícil que uno pudiera imaginar. Ya no quiere a nadie, ni quiere saber de ellos y lo más incomprensible “no quiere que le quieran”, cosa que realmente parece conseguir. A través de este posicionamiento, Becker construye un relato muy bien interpretado por sus actores y, muy especialmente por el excelente trabajo realizado por el actor francés Albert Dupontel, que da vida y credibilidad a nuestro personaje “Antoine”. Él es el único que conoce las razones y motivos de todo su comportamiento.
¿Cuál es la razón para el cambio? ¿Qué le ha sucedido? Se trata de un porqué que lo ocupa todo, la mente de sus allegados y evidentemente en la del espectador. Becker construye un espacio de progresiva violencia verbal tan sobrecogedor como logrado. La fuerza de su “Dejad de quererme “, radica fundamentalmente en esta confrontación entre los personajes. Como ya demostró en sus films anteriores sabe llevar a sus actores al punto exacto en el que lo melodramático se despoja de lo culebronesco para mostrar el rostro más humano de las emociones, y para desgranar las pequeñas miserias del hombre.
Dejad de quererme, nos presenta a un hombre triunfador en la vida, que lo tiene todo, un magnífico trabajo, una excelente familia, unos estupendos amigos que se ganan la vida con el mismo nivel que nuestro protagonista, pero un determinado día quiere cambiar de forma imprevista toda su existencia actual, romper con todo lo que tiene, huir hacia otro lugar abandonándolo todo, su magnífico trabajo, sus seres queridos y rompiendo con los estupendos amigos, de la forma más dura y difícil que uno pudiera imaginar. Ya no quiere a nadie, ni quiere saber de ellos y lo más incomprensible “no quiere que le quieran”, cosa que realmente parece conseguir. A través de este posicionamiento, Becker construye un relato muy bien interpretado por sus actores y, muy especialmente por el excelente trabajo realizado por el actor francés Albert Dupontel, que da vida y credibilidad a nuestro personaje “Antoine”. Él es el único que conoce las razones y motivos de todo su comportamiento.
¿Cuál es la razón para el cambio? ¿Qué le ha sucedido? Se trata de un porqué que lo ocupa todo, la mente de sus allegados y evidentemente en la del espectador. Becker construye un espacio de progresiva violencia verbal tan sobrecogedor como logrado. La fuerza de su “Dejad de quererme “, radica fundamentalmente en esta confrontación entre los personajes. Como ya demostró en sus films anteriores sabe llevar a sus actores al punto exacto en el que lo melodramático se despoja de lo culebronesco para mostrar el rostro más humano de las emociones, y para desgranar las pequeñas miserias del hombre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
- No hay nadie que pueda decir de antemano como reaccionaría, al conocer que el final de su vida está muy próximo, hay que tener muy presente la muerte para aceptarlo.
- El tema no es original, muchas veces ha sido llevado a las pantallas y lo seguirá siendo, si que es novedoso la forma de llevarlo a término, “Antoine” decide no contárselo a nadie cercano (hay un momento, cuando su esposa le dice que tiene una amante, que el intenta contárselo pero al ver que ella sigue en su versión, calla y sigue adelante con su decisión).
- Antoine nos demuestra que quiere a su familia, cuando de escondidas, antes de marcharse quiere verlos por última vez a través del jardín.
- El encuentro con su padre, y todas las escenas con el son excelentes, cargadas entre dramatismo y nostalgia. Al final, el director de “La fortuna de vivir” vuelve sobre un cine humanista y entrañable aunque sea dando rodeos, y donde las apariencias juegan al equívoco en una sociedad que se mira y se vende hipócritamente a la mejor imagen.
- El tema no es original, muchas veces ha sido llevado a las pantallas y lo seguirá siendo, si que es novedoso la forma de llevarlo a término, “Antoine” decide no contárselo a nadie cercano (hay un momento, cuando su esposa le dice que tiene una amante, que el intenta contárselo pero al ver que ella sigue en su versión, calla y sigue adelante con su decisión).
- Antoine nos demuestra que quiere a su familia, cuando de escondidas, antes de marcharse quiere verlos por última vez a través del jardín.
- El encuentro con su padre, y todas las escenas con el son excelentes, cargadas entre dramatismo y nostalgia. Al final, el director de “La fortuna de vivir” vuelve sobre un cine humanista y entrañable aunque sea dando rodeos, y donde las apariencias juegan al equívoco en una sociedad que se mira y se vende hipócritamente a la mejor imagen.
17 de diciembre de 2009
17 de diciembre de 2009
47 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de terminar de ver la película, en la madrugada de un día cualquiera, y me pongo delante de un folio en blanco, y me surgen dudas, la primera la puntuación (desde conocí esta maravillosa página han pasado 2 años y medio y habré visto unas 200 películas aprox. y sólo he calificado con 9 a una, y con 8 a no más de seis o siete películas), ya sé que la historia que nos cuenta no es original, recuerdo una de kurosawa, pero ésta me ha dado miedo en su primera parte, y eso que pienso que el cine de terror es generalmente para los niños, me refiero a que te dé miedo una película, pero cuando se llega a una edad como por la que yo transito en estos momentos, el miedo surge de otras muchas maneras.
Porque pones en tela de juicio tu vida y te haces preguntas como: soy feliz, soy la persona que soñé que quería ser, estaba destinado a hacer otra cosa en la vida y aquí también me refiero en hacer algo más por los demás, doy lo suficiente de mí a los que me rodean. Y en las respuestas muchas veces, cada vez màs aparecen frustraciones y desilusiones, aparece el miedo a esas cosas que tenemos en el abismo de nuestra alma y que no queremos que los demás vean, pero que son reales y forman parte de nosotros mismos aunque no queramos que existan, porque el dolor es algo inadecuado en esta sociedad de hoy en día, es algo que hay que ocultar, no queremos ser depositarios de la compasión de los demás y parecer débiles.
Al protagonista de la película le pasa algo de esto y se refugia en casa de su padre, en el único sitio que se podía esconder de los demás e incluso de sus propios pensamientos, porque en la vida hay cosas que buscamos y otras que vienen a buscarte a tí, que no las querrías, pero que hacen que después ya no seas el mismo, esto es lo que le pasa trata de ir en busca de ese nuevo yo, y es cuando aparece el desprecio a todo y a todo el mundo.
En esta parte, la actitud de A. Dupontel (está genial en el papel) no la comprendo, no la comparto, es incoherente, durante la cena con los amigos en la que se ve que es muy apreciado por todos, el desprecio a su esposa por haber puesto aguacates con gambas que luego adquirirá su importancia, como trata a sus hijos con la exigencia por no hacer las cosas bien, pero el guión nos está engañando (no había leído nada sobre película anteriormente), un buen guión te insinúa te da pista pero no te muestra la verdad hasta el final y éste te lo explicará todo, de lo que hablo en el spoiler.
Porque pones en tela de juicio tu vida y te haces preguntas como: soy feliz, soy la persona que soñé que quería ser, estaba destinado a hacer otra cosa en la vida y aquí también me refiero en hacer algo más por los demás, doy lo suficiente de mí a los que me rodean. Y en las respuestas muchas veces, cada vez màs aparecen frustraciones y desilusiones, aparece el miedo a esas cosas que tenemos en el abismo de nuestra alma y que no queremos que los demás vean, pero que son reales y forman parte de nosotros mismos aunque no queramos que existan, porque el dolor es algo inadecuado en esta sociedad de hoy en día, es algo que hay que ocultar, no queremos ser depositarios de la compasión de los demás y parecer débiles.
Al protagonista de la película le pasa algo de esto y se refugia en casa de su padre, en el único sitio que se podía esconder de los demás e incluso de sus propios pensamientos, porque en la vida hay cosas que buscamos y otras que vienen a buscarte a tí, que no las querrías, pero que hacen que después ya no seas el mismo, esto es lo que le pasa trata de ir en busca de ese nuevo yo, y es cuando aparece el desprecio a todo y a todo el mundo.
En esta parte, la actitud de A. Dupontel (está genial en el papel) no la comprendo, no la comparto, es incoherente, durante la cena con los amigos en la que se ve que es muy apreciado por todos, el desprecio a su esposa por haber puesto aguacates con gambas que luego adquirirá su importancia, como trata a sus hijos con la exigencia por no hacer las cosas bien, pero el guión nos está engañando (no había leído nada sobre película anteriormente), un buen guión te insinúa te da pista pero no te muestra la verdad hasta el final y éste te lo explicará todo, de lo que hablo en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
- Ahora todo me cuadra, es el miedo a la muerte, el miedo es el motor que ha propiciado todos estos cambios en su persona, porque aquí no va haber un ángel bueno que salte para salvarle (como pasa en mi película favorita o mejor decir cuento maravilloso).
-Ya entiendo por qué espía a su familia un día después de dejar su vida de mierda, de falsedad y de infelicidad, porque lo que quiere es ahorrarles el sufrimiento de convivir con ese nuevo yo.
- Ahora entiendo, por qué coge a un autostopista y le da dinero, cuando el desprecia a sus amigos, incluso a las personas que no conoce y probablemente se desprecia a él mismo, porque sencillamente, el autostopista tiene futuro (algo que el ya no tiene) y ha decidido darle un cambio a su vida y le ayuda para que comience su nueva vida.
- Me encanta el plano cenital de él mirando la inmensidad del mar desde el barco, el por qué pierde el tiempo viendo jugar al fútbol a unos niños y va a tomar algo después, es porque la vida (el azar, no el bien o el mal es quien gobierna el mundo) ha decidido que no podrá ver crecer a sus hijos.
- Por qué va a casa de su padre, un ser egoísta y ególatra pero políticamente correcto (fue a su boda también mandó una corona de flores al funeral de su madre), él no va a buscar respuestas, porque ha decidido que es al padre al quien le corresponde soportar los malos momentos de su nuevo yo, en pago por el abandono que sufrió cuando niño y hacer frente a los problemas de los que trató de huir, pero no se da cuenta que está cometiendo el mismo error , porque muchas veces cometemos los mismo errores, sólo cambia el protagonista y el escenario, ya que el tiempo y el espacio son relativos cuando hablamos de errores personales.
Termina la película y aparece los títulos de crédito con la pantalla en negro, y suena una maravillosa canción (no sé francés) en la que intuyo un grito de dolor, de rabia, de desesperación y de tristeza que me conmueve todavía más.
He decidido ponerle un ocho, la otra duda es si seré mañana capaz de trasladar este folio y publicar una crítica con él, y me pregunto porqué no un segundo nueve, y la respuesta es porque ha despertado en mí cosas que no me gustan, que no me seducen demasiado, porque quizás necesite ver el lado optimista de la vida, porque ....... necesito ver Qué bello es vivir.
-Ya entiendo por qué espía a su familia un día después de dejar su vida de mierda, de falsedad y de infelicidad, porque lo que quiere es ahorrarles el sufrimiento de convivir con ese nuevo yo.
- Ahora entiendo, por qué coge a un autostopista y le da dinero, cuando el desprecia a sus amigos, incluso a las personas que no conoce y probablemente se desprecia a él mismo, porque sencillamente, el autostopista tiene futuro (algo que el ya no tiene) y ha decidido darle un cambio a su vida y le ayuda para que comience su nueva vida.
- Me encanta el plano cenital de él mirando la inmensidad del mar desde el barco, el por qué pierde el tiempo viendo jugar al fútbol a unos niños y va a tomar algo después, es porque la vida (el azar, no el bien o el mal es quien gobierna el mundo) ha decidido que no podrá ver crecer a sus hijos.
- Por qué va a casa de su padre, un ser egoísta y ególatra pero políticamente correcto (fue a su boda también mandó una corona de flores al funeral de su madre), él no va a buscar respuestas, porque ha decidido que es al padre al quien le corresponde soportar los malos momentos de su nuevo yo, en pago por el abandono que sufrió cuando niño y hacer frente a los problemas de los que trató de huir, pero no se da cuenta que está cometiendo el mismo error , porque muchas veces cometemos los mismo errores, sólo cambia el protagonista y el escenario, ya que el tiempo y el espacio son relativos cuando hablamos de errores personales.
Termina la película y aparece los títulos de crédito con la pantalla en negro, y suena una maravillosa canción (no sé francés) en la que intuyo un grito de dolor, de rabia, de desesperación y de tristeza que me conmueve todavía más.
He decidido ponerle un ocho, la otra duda es si seré mañana capaz de trasladar este folio y publicar una crítica con él, y me pregunto porqué no un segundo nueve, y la respuesta es porque ha despertado en mí cosas que no me gustan, que no me seducen demasiado, porque quizás necesite ver el lado optimista de la vida, porque ....... necesito ver Qué bello es vivir.
12 de octubre de 2008
12 de octubre de 2008
45 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quiero decir, que nunca reaccionaría como el personaje de la película, o al menos eso quiero creer, en el caso de que me viera en la misma situación. Y me paso al spoiler porque destripo todo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Becker debería suponer que sus espectadores pueden adivinar toda la trama en los diez primeros minutos. Eso nos ahorraría las trampas que hace continuamente para hacer coherente un personaje que no lo es. En el momento en el que hablan sobre el Chateau Haut Brion del 64 que Marion regala al protagonista ("no lo traje del 65 porque es un mal año...") una servidora se empezó a oler todo el percal. Yo podría pensar que un Burdeos de quinientos euros la botella es un regalo que solo se hace a un amante, pero cuando va a dormir a la casa de ella, el director fuerza el equívoco para que el público piense ¿se han acostado juntos o hay habitación de invitados?
No me trago la escena de los dibujos con los niños (yo nunca lo haría, y como yo ningún padre que parezca quererles tanto como Antoine) ni tampoco la bromita de insultar gratuitamente a los clientes de la gasolinera, extraños que no van a "dejar de quererte", porque ni siquiera te conocen.
A su favor tiene esta película la calidad de los actores: Dupontel está perfecto. Cécile, la esposa, me gusto especialmente. Magnifica, elegantísima. Apenas habla y la adivinamos inteligente y llena de encanto. El resto del elenco está formidablemente elegido.
Los otros valores son puntuales pero no por ello menores: la primera escena en la agencia de publicidad no tiene desperdicio. Por un momento pensé que me había metido a ver una comedia. La escena de la fiesta de cumpleaños está magistralmente conducida. La tensión se genera por la cuestión de hasta dónde puede llevar la grosería el protagonista con tal de parecer el hombre más despreciable de la tierra y ciertamente consigue sacar la sensación de violencia como un mago saca la paloma de la chistera, de repente.
El desenlace está bien resuelto, sin retórica, sin que el espectador oiga el diálogo, porque ya lo conoce. Y como todo lo que toca el tema de la muerte me deja siempre un sabor amargo, debo decir que el poema final (muy exaltado en su interpretación, para mi gusto) te hace salir del cine con un "carpe diem" escrito en la frente.
No me trago la escena de los dibujos con los niños (yo nunca lo haría, y como yo ningún padre que parezca quererles tanto como Antoine) ni tampoco la bromita de insultar gratuitamente a los clientes de la gasolinera, extraños que no van a "dejar de quererte", porque ni siquiera te conocen.
A su favor tiene esta película la calidad de los actores: Dupontel está perfecto. Cécile, la esposa, me gusto especialmente. Magnifica, elegantísima. Apenas habla y la adivinamos inteligente y llena de encanto. El resto del elenco está formidablemente elegido.
Los otros valores son puntuales pero no por ello menores: la primera escena en la agencia de publicidad no tiene desperdicio. Por un momento pensé que me había metido a ver una comedia. La escena de la fiesta de cumpleaños está magistralmente conducida. La tensión se genera por la cuestión de hasta dónde puede llevar la grosería el protagonista con tal de parecer el hombre más despreciable de la tierra y ciertamente consigue sacar la sensación de violencia como un mago saca la paloma de la chistera, de repente.
El desenlace está bien resuelto, sin retórica, sin que el espectador oiga el diálogo, porque ya lo conoce. Y como todo lo que toca el tema de la muerte me deja siempre un sabor amargo, debo decir que el poema final (muy exaltado en su interpretación, para mi gusto) te hace salir del cine con un "carpe diem" escrito en la frente.
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