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El valle de la venganza

Western Lee (Robert Walker) siempre ha dependido de su hermanastro Owen (Burt Lancaster) para salir de cualquier aprieto. Pero su cobardía llega demasiado lejos cuando permite que atribuyan a Owen la paternidad de un hijo ilegítimo que, en realidad, es suyo. (FILMAFFINITY)
Críticas 11
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5
26 de mayo de 2007
33 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
La década de los años 50 fue sin lugar a dudas la mejor de su carrera para el director norteamericano Richard Thorpe, aunque bien es cierto que el listón no estaba muy alto ya que se había dedicado a rodar secuelas de Tarzán y comedias ligeras principalmente. Pero con la experiencia del oficio adquirida Thorpe nos brindará a lo largo de esa década un puñado de películas de aventuras que se encuentran entre las mejores de la época sin lugar a dudas.

Y eso que no empezó muy bien ya que en el 1951 nos ofreció un western bastante menor que tan sólo se salva por un buen reparto de la mano de Burt Lancaster en su primer largometraje vinculado con el viejo oeste y que posteriormente se convertiría en uno de los grandes del género. Aquí demuestra el poderío y fuerza de su imagen pero no es está ni de lejos entre sus mejores papeles. Le acompaña una experta del género como la actriz Joanne Dru (“La legión invencible”, “Río Rojo”) y de antagonista Robert Walker, que ese mismo año se haría mundialmente famoso por su papel en la clásica “Extraños en un tren”.

“El valle de la venganza” es un western muy normalito, que recoge la tradición de este tipo de películas, esencialmente las de corte ganadero y que incorpora otros elementos más novedosos como a la madre soltera y los problemas con la paternidad del niño que son los generadores de toda la polémica y tensión posterior.

Sólo puedo recomendarla para amantes del género, aunque ni ellos la pondrán entre sus favoritas –al menos no conozco ningún caso- pero que por su meritoria fotografía, espléndidos paisajes, buenas actuaciones y lúcida dirección se puede ver perfectamente.

Y es que como decía aquel axioma de que un mal libro es mejor que unos buenos apuntes, pues pienso lo mismo pero aplicado al western. Un western mediocre es siempre mejor que una buena película de acción de nuestros días.
5
26 de agosto de 2014
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando una película es más bien floja pero es un western, la sensación no es tan negativa. Los seguidores del género estaremos de acuerdo al afirmar que "El valle de la venganza" está bastante lejos de los mejores títulos, pero aparece Burt Lancaster y posee una fotografía maravillosa. El elemento fundamental es el tipo de trabajo de quienes se dedicaban al cuidado del ganado vacuno, personas duras como Lancaster que estaban acostumbradas a soportar horas y horas bajo el sol, a lomos de un caballo y siempre dispuestos a resolver problemas relacionados con sus labores diarias. Nuestro protagonista tiene que afrontar un tipo de contrariedad que ha de definido su existencia desde que fuera adoptado por el propietario, que no es otra cosa que sacarle las castañas del fuego al hijo del propietario y en cierta medida hermanastro suyo.

La trama es sencilla, como ha de ser en todo western, pero su desarrollo se hace muy previsible y la ejecución de los pequeños picos de intensidad son resueltos no de la mejor manera. Me aferro a las pelis del oeste porque me gustan aunque sea para un ratito de una tarde cualquiera, que es lo que ocupa ver "El valle de la venganza", donde unos cowboys con pocas luces interactúan sin demasiado atractivo. Ver a más de tres mil vacas por las praderas sí tiene un mérito considerable, o al menos si no meritorio sí son imágenes hermosas. Todo lo que tiene que ver con el egoísmo de uno, la envidia y las cosas malas que contrastan con la bondad e infalibilidad del otro... ¿qué voy a decir?, seguramente a alguien que no sea un seguidor de las del oeste le parecerá una película flojísima. Mientras, otros como yo, encontramos una tonta satisfacción con este tipo de mal cine.
6
30 de diciembre de 2013
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lee y Owen son dos hermanastros, hijo de un conocido ganadero de la comarca enviudado que ha decidido adoptar a uno de ellos (Owen) pero Lee es un inestable que enamora a una chica y la embaraza y después no quiere reconocer al niño que ha nacido. Sus hermanos, más pistoleros que otra cosa, se presenta y exigen a cualquiera que les parezcan que tiene responsabilidad con el recién nacido que pague las consecuencias del embarazo pero Lee es demasiado débil para afrontar esta responsabilidad. Obliga a su padre a cederle la mitad del rancho y la otra mitad quedará para Owen. Las artimañas de Lee le hacen entrar en contacto indirecto con los hermanos de la parturienta y ha planeado el momento de tenderle una emboscada a Owen para que muera y se le pueda responsabilizar del embarazo de la chica y de paso heredar todo el rancho de su padre. Las cosas salen mal y, aunque Owen es herido en una emboscada, los hermano de la parturienta dejan sus cuerpos en la pradera y también el traidor Lee.

Película clásica de vaqueros de los años 50, de un clásico como Thorpe que a lo largo de esa década ofrecerá buenas películas del genero. Esta es una peli menor que se salva por la presencia de Lancaster, posteriormente un bue actor del género. Actúa en la cinta la actriz Joanne Dru (Jane esposa de Lee) y Robert Walker (Lee). Esta es una de ganaderos que trasladan las manas de un sitio para otro y en medio hay algún conflicto como el embarazo no deseado de una chica del pueblo. Argumento endeblito, dirección pasable y peli aceptable por la fotografía y paisajes de las praderas.
7
11 de septiembre de 2020 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La idea de la cinta que se plantea desde el comienzo promete. Dos vaqueros llegan extenuados al pueblo del que faltan desde hace varias semanas, se trata de Owen Debrey (Lancaster) y de Lee Strobich (Walker). Capataz e hijo adoptivo del viejo Arch el primero, e hijo de sangre del mismo el segundo. En el saloon, enigmáticamente el doctor les informa de la enfermedad de la joven Lilly ¿Phasten? a la que sospechosamente no ha sido llamado. Acuden rápidamente a verla y comprueban que la enfermedad se ha resuelto con un niño. La madre es soltera y sus hermanos (de gatillo rápido) sospechan que el padre es Owen, quien trata de camuflar la responsabilidad de Lee que mientras tanto se ha casado con Jane (Dru). O sea un simple lío de faldas pero que en el Oeste suele resolverse a tiros, y más teniendo en cuenta que está en juego "El honor de los Prizzi", digo de los Phasten.
No me negarán que la idea está bien y tiene cierta originalidad en el mundo del western. Pero el desarrollo podía haber dado bastante más de sí. Sobre todo teniendo como protagonista principal a un notable Lancaster.
Cuando por el medio anda el honor hay que perfilar muy bien los personajes, y en esto falla claramente la película. De una parte los tíos de la criatura que reclaman justamente para ella un apellido y un padre. De otra los dos hermanastros: Owen, sobre quien recaen las sospechas, y Lee que calla y oculta cobardemente su responsabilidad. En medio, todos muy en segundo plano y con una personalidad muy desdibujada, la madre del niño que también calla, la esposa de Lee que está al tanto de todo y obra en consecuencia y el padre de Lee, acaudalado propietario que ha malcriado a su hijo y ha delegado su educación en el buen capataz que adopta también como hijo. Aquí se echa de menos un análisis algo más profundo de los protagonistas teniendo en cuenta que es el honor lo que está en juego.
En fin, a falta de personajes rotundos como exigía el guión, el ganado, las vacas y los caballos, adquieren pronto un interesante protagonismo . Por que da gusto ver la destreza y los caracoleos de los vaqueros en sus monturas para volver al redil las reses que se dispersan, la doma de los caballos, las cuatro variedades de vacas Hereford que se explotan, la organización de las manadas para su transporte, o la norma sanitaria que prohíbe al ganado que padece fiebres trasladarlo a otro estado sin sufrir la correspondiente cuarentena. Los caballos a su vez son siempre cuidadosamente atendidos y les frotan bien las patas con linimentos antinflamatorios cuando cojean. Aunque pinta poco en la trama, nos parece preciosa la escena de los tratantes ofreciendo a la venta sus caballos, de las pruebas y exámenes a que eran sometidos para concluir, tras una buena cabalgada, que "el pecho le hace un ruido extraño".
La acción mientras tanto transcurre con ciertas intermitencias y acaba enfrentando a los hermanastros con un desenlace bastante esperable. De todas formas, no está nada mal la película.
7
1 de mayo de 2018 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin llegar a ser una obra maestra, tiene todo el sabor de las películas de vaqueros, y todos los ingredientes incluyendo el "clásico" Burt Lancaster, lo que la hace muy agradable de ver aunque sea una sucesión de tópicos y situaciones conocidas de otras películas.
Muy buena la fotografía. Disfruto especialmente las secuencias de ganado (miles de cabezas de vacas en movimiento, eso hoy día se haría con ordenador y el resultado dejaría mucho que desear) y las de caballos. Y los paisajes.
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