My Happy Family

"Eres tan buena, apasionada y llena de vida; cuando mueras querida te convertirás en mi lápida". Esto es lo que dice la letra de una canción interpretada por la protagonista. Y sigue:"Por favor dime si alguien es mejor que yo; sin tí mi fuerza se ha ido" y como si fuera poco remata: "Si no sabías qué es el amor ¿por qué viniste a mí?" En una lectura rápida podría afirmarse que estos versos son muy bellos, pero en el contexto de esta película y en una mirada un poco más reflexiva lo que se expresa es como en el más machista de los tangos: la culpa es tuya (la mujer), me llevarás a la muerte, ¿por qué me haces sufrir?, etcétera.

Desconozco por completo la realidad socio-cultural de Georgia, sin embargo aquí los directores parecen hacer una reflexión de una sociedad patriarcal, conservadora y de sumisión. Una mujer harta ya de su entorno en el que no se siente encajar, dice basta y se aleja de toda su familia. Ni a marido, padres, hijos, ni siquiera al hermano le importa entenderla, lo único que les aflige es que ella no exprese las razones de su huida.

No puede negarse al festejo de su propio cumpleaños ni a cantar una canción porque la realidad se impone a sus deseos. Este es un retrato de la desolación, un friso de la tristeza.

Con una puesta en escena muy sobria pero milimétricamente calculada en sus planos, en los gestos y en la banda sonora, este es un film lento, pausado, con un horrible, inexplicable y pésimo doblaje al inglés, pero que si logras acomodarte al sentir de esa mujer y buscas algo diferente a lo habitual, te lo recomiendo calurosamente. Tú juzgarás, no puedo ser tan temerario (como algunos lo han hecho con "Mother!") de afirmar que a quienes no les guste es porque "no la entendieron".

Me permito reflexionar que si te desconcierta el final piensa en los versos de Vinicius de Moraes "la tristeza no tiene fin, la felicidad sí”.

<<Cinema verité>>. Creíble, bien ambientada. Muestra como la vida se va conformando con las vicisitudes y las soluciones que damos. También que necesitamos nuestro espacio vital, la compañía excesiva puede saturar, más cuando no has podido desprenderte de los lazos patriarcales y conviven tres generaciones en un reducido espacio. El final es un poco abrupto pero te deja bien. Los amantes del cine comercial que no se molesten en verla.

En una sociedad patriarcal, conviven tres generaciones de una familia georgiana bajo un mismo techo. Todos se sorprenden cuando Manana, de 52 años, decide mudarse de la casa de sus padres y vivir sola. Sin su familia y su marido, comienza un viaje hacia lo desconocido. (Filmafinity)
Película rodada en Georgia y con dirección y reparto de ese país, producida por Netflix, que narra las consecuencias de una decisión de una mujer adulta, profesora de Instituto, de separarse del medio familiar en el que convivía hasta ese momento con sus dos hijos ambos en la edad final de la adolescencia, su marido y los padres de ella en un piso pequeño de clase media. Sin desencadenantes claros ella toma la decisión incomprendida por su medio familiar de marcharse de casa.
Reflexión sobre las decisiones que en la vida se toman en la edad adulta de forma libre y que afectan a veces al medio social y familiar en el que se convive. La película es una reflexión lenta sobre estos no motivos, que son por otro lado las motivaciones para poder seguir viviendo una vida elegida y no impuesta.
Y es una reflexión sobre lo poco que conocemos de las personas que tenemos cerca. A veces los motivos no son racionales, son intuiciones que llevan a tomar decsiones drásticas en la vida.
También es una reflexión sobre las relaciones padres/hijos, ya sea entre padres mayores e hijos en la edad media de la vida o entre padres con hijos adolescentes.
Con un ritmo al que no estamos acostumbrados en nuestro medio social, los directores nos sumergen en la sociedad Georgiana y que nos permite ver costumbres y relaciones que en nuestras sociedades se van perdiendo poco a poco.
Muy buena interpretación de la protagonista y muy aceptable ambientación de todos los personajes de la película. Una sorpresa de Netflix

La buena peli es como el buen vino: te gusta desde que degustas el primer sorbo. Pues eso es MHF, un buen vino georgiano decantado poco a poco, con extraordinaria profesionalidad. Desde el comienzo, estamos esperando entender lo que le ocurre a la protagonista, el por qué de su extraña decisión. Y tan sólo al final, en los últimos tres e imperdibles minutos, entendemos el por qué de todo, sin que la extraordinaria "Manana", tenga que explicarlo. Con actores desconocidos para nosotros, con una cultura diferente a la nuestra, y, sin embargo, nos sentimos como en medio de la historia, como si fuéramos parte de esa gran familia. Nos unen a ella sus problemas, sus esperanzas, sus frustraciones. Cine de verdad, del auténtico, del que destila vida por todos su poros. Sin moralina alguna. Todo el recorrido argumental, que muy podía haber servido para una serie, contada en dos emocionantes horas. Imprescindible.

Mamana, una mujer de alrededor de 50 años, profesora de Literatura en un centro de educación secundaria de Tiflis, vive junto a su marido, sus padres, sus dos hijos y el yerno. Un buen día la mujer decide abandonar el hogar familiar e instalarse en un pequeño piso, en régimen de alquiler, en un barrio más humilde que el suyo. Ni que decir tiene que la decisión de Mamana causa todo un terremoto familiar, y no solo entre la familia que hasta ese momento convivía con ella.

Película dirigida por Nana Ekvtimishvili y Simon Gross (la segunda película de ambos, las dos codirigidas por ellos mismos). El guion tiene la autoría de la directora.

Estamos ante una comedia con tintes dramáticos o viceversa, costumbrista. La realidad de tres generaciones de una familia georgiana que convive en una misma vivienda. El bullicio que hay en aquel hogar es fácil de suponer, y la tensión del ambiente (siete adultos, cada uno con sus problemas, más los de la convivencia en común), también. Por tanto la huida de la madre de familia nos puede chocar, pero tan solo en su justa medida (en Georgia es un suceso más extraño dada su arraigada tradición familiar), sobre todo cuando sentimos que lo único que quiere la mujer es tranquilidad y tratar de ser ella misma la dueña de su vida, harta de tener que vivir exclusivamente según los requerimientos de sus padres, marido e hijos. Pero el argumento de esta película no se queda únicamente ahí, ni tan siquiera es eso lo más importante de esta cinta. Aparte de algunas secuencias anecdóticas, lo principal es la relación marital entre Mamana y Soso, el amor que sienten el uno por el otro.

Esta narración, sencilla en su forma, pero compleja en su fondo, como en todo espíritu humano, nos es transmitida por los directores con un pulso preciso, exacto. Ni el guion, ni la dirección, tienen la necesidad de recalcar nada, todo nos es mostrado de forma diáfana. Incluso el final, aunque pueda parecer abierto, a mi no me resulta así; además de mi impresión, me ayudo de la pista que nos da el dueto final que suena mientras pasan los títulos de crédito.