CaminantesMiniserie
2020 

Jose A. Ledo (Creador), Koldo Serra
5.2
746
Serie de TV. Terror. Aventuras
Miniserie de TV (2020). 7 episodios. El grupo de jóvenes peregrinos se enfrentarán a situaciones límite mientras recorren el Camino de Santiago a su paso por la Selva de Irati (Navarra), donde está ambientada esta terrorífica experiencia.
15 de julio de 2020
15 de julio de 2020
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Unos jóvenes que hacen el Camino de Santiago desaparecen en el Pirineo navarro. La Guardia Civil encuentra sus pertenencias, y entre ellas hay mucho material grabado con sus teléfonos móviles que es lo que pasamos a ver. Con esta premisa arranca esta serie del siempre interesante José A. Ledo, y aunque es una serie correcta, falla en lo principal: su nula capacidad para sorprender al televidente.
La historia está correctamente narrada. Los capítulos son cortos, de apenas 15 minutos cada uno, y se puede ver tranquilamente de un tirón. Las interpretaciones, que recaen en su mayoría en actores y actrices jóvenes, son también aceptables: cuando sus personajes han de tener miedo, tensión, o entrar en pánico, los intérpretes lo saben reflejar . El guión está bien estructurado. La producción, la realización, los exteriores (bellísimos), están bien tratados, y la serie destila un buen hacer que ya quisieran otras muchas series de este lado de los Pirineos.
Pero falla en algo. Y falla en el propio concepto de la serie. Todo lo que nos aparece en pantalla son las grabaciones que hicieron los protagonistas con sus dispositivos móviles de los sucesos que ocurrieron durante la desaparición, algo que hace 20 años podía ser muy novedoso, pero ahora, en 2020, está ya demasiado trillado. Son demasiadas las películas y series que hacen de este concepto su máxima seña de identidad, desde Blair Witch Project hasta (salvando algunas distancias) REC.
Con este sistema es muy díficil mantener la atención del espectador. La cosa se complica cuando vamos avanzando en la serie y no vemos sorpresas, ni tampoco una tensión que nos mantenga pegados en el sofá. Es todo muy previsible, las acciones se desarrollan y conforme lo van haciendo nos vamos imaginando el resultado final, sin que nada nos pueda sorprender o inquietar. Para una serie que basa su interés precisamente en eso, en la inquietud que pueda causar, a medio camino entre el thriller y el género de terror, todo esto no es una buena señal.
Afinando más podríamos también echar la culpa de que la serie no cuaje a los personajes protagonistas: los jóvenes adolescentes descerebrados que desaparecen en los bosques navarros tienen el carisma de una mesa del Ikea, y aunque los actores se esfuerzan de dotarles de miedos y temores (en este tipo de productos los protagonistas son siempre víctimas, nunca héroes), nos pasaremos la mitad del metraje deseando que se los carguen de una vez. Los personajes están ligeramente estereotipados: están el guaperas, la guapa, el amante de los cacharros, el raro, y la chica perteneciente a una minoría étnica, aparte de secundarios como el tío raro y seco (¿por qué la gente rara es tan seca? ¿es que no pueden ser raros y además simpáticos?) y los personajes-relleno que aparecen de vez en cuando para dar más énfasis a la naturaleza de los malos.
En definitiva, una serie de correcta factura a nivel técnico, pero que trata un tema muy visto de una forma muy convencional que no logra mantener el suficiente interés.
La historia está correctamente narrada. Los capítulos son cortos, de apenas 15 minutos cada uno, y se puede ver tranquilamente de un tirón. Las interpretaciones, que recaen en su mayoría en actores y actrices jóvenes, son también aceptables: cuando sus personajes han de tener miedo, tensión, o entrar en pánico, los intérpretes lo saben reflejar . El guión está bien estructurado. La producción, la realización, los exteriores (bellísimos), están bien tratados, y la serie destila un buen hacer que ya quisieran otras muchas series de este lado de los Pirineos.
Pero falla en algo. Y falla en el propio concepto de la serie. Todo lo que nos aparece en pantalla son las grabaciones que hicieron los protagonistas con sus dispositivos móviles de los sucesos que ocurrieron durante la desaparición, algo que hace 20 años podía ser muy novedoso, pero ahora, en 2020, está ya demasiado trillado. Son demasiadas las películas y series que hacen de este concepto su máxima seña de identidad, desde Blair Witch Project hasta (salvando algunas distancias) REC.
Con este sistema es muy díficil mantener la atención del espectador. La cosa se complica cuando vamos avanzando en la serie y no vemos sorpresas, ni tampoco una tensión que nos mantenga pegados en el sofá. Es todo muy previsible, las acciones se desarrollan y conforme lo van haciendo nos vamos imaginando el resultado final, sin que nada nos pueda sorprender o inquietar. Para una serie que basa su interés precisamente en eso, en la inquietud que pueda causar, a medio camino entre el thriller y el género de terror, todo esto no es una buena señal.
Afinando más podríamos también echar la culpa de que la serie no cuaje a los personajes protagonistas: los jóvenes adolescentes descerebrados que desaparecen en los bosques navarros tienen el carisma de una mesa del Ikea, y aunque los actores se esfuerzan de dotarles de miedos y temores (en este tipo de productos los protagonistas son siempre víctimas, nunca héroes), nos pasaremos la mitad del metraje deseando que se los carguen de una vez. Los personajes están ligeramente estereotipados: están el guaperas, la guapa, el amante de los cacharros, el raro, y la chica perteneciente a una minoría étnica, aparte de secundarios como el tío raro y seco (¿por qué la gente rara es tan seca? ¿es que no pueden ser raros y además simpáticos?) y los personajes-relleno que aparecen de vez en cuando para dar más énfasis a la naturaleza de los malos.
En definitiva, una serie de correcta factura a nivel técnico, pero que trata un tema muy visto de una forma muy convencional que no logra mantener el suficiente interés.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Esta serie hereda también los mismos problemas que tienen sus predecesoras: sigo sin entender por qué, cuando te están disparando flechas o piedras a velocidad cuasi-super-sónica, en vez de correr con todas tus fuerzas, te dedicas a corretear con el móvil sin parar de grabar y además enfocando como un cámara profesional a las zonas de donde salen los disparos. ¿No sería más fácil tirar el móvil y echar tierra de por medio en vez de preocuparse por grabar con el móvil cómo silban las flechas a tu alrededor?
Alguna escena también puede parecer sacada de contexto, como aquella en la que las 2 chicas van a orinar a una habitación del caserón abandonado y para que lo pueda hacer, una de las chicas le pide a la otra que le enfoque con la luz de la cámara del móvil. Y lo hace, pero ya de paso, lo graba. ¿De verdad? ¿Por qué no enciende solo la luz del móvil y se ahorra el grabar esa situación?
Alguna escena también puede parecer sacada de contexto, como aquella en la que las 2 chicas van a orinar a una habitación del caserón abandonado y para que lo pueda hacer, una de las chicas le pide a la otra que le enfoque con la luz de la cámara del móvil. Y lo hace, pero ya de paso, lo graba. ¿De verdad? ¿Por qué no enciende solo la luz del móvil y se ahorra el grabar esa situación?
18 de julio de 2020
18 de julio de 2020
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro de la firme apuesta que está realizando Orange TV por las series exclusivas —con el estreno de "Kosta" y "The Head"—, pudimos ver hace unos días su primera serie original. Se trata de "Caminantes", un survival de terror en entorno rural y grabado al estilo found footage. Dirige Koldo Serra ("Bosque de Sombras", "70 Binladens"), escribe Jose A. Pérez Ledo ("El Gran Apagón", "Órbita Laika") y ver la serie no cuesta mucho, pues sólo son 7 capítulos de unos 15 ó 20 minutos de duración. Aunque grabada en Vizcaya, se ambienta en la Selva de Irati.
La serie es competente en general. Dentro de los problemas de verosimilitud que siempre tiene el formato, este found footage es bastante plausible y también cómodo de ver. Los planos se inclinan, pero no hay constantes giros locos ni la imagen se enturbia hasta no saber qué pasa. Dicha estabilidad permite aprovechar las bonitas estampas boscosas y las atractivas riberas de un arroyo, elementos cuya belleza se realza bajo una fina capa de niebla. No obstante, en algunas situaciones de sigilo, el paisaje es demasiado ralo para que las escenas sean creíbles. En las huidas por el bosque, la cámara avanza con fluidez, tipo steadycam, lo cual se agradece. Dado que todos los personajes llevan móvil, Serra corta entre ellos, dando a las escenas claridad, dinamismo. El sonido es excelente. Y hallamos la floritura de un plano subacuático.
Los protagonistas son un grupo de cinco jóvenes interpretados por actores desconocidos que, sin ser unos prodigios, quedan decentes. Quizá su nivel sea más apurado que el de la realización, pero cumplen casi siempre, a excepción de algunos picos emocionales en ciertas secuencias. El problema es que, como sucede en muchas otras producciones de terror, sus personajes resultan tan aborrecibles que no conectamos con ellos. Enseguida queremos que los maten, aunque sólo sea para dejar de escuchar sus estúpidas peleas, y otras imbecilidades, entre odiosos chillidos. Debido al perfil enervante de estos personajes y a las carencias en cuanto a proponer un desarrollo que vaya más allá de un cliché, cualquier intento de explotar el dramatismo de su situación queda acartonado, falso. Los momentos emotivos quizá sean lo peor de esta serie.
La trama puede hacerse repetitiva, aunque esto se equilibra bien con la eficacia general de las escenas de tensión, con la organización del argumento en dos líneas temporales y con la alternancia entre distintas zonas del bosque, pues los personajes se separan llegado un punto. Los villanos remiten a ciertos clásicos setenteros, alguno de los cuales recogía “American Horror Story: Roanoke” en su tramo final, también grabado al estilo found footage. Esta serie de Orange logra una apreciable incomodidad con la humillación y tortura de ciertos personajes.
Respecto a los temas, "Caminantes" toca la cosificación, la distancia, la trivialización que impone el visor de una cámara. Asunto agravado no sólo por la penetración endémica de estos aparatos, sino por las redes sociales y su cultura del GIF, del meme y de los filtros faciales. La serie también aborda el problema de la España vaciada —y olvidada—, plantea ciertos asuntos ecologistas, reflexiona sobre las consecuencias que tienen las políticas centrales en las autonomías y cuestiona el manejo de una crisis, esta vez sanitaria, por parte del gobierno, tema que Pérez Ledo ya tratara en la ficción sonora "El Gran Apagón".
Con todo, el final es tan repentino que "Caminantes" sabe a poco. A fin de cuentas, no sabremos casi nada de los protagonistas. También se echa en falta más desarrollo de trama y, pese a ciertos instantes de tensión, violencia e incomodidad, la serie carece de crudeza. Referentes tan duros —"The Hills Have Eyes", "Deliverance", "The Texas Chainsaw Massacre"— requerían, al menos, algo de explicitud
La serie es competente en general. Dentro de los problemas de verosimilitud que siempre tiene el formato, este found footage es bastante plausible y también cómodo de ver. Los planos se inclinan, pero no hay constantes giros locos ni la imagen se enturbia hasta no saber qué pasa. Dicha estabilidad permite aprovechar las bonitas estampas boscosas y las atractivas riberas de un arroyo, elementos cuya belleza se realza bajo una fina capa de niebla. No obstante, en algunas situaciones de sigilo, el paisaje es demasiado ralo para que las escenas sean creíbles. En las huidas por el bosque, la cámara avanza con fluidez, tipo steadycam, lo cual se agradece. Dado que todos los personajes llevan móvil, Serra corta entre ellos, dando a las escenas claridad, dinamismo. El sonido es excelente. Y hallamos la floritura de un plano subacuático.
Los protagonistas son un grupo de cinco jóvenes interpretados por actores desconocidos que, sin ser unos prodigios, quedan decentes. Quizá su nivel sea más apurado que el de la realización, pero cumplen casi siempre, a excepción de algunos picos emocionales en ciertas secuencias. El problema es que, como sucede en muchas otras producciones de terror, sus personajes resultan tan aborrecibles que no conectamos con ellos. Enseguida queremos que los maten, aunque sólo sea para dejar de escuchar sus estúpidas peleas, y otras imbecilidades, entre odiosos chillidos. Debido al perfil enervante de estos personajes y a las carencias en cuanto a proponer un desarrollo que vaya más allá de un cliché, cualquier intento de explotar el dramatismo de su situación queda acartonado, falso. Los momentos emotivos quizá sean lo peor de esta serie.
La trama puede hacerse repetitiva, aunque esto se equilibra bien con la eficacia general de las escenas de tensión, con la organización del argumento en dos líneas temporales y con la alternancia entre distintas zonas del bosque, pues los personajes se separan llegado un punto. Los villanos remiten a ciertos clásicos setenteros, alguno de los cuales recogía “American Horror Story: Roanoke” en su tramo final, también grabado al estilo found footage. Esta serie de Orange logra una apreciable incomodidad con la humillación y tortura de ciertos personajes.
Respecto a los temas, "Caminantes" toca la cosificación, la distancia, la trivialización que impone el visor de una cámara. Asunto agravado no sólo por la penetración endémica de estos aparatos, sino por las redes sociales y su cultura del GIF, del meme y de los filtros faciales. La serie también aborda el problema de la España vaciada —y olvidada—, plantea ciertos asuntos ecologistas, reflexiona sobre las consecuencias que tienen las políticas centrales en las autonomías y cuestiona el manejo de una crisis, esta vez sanitaria, por parte del gobierno, tema que Pérez Ledo ya tratara en la ficción sonora "El Gran Apagón".
Con todo, el final es tan repentino que "Caminantes" sabe a poco. A fin de cuentas, no sabremos casi nada de los protagonistas. También se echa en falta más desarrollo de trama y, pese a ciertos instantes de tensión, violencia e incomodidad, la serie carece de crudeza. Referentes tan duros —"The Hills Have Eyes", "Deliverance", "The Texas Chainsaw Massacre"— requerían, al menos, algo de explicitud
9 de noviembre de 2020
9 de noviembre de 2020
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El año que se cumplen justamente 20 años del estreno de 'La Bruja de Blair', Orange se estrena con esta producción española contada en miniserie que tiene mucho mérito en la forma en cómo la han grabado y la historia que han escogido.
Enhorabuena a todo el equipo y a sus actores porque han conseguido crear una atmósfera de miedo transmitida a través de la tecnología de ahora.
Enhorabuena a todo el equipo y a sus actores porque han conseguido crear una atmósfera de miedo transmitida a través de la tecnología de ahora.
16 de agosto de 2020
16 de agosto de 2020
11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede ser entretenida pero los protagonistas son desesperantes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El comportamiento de los protagonistas te hace desear su muerte a mano de los antagonistas desde el minuto uno: gritos constantes y nada, absolutamente nada, de autodefensa. En todo caso, se exponen para que los encuentren, que no es nada difícil aunque estén en un bosque denso... En fin, que me ponía más de los nervios el comportamiento que el ambiente.
4 de diciembre de 2021
4 de diciembre de 2021
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empezaré diciendo que los pseudocríticos por aquí están siendo bastante injustos con esta mini serie, que bien podría ser una película a la cual hace unos años le daríais un 10. Pero claro, como no viene de Hollywood ni de un director con renombre...
Es una serie de bajo presupuesto que hace un buen uso de las cámaras jugando con la obsesión por los móviles hoy en día.
La interpretación de los chavales es de notable alto, y más teniendo en cuenta que son jóvenes y no tienen muchas tablas. Y los que pensáis lo opuesto, poco teatro habéis pisado.
El argumento lo podría haber pulido un poco más el guionista, es cierto, pero la tensión es constante y te mantiene enganchado por saber que pasará en el siguiente capítulo.
Ya está bien de machacar las propuestas españolas, cuando hay series muchísimo peores como por ejemplo "El juego del calamar", que mucha gente se traga como original y de lo mejor, y no es ni lo uno ni lo otro.
Yo soy una persona muy crítica en el mundo del cine, y pocas veces suelo hacer comentarios, pero de verdad, os aconsejo darle una oportunidad a esta serie.
Es una serie de bajo presupuesto que hace un buen uso de las cámaras jugando con la obsesión por los móviles hoy en día.
La interpretación de los chavales es de notable alto, y más teniendo en cuenta que son jóvenes y no tienen muchas tablas. Y los que pensáis lo opuesto, poco teatro habéis pisado.
El argumento lo podría haber pulido un poco más el guionista, es cierto, pero la tensión es constante y te mantiene enganchado por saber que pasará en el siguiente capítulo.
Ya está bien de machacar las propuestas españolas, cuando hay series muchísimo peores como por ejemplo "El juego del calamar", que mucha gente se traga como original y de lo mejor, y no es ni lo uno ni lo otro.
Yo soy una persona muy crítica en el mundo del cine, y pocas veces suelo hacer comentarios, pero de verdad, os aconsejo darle una oportunidad a esta serie.
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