Un hombre (Philippe) recuerda cómo, siendo niño, una misteriosa mujer le invitó a pasar la noche en un castillo... La mejor película de Rollin, dónde su obsesión de fusionar vampiros con erotismo funciona de forma espléndida. Dotada de una atmósfera onírica, irreal y muy sugestiva, Rollin logra un seductor y vaporoso trabajo, rematado de forma memorable.
La angustia, la falsa locura, la memoria, el deseo, la atracción por lo peligroso/prohibido, en casi nada es peor que los grandes logros de Bava, Argento y demás.
"Lêvres de sang" es un seductor viaje a la infancia, al subconsciente, a la expulsión de los demonios, al reencuentro, peligroso y excitante, con aquello que nos hace vibrante la memoria y el cuerpo. Sino, vagamos con una vida en ruinas, a la intemperie, fantasmal, sin sangre, en base a un pasado vampírico que arrasó e infectó un pueblo entero.
Rollinpone cuidado estético (uso del color, puesta en escena, poder de sugerencia). Colaboración especial de estrellas del erótico-porno francés de la época, "Lêvres de sang" es, en esencia, un transgresor y memorable poema de "amour fou". Para mí, un film de culto.

Un guion sin pies ni cabeza, como cualquier fantástico que se precie de serlo, tampoco vamos a engañarnos, y que es la excusa perfecta para uno de esos largos viajes hacia la noche, en el que el protagonista, un melenitas atractivo (o eso parece por como se le arriman las féminas) en pos de un espectro de la infancia, que se topará con un pistolero en un vagón de metro, vampiras con transparencias en medio de la lluvia, dará con sus huesos en un manicomio y descubrirá que no se puede fijar DNI e su madre. Un Jean Rollin en todo su esplendor que cumple supliendo imágenes para desatar los bajos instintos pero también por el lado más cinéfilo entusiasta