¡Que viva México!
Drama
Film en cuatro episodios, más un prólogo y un epílogo. El prólogo presenta imágenes alegóricas del México prehispánico. El episodio "Sandunga" recrea los preparativos de una boda indígena en Tehuantepec. "Fiesta" desarrolla el ritual de la fiesta brava, mientras que "Maguey" escenifica la tragedia de un campesino victimado por rebelarse contra su patrón. "Soldadera" muestra el sacrificio de una mujer revolucionaria. El epílogo, también ... [+]
9 de octubre de 2007
9 de octubre de 2007
30 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una obra muy bella y llena de plasticidad. Que bellos paisajes de mi país retratados por un ruso.
Esta película sentó las bases par posteriores cineastas que utilizaron bajo los cielos de México, los magueyes, las pirámides, los montes y la misma gente de sangre azteca; para realizar películas entrañables en la época de oro del cine mexicano. Bien por Eisestein que supo retratar la esencia de un pueblo culto y religioso como lo es México.
Ya vendrían nombres como los Emilio Fernández, Gabriel Figueroa y Pedro Armendáriz quienes llenarían con su presencia y trabajo juntos la pantalla en historias dramáticas y que nos recordarían la fotografía de Einsestein. Un legado para el cine mexicano.
Esta película sentó las bases par posteriores cineastas que utilizaron bajo los cielos de México, los magueyes, las pirámides, los montes y la misma gente de sangre azteca; para realizar películas entrañables en la época de oro del cine mexicano. Bien por Eisestein que supo retratar la esencia de un pueblo culto y religioso como lo es México.
Ya vendrían nombres como los Emilio Fernández, Gabriel Figueroa y Pedro Armendáriz quienes llenarían con su presencia y trabajo juntos la pantalla en historias dramáticas y que nos recordarían la fotografía de Einsestein. Un legado para el cine mexicano.
31 de marzo de 2008
31 de marzo de 2008
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
De esas producciones de un inmenso valor tanto histórico como artístico. No es ni una película ni un documental, sino una mezcla de ambas. Con cuatro diferentes partes que pretenden entender y mostrar las raíces de México. Las imágenes buscan un impacto dramático más que mostrar la realidad (cualquiera que ésta sea). Las tomas de Eisenstein muestran un punto de vista extranjero que mira a México con ojos de sorpresa, horror y maravilla; pero no deja de ser un punto de vista que desde fuera busca explicarse una realidad que se le escapa, aunque intuye. Tiene ese carácter de obra no terminada, de mezcla de colores y sentimientos que no tienen ni principio ni fin. Película en blanco y negro que muestra un México que ya no existe, y que incluso en 1930 estaba por desaparecer, o por relegarse a escasos rincones del país. Un documento histórico y trabajo inconcluso de uno de los grandes directores del cine.
3 de junio de 2009
3 de junio de 2009
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Hubiese triunfado Sergei M. Eisenstein haciendo cine en los Estados Unidos? Difícil pregunta, pero me lanzo a la piscina, mi respuesta es no.
Vamos con los motivos.
El primero, Eisenstein tiene un concepto experimental del cine, que hace que no hubiera podido un buen director de estudio en una democracia, sin embargo cuando mejor trabajaba era bajo presión. Es decir, se trata de un creador, amante de la libertad y que en lugares de vanguardia como el cine francés se hubiera salido, pero que con el tiempo se fue acostumbrando a trabajar bajo una presión muy determinada. Y esa presión no puede ser económica, como sería en Hollywood, sino política-represiva como le pasaba con Stalin.
Si a Eisenstein se le daba una libertad artística, era muy complicado que pudiera ajustarse a un presupuesto, a unos plazos, a un ritmo, a una compañía, por eso no llegó a un acuerdo en Estados Unidos para hacer una película. Y si esa libertad empezaba y terminaba en él mismo, entonces se difuminaba, que es lo que pasa en “¡Que viva México!”, posiblemente su película más curiosa, y como ocurre siempre se adelanta a su tiempo en muchos años en montajes, planos, ángulos..., sin embargo no sabe muy bien que quiere rodar, pone la cámara y se vuelve un mero esteta, y al final cae en todo lo más superficial, que si las corridas de toros, que si las peculiares celebraciones profano-religiosas mexicanas, que si que malos éramos los españoles y la Iglesia Católica por supuesto.
Sólo tenemos una parte en toda la película que eso sí, es simplemente extraordinaria, se trata de “Maguey”, que narra como se vulnera y se trata como a chusma a los campesinos por parte del patrón. Faltó de rodar la última parte, la revolucionaria, la que llevaría por título “Soldadera”, pero Eisentein, sin presión no era nadie. Y acabó por irse, en cierta forma, las vacaciones en México habían terminado, y volvería a casa donde el letón judío se pondría a trabajar para el ogro de Georgia en una de las películas más fachas de todos los tiempos: “Alexander Nevsky”
Resumiendo, ¿qué nos encontraremos por tanto en “¡Que viva México!”, pues una obra con más de veinte minutos verdaderamente magistrales y con una hora plomiza, turística y bastante vacía.
Nota: 6,7.
Vamos con los motivos.
El primero, Eisenstein tiene un concepto experimental del cine, que hace que no hubiera podido un buen director de estudio en una democracia, sin embargo cuando mejor trabajaba era bajo presión. Es decir, se trata de un creador, amante de la libertad y que en lugares de vanguardia como el cine francés se hubiera salido, pero que con el tiempo se fue acostumbrando a trabajar bajo una presión muy determinada. Y esa presión no puede ser económica, como sería en Hollywood, sino política-represiva como le pasaba con Stalin.
Si a Eisenstein se le daba una libertad artística, era muy complicado que pudiera ajustarse a un presupuesto, a unos plazos, a un ritmo, a una compañía, por eso no llegó a un acuerdo en Estados Unidos para hacer una película. Y si esa libertad empezaba y terminaba en él mismo, entonces se difuminaba, que es lo que pasa en “¡Que viva México!”, posiblemente su película más curiosa, y como ocurre siempre se adelanta a su tiempo en muchos años en montajes, planos, ángulos..., sin embargo no sabe muy bien que quiere rodar, pone la cámara y se vuelve un mero esteta, y al final cae en todo lo más superficial, que si las corridas de toros, que si las peculiares celebraciones profano-religiosas mexicanas, que si que malos éramos los españoles y la Iglesia Católica por supuesto.
Sólo tenemos una parte en toda la película que eso sí, es simplemente extraordinaria, se trata de “Maguey”, que narra como se vulnera y se trata como a chusma a los campesinos por parte del patrón. Faltó de rodar la última parte, la revolucionaria, la que llevaría por título “Soldadera”, pero Eisentein, sin presión no era nadie. Y acabó por irse, en cierta forma, las vacaciones en México habían terminado, y volvería a casa donde el letón judío se pondría a trabajar para el ogro de Georgia en una de las películas más fachas de todos los tiempos: “Alexander Nevsky”
Resumiendo, ¿qué nos encontraremos por tanto en “¡Que viva México!”, pues una obra con más de veinte minutos verdaderamente magistrales y con una hora plomiza, turística y bastante vacía.
Nota: 6,7.
6 de noviembre de 2009
6 de noviembre de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente, la más curiosa película del genio ruso, un docudrama sobre la vida y culturas mejicanas - la Revolución allá acaecida, algo de lógico atractivo para el ruso -, tratando la brutalida caciquil y la hospitalidad ingenua y amigable del pueblo mejicano, sus hábitos y riqueza culturales. Inacabada, no obstante, y como tantas otras películas de Eisenstein, su parte más pintoresca y absolutamente memorable es la previa al epílogo, una especie de "spaghetti western" desarrollado en hispanoamérica que recuerda poderosamente en muchos momentos el cine del gran Leone, lleno de evocadora fuerza trágica y singular concepción cinematográfica con primeros planos llenos de poderío, la brutalidad despiadada de los personajes, el polvo seco del desierto quemando los rostros, la lírica que trasluce en todo ello.
7 de mayo de 2015
7 de mayo de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda alguna es la primera película que la califico con perfección, pues el gran Eisenstein retrata a un México totalmente realista de aquellos años, un país donde todavía gran parte vivía como agricultor y si no era así, como hacendario, otras partes que mas me encantan que este director retoma como escenas, son claras postales de Puebla, ahí una exacta que si nos volveríamos a estos años justamente la retrato en donde yo vivía, simplemente épico. Esta obra de arte debería nuevamente de mostrarse en todas las salas de cine, si no de franquicia por lo menos en las múltiples salas de arte y cultura que hay en los Estados de la Republica. También muestra al final una parte que a muchos nos hubiese gustado ver, ósea la caracterización de batallas revolucionaras. Pudieron grabar a este país como verdaderamente fue, después directores del cine de oro quisieron retomarlo pero con una sobre actuación inminente. Contadas son las películas donde verdaderamente se mostraba a un México realista.
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