La patrulla

"La patrulla" es esencialmente la historia de dos amigos que se enamoran de una misma mujer. Además de esto tenemos secuencias puramente bélicas y de aventuras pero que quedan en un segundo plano.
Comienza con la conclusión de la Guerra Civil española y narra el transcurso de la vida de los integrantes de una patrulla que luchó en la misma por el bando nacional.
La historia es interesante pero tiene ciertos altibajos y está salpicada de nada sutiles ataques al comunismo y alardes patrióticos (comprensible mirando la fecha en que fue facturada) que no son fundamentales en la comprensión del argumento.
Interesante el tramo en el que se trata las vivencias de los soldados voluntarios integrantes de la División Azul en tierras soviéticas, tema pocas veces llevado a la gran pantalla.
Resulta entretenida e interesante y es otra demostración de que hay mucho más en el cine español de lo que muchos piensan, siempre y cuando uno esté dispuesto a buscar/investigar un poco.

"La patrulla", obra que pertenece a la etapa más comúnmente prestigiosa de la filmografía de Lazaga, es decir, antes de su asociación con Dibildos y antes de su dedicación a la comedia, da un poco de tristeza al verla: un estupendo reparto, una buena dirección y un guión interesante, aunque con fallos o detalles muy estrafalarios -¡Conrado San Martín se escapa de la Unión Soviética en un avión estadounidense, cuando ya ha empezado la Guerra Fría!- se ponen al servicio de un anticomunismo visceral y de un patriotismo un poco hueco. De ahí que lo más convincente y emocionante sea todo lo que se cuela por entre las rendijas de toda esa ideología tan pasada: la amargura con la que se retrata la inmediata posguerra (los años 40), las menciones al contrabando y al mercado negro, el compañerismo, o el paso del tiempo. La historia de amor a tres bandas, desgraciadamente, es mucho más fría y distante de lo que debería ser. Marisa de Leza no me convence en su papel.

Lo más interesante, sin duda, es todo lo relacionado con la División Azul, el frente ruso, y la vida de los prisioneros españoles después de la guerra, en los campos soviéticos, un tema que en cierto modo se pone de moda en el cine español de los años 50, a juzgar por la posterior "Embajadores en el infierno" (1956),de José María Forqué.

Hay que destacar la cantidad de buenos e interesantes actores y actrices que se ven aquí, algunos en cometidos muy secundarios: José María Rodero y Julio Peña, pero también Vicente Parra, Arturo Fernández, Tomás Blanco, Elvira Quintillá, Germán Cobos...

Interesante película española, más que por sus intrínsecas cualidades cinematográficas, por resultar, indudablemente, un verdadero documento socio-político-histórico de España.
Retrata la vida de unos ex-combatientes del Frente Nacional tras la cruenta Guerra Civil Española, y más tarde el enrolamiento de algunos en la División Azul, en el frente Ruso contra los alemanes en la II Guerra Mundial.
Todo ello bajo una con un nada disimulado cariz anticomunista, que vista hoy en día, en pleno siglo XXI resulta, sino hiriente, sí trasnochado, sobre todo por retratar tan sumamente mal a los rusos, prácticamente monstruos sin corazón (¡anda que muchos españoles en la Guerra Civil y alemanes en la II Guerra Mundial...!).
La cinta digamos que tiene dos partes, si quitamos el preámbulo, que es muy importante, pero que en minutaje es el más reducido.
La primera parte es la más floja, con buen trabajo de los estimables intérpretes, pero que resulta hoy en día ajada, sin mucha vida.
Sin embargo, una vez se enrolan en la División Azul la cosa suma en interés, el ritmo se agiliza y la parte final es ciertamente emotiva o al menos dignifica mucho el resultado final.
La tristeza, la melancolía resultante al pensar en los compañeros muertos, herido y/o desaparecido, tanto en la Guerra Civil como en el Frente Ruso está bien reflejada en el rostro de un siempre seguro Conrado San Martín (aunque la mejor interpretación sea la de Marisa de Leza, preciosa y excelente en su composición).
El final, ciñéndonos al aspecto sentimenta o románticol de la historia la verdad es que queda impostado, nada creíble. Pero bueno, se le puede perdonar.
En resumidas cuentas, que gracias al último tercio del film, queda aparente, y logra el aprobado.
La película obtuvo algunos importantes premios, como:

- 1954: Festival de San Sebastián: Mejor director (Pedro Lazaga) y mejor actriz (Marisa de Leza).
- SNE 1954: cuatro premio mejor película.

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