La vida electrizante de Louis Wain
2021 

6.0
1,190
Drama
Cuenta la historia real del británico Louis Wain, un artista, inventor y empresario, que hizo todo lo posible para cuidar de sus cinco hermanas y su madre. Dos eventos cambiaron su vida para siempre: conocer a Emily, el amor de su vida, y adoptar a Peter, un gatito perdido. Los dos se convertirán tanto en su familia como en su inspiración para pintar las extraordinarias imágenes de gatos que lo hicieron mundialmente famoso.
10 de octubre de 2022
10 de octubre de 2022
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Louis Wain vivió 78 años, que se extendieron en su memoria desde la intensidad de los tres años fugaces pero eternos en que fue feliz porque amó y fue amado por la que fue la persona más importante de su vida. Dio y recibió a raudales lo que en el filme es metáfora de "electricidad". Amó y fue amado con tanta fuerza por Emily Richardson, que esos pocos años que pasaron juntos cuando él tenía 23 y ella 33 lo fueron todo, y para paliar el cruel dolor de la pérdida desató con fuerza sus sentimientos en el arte, y concretamente en el arte de los gatos, donde el gatito Peter fue el heredero de tanto amor y germen de toda una saga de originales pinturas de gatos por las que se haría famoso. Una forma de llevarla a ella dentro por siempre.
La película desarrolla la biografía del artista de modo muy sensible alternando con momentos casi oníricos. Mezcla una trabajada dirección artística, con una lograda ambientación, fotografía de mérito y una música de ensoñaciones clásicas, junto a un guión que varía en sensaciones según progresa cronológicamente el tiempo en la vida del protagonista. Tras una introducción de los personajes y la época atractiva, se viven los momentos más poéticos y emocionales durante los minutos de su relación con Emily y la llegada a sus vidas del gatito Peter. Después baja algo el listón de las emociones fuertes para ahondar más en la crónica dramática del resto de su vida, y finalmente el desenlace trae de nuevo un poso de belleza y poesía a la pantalla.
El desarrollo argumental tiene por tanto algunos altibajos que quizás restan un poco al resultado final al haber cambios bruscos de tratamiento de la historia también con un ritmo diferente en la narración, pero no deja de ser vista en su conjunto como una buena obra tratada con ternura, con interpretaciones en general notables, donde además de la fundamental expresividad mezcla de la inocencia, inseguridades, tormento interior y forma de mirar el mundo que le rodea del protagonista al que da vida Benedict Cumberbatch, cabe destacar a la actriz que interpreta con aplomo, resignación e ilusión a Emily (Claire Foy) y al actor Toby Jones que encarna con bondad y admiración al director de periódico que se convierte en su amigo. Así durante las casi dos horas de metraje entre todos nos dejan algunos momentos en que la electricidad del protagonista se descarga sobre el patio de butacas entre los espectadores, haciendo tal vez escapar alguna que otra lágrima.
Me quedo con dos planos que valen toda la película y resumen el amor y el arte que la impregnan como impregnó la vida de Wain, plasmados ambos en fotogramas que dan la sensación de ser hermosas pinturas. La imagen de Emily, Louis y el gato Peter sentados en un tronco entre la naturaleza cerca del agua mientras contemplan el paisaje, y la imagen del último plano con el que se cierra la película.
"Este es nuestro lugar. Aquí es donde estaré cuando me necesites".
La película desarrolla la biografía del artista de modo muy sensible alternando con momentos casi oníricos. Mezcla una trabajada dirección artística, con una lograda ambientación, fotografía de mérito y una música de ensoñaciones clásicas, junto a un guión que varía en sensaciones según progresa cronológicamente el tiempo en la vida del protagonista. Tras una introducción de los personajes y la época atractiva, se viven los momentos más poéticos y emocionales durante los minutos de su relación con Emily y la llegada a sus vidas del gatito Peter. Después baja algo el listón de las emociones fuertes para ahondar más en la crónica dramática del resto de su vida, y finalmente el desenlace trae de nuevo un poso de belleza y poesía a la pantalla.
El desarrollo argumental tiene por tanto algunos altibajos que quizás restan un poco al resultado final al haber cambios bruscos de tratamiento de la historia también con un ritmo diferente en la narración, pero no deja de ser vista en su conjunto como una buena obra tratada con ternura, con interpretaciones en general notables, donde además de la fundamental expresividad mezcla de la inocencia, inseguridades, tormento interior y forma de mirar el mundo que le rodea del protagonista al que da vida Benedict Cumberbatch, cabe destacar a la actriz que interpreta con aplomo, resignación e ilusión a Emily (Claire Foy) y al actor Toby Jones que encarna con bondad y admiración al director de periódico que se convierte en su amigo. Así durante las casi dos horas de metraje entre todos nos dejan algunos momentos en que la electricidad del protagonista se descarga sobre el patio de butacas entre los espectadores, haciendo tal vez escapar alguna que otra lágrima.
Me quedo con dos planos que valen toda la película y resumen el amor y el arte que la impregnan como impregnó la vida de Wain, plasmados ambos en fotogramas que dan la sensación de ser hermosas pinturas. La imagen de Emily, Louis y el gato Peter sentados en un tronco entre la naturaleza cerca del agua mientras contemplan el paisaje, y la imagen del último plano con el que se cierra la película.
"Este es nuestro lugar. Aquí es donde estaré cuando me necesites".
3 de octubre de 2022
3 de octubre de 2022
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mr Wain es un biopic sobre Peter Wain, dibujante y escritor inglés del S XIX cuyo tema tanto pictórico como literario fueron los gatos a los que amaba.
El guión trata de su faceta familiar y como como dibujante mientras no muestra en ningún momento al escritor prolífico como lo ha sido. De cualquier forma la película hace un tratamiento de manera bella, respetuosa y simpática.
La película alterna secuencias divertidas presentando las extravagancias del pintor con otras más dramáticas y tristes hasta las lágrimas.
Quizás el guión pone demasiado énfasis en marcar la excentricidad antes que la perspicacia y sutileza de un artista que supo retratar como pocos a los gatos como también pudo manejar el color con una presteza indiscutible. Toda pintura de Wain rebosa de color y alegría.
El guión peca en varias ocasiones de errores de ambientación y referencias anacrónicas. Por ejemplo en una de las primeras escenas se hace referencia a las vacaciones, beneficio que no existía en la época representada (fines del S XIX). Otro error garrafal es incluir a personas de color compartiendo en igualdad de condiciones con blancos tanto en Inglaterra como en Nueva York cosa que era imposible siquiera de imaginar. Recordar que hasta mediados del S XX las personas de color ni siquiera podían ingresar a bares, restaurantes ni usar los transportes destinados a los blancos.
Linda y emotiva película que deja una sensación de simpática tristeza.
El guión trata de su faceta familiar y como como dibujante mientras no muestra en ningún momento al escritor prolífico como lo ha sido. De cualquier forma la película hace un tratamiento de manera bella, respetuosa y simpática.
La película alterna secuencias divertidas presentando las extravagancias del pintor con otras más dramáticas y tristes hasta las lágrimas.
Quizás el guión pone demasiado énfasis en marcar la excentricidad antes que la perspicacia y sutileza de un artista que supo retratar como pocos a los gatos como también pudo manejar el color con una presteza indiscutible. Toda pintura de Wain rebosa de color y alegría.
El guión peca en varias ocasiones de errores de ambientación y referencias anacrónicas. Por ejemplo en una de las primeras escenas se hace referencia a las vacaciones, beneficio que no existía en la época representada (fines del S XIX). Otro error garrafal es incluir a personas de color compartiendo en igualdad de condiciones con blancos tanto en Inglaterra como en Nueva York cosa que era imposible siquiera de imaginar. Recordar que hasta mediados del S XX las personas de color ni siquiera podían ingresar a bares, restaurantes ni usar los transportes destinados a los blancos.
Linda y emotiva película que deja una sensación de simpática tristeza.
10 de junio de 2022
10 de junio de 2022
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Homenajear a un artista en un film ha dejado de ser novedoso. Es más, está hasta demasiado trillado. Por eso, merece atención el estilo vibrante de Mr. Wain al rendir tributo al famoso personaje del siglo XIX, ya que es, a su manera, original.
Will Sharpe envuelve la vida del pintor en un contenido visual muy próximo a su propia obra. De este modo, cada plano está compuesto de infinitos detalles, colores y composiciones que hacen que parezca, en sí mismo, un cuadro. La superposición de un plano sobre el siguiente, aunque puede acabar agotando por los excesos, ayuda a que el espectador aprecie esa belleza sobre la que tanto hablan los protagonistas. Incluso aunque a veces pasan a cámara lenta, el público percibe con nitidez la trepidante –y eléctrica– actividad de Louis Wain –no solo la que llevaba a cabo físicamente sino también lo rápido que circulaban sus pensamientos–.
El vínculo entre la pareja es uno de los puntos fuertes de la película, así como la magistral interpretación de Benedict Cumberbatch, que luce sobre todo el conjunto. Por ello, a pesar de las irregularidades del guion, la audiencia puede disfrutar enormemente con esta historia inspiradora que invita a mirar y a captar lo bonito del mundo en el que vivimos.
www.contraste.info
Will Sharpe envuelve la vida del pintor en un contenido visual muy próximo a su propia obra. De este modo, cada plano está compuesto de infinitos detalles, colores y composiciones que hacen que parezca, en sí mismo, un cuadro. La superposición de un plano sobre el siguiente, aunque puede acabar agotando por los excesos, ayuda a que el espectador aprecie esa belleza sobre la que tanto hablan los protagonistas. Incluso aunque a veces pasan a cámara lenta, el público percibe con nitidez la trepidante –y eléctrica– actividad de Louis Wain –no solo la que llevaba a cabo físicamente sino también lo rápido que circulaban sus pensamientos–.
El vínculo entre la pareja es uno de los puntos fuertes de la película, así como la magistral interpretación de Benedict Cumberbatch, que luce sobre todo el conjunto. Por ello, a pesar de las irregularidades del guion, la audiencia puede disfrutar enormemente con esta historia inspiradora que invita a mirar y a captar lo bonito del mundo en el que vivimos.
www.contraste.info
15 de enero de 2022
15 de enero de 2022
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No era fácil hacer esta película, la vida de este "pintor" tampoco es que fuera algo de otro mundo. Pero al menos la película es un buen tributo. Porque retratar la vida de un artista, hacer un biopic, esta ya algo trillado. Así que hacerlo y que al menos sea interesante me parece digno. En este caso es algo mas que digno, es bello.
Ayuda mucho a ello el gran Bennedict Cumberbatch -ya seria hora de que me aprenda su apellido- que transporta bastante bien el alma del personaje. La película y su guion no lo acompañan del todo la pedazo de interpretación que es un 10. Porque la película es basicamente "bonita"; si, me parece "bonita". Pero eso...¿que puntuación es? - pues se queda con el "6", que aquí es "interesante" -
Y debo decir que además de su belleza, y alguna pequeña sonrisa entorno al tema gatuno, también me ha dado que hacer una reflexión: en esa época victoriana tomar según que decisiones estaba mal visto, se daba mucha importancia social a decisiones totalmente personales, matrimonios, formación, etc. La presión era bestial, la gente despiadada. Pues dándole alguna vuelta creo que no estamos tan lejos de eso aunque hayan pasado 150 años.
En el fondo seguimos estando llenos de presiones y de ataduras, quizás mas inconscientes, quizás mas o menos en función de tu "estilo" de familia, y de tu contexto. Y este hombre rompió con belleza muchas de ellas, así que no está mal rendirle tributo.
Ayuda mucho a ello el gran Bennedict Cumberbatch -ya seria hora de que me aprenda su apellido- que transporta bastante bien el alma del personaje. La película y su guion no lo acompañan del todo la pedazo de interpretación que es un 10. Porque la película es basicamente "bonita"; si, me parece "bonita". Pero eso...¿que puntuación es? - pues se queda con el "6", que aquí es "interesante" -
Y debo decir que además de su belleza, y alguna pequeña sonrisa entorno al tema gatuno, también me ha dado que hacer una reflexión: en esa época victoriana tomar según que decisiones estaba mal visto, se daba mucha importancia social a decisiones totalmente personales, matrimonios, formación, etc. La presión era bestial, la gente despiadada. Pues dándole alguna vuelta creo que no estamos tan lejos de eso aunque hayan pasado 150 años.
En el fondo seguimos estando llenos de presiones y de ataduras, quizás mas inconscientes, quizás mas o menos en función de tu "estilo" de familia, y de tu contexto. Y este hombre rompió con belleza muchas de ellas, así que no está mal rendirle tributo.
15 de octubre de 2022
15 de octubre de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como concluyera el insigne William Shakespeare con el proverbial tino que tanto le caracterizaba (claro está, de no haber sido "el hombre de paja", ágrafo y putero, que los antistratfordianos afirman que realmente fue): "Cuando llega la desgracia, nunca viene sola, sino a batallones".
El director Will Sharpe plasma tal realidad en "The Electrical Life of Louis Wain", un biopic atípico en el buen sentido del término, alérgico a convencionalismos, que va a tumba abierta para el deleite de los sentidos, con la originalidad como estandarte, adaptando el malditismo de Louis Wain. Un enigmático, caricaturesco y atribulado pintor con una resiliencia inaudita, admirable, laudable. Hasta su último estertor bregó con la adversidad, contra viento y marea en el caos e inmensidad de la vida, con el pincel cual extensión de su propia alma, atormentada y torturada por los inclementes designios de un destino caprichoso, para capturar, pese a todo, la indudable belleza de la vida y pasar a la posterioridad como el autor de cientos, millares de adorables, profundos y exóticos dibujitos de encantadores mininos. Porque más allá de los dolientes acontecimientos que padeció tan aquejado individuo, los cuales desarman y derriten, dejándote con el corazón en un puño, "The Electrical Life of Louis Wain" es una película hipnótica que, en esencia, viene a recordarnos que hay demasiada belleza en esta vida como para perdérsela; y depende de cada uno de nosotros capturarla, compartirla y conectar con terceras personas en este mundo, a menudo, cruel e inhóspito.
Una descarnada historia sobre el dolor; un profundo dolor del que es imposible escapar. Nos encontramos ante el veraz retrato de un juguete roto, un muerto en vida, una carcasa humana que dio todo de sí por el prójimo hasta perder los cabales y acabar desquiciado. Pero, asimismo, nos encontramos ante una historia de amor. Pero no uno cualquiera, sino un amor genuino y enternecedor. También hay paladas de sensibilidad y un plantel de actores absolutamente entregado (fantásticos Cumberbatch y Foy), como timoneles de un barco que en otras manos menos diestras hubiera naufragado en el abismo del ridículo, pero que en las suyas surca la mar embravecida con pasmosa habilidad, haciendo de esta peculiar travesía una experiencia sumamente grata, reconfortante y emotiva, en particular, para aquellos espectadores desdichados que han vivido bien de cerca los estragos de la muerte y a quienes, desde entonces, no dejan de perseguirles sus tormentos.
El director Will Sharpe plasma tal realidad en "The Electrical Life of Louis Wain", un biopic atípico en el buen sentido del término, alérgico a convencionalismos, que va a tumba abierta para el deleite de los sentidos, con la originalidad como estandarte, adaptando el malditismo de Louis Wain. Un enigmático, caricaturesco y atribulado pintor con una resiliencia inaudita, admirable, laudable. Hasta su último estertor bregó con la adversidad, contra viento y marea en el caos e inmensidad de la vida, con el pincel cual extensión de su propia alma, atormentada y torturada por los inclementes designios de un destino caprichoso, para capturar, pese a todo, la indudable belleza de la vida y pasar a la posterioridad como el autor de cientos, millares de adorables, profundos y exóticos dibujitos de encantadores mininos. Porque más allá de los dolientes acontecimientos que padeció tan aquejado individuo, los cuales desarman y derriten, dejándote con el corazón en un puño, "The Electrical Life of Louis Wain" es una película hipnótica que, en esencia, viene a recordarnos que hay demasiada belleza en esta vida como para perdérsela; y depende de cada uno de nosotros capturarla, compartirla y conectar con terceras personas en este mundo, a menudo, cruel e inhóspito.
Una descarnada historia sobre el dolor; un profundo dolor del que es imposible escapar. Nos encontramos ante el veraz retrato de un juguete roto, un muerto en vida, una carcasa humana que dio todo de sí por el prójimo hasta perder los cabales y acabar desquiciado. Pero, asimismo, nos encontramos ante una historia de amor. Pero no uno cualquiera, sino un amor genuino y enternecedor. También hay paladas de sensibilidad y un plantel de actores absolutamente entregado (fantásticos Cumberbatch y Foy), como timoneles de un barco que en otras manos menos diestras hubiera naufragado en el abismo del ridículo, pero que en las suyas surca la mar embravecida con pasmosa habilidad, haciendo de esta peculiar travesía una experiencia sumamente grata, reconfortante y emotiva, en particular, para aquellos espectadores desdichados que han vivido bien de cerca los estragos de la muerte y a quienes, desde entonces, no dejan de perseguirles sus tormentos.
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