Los fuertes

Es bonita... y lo es no por la historia que cuenta, que tampoco resulta nada trascendente. Las escenas de pasión entre los dos hombres, rebosan autenticidad, me parecen las mejor filmadas que recuerde. Son tiernas, amables... esos dos sujetos se aman y lo traducen visualmente, a un espectador bastante harto de mentiras.

Sabemos que el cine es una trampa deliciosa, y lo aceptamos, pero cuando encuentras tanta verdad como en "LOS FUERTES" se agradece. Los paisajes resultan tan atrayentes como el amor que se profesan.

Omar Zúñiga Hidalgo, su director, conoce como utilizar los recursos para trascender, sabiendo lo que desea sugerir, y lo que no; haciendo que sus personajes se muevan con toda la verdad que pudiesen mostrar.

Es amable, no demasiado trascendente, pero contiene escenas de amor de una gran autenticidad, aún debatiéndose en su propio conflicto, nos deja una sensación de nostalgia, sabiendo que la vida no es muy diferente.

Aunque un festival ocurra online como es el caso del FIRE!!, siempre hay un rún-rún (esta vez en Twitter) sobre las películas que están gustando más a la audiencia. Con ese ánimo me acerqué a Los fuertes, primer largometraje de Omar Zúñiga Hidalgo que amplia lo ofrecido por el corto San Cristóbal de la mano de los dos mismo actores protagonistas: Antonio Altamirano y Samuel González. En ambas historias, Lucas viaja a visitar a su hermana en un pueblo perdido en el sur y comienza una relación amorosa con Antonio, pescador local.

El argumento no es el punto más fuerte (perdón por el chiste involuntario) de Los fuertes. Seguramente os resulte familiar la historia de hecho. Pero donde sí que acierta de pleno el director es en el tono y en unos personajes bien delineados que hacen de su metraje un trayecto interesante. La puesta en escena, para mí demasiado limpia aunque seguro que hará las delicias de la mayoría, incluye unos paisajes que quitan el hipo y un dominio de la luz notable.

En su contra, precisamente esa sensación de déjà vu de una historia que no resulta tan estimulante en pleno 2020 como seguramente lo habría hecho hace 20 años. Aún así, os recomiendo que la veáis y saquéis vuestras propias conclusiones.

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Es cierto como leí una crítica de Diego Bredencen para Pagina 12 que no sabe si ser un drama intimista o un melodrama, está ahí debatiéndose entre ambos.
Lo peor: al principio es lenta y no sabe muy bien cómo encarar lo que quiere contar, hasta que Antonio y Lucas se conocen.
El triángulo entre Catalina, su pareja y el doctor está ahí no sé sabe bien para qué, ya que le da muy poco desarrollo como para resultar interesante o que empaticemos con la historia.
Lo mejor: logra captar el entusiasmo que se tiene cuando recién se está conociendo a alguien, el enamoramiento o calentura como uno lo quiera llamar. La escena en la casa de Antonio cuando suena una canción tonta y pegadiza en la radio y saca a "bailar" Lucas, es muy tierna y verosímil, cualquiera que se haya "enamorado" alguna vez, ha hecho ese tipo de cosas cursis, estúpidas y tiernas a la vez.
La química entre Antonio Altamirano y Samuel González.
El retrato de Valdivia de la forma menos turística posible, solo mostrando las afueras y lo más rustico de la ciudad, que por otro lado es muy linda, para mí de las que conocí una de las más lindas de Chile, pero acá evita eso y le sirve para lo que quiere mostrar.

Película Chilena, con una opera prima de una gran dirección, un buen guión y unas buenas actuaciones protagonistas, con una excelente fotografía y una mas que entrañable banda sonora de los años 90´s y 2000´s que te transportan y envuelven en su historia.

Ahora bien, hay algunas cosas que no sé dicen, que no se enuncian y que, sin embargo, se entienden. El paisaje es un personaje más y la fotografía es casi un reflejo de las etapas de la relación: una pasión originada en una localidad retirada, oculta entre los cerros y campos, vivida bajo los rayos del sol o la lluvia.

Por ellos deducimos que el conflicto no radica en que a ambos se atraigan entre sí, el problema más allá es la incapacidad de uno de sus protagonistas es para proyectar más allá del día a día, es el desarraigo hacia su tierra.

Película en el que se trabaja con una sensibilidad notable, una minuciosa puesta en escena que le presta atención a cada detalle con la virtud de contar una relación amorosa entre dos hombres en donde los personajes no se hacen cuestionamientos sexuales. Unos primeros planos que se posan sobre los rostros y los cuerpos, y observan el inquietante paisaje como si quisiera apropiarse de él y, de ese modo, conduce por él siempre hermoso y a la vez complicado proceso del enamoramiento.

Entre ambos hay una atracción y un amor tan emocional como real que trasciende la pantalla. La entrega total y la tarea de dar vida a la pareja protagónica consigue que el espectador acabe totalmente implicado con los personajes, deseando el mejor de los futuros posibles a estos dos hombres enamorados.

Los fuertes es una película que utiliza todos los recursos a su alcance para convertir una historia de amor como cualquier otra, que poco tiene de extraordinaria, en una experiencia emocional que atraviesa los sentidos.

Recomendable.