No está muy claro por qué la voz que la coarta es masculina. No sabemos si esa voz se corresponde con la de algún hombre de su vida, quizá con la del padre, o con la de alguna pareja. No parece, pues de su padre nada sabemos, salvo por un comentario que hace Violet muy de pasada cuando tiene una discusión con su hermano. Un comentario positivo, por otro lado, que no describiría a un padre castrador. La película tampoco habla demasiado de sus relaciones sentimentales. Sí que hay una escena en la que ella es gritada por su ex (también su hermano le grita en otra), pero nada apunta a que debamos interpretar la escena como prueba de que Violet ha sufrido maltrato masculino. Más bien lo que toda la película parece mostrar es que ella es frágil, y se ve sometida a maltrato por cualquiera (no digo con esto que lo sea por todos, pues no es eso lo que se nos muestra). Violet es tremendamente insegura. La que sí nos es mostrada muy negativamente es su madre, breve pero significativamente, como si fuera la gran maltratadora de su vida, el origen de su condición presente.
Por esta falta de claridad y de aparente confusión no le pongo más nota a una película que, de todas formas, me ha emocionado profundamente.