La gran final

Divertida y original. Así definiría rápidamente esta propuesta del documentalista Geraldo Olivares. Y como a modo de documental, “La Gran Final” narra tres historias, que son la misma, en diferentes puntos del planeta: Amazonas, tierras altas de Altai en Mongolia y el desierto del Teneré en Níger, por ver la final del Mundial de fútbol del 2002.

Con unas imágenes impresionantes y una gran facilidad para pasar de una historia a otra sin que nos moleste, Olivares crea algo diferente en el cine español. Cautiva por la sencillez de unos actores naturales o por la espontaneidad en sus conversaciones y acciones. Esta propuesta posee ritmo y nervio. Es fresca y estrafalaria. No es raro, que pasara un rato agradable donde me reí mucho.

Cualquier otro director hubiera contado esta historia de una manera muy diferente... A cualquier otro director le hubier sobrado la mitad del metraje. Pero Gerardo Olivares está especializado en filmar documentales y ha hecho esta película como si fuera un documental (o ha hecho un documental, en realidad tres, como si fueran una película). El resultado es más que satisfactorio puesto que nos permite conocer la vida, las costumbres y los paisajes de tres lugares tan remotos como la selva amazónica, las estepas mongoles y el desierto centroafricano, a la vez que nos narra las peripecias de quiens allí viven para poder ver la final del último mundial de fúltbol, algo que para nosotros es tan sencillo y que para ellos, en sus habitats respectivos, requiere de tanto ingenio... ¿No será también esto documental? Puede que sí y no deja, sin embargo, de ser una película con personajes bien caracterizados y situaciones divertidas.

La premisa que parte la historia no dejaría de ser de lo más subrealista sino fuera porque es una historia real. Un sábado cualquiera que juege el madrid y el barça es mi preferido para ir a ver esa película que nunca tengo entradas o que la sala esta llena de palomiteros que no dejan oir ni el grito de terror del protagonista de turno, y esto es debido a que el fútbol es la religión del Siglo XXI (también del XX claro). No hay deporte capaz de paralizar un país, o más bien un planeta, como el fútbol.
El distinto punto de vista de los tres pueblos protagonistas de la historia a veces cae en lo obvio y otras tiene momentos de verdadera hilaridad. Aunque es irregular, sólo la imaginación de crear unos guiones que en realidad se repiten en cualquier calle de nuestras ciudades con motivo de una gran final, pero cambiando las caras y los escenarios, hace que merezca la pena dejar de un lado al astro rey y pasar un rato conociendo a otros habitantes de la tierra tan distintos y tan iguales en el fondo.
Y sí, reconozcamos que cuando otros países juegan la gran final, soñada por nosotros (ya sabemos, siempre caemos en cuartos), siempre uno de los dos países nos cae mejor ¿por qué a ellos no?

Todos tenemos más o menos claro que, hoy por hoy, el futbol es el opio del pueblo. Es el "pan y circo" de los antiguos romanos. Por eso, lo primero que tenemos que agradecer a Gerardo Olivares es el recordarnos esta premisa en una película que tiene bastante de documental, un tono de comedia muy simpático y una crítica velada de lo que en la actualidad es una manipulación descarada como es el deporte.
La película nos narra tres formas de vivir una final del mundial de futbol en tres lugares donde jamás pensaríamos que llegara este interés. Aunque todas las historias están estupendamente contadas, yo me quedo con la de los indígenas de la selva brasileña. Cómo tratan de conseguir un lugar donde poder ver esta final. Cómo se encuentran y desencuentran con los blancos de la zona, trabajadores y misionero. Y como al final del partido todos retornan a sus vidas anónimas esta narrado con mucha humanidad y cercanía.
Las otras dos historias, la del desierto y la de la estepa están también bien desarrolladas.
Un acierto es el que las tres se vayan simultaneando en el desarrollo del partido.
Una gozada para disfrutar y pasarlo bien.

Interesante semidocumental sobre paisajes espléndidos de Mongolia, El Sahara y la selva brasileña con el interés por el fútbol como argamasa que une todo el film. Algo aburrido y soporífero para quienes no gusten de ese deporte y llevadero, humorístico y sensacional para quienes sean aficionados, supongo. Lo mejor de todo es la fotografía y las escenas de la parte desértica del Sahara. Como quiera es una película aceptable, no gran cosa pero tampoco mala.