Pasión por las letras
5.8
3,609
Drama
Una crónica de los tiempos de Max Perkins (Colin Firth), el editor de libros más admirado en el mundo, que presentó al público a los más grandes escritores de este siglo, revolucionando la literatura americana. Incasablemente comprometido con el fomento del talento, fue la fuerza detrás de grandes estrellas literarias como F. Scott Fitzgerald (Guy Pearce), Ernest Hemingway (Dominic West) y Thomas Wolfe (Jude Law). (FILMAFFINITY)
21 de diciembre de 2016
21 de diciembre de 2016
27 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Íbamos bien. Hasta casi la mitad la historia, tenía interés, los personajes eran buenos, había bellas palabras y estupendos contrastes, lo apolíneo y lo dionisíaco se batían en duelo, Thomas Wolfe nos tenía cogidos del cuello, nos arrastraba con su fuerza huracanada y su yo torrencial. Estábamos gozando moderadamente, si cabe tal contradicción timorata y aberrante.
Difícil me sería delimitar el momento preciso en el que se jodió el invento. Me gustaría echarle todas las culpas a la petarda de la Kidman (hubo un tiempo en que fue, y a veces todavía es o puede ser, más maja), a su personaje insufrible y lastimoso, grotesca representación de imposible asunción. Pero tampoco, ella es solo la chispa que enciende el pandemónium resultante, ese engendro repleto de sermones a contrapelo, lloreras sin cuento, dramones a flor de piel y grandes luminarias de las letras convertidas en fantoches lamentables (Fitzgerald y Hemingway a cada cual más reducido a un arquetipo simple, facilón y penoso), como títeres descabezados.
Diría, centrándome un poco más, que la cosa se tuerce cuando se pasa de la literatura a la histeria, o de los libros al psicodrama familiar, o del proceso de creación a la amistad más grande que el mundo; del arte a la homilía. Lo que apuntaba a recreación feliz de una relación fructífera y conflictiva se nos viene encima como fórmula narrativa esquemática y simplona con un contenido moral digno de una catequesis. Pero no nos adelantemos demasiado todavía, antes deberíamos desmenuzar algunas cuestiones un tanto más simpáticas. Por ejemplo:
- La escritura a cuatro manos. El escritor crea el boceto y posteriormente lo poda y desbroza en compañía del editor que es a su vez el que dirige la orquesta formada por estos dos individuos tan extraños y dispares.
- El yo del autor como un monstruoso animal que arrasa con todo, ahíto de egoísmo y desmadre.
- El peligro, o el acierto, según se mire, de convertir la escritura en un inmenso y feliz juego en el que las palabras solo remitan a sí mismas y no cuenten nada, millones de sílabas danzando en torno a una música enloquecida, autorreferencial y delirante.
- La bohemia frente al orden. El quizás necesario cierto desequilibrio del autor debe ser constreñido, domeñado o compensado en alguna medida para que su obra no sea completamente ilegible, nada más que puro desahogo narcisista e incomunicable.
Y ahora veamos también sus numerosos defectos:
- La innecesaria utilización de los elementos familiares como adornos engorrosos que trivializan, enfangan y atontan la narración. Tal y como están planteados, no aportan nada. Nicole es un estrambote. Laura apenas son tres o cuatro miradas. O las explicas bien o no las pones. No vale con recurrir al tópico de la queja y la muy cansina y socorrida letanía de siempre me dejas sola por tu trabajo, querido maridito o amante mío al que tanto quiero y deseo y que poco me lo agradece el puñetero con lo que yo lo valgo y le doy, ay, ay, ay.
- La correción política y la moralina apolillada. La película no se abre en torno a preguntas y ambigüedades, al contrario, se cierra y empequeñece cuando se dedica a impostar lecciones morales y soflamas clericales.
- Se tiende a la caricatura de museo de cera, al exceso, el meneo, el mareo y el memuero, no me lo creo, a la brocha gorda y la poca sutileza.
Difícil me sería delimitar el momento preciso en el que se jodió el invento. Me gustaría echarle todas las culpas a la petarda de la Kidman (hubo un tiempo en que fue, y a veces todavía es o puede ser, más maja), a su personaje insufrible y lastimoso, grotesca representación de imposible asunción. Pero tampoco, ella es solo la chispa que enciende el pandemónium resultante, ese engendro repleto de sermones a contrapelo, lloreras sin cuento, dramones a flor de piel y grandes luminarias de las letras convertidas en fantoches lamentables (Fitzgerald y Hemingway a cada cual más reducido a un arquetipo simple, facilón y penoso), como títeres descabezados.
Diría, centrándome un poco más, que la cosa se tuerce cuando se pasa de la literatura a la histeria, o de los libros al psicodrama familiar, o del proceso de creación a la amistad más grande que el mundo; del arte a la homilía. Lo que apuntaba a recreación feliz de una relación fructífera y conflictiva se nos viene encima como fórmula narrativa esquemática y simplona con un contenido moral digno de una catequesis. Pero no nos adelantemos demasiado todavía, antes deberíamos desmenuzar algunas cuestiones un tanto más simpáticas. Por ejemplo:
- La escritura a cuatro manos. El escritor crea el boceto y posteriormente lo poda y desbroza en compañía del editor que es a su vez el que dirige la orquesta formada por estos dos individuos tan extraños y dispares.
- El yo del autor como un monstruoso animal que arrasa con todo, ahíto de egoísmo y desmadre.
- El peligro, o el acierto, según se mire, de convertir la escritura en un inmenso y feliz juego en el que las palabras solo remitan a sí mismas y no cuenten nada, millones de sílabas danzando en torno a una música enloquecida, autorreferencial y delirante.
- La bohemia frente al orden. El quizás necesario cierto desequilibrio del autor debe ser constreñido, domeñado o compensado en alguna medida para que su obra no sea completamente ilegible, nada más que puro desahogo narcisista e incomunicable.
Y ahora veamos también sus numerosos defectos:
- La innecesaria utilización de los elementos familiares como adornos engorrosos que trivializan, enfangan y atontan la narración. Tal y como están planteados, no aportan nada. Nicole es un estrambote. Laura apenas son tres o cuatro miradas. O las explicas bien o no las pones. No vale con recurrir al tópico de la queja y la muy cansina y socorrida letanía de siempre me dejas sola por tu trabajo, querido maridito o amante mío al que tanto quiero y deseo y que poco me lo agradece el puñetero con lo que yo lo valgo y le doy, ay, ay, ay.
- La correción política y la moralina apolillada. La película no se abre en torno a preguntas y ambigüedades, al contrario, se cierra y empequeñece cuando se dedica a impostar lecciones morales y soflamas clericales.
- Se tiende a la caricatura de museo de cera, al exceso, el meneo, el mareo y el memuero, no me lo creo, a la brocha gorda y la poca sutileza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Dos grandes fallos de estructura por tópicos e inapropiados en este caso:
- La relación principal padece el mal de lo previsible y consabido. Cierta timidez inicial, camaradería inaudita a continuación como si fueran padre e hijo (tema mal explicado y demasiado nombrado, se queda en la superficie más pueril), crisis total con reprimenda colosal tal cura formal y reconciliación final carta de ultratumba mediante.
- El proceso vital de Wolfe es obvio y grosero en su muy poco vuelo. Comienzo virginal y apasionado, triunfo merecido, pérdida de valores y disipación, broncas recibidas, cual niño, por su díscolo comportamiento, leve propósito de enmienda, castigo divino en forma de enfermedad mortal, arrepentimiento y purificación a las puertas de la definitiva extinción. Más parece vida de santo con estampita que periplo humano de hombre complejo o recorrido fulgurante por la vida deslumbrante y agónica de un titán de las letras norteamericanas; lo de siempre, se trata de transformar a purasangres en cutre carne folletín, de triturar, reducir y sentimentalizar con zafios instrumentos ficcionales vidas ingobernables y nada ejemplares, impermeables a moralejas de tebeo o a redenciones tan fácilmente conseguidas.
Cierro. Lo tenía todo: buena historia y grandes personajes. Lo perdió todo: efectismo melodramático y banalidad de sacristía.
Jude Law se pasa, sí. Colin Frth sobrio como casi siempre.
Nota: esta es una historia real, señalan al principio cargándose de razones, y, como casi siempre en estos malhadados casos la mar de verídicos/empíricos, muy falsa. Preferimos claramente las historias inventadas, pura ficción imposible, que se acerquen, aunque solo sea algo más, a esa entelequia maravillosa conocida o llamada por el bonito nombre de verdad.
- La relación principal padece el mal de lo previsible y consabido. Cierta timidez inicial, camaradería inaudita a continuación como si fueran padre e hijo (tema mal explicado y demasiado nombrado, se queda en la superficie más pueril), crisis total con reprimenda colosal tal cura formal y reconciliación final carta de ultratumba mediante.
- El proceso vital de Wolfe es obvio y grosero en su muy poco vuelo. Comienzo virginal y apasionado, triunfo merecido, pérdida de valores y disipación, broncas recibidas, cual niño, por su díscolo comportamiento, leve propósito de enmienda, castigo divino en forma de enfermedad mortal, arrepentimiento y purificación a las puertas de la definitiva extinción. Más parece vida de santo con estampita que periplo humano de hombre complejo o recorrido fulgurante por la vida deslumbrante y agónica de un titán de las letras norteamericanas; lo de siempre, se trata de transformar a purasangres en cutre carne folletín, de triturar, reducir y sentimentalizar con zafios instrumentos ficcionales vidas ingobernables y nada ejemplares, impermeables a moralejas de tebeo o a redenciones tan fácilmente conseguidas.
Cierro. Lo tenía todo: buena historia y grandes personajes. Lo perdió todo: efectismo melodramático y banalidad de sacristía.
Jude Law se pasa, sí. Colin Frth sobrio como casi siempre.
Nota: esta es una historia real, señalan al principio cargándose de razones, y, como casi siempre en estos malhadados casos la mar de verídicos/empíricos, muy falsa. Preferimos claramente las historias inventadas, pura ficción imposible, que se acerquen, aunque solo sea algo más, a esa entelequia maravillosa conocida o llamada por el bonito nombre de verdad.
25 de agosto de 2016
25 de agosto de 2016
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
O0O0O0
Una buena película sin faltas de ortografía pero de un sólo párrafo. No hay frase que exprese mejor lo que este film produce a cualquier cinéfilo amante de la literatura.
El torrente de emociones y el fluir de expresividad de los actores va acrecentándose de manera caótica con el trascurrir de la historia, lo que debería sentirse como un placentero viaje a través del río, acaba por convertirse en el sin sentido de unos rápidos surrealistas, donde el agua va a contracorriente.
La puesta en escena de Jude Law puede parecer sobreactuada pero lo cierto es que, si la obra dejara tiempo a la reflexión, de manera más natural y los momentos sentimentales no fueran tan explosivos, su actuación sería justificada. De igual modo sucede con el resto de actores, sus actuaciones aunque no sobresalientes, encajarían correctamente con la expresividad de Jude Law, siempre y cuando la historia fuera contada de manera sutil.
La dirección no hace mas que incrementar el abrumador efecto de no poder discernir entre el mundo interno de los personajes, los diálogos y sus emociones.
Cual texto exento de signos de puntuación. Si la película fuera un libro, mi único consejo al escritor sería ¡Despide a tu editor!
SSSSSS¡¡
Una buena película sin faltas de ortografía pero de un sólo párrafo. No hay frase que exprese mejor lo que este film produce a cualquier cinéfilo amante de la literatura.
El torrente de emociones y el fluir de expresividad de los actores va acrecentándose de manera caótica con el trascurrir de la historia, lo que debería sentirse como un placentero viaje a través del río, acaba por convertirse en el sin sentido de unos rápidos surrealistas, donde el agua va a contracorriente.
La puesta en escena de Jude Law puede parecer sobreactuada pero lo cierto es que, si la obra dejara tiempo a la reflexión, de manera más natural y los momentos sentimentales no fueran tan explosivos, su actuación sería justificada. De igual modo sucede con el resto de actores, sus actuaciones aunque no sobresalientes, encajarían correctamente con la expresividad de Jude Law, siempre y cuando la historia fuera contada de manera sutil.
La dirección no hace mas que incrementar el abrumador efecto de no poder discernir entre el mundo interno de los personajes, los diálogos y sus emociones.
Cual texto exento de signos de puntuación. Si la película fuera un libro, mi único consejo al escritor sería ¡Despide a tu editor!
SSSSSS¡¡
15 de octubre de 2016
15 de octubre de 2016
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine que repasa la vida de personalidades del mundo del arte suele tener un acabado impecable y una ambientación certera, y en su mayoría resultan productos ordinarios incapaces de trasgredir sus formas para conocer las genialidades de sus personajes, tal es el caso de la ópera prima de Michael Gandage.
La película narra la historia del editor de libros Max Perkins (Colin Firth), editor responsable de los hoy textos clásicos de escritores como Ernest Hemingway (Dominic West), Francis Scott Fitzgerald (Guy Pearce) y de Thomas Wolfe (Jude Law), obsesivo y brillante capaz de detectar el talento de los escritores como pocos.
El eje de la película se centra en la relación de Perkins con el también obsesivo Wolfe, la relación de éste con su esposa (Nicole Kidman) y la manera en que trabajaban juntos para condensar los kilométricos textos de Wolfe y volverlos un éxito de ventas.
Como ya se mencionaba, la ambientación de la época y sus detalles en que se sucedían los hechos están muy logrados, destacándose el trabajo en el diseño visual y algunas correctas actuaciones, no así el contexto social de la época (La Gran Depresión), el cual apenas se menciona)
Pero el relato no consigue ahondar en la vida y motivaciones de los personajes principales, de los que apenas se esbozan ciertas características, donde Law compone a un Wolfe poco carismático, e incluso se toma un tiempo también totalmente desaprovechado para mostrar algo de Fitzgerald y Hemingway que no suma al resultado final de la película.
Así el exceso de corrección narrativa y un guión más enfocado en explotar sentimentalismos y lugares comunes dan como resultado un filme ordinario, olvidable y carente de pasión.
http://tantocine.com/pasion-por-las-letras-de-michael-grandage/
La película narra la historia del editor de libros Max Perkins (Colin Firth), editor responsable de los hoy textos clásicos de escritores como Ernest Hemingway (Dominic West), Francis Scott Fitzgerald (Guy Pearce) y de Thomas Wolfe (Jude Law), obsesivo y brillante capaz de detectar el talento de los escritores como pocos.
El eje de la película se centra en la relación de Perkins con el también obsesivo Wolfe, la relación de éste con su esposa (Nicole Kidman) y la manera en que trabajaban juntos para condensar los kilométricos textos de Wolfe y volverlos un éxito de ventas.
Como ya se mencionaba, la ambientación de la época y sus detalles en que se sucedían los hechos están muy logrados, destacándose el trabajo en el diseño visual y algunas correctas actuaciones, no así el contexto social de la época (La Gran Depresión), el cual apenas se menciona)
Pero el relato no consigue ahondar en la vida y motivaciones de los personajes principales, de los que apenas se esbozan ciertas características, donde Law compone a un Wolfe poco carismático, e incluso se toma un tiempo también totalmente desaprovechado para mostrar algo de Fitzgerald y Hemingway que no suma al resultado final de la película.
Así el exceso de corrección narrativa y un guión más enfocado en explotar sentimentalismos y lugares comunes dan como resultado un filme ordinario, olvidable y carente de pasión.
http://tantocine.com/pasion-por-las-letras-de-michael-grandage/
10 de diciembre de 2016
10 de diciembre de 2016
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez me decanto más hacia las películas devaluadas por los progrecríticos cuando éstos basan su nota en que se trata de un cine ‘antiguo’ o ‘convencional’, porque la experiencia me está llevando al convencimiento de que sus calificativos significan para ellos que el director les ha hecho pensar más que esporádicamente y, por si poco faltara, les ha cargado de deberes para su vuelta a casa. Ah, y dejándoles prácticamente en ayunas de efectos especiales, trepidante acción o informática!
Estupenda película, pues, muy bien realizada -aprovechando los acentos teatrales del director- con una cómplice banda sonora, fantástica fotografía, muy bien montada, encantadoramente ambientada, gran diseño visual, muy armónica en su ritmo y con una fabulosa interpretación de Colin Firth.
Quizás Jude Law sobreactúe un tanto o simplemente sea que el gran escritor Thomas Wolfe era personalmente insoportable, algo, por otra parte, frecuente entre los sobresalientes.
Especialmente recomendada para amantes tanto de la literatura y del mundo editorial como de sus conflicitivas interrelaciones, también en torno a la creatividad y su genialidad a la hora de compatibilizar intereses y criterios con el fin común de lograr el éxito.
Me ha impactado especialmente la apuestas del director por su espléndida, profunda y académica forma de concebir el cine, dando prioridad, en este caso, a que el espectador penetre en el intimismo de un editor enamorado del talento de sus escritores y dispuesto a entregar su vida por conseguir que el lector pueda tener en sus manos el texto que de mejor modo resalte y transmita el ingenio que él descubre.
Cine también didáctico que contribuye a incrementar el interés por la literatura y su proceso de elaboración.
Una magnífica película con las clásica hechuras que tanto añoramos [8 sobre 10]
https://elquiciodelamancebia.wordpress.com/2016/12/10/el-editor-de-libros-genius-2016-de-michael-grandage
EQM
Estupenda película, pues, muy bien realizada -aprovechando los acentos teatrales del director- con una cómplice banda sonora, fantástica fotografía, muy bien montada, encantadoramente ambientada, gran diseño visual, muy armónica en su ritmo y con una fabulosa interpretación de Colin Firth.
Quizás Jude Law sobreactúe un tanto o simplemente sea que el gran escritor Thomas Wolfe era personalmente insoportable, algo, por otra parte, frecuente entre los sobresalientes.
Especialmente recomendada para amantes tanto de la literatura y del mundo editorial como de sus conflicitivas interrelaciones, también en torno a la creatividad y su genialidad a la hora de compatibilizar intereses y criterios con el fin común de lograr el éxito.
Me ha impactado especialmente la apuestas del director por su espléndida, profunda y académica forma de concebir el cine, dando prioridad, en este caso, a que el espectador penetre en el intimismo de un editor enamorado del talento de sus escritores y dispuesto a entregar su vida por conseguir que el lector pueda tener en sus manos el texto que de mejor modo resalte y transmita el ingenio que él descubre.
Cine también didáctico que contribuye a incrementar el interés por la literatura y su proceso de elaboración.
Una magnífica película con las clásica hechuras que tanto añoramos [8 sobre 10]
https://elquiciodelamancebia.wordpress.com/2016/12/10/el-editor-de-libros-genius-2016-de-michael-grandage
EQM
12 de abril de 2017
12 de abril de 2017
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo es correcto, nada es notable. No es poca cosa hoy en día, pero podían haber sacado más fruto de la historia y de la pareja protagonista. Buenas interpretaciones de un reparto muy bueno, pero todos en papeles que realizan en su "zona de seguridad"; me quedo con el Scott Fitzgerald de Guy Pearce, corto en extensión pero lleno de matices y sensibilidad. Quizá el excesivo Wolfe cope de egoísmo e individualidad la película y la haga un pelín fría, muy británica.
En fin, este Genius de Grandage es aceptable pero podría habernos enamorado, porque las historias de los personajes que aparecen son extraordinarios en un momento de la Historia del s.XX apasionante.
PD. Otro punto a su favor es su no excesivo metraje.
En fin, este Genius de Grandage es aceptable pero podría habernos enamorado, porque las historias de los personajes que aparecen son extraordinarios en un momento de la Historia del s.XX apasionante.
PD. Otro punto a su favor es su no excesivo metraje.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here