Una tragedia humana
1931 

6.6
190
Romance. Drama
Clive, un adolescente de origen humilde, es acusado del asesinato de Roberta, su antigua novia, que se ahogó en extrañas circunstancias, durante un paseo en barca. Clive estaba a punto de conquistar a una rica heredera, cuando Roberta le comunicó que estaba embarazada. Su madre le acompaña durante todo el proceso judicial. (FILMAFFINITY)
13 de agosto de 2010
13 de agosto de 2010
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con cada película que veo de Josef von Sternberg, me sorprendo de la sabiduría y de la visión de futuro que poseía este director austríaco. Y lamento que no sea un montón de gente la que esté disfrutando y enriqueciéndose con sus magníficas obras. Su manera de entender la luz y su capacidad de aplicarla con plena sujeción a la interioridad humana, logrando así la real interconexión de cada ser con el universo. Su manera de entender el amor, visto como un sentimiento que alza el vuelo; que espera, pero no reclama; que da sin esperar reconocimiento; que acepta lo que sucede y no siente angustia porque no ocurre lo que se desea. Y su manera de entender la existencia donde, como en este filme, trasciende lo convencional para ver otras cosas en el comportamiento humano que el común de la gente no consigue ver, hace de Sternberg uno de esos directores cubiertos por el sino de la excelencia.
Hágase un recorrido por el cine de corte judicial y lo que se ve, comúnmente, es el juicio por asesinato culposo, por injusta inculpación, por asalto a mano armada o por violación carnal, donde se juzgan hechos y ninguna otra cosa. Lo que se juzga en “UNA TRAGEDIA HUMANA” es algo que muchos ignoran y que la mayoría no acepta, pero Sternberg y otros lo sabemos: no sólo asesina aquel que entierra el puñal o dispara la pistola, hay otras maneras de ser responsable de un crímen aunque, la justicia humana, con excesiva frecuencia, no lo tome a cuenta.
Pesará en esta película el terrible papel de la inacción, de la cobardía moral, de la mala intención que conduce a la indiferencia… Y así, quedaremos ante el espejo de nuestra propia responsabilidad en los hechos cotidianos que ensombrecen al mundo.
Basada en el libro de Theodore Dreiser, esta es la historia de un joven de 20 años que vive en Kansas City y quien, un día, se siente obligado a huír por haber sido testigo presencial de un delito que cometió un amigo. Así, llega a Lycurgus, New York, donde un pariente lo vincula a su empresa de camisería. Cuando Roberta Alden es puesta a su cargo, entabla con ella una relación amorosa prohíbida… y cuando más atado se siente, un nuevo amor complicará las cosas. Se encara aquí el error del darse fácil y las consecuencias de la imprevisión.
Sternberg da a su personaje, Clyde Griffiths, los mejores argumentos para su defensa, pero hará que otras cosas pesen tanto como las acciones, y que podamos trascender los patrones de conducta de una sociedad que suele ver solamente superficies y que siente menos, mucho menos, de lo que conviene. Valdría prestar atención a los argumentos de la madre misionera y unas palabras suyas tienen eco para todos:
“De alguna manera, en alguna parte, por fin encontrarás el buen camino”.
Hágase un recorrido por el cine de corte judicial y lo que se ve, comúnmente, es el juicio por asesinato culposo, por injusta inculpación, por asalto a mano armada o por violación carnal, donde se juzgan hechos y ninguna otra cosa. Lo que se juzga en “UNA TRAGEDIA HUMANA” es algo que muchos ignoran y que la mayoría no acepta, pero Sternberg y otros lo sabemos: no sólo asesina aquel que entierra el puñal o dispara la pistola, hay otras maneras de ser responsable de un crímen aunque, la justicia humana, con excesiva frecuencia, no lo tome a cuenta.
Pesará en esta película el terrible papel de la inacción, de la cobardía moral, de la mala intención que conduce a la indiferencia… Y así, quedaremos ante el espejo de nuestra propia responsabilidad en los hechos cotidianos que ensombrecen al mundo.
Basada en el libro de Theodore Dreiser, esta es la historia de un joven de 20 años que vive en Kansas City y quien, un día, se siente obligado a huír por haber sido testigo presencial de un delito que cometió un amigo. Así, llega a Lycurgus, New York, donde un pariente lo vincula a su empresa de camisería. Cuando Roberta Alden es puesta a su cargo, entabla con ella una relación amorosa prohíbida… y cuando más atado se siente, un nuevo amor complicará las cosas. Se encara aquí el error del darse fácil y las consecuencias de la imprevisión.
Sternberg da a su personaje, Clyde Griffiths, los mejores argumentos para su defensa, pero hará que otras cosas pesen tanto como las acciones, y que podamos trascender los patrones de conducta de una sociedad que suele ver solamente superficies y que siente menos, mucho menos, de lo que conviene. Valdría prestar atención a los argumentos de la madre misionera y unas palabras suyas tienen eco para todos:
“De alguna manera, en alguna parte, por fin encontrarás el buen camino”.
19 de mayo de 2024
19 de mayo de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No la había visto. O eso creo. Pero confirmo que esta tragedia americana de von Sternberg es, simplemente, superior, cosa no muy difícil por otra parte, al más famoso, eso sí, remake que George Stevens firmará sobre el mismo argumento extraido de la novela de Theodore Dreiser, con Montgomery Cliff y Elizabeth Taylor, 20 años después, y que entre nosotros, se llamaría Un lugar en el sol.
En cuanto al reparto femenino me quedo sin dudarlo con Sylvia Sidney y la mítica Frances Dee. Y en papel principal me temo que Monty no hace sino repetir lo que ya Phillips Holmes había compuesto en su creación de Clive, ese joven advenedizo que, entre sus dudas e inconsciencia, se ve envuelto en un baile de relaciones con la gran clase americana, esa american high class entregada a las fiestas y las risas, pero sin acertar a ver que, muy pronto, las tornas cambiarán de signo, y que lo que hoy es pura y desatada diversión, muy pronto digo se convertirá en los terribles avatares de una Guerra Mundial, la 2ª, que, de manera definitiva, y como le sucede a Clive, a todos nos cambiará. irremisiblemente.
Además, y por si todo esto fuera poco, Una tragedia americana goza de las excelencias del primer cine sonoro (Scarface, King-Kong, El malvado Zaroff, etc.) que, como sucedió con los últimos años del cine silente (Y el mundo marcha, Luces de la ciudad, etc.), inundó las salas de cine con soberbias películas, como si el sonoro ¡hola! de aquél no qusiera desmerecer del silencioso y majestuoso canto de cisne que entonara éste.
En cuanto al reparto femenino me quedo sin dudarlo con Sylvia Sidney y la mítica Frances Dee. Y en papel principal me temo que Monty no hace sino repetir lo que ya Phillips Holmes había compuesto en su creación de Clive, ese joven advenedizo que, entre sus dudas e inconsciencia, se ve envuelto en un baile de relaciones con la gran clase americana, esa american high class entregada a las fiestas y las risas, pero sin acertar a ver que, muy pronto, las tornas cambiarán de signo, y que lo que hoy es pura y desatada diversión, muy pronto digo se convertirá en los terribles avatares de una Guerra Mundial, la 2ª, que, de manera definitiva, y como le sucede a Clive, a todos nos cambiará. irremisiblemente.
Además, y por si todo esto fuera poco, Una tragedia americana goza de las excelencias del primer cine sonoro (Scarface, King-Kong, El malvado Zaroff, etc.) que, como sucedió con los últimos años del cine silente (Y el mundo marcha, Luces de la ciudad, etc.), inundó las salas de cine con soberbias películas, como si el sonoro ¡hola! de aquél no qusiera desmerecer del silencioso y majestuoso canto de cisne que entonara éste.
3 de marzo de 2025
3 de marzo de 2025
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"Un lugar en el sol" (George Stevens, 1951) me pareció algo almibarada, amanerada, dolorosa. Muy bien rodada, con dos actores en el cenit de su carrera, en su mejor momento, es en el que comienzan a despegar y todo es posible. Pero no llegó a impactarme del todo. Más que nada porque el melodrama no es mi género.
Era, ya se sabe, un remake de esta. Sobre la misma novela y con un argumento sin apenas variaciones (al menos yo no los he percibido).
Tiene algo de acartonado, pero los actores son magníficos: Sylvia Sidney, con su cara de no haber roto un plato, entre niña y dulce. La he visto en varias cosas de Lang, de Hathaway, de Hitchcock. Esa mirada caía de los ojos, con la frente amplia y limpia.
El actor principal es Phillips Holmes un actor al que he visto menos. Sólo en "El código criminal" (Howard Hawks, 1930), que no recuerdo demasiado. La trama ligeramente, y a él poco.
Frances Dee es la chica enamoradiza. Tampoco la he visto mucho. Alguna cosa de Cromwell, alguna otra de Hathaway. Poca cosa. También interviene Irvin Pichel, más conocido por mi en su rol de director.
Es un poco acartonada, no tanto en las actuaciones, sino en la composición, en los planos, en el pase de plano a plano. Se nota que es una película antigua. Aun así es espléndida. entretiene y es agradable de ver, aunque sabes que el drama está servido, que necesariamente tiene que salir mal. Que el crimen, sobre todo si es pasional, no puede devengar réditos.
Me han gustado mucho los contraluces que maneja en los momentos dramáticos, escondiendo los ojos, las manos, los objetos, con la intención de dramatizar la escena, el argumento, el contexto.
Quizá los humanos se ven compelidos a hacer cosas que no quieren hacer. Pero el salto emocional y criminal en comentar un homicidio no se justifica por nada. Es un salto moral que el ser humano no tiene previsto socializar.
Era, ya se sabe, un remake de esta. Sobre la misma novela y con un argumento sin apenas variaciones (al menos yo no los he percibido).
Tiene algo de acartonado, pero los actores son magníficos: Sylvia Sidney, con su cara de no haber roto un plato, entre niña y dulce. La he visto en varias cosas de Lang, de Hathaway, de Hitchcock. Esa mirada caía de los ojos, con la frente amplia y limpia.
El actor principal es Phillips Holmes un actor al que he visto menos. Sólo en "El código criminal" (Howard Hawks, 1930), que no recuerdo demasiado. La trama ligeramente, y a él poco.
Frances Dee es la chica enamoradiza. Tampoco la he visto mucho. Alguna cosa de Cromwell, alguna otra de Hathaway. Poca cosa. También interviene Irvin Pichel, más conocido por mi en su rol de director.
Es un poco acartonada, no tanto en las actuaciones, sino en la composición, en los planos, en el pase de plano a plano. Se nota que es una película antigua. Aun así es espléndida. entretiene y es agradable de ver, aunque sabes que el drama está servido, que necesariamente tiene que salir mal. Que el crimen, sobre todo si es pasional, no puede devengar réditos.
Me han gustado mucho los contraluces que maneja en los momentos dramáticos, escondiendo los ojos, las manos, los objetos, con la intención de dramatizar la escena, el argumento, el contexto.
Quizá los humanos se ven compelidos a hacer cosas que no quieren hacer. Pero el salto emocional y criminal en comentar un homicidio no se justifica por nada. Es un salto moral que el ser humano no tiene previsto socializar.
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