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Imperio

Intriga. Drama La percepción de la realidad de una actriz (Laura Dern) se va distorsionando cada vez más. Al mismo tiempo descubre que, quizá, se está enamorando de su partenaire (Justin Theroux) en un remake polaco inconcluso y supuestamente maldito. (FILMAFFINITY)
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10
23 de febrero de 2007
720 de 950 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lynch, no te mueras nunca. Cuando tú te vayas, no quedará nadie.

Sus cortos en digital me habían parecido indudablemente flojos. El trailer me echó para atrás, con esas imágenes feas, descuidadas. Las críticas eran casi unánimemente negativas, incluídas las de sus seguidores. Todo parecía indicar el declive de un cineasta que había hecho, en la era moderna, varias obras maestras. Me esperaba ver el “Topaz” particular de David Lynch, su caída manierista, al sentarme en la butaca.

Tres horas más tarde, salí del cine con lágrimas en los ojos, incrédulo ante lo que acababa de ver. En una era de mediocridad generalizada, de películas basura, de globos inflados por la crítica y genios de todo a cien, de decepción tras decepción y que pase la siguiente, voy y me encuentro, en cine de estreno, con esto. Una obra monumental, profunda y sentida, en la que el autor se deja el alma y el corazón. Que traspasa la barrera de producto elaborado para adquirir la forma de un trozo de alma, de exorcismo personal llevado al límite, sin miedo a arrugarse el traje. Entiende el camino del largometraje no como un avance lineal, sino en profundidad. Si la película dura tres horas, significa que debe tener esa dimensión, en el sentido más amplio del término, y no solamente esa duración. ¿Os acordáis del Detalle, esa cosa en vías de extinción? ¿Os acordáis de él, de Velázquez, de Bach, de Frank Lloyd Wright, de Vértigo, de Twin Peaks? ¿De cómo la Obra Maestra se construía ladrillo a ladrillo, del baile de relaciones, preciso, enigmático, entre el conjunto y el detalle, su elevación paulatina, la magia escondida bajo la alfombra? Debéis acordaros. Debéis recordar los tiempos en que el espectador MIRABA y era activo, cuando éste iba a por la obra y no al revés. Cuando inquiría curioso, estudiaba la esquina, se empapaba de Emoción. Pura. Y dura. No es un experimento, es el fin del camino. Las pruebas quedaron atrás y desembocaron en este mar. ¿Puedes ver el baile de formas, la asociación de imágenes, el diálogo preciso, nítido, con la música? ¿Puedes ver su magia pura, su capacidad conmovedora infinita? Nadie sabe hoy parar el tempo. Hacer que el tiempo se detenga, flotante, y prolongar esa mueca de idiota, esa mirada escrutadora a la pantalla, durante minutos. La película no dura ni tres horas ni tres días, la película NO dura. ¿Se me entiende? Lynch oyó mis gritos y mató al guión. Muerte al guión, descanso eterno para el argumento. El guión es una herramienta más, un elemento de rodaje más, papel mojado encima de una mesa. Lo saben los Lumière, lo saben los primigenios y lo sabe el cine, de definición: Imágenes y Música. Seis años después, algo volvió a suceder en una sala oscura. Que esto no acabe, por Hitch. Que esto no se apague nunca.
2
26 de octubre de 2008
476 de 720 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí, lo habéis adivinado. Pertenezco al gremio de usuarios de Filmaffinity que en un día lúcido hasta nos sabemos atar los cordones de las botas e incluso dibujar nuestro retrato si nos dan un seis y un cuatro. Así somos los memos a los que nos gusta el cine cuando nos topamos con un engendro intelectual como el que nos ocupa: se nos queda cara de radiador. Da igual si poseés una educación superior o en tu barrio te llaman "el raro que se queda mirando las bombillas". No importa lo loco que estés o que en el trabajo te señalen con el dedo como aquel tipo al que no le gustó Torrente. Siempre te quedará Lynch.

Gracias a él podrás descender varios peldaños de la pirámide cultural y asumir de lleno el vestigio de animalidad innato que habita en cada uno de nosotros y que pensaste que se diluiría con el tiempo. A las cosas hay que llamarlas por su nombre y a la mierda hay que llamarla mierda. En las antípodas duerme aquel director que rodara mi serie de tv favorita de todos los tiempos. La mente humana juega en demasiadas ocasiones con nuestro ego y al parecer el que uno imprima un estilo único no le basta, sino que tira de la madeja persiguiendo la ida de olla más brutal en vez de perfeccionar una corriente fílmica inédita entre sus contemporáneos. No hombre no!!, hay que ser el más pirado de la cofradía y certificar para la posteridad tu lugar alejado del vulgo, dónde las loas de tus admiradores no tropiecen en el camino con propuestas similares y sea este un viaje hacia lo distinto, lo oculto o lo rompedor. Sí, y lo penoso también.

Lo cierto es que envidio a mi amigo Tomine, que le casca un diez a la peli y realiza una de las mejores críticas que he leído en esta web, animándome a alquilar este despropósito de tres horas que me he tragado sin rechistar. Uno de los críticos remunerados que cita FA sostiene que Inland Empire es "la primera obra maestra del poscine". Ya sabéis... cuando a uno le pagan por rellenar espacios sin tener ni puta idea de cine, justifica su sueldo con pedanterías del tipo "poscine", es decir, cine futurista con probabilidades de convertirse en corriente ideológica y liderada por este sujeto, e introduciendo el término surrealismo para que cualquier cagamandurria que se escriba no carezca de empaque y conseguir así la coartada perfecta de sus pppprrrrffffffff... mentales.

Cine dentro del cine, vidas dentro de otras vidas y sucesos que se solapan en líneas temporales diferentes, apoyado por cientos de primerísimos primeros planos que buscan bien a las claras acentuar la perplejidad de los espectadores nearthentalienses como yo. El guión no forma parte de la producción y si lo hay, es una servilleta del Mc Donnals más cercano. Se rechaza por arcaico en pos de una nueva era de fabricar imágenes sin el lastre del papel pintado, pariendo engendros ¿surrealistas? como esta obra, injusta y desproporcionada penitencia que quiénes no comulgamos con ruedas de molino hemos debido por desgracia digerir.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Le subo un punto, obviamente, por el par de peras que David saca en su peli, no tanto por su perfección geométrica y sofisticado estilismo, sino por los halagos que éstas reciben de parte de las buenorras que acompañan al monumento que las lleva. Me he puesto muy bruto en un momento.

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Un último apunte por falta de espacio:

"Hablar de argumento en 'Inland Empire' es casi una ordinariez. (...) ¿Totum revolutum?¿Sancta sanctorum? Sin duda. De todo, menos tomadura de pelo. (...) ¿Qué tiene de malo echarse una partidita y desperezar a ese fósil llamado Séptimo Arte? (Javier Cortijo: Diario ABC)

A este tipo de cadáveres con pluma me refería en el tercer párrafo de mi crítica. No sé cual de las tres líneas me encrespa más, aunque mucho me da que es la última.

Tienes razón Javier, es una ordinariez hablar de argumento. Puaggg, qué asco!!!, es mucho mejor la improvisación de la imágen como vehículo doctrinal. Desconocer lo que vamos a realizar porque algo saldrá, y no podemos permitir que un aspecto tan fatuo como el guión o el argumento defenestren una gafapastada como esta con la que poder mear bechamel desde las páginas de nuestro periódico.

Después apelamos a una especie de revolución vacía de contenido pero rompedora en sus formas y nos subimos al carro del snobismo y la estupidez sentenciando a lo latino que te ha gustado mucho porque es de siempre una moda que lo rompedor ha de ser bueno, y además tratando a las masas con educación. Qué no falte maestro, qué es un pilar muy importante.

Y rematamos el párrafo de tres líneas sugiriendo que este tipo de productos revalorizan un tiempo de Cine en estado comatoso, cuando dos años antes el amigo Clint Eastwood demostró a todos los putos modernillos y gafapastillas en general, lo que alguién de talento puede crear con un pequeño guión de apenas 30 páginas, engrandeciendo la Historia del Cine al realizar Million Dollar Baby, una película estricta con los parámetros formales del séptimo de arte y rebosante de vitalidad con las viejas reglas que componen la narración de acontecimientos. Demostró lo que uno puede conseguir ciñéndose a unos dogmas más antiguos que él, y por extensión, mucho más complicados y perros que el cagarro de película llamado Inland Empire.

Pero no se enfade, que yo también tengo mi opinión, eh? y escribiendo gratis...
7
15 de febrero de 2008
242 de 266 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes que nada me gustaría decir que esto solo es mi punto de vista, tan válido como cualquier otro.
David Lynch es un director que últimamente se caracteriza por dejar sus películas muy abiertas a las interpretaciones de los espectadores. Personalmente esto es algo que me agrada, porque de vez en cuando apetece hacer un ejercicio de reflexión frente a la pantalla. Este tipo de cine es todo lo contrario a las típicas películas que te lo sirven todo en bandeja. Tendremos que hacer un esfuerzo y relacionar todo lo que nos propone el director.
En cuanto a mi valoración de la película le doy un siete porque, aunque me parece muy buena y para nada me ha decepcionado, creo que el uso de la cámara digital resta belleza a este ejercicio lleno de símbolos, y además me parece que está un peldaño por debajo de "Mullholland Drive".

A continuación expongo mi interpretación de la pelicula:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Inland Empire trata de una chica polaca, ex prostituta, que se enamora de un tipo que no puede tener hijos, por tanto el niño que aparece al final de la película es un hijo ilegítimo.
Esta chica observa en el televisor una película que le recuerda a su vida. Es una película de amores, infidelidades y asesinato. La película que esta viendo la chica en la televisión a su vez habla de una actriz que va a protagonizar una película "máldita", y el rodaje de esta.
Por tanto tendríamos a tres personajes fundamentales; la chica polaca, la actriz y el personaje que esta interpreta.
Estos tres personajes pertenecen a un mundo distinto cada uno y todos ellos son la proyección de uno solo; el de la chica polaca.
Laura Dern no puede distinguir entre el mundo de la actriz y el del papel que esta interpreta, y la chica polaca a su vez se identifica con Laura Dern.
Por tanto estamos ante la continua conexión entre estos tres mundos, en los que nos encontramos con personajes comunes ya que la chica polaca identifica a los personajes de la ficción con personajes reales. Ejemplos: las prostitutas, el marido de la actriz y de la chica (son la misma persona), el chulo...
El desenlace nos muestra a Laura Dern disparando contra el chulo lo cual, para mí, simboliza la muerte del chulo a manos del marido de la chica polaca con la pistola que le han dado esos ancianos. Este asesinato aparece representado así porque la chica polaca no es capaz de matar al chulo, pero Laura Dern (alter ego de la chica) si, y a la chica le hubiera gustado poder hacerlo. A través de un complicado mundo de pasillos y escaleras Laura Dern entra en la habitación en la que esta la chica la abraza y la besa. Esto simboliza la "liberación" de la chica que podrá ser feliz con su hijo y su marido (que acepta al niño como propio).

Espero que se haya entendido mi explicación pero si una película así es dificil de entender más dificil todavia es intentar explicarla.
Saludos
9
2 de marzo de 2007
263 de 355 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sala nº 5 de los cines Renoir de Plaza España podría formar parte del universo de David Lynch. Reducida como si de un alargado pasillo se tratase. Filas con la numeración cubierta con cinta adhesiva negra, compuestas por butacas tapizadas de tela violeta y una numeración ilógica: 3-1-2-4. Pese a que el espectador puede estar perdido por unos instantes todo es coherente: tan sólo hay que preguntar y contar las filas. Una vez sentado se debe esperar a que en la diminuta pantalla se proyecte la película.

El espectador también se encuentra perdido cuando visiona “Inland Empire”, cuando Laura Dern abre puertas adentrándose en universos paralelos y oníricos.
Tomine nos remonta a los inicios, cuando el cine era IMAGEN, cuando la FASCINACIÓN trasportaba al espectador a otro mundo, a otro universo dónde la MÚSICA se fusionaba con la proyección. El cine era así pero el espectador corría el riesgo de perderse. ¿Cómo entendería ese espectador un flash-black? ¿Cómo podría introducirse en una narración compleja como la de “La carreta fantasma” (1921)? Existía a veces una figura en los cines. Un narrador que explicaba al espectador lo que se proyectaba. Lo que era un sueño, un recuerdo, lo que formaba parte del relato y el porqué se encontraba en la narración.

Ahora el espectador no está perdido. No necesita de ayuda. El cine actual le ofrece una fórmula de fácil solución. Le muestra una suma simple: “dos más dos son…” y el espectador ha averiguado desde los primeros diez minutos la solución lógica al problema.
Pero Lynch es insobornable desde que se adentró a la deformación del subconsciente fílmico con “Cabeza borradora”. Podría ser el nuevo Tod Browning (“El hombre elefante”) o el moderno John Ford (“Una historia verdadera”) pero eligió otro camino, otra senda cinematográfica, otros riesgos, otro cine. Un cine inimitable que sigue los pasos, ahora en formato digital, de “Carretera perdida” y “Mulholland Drive”.

¿Tomadura de pelo? ¿Fascinación? ¿Qué hubiese pasado si Lynch no figurase en los títulos de crédito? ¿Si esa troupe de pedantes más falsos que una moneda de dos caras que siguen y aplauden su obra odiasen esta misma propuesta si la hubiese dirigido otro director? ¿Se es acaso ya un pedante por admirar el cine de Lynch?

Pero aparecen otras preguntas:
¿Dónde acaba la relación de un actor con su personaje? ¿Del director con su obra? ¿Cuánto debe durar una película? ¿Dónde debe encontrarse su final? ¿Dónde está el génesis del personaje? ¿Y si el actor no supiese qué papel está interpretando? ¿Si tuviese que encontrar a los fantasmas y el espectro que lo componen? ¿Con qué sueñan los actores? ¿No soñamos el resto de mortales con nuestro trabajo? ¿Dónde se encuentra ese límite entre realidad y ficción? ¿Existe el meta-meta-meta-cine? ¿No es acaso “Inland Empire” una cinematográfica revisión de Lynch de “Opening Night”? ¿De un reencuentro del actor con el origen de su papel? ¿Del descubrimiento del cine con el cine?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Una espectadora entró en la sala cuando otros llevábamos dos horas. Estaba perdida: se había equivocado de sesión, de sala, de película. Miró a la pantalla y allí estaban dos actores hablando en polaco. Podría ser cualquier película. Podría ser su película. Revisó su entrada pero no veía nada. Estaba rodeada de una completa oscuridad. Volvió a mirar la pantalla y a las butacas repletas de espectadores. Decidió irse. Nadie la ayudó. Abrió la puerta por la que había entrado y despareció. En ese momento Laura Dern abría otra puerta a otro nuevo universo.

La proyección acabó (con tres bajas) y después de los títulos de crédito se escucharon aplausos. Mi amiga namusi y el que escribe abandonamos la sala con un ‘destello’ que nos indicó el final, el camino a la salida. Nos adentramos nuevamente en la realidad.
Hablamos. Nos preguntábamos a cuántos de esos espectadores que aplaudían les había gustado realmente la película. Prefiero a los que ‘odian’ a Lynch (mi apoyo incondicional para Agitador Nokturno y Gilbert entre otros) que a aquellos que quieren ir de pedantes y modernos, aunque tal vez yo sea uno de ellos y no lo sepa.
Yo no aplaudí pese a que “Inland Empire” me parece una maravilla. El luto y el amor es mejor llevarlos dentro. Esperando a que alguien abra la verdadera puerta y descubra esos ‘sueños’ ocultos.
3
22 de noviembre de 2008
245 de 338 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lea atentamente el texto que se expone a continuación.

Elipsis. Nadie. Recuerdo. Elección. Albedrío. Laura. Imagen. Descenso. Alucinación. Divagar. Ensueño. Luz. Unidad. Nunca. Ifigenia. Campo. Olvido. Sueño. Idilio. Ganas. Nieve. Ilíaco. Fuera. Infiltrar. Cuento. Amante. Dolor. Olvido. Quién. Ubicuo. Estela. Travelling. Inspiración. Extraño. No. Elegía. Éxodo. Soledad. Travesía. Aberración. Pánico. Emancipación. Locura. Imitosis. Conejos. Ubicuo. Lejos. Álgido. Enano. Solipsismo. Éxodo. Laconismo. Dern. Emoción. Química. Utilidad. Ectoplasma. Hécate. Albúmina. Yo. Queratolítico. Útero. Estío. Silencio. Esfinge. Rareza. Música. Único. Yema. Gehena. Irons. Lúbrico. Idiocia. Perséfone. Oda. Lucidez. Lamento. Ascenso. Somnífero. Plétora. Alimento. Retórica. Avistar. Baile. Umbral. Suerte. Cámara. Anillo. Recuerdo. Liofilización. Estilo. Universal. Nuestro. Silogismo. Ímprobo. Grande. Nítido. Infierno. Fatalismo. Imaginación. Clave. Áulide. Duelo. Órdago.

Por favor, elija entre estas dos opciones:

a) Esto es una tomadura de pelo. Le daré al No para que escarmiente esta tipa, por pretenciosa.

b) ¡Qué gran crítica! Le daré al Sí, porque la verdad, todas esas palabras juntas suenan estupendamente, aunque no peguen ni con cola y no entienda ni la mitad.

Si ha escogido la b, sin duda está usted preparado para ver "Inland Empire".
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