El signo de Venus
6.2
315
Comedia. Drama
Cesira vive en casa de su prima Agnese. Agnese es hermosa, mientras que Cesira, soñadora y sentimental, es poco agraciada. Agnese atrae hacia sí todas las miradas, Cesira, en cambio pasa siempre inadvertida. A pesar de ello, Cesira sueña con hallar un día al hombre de su vida, pues una adivina le ha dicho que está en el "signo de Venus". Un día, conoce a Romolo, un muchacho que vive de expedientes, y a Alessio, un hombre maduro que se ... [+]
16 de febrero de 2010
16 de febrero de 2010
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Italia profunda. ¿Qué creen ustedes, qué solo existía profundidad en España? Ha habido muchos países con profundidades.
El signo de Venus con la historia de la fea y la guapa se encarga de darnos un ejemplo de lo difícil que es, diariamente, mantener el espíritu con un nivel de ilusión mínimo, aunque sea escaso, con miguitas de ilusión, en una sociedad básicamente pobre, pícara y de apariencias... Para ello utiliza el drama disfrazándolo de un humor que no existe, o que no es tal, muy latino. Las dos respetabilísimas primas salen en busca del amor. Una lo tiene fácil… Exacto: la guapa; por lo tanto es la prima fea la que tiene que luchar más y, como suele pasar, encima es la más sensible, la más débil o la más necesitada… Al menos así me lo parece (en realidad no lo sé) pero la película tantea la profundidad de esos sentimientos.
En medio de este drama terrible como es la búsqueda del amor, lo peor que hay junto con la búsqueda de empleo y el hecho inexorable de que nunca podrás ser tan alto como la luna y que jamás podrás izarte sobre el suelo empujando hacia arriba de los cordones de tus zapatos, se le presentan encima a la fea ni más ni menos que los amigos Sordi (el doctor Proyecto); De Sica, el poeta engañabobos y Vallone, un bombero (vamos: El trío de la Muerte). Peligro.
La mujer luchará contra estos tres grandes actores… Estos fenómenos actores italianos de juntar las yemas de los dedos hacia arriba y agitar la mano de arriba abajo. Ya me diréis que puede hacer una inocente alma contra la experiencia y el saber de estos tíos.
Qué bueno Sordi, como baila el jodido. La vida profunda es muy ingrata, ojalá todo fuera superfluo. Y esto es el signo de Venus.
El signo de Venus con la historia de la fea y la guapa se encarga de darnos un ejemplo de lo difícil que es, diariamente, mantener el espíritu con un nivel de ilusión mínimo, aunque sea escaso, con miguitas de ilusión, en una sociedad básicamente pobre, pícara y de apariencias... Para ello utiliza el drama disfrazándolo de un humor que no existe, o que no es tal, muy latino. Las dos respetabilísimas primas salen en busca del amor. Una lo tiene fácil… Exacto: la guapa; por lo tanto es la prima fea la que tiene que luchar más y, como suele pasar, encima es la más sensible, la más débil o la más necesitada… Al menos así me lo parece (en realidad no lo sé) pero la película tantea la profundidad de esos sentimientos.
En medio de este drama terrible como es la búsqueda del amor, lo peor que hay junto con la búsqueda de empleo y el hecho inexorable de que nunca podrás ser tan alto como la luna y que jamás podrás izarte sobre el suelo empujando hacia arriba de los cordones de tus zapatos, se le presentan encima a la fea ni más ni menos que los amigos Sordi (el doctor Proyecto); De Sica, el poeta engañabobos y Vallone, un bombero (vamos: El trío de la Muerte). Peligro.
La mujer luchará contra estos tres grandes actores… Estos fenómenos actores italianos de juntar las yemas de los dedos hacia arriba y agitar la mano de arriba abajo. Ya me diréis que puede hacer una inocente alma contra la experiencia y el saber de estos tíos.
Qué bueno Sordi, como baila el jodido. La vida profunda es muy ingrata, ojalá todo fuera superfluo. Y esto es el signo de Venus.
31 de enero de 2017
31 de enero de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En primer plano, un poco a la izquierda Vittorio De Sica habla en registro emotivo, retórica decimonónica,de la bohemia del XIX, apelando a ideales y sentimientos que que él mantiene con dignidad frente al signo de los tiempos. Ligeramente a la derecha , en segundo plano se distingue empleado municipal con una enorme manguera echando agua a las calles de tierra de una avenida recién construida y todavía no asfaltada entre bloques de pisos de reciente construcción esperando a las jovenes parejas.. Un mundo que se va y otro que ya ha venido. Y todo con gracia, con ligereza, con el encanto de este cine italiano de los cincuenta.
Hay también esa mezcla de dialectos, romano, milanese, napolitano, siciliano en los distintos personajes. Dentro de ese fresco social vemos también el acoso a que son sometidas las mujeres que se incorporan al mercado laboral, los frotteurs de los transportes públicos, los tocamientos de los jefes...
Hay también esa mezcla de dialectos, romano, milanese, napolitano, siciliano en los distintos personajes. Dentro de ese fresco social vemos también el acoso a que son sometidas las mujeres que se incorporan al mercado laboral, los frotteurs de los transportes públicos, los tocamientos de los jefes...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
También se parodian los círculos artísticos y existencialistas. Por cierto, de lo mejor de la película es esa chica bajita que vemos bailar en la fiesta derrochando estilo y clase. Sordi parodia al romano rufianesco y castigador con las mujeres.
Paredes desconchadas, antiguos pisos, calcetines colgados puesto a secar en las habitaciones de la italia de De Sica y numerosos planos de avenidas, calles, y edificios nuevos de pisos y mujeres jovenes corriendo a coger el tranvia...de la futura Italia.
Paredes desconchadas, antiguos pisos, calcetines colgados puesto a secar en las habitaciones de la italia de De Sica y numerosos planos de avenidas, calles, y edificios nuevos de pisos y mujeres jovenes corriendo a coger el tranvia...de la futura Italia.
9 de julio de 2009
9 de julio de 2009
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una comedia satírica de la época (los años 50) en que a los italianos les gustaba mostrarse con sus personajes populares y sinvergüenzas vividores; las mujeres ingenuas y sentimentales, produciendo situaciones cómicas que nos han divertido mucho a los argentinos, pues reconocemos costumbres y modos de ser que nos son familiares entre nosotros. Con una diosa: Sofía Loren en sus 21 años, y el virtuoso Vittorio de Sica en sus 54. Interesante representación de la época en Roma, del lenguaje vertiginoso de los romanos y de la gracia feroz de sus comedias.
11 de marzo de 2021
11 de marzo de 2021
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La guapa y la fea. A la primera todos la tocan, soban y desean (hay que ver cuanto moscón la asedia). A la segunda nadie la quiere. La primera es inocente, generosa y buena. La segunda también cándida y dadivosa, pero algo más mala pécora, más intriganta, envidiosa y falsa.
Y a los hombres les damos de comer aparte, vaya fauna, qué panorama desde el puente, desde el vendedor de coches robados, inmenso Sordi como increíble tahúr, al policía del fuego o más bien bombero, no está mal Vallone como mediocre hombre guapo promedio, banal y amoral, pasando por un objetivo viviente, fotógrafo del pánico que todo lo observa, escruta y juzga con su mirada de aguilucho, bien De Filippo, hasta llegar al mejor de todos siempre, el inefable Vittorio De Sica como eterno pícaro de medio pelo y siete suelas que no tiene donde caerse muerto y a todo el mundo sablea, sin prisa ni descanso, nada se le escapa.
Las mujeres son Sophia Loren, perfecta aunque tal vez un poco sosa, muy jovencita y despampanante, y Valeri (parece que como homenaje a Paul Valery, nada menos), mucho menos bella y trata de ser más aviesa, pero la pobre nada, no puede, aunque también lo borda.
Es tremendo comprobar cómo los italianos son capaces de convertir o transformar la mayor miseria humana, toda su abismal bajeza, en algo divertido y ligero, absurda y aburridamente acostumbrado, sin ninguna importancia o peso; ellos sí que están más allá del bien y del mal de verdad, no como aquel tronado alemán, como el que mira a un escarabajo pelotero hacer sus cosas, tristes rutinas o muchos quehaceres diarios, los placeres y los días de los bichos, de esa manera observan la realidad y lo humano, a través del cine, especialmente en el periodo comprendido entre finales de los cuarenta y los sesenta, entre el neorrealismo y la comedia, con Cesare Zavattini, que aquí también aparece como colaborador en el guion, como escritor indispensable y con el citado más arriba De Sica como Padre padrone o jefe de todo esto, y con directores como Lattuada, el que aquí nos ocupa Risi o Comencini, por poner solo tres ejemplos de entre un montón de posibles candidatos, marcando el ritmo.
La película no es tan buena como otras de su misma época y condición, clase o estilo, más obvia y caótica, pero es fiel a los principios de la buena observancia y el mucho cachondeo, capaz de aunar con cierta brillantez lo tierno y lo más sarcástico, el retrato y el relajo, lo más cruel y lo más bondadoso, la hiel y la miel, la parodia esperpéntica y el realismo severo, aunque más de lo primero.
Al final ganan los malos, o no tanto.
Y a los hombres les damos de comer aparte, vaya fauna, qué panorama desde el puente, desde el vendedor de coches robados, inmenso Sordi como increíble tahúr, al policía del fuego o más bien bombero, no está mal Vallone como mediocre hombre guapo promedio, banal y amoral, pasando por un objetivo viviente, fotógrafo del pánico que todo lo observa, escruta y juzga con su mirada de aguilucho, bien De Filippo, hasta llegar al mejor de todos siempre, el inefable Vittorio De Sica como eterno pícaro de medio pelo y siete suelas que no tiene donde caerse muerto y a todo el mundo sablea, sin prisa ni descanso, nada se le escapa.
Las mujeres son Sophia Loren, perfecta aunque tal vez un poco sosa, muy jovencita y despampanante, y Valeri (parece que como homenaje a Paul Valery, nada menos), mucho menos bella y trata de ser más aviesa, pero la pobre nada, no puede, aunque también lo borda.
Es tremendo comprobar cómo los italianos son capaces de convertir o transformar la mayor miseria humana, toda su abismal bajeza, en algo divertido y ligero, absurda y aburridamente acostumbrado, sin ninguna importancia o peso; ellos sí que están más allá del bien y del mal de verdad, no como aquel tronado alemán, como el que mira a un escarabajo pelotero hacer sus cosas, tristes rutinas o muchos quehaceres diarios, los placeres y los días de los bichos, de esa manera observan la realidad y lo humano, a través del cine, especialmente en el periodo comprendido entre finales de los cuarenta y los sesenta, entre el neorrealismo y la comedia, con Cesare Zavattini, que aquí también aparece como colaborador en el guion, como escritor indispensable y con el citado más arriba De Sica como Padre padrone o jefe de todo esto, y con directores como Lattuada, el que aquí nos ocupa Risi o Comencini, por poner solo tres ejemplos de entre un montón de posibles candidatos, marcando el ritmo.
La película no es tan buena como otras de su misma época y condición, clase o estilo, más obvia y caótica, pero es fiel a los principios de la buena observancia y el mucho cachondeo, capaz de aunar con cierta brillantez lo tierno y lo más sarcástico, el retrato y el relajo, lo más cruel y lo más bondadoso, la hiel y la miel, la parodia esperpéntica y el realismo severo, aunque más de lo primero.
Al final ganan los malos, o no tanto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y ella se queda para vestir santos.
Conclusiones, grandes momentos o por lo menos interesantes en algún aspecto.
- Cuando De Sica está a punto de mangarle también el café a la pobre escribidora.
- Los cortes de pelo de esta.
- La cena gorroneada, póngalo en mi cuenta, finalmente por todos.
- El bailoteo imperial de Sordi, cómo se menea, toda esa secuencia en la que maltrata inmisericordemente a la pobre Valeri en un alarde interpretativo de don Alberto, extremo, indescriptible.
- Todos los momentos en los que los hombres son pintados como primates babosos.
- La madre golpeando y también amando a su hijo ladrón en la comisaría, la culpa la tienen las malas compañías y las pérfidas mujeres concretamente, él, mi niño, en el fondo es un buen chico.
- Tina Pica siempre.
- Woody Allen ha bebido mucho de esto, del mal de amores, de las mentiras para tratar de follar, de lo ridículo de todo lo relacionado con el sexo.
- El ser humano tiene dos o tres intereses y/o necesidades primarias, dícese de comida, jodienda y dinero, y hace todo lo que puede para satisfacerlas y/o saciarlas, todo lo demás es cuento, filfa, mentira, mala comedia. Lo único que diferencia a unos de otros es el modo o método practicado, más o menos elegante, retorcido, eficaz o sórdido según el individuo, y las capacidades de las que dispone para ejecutar ese rapaz procedimiento, de mayor envergadura o de corto alcance, según el lugar de nacimiento, la clase a la que pertenece, su mayor o menor inteligencia y su variable hipocresía.
- O muy tontos o muy malos, todos, alternativa y simultáneamente.
- La ley de la oferta y la demanda en el mercado sexual, no hay más.
- Una no sabe hacer nada, ni la o con un canuto, la otra es una buena trabajadora. Cuando la mujer se incorporaba definitivamente al trabajo, la lucha entre la tradición más cerrada y las nuevas costumbres, también sexuales, cuando el coche era todavía un artículo de cierto lujo.
- El contraste entre Milán, el norte más avanzado que representa Valeri, y Roma con Loren y su familia de aúpa que no tanto.
Conclusiones, grandes momentos o por lo menos interesantes en algún aspecto.
- Cuando De Sica está a punto de mangarle también el café a la pobre escribidora.
- Los cortes de pelo de esta.
- La cena gorroneada, póngalo en mi cuenta, finalmente por todos.
- El bailoteo imperial de Sordi, cómo se menea, toda esa secuencia en la que maltrata inmisericordemente a la pobre Valeri en un alarde interpretativo de don Alberto, extremo, indescriptible.
- Todos los momentos en los que los hombres son pintados como primates babosos.
- La madre golpeando y también amando a su hijo ladrón en la comisaría, la culpa la tienen las malas compañías y las pérfidas mujeres concretamente, él, mi niño, en el fondo es un buen chico.
- Tina Pica siempre.
- Woody Allen ha bebido mucho de esto, del mal de amores, de las mentiras para tratar de follar, de lo ridículo de todo lo relacionado con el sexo.
- El ser humano tiene dos o tres intereses y/o necesidades primarias, dícese de comida, jodienda y dinero, y hace todo lo que puede para satisfacerlas y/o saciarlas, todo lo demás es cuento, filfa, mentira, mala comedia. Lo único que diferencia a unos de otros es el modo o método practicado, más o menos elegante, retorcido, eficaz o sórdido según el individuo, y las capacidades de las que dispone para ejecutar ese rapaz procedimiento, de mayor envergadura o de corto alcance, según el lugar de nacimiento, la clase a la que pertenece, su mayor o menor inteligencia y su variable hipocresía.
- O muy tontos o muy malos, todos, alternativa y simultáneamente.
- La ley de la oferta y la demanda en el mercado sexual, no hay más.
- Una no sabe hacer nada, ni la o con un canuto, la otra es una buena trabajadora. Cuando la mujer se incorporaba definitivamente al trabajo, la lucha entre la tradición más cerrada y las nuevas costumbres, también sexuales, cuando el coche era todavía un artículo de cierto lujo.
- El contraste entre Milán, el norte más avanzado que representa Valeri, y Roma con Loren y su familia de aúpa que no tanto.
15 de septiembre de 2019
15 de septiembre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película italiana de 1955 con título original "Il segno de Venere" dirigida por Dino Risi que nos muestra la Italia de aquella época en una historia de amor que viven dos primas, una normalita llamada Cesira (Franca Valeri) y la otra muy llamativa, Agnese Tirabassi (Sofía Loren). Podemos ver también a Tina Pica (tía Tina), a Vittorio de Sica (Aleso Spano) haciendo como tantas veces de conquistador, estafador pero siempre engañando con su sonrisa y amabilidad, Raf Vallone como Ignazio Bolognini del que se enamora Cesira hasta que Ignazio conoce a su prima Agnese que acaba dejándola embarazada con el drama familiar que eso supone. Este mismo año, Dino Risi dirigió "Pan, amor y..." con un Vittorio de Sica más amable. También tenemos la ocasión de disfrutar de Alberto Sordi con sus clásicas interpretaciones. Para apreciarlo bien hay que oír la película en el original, en italiano. Amargo final em el que vemos que a Cesira no la quiere nadie sino es para aprovecharse de algo que ella tenga mientras su prima Agnese lo consigue todo simplemente por su tipo físico de mujer. Vittorio De Sica resulta odioso en esta película, con sus falsas sonrisas, su continuo engañar a todo el mundo aparentando lo que no es.
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