Aria
1987 

5.5
166
16 de enero de 2020
16 de enero de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Aria" es el resultado de reunir a diez directores de cine para que cada uno de ellos dedique un breve fragmento audiovisual a diferentes arias de ópera clásica (piezas de Verdi, Rameau, Puccini, Wagner, Lully ...). Como débil hilo conductor aparece John Hurt caracterizándose para interpretar "I Pagliacci", de Leoncavallo que va dando paso a las contribuciones de grandes autores como Altman, Godard, Russell, Roeg, Jarman cuyas historias no tienen nada que ver entre si.
Los años ochenta son la era de los nuevos lenguajes audiovisuales emergentes. Uno de los más importantes es el video clip, un vehículo comercial con una creciente conciencia artística de sus recursos. En este sentido, no parece accidental que una película como Aria (1987) vea la luz más o menos en el centro de la década, en uno de los momentos de mayor entusiasmo por esta nueva forma de expresión, aunque su propósito de inicio sea más ambicioso que una mera supeditación a este formato. El resultado es un film muy irregular con algunos momentos originales y divertidos y otros muchos sin ninguna gracia y totalmente olvidables que hacen que podamos hablar de un proyecto desigual y fallido. Lo más destacable, en mi opinión, el episodio dirigido por Robert Altman que narra de manera muy barroca e imaginativa un estreno de la ópera "Les Boréades", de Rameau a la que asiste una audiencia muy variopinta.
Como curiosidades comentar que Orson Welles aceptó dirigir un episodio y solicitó que se le enviara un contrato en Los Ángeles pero murió antes de firmarlo. Federico Fellini se unió a este proyecto al principio; trabajó con el productor Don Boyd en Roma, y solo se retiró porque estaba enfermo. Woody Allen también fue tanteado pero declinó el proyecto por problemas de horario.
Los años ochenta son la era de los nuevos lenguajes audiovisuales emergentes. Uno de los más importantes es el video clip, un vehículo comercial con una creciente conciencia artística de sus recursos. En este sentido, no parece accidental que una película como Aria (1987) vea la luz más o menos en el centro de la década, en uno de los momentos de mayor entusiasmo por esta nueva forma de expresión, aunque su propósito de inicio sea más ambicioso que una mera supeditación a este formato. El resultado es un film muy irregular con algunos momentos originales y divertidos y otros muchos sin ninguna gracia y totalmente olvidables que hacen que podamos hablar de un proyecto desigual y fallido. Lo más destacable, en mi opinión, el episodio dirigido por Robert Altman que narra de manera muy barroca e imaginativa un estreno de la ópera "Les Boréades", de Rameau a la que asiste una audiencia muy variopinta.
Como curiosidades comentar que Orson Welles aceptó dirigir un episodio y solicitó que se le enviara un contrato en Los Ángeles pero murió antes de firmarlo. Federico Fellini se unió a este proyecto al principio; trabajó con el productor Don Boyd en Roma, y solo se retiró porque estaba enfermo. Woody Allen también fue tanteado pero declinó el proyecto por problemas de horario.
16 de junio de 2024
16 de junio de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué poca gracia tiene todo esto. Los directores pretendiendo ser muy originales. Los guionistas, crípticos.
Pero lo peor es que apenas dejan oír la música, a veces con diálogos superpuestos. No sé cómo no se quejaron los directores de las orquestas, quizá por lo que cobraron. Además, entre las arias escogidas no están algunas de las mejores.
Y tías y tíos en pelota que no vienen a cuento para nada. El episodio de los culturistas es especialmente asqueroso. En lugar de emoción, culos y tetas. Mientras se oye el maravilloso Nesun dorma se nois hace ver un quirófano y mucha sangre. ¿A qué coño viene?
No se qué se creían esta gente en los años ochenta. Iban de rompedores y lo que resulta, a casi cuarenta años de distancia es truño a veces de muy mal gusto.
Pero lo peor es que apenas dejan oír la música, a veces con diálogos superpuestos. No sé cómo no se quejaron los directores de las orquestas, quizá por lo que cobraron. Además, entre las arias escogidas no están algunas de las mejores.
Y tías y tíos en pelota que no vienen a cuento para nada. El episodio de los culturistas es especialmente asqueroso. En lugar de emoción, culos y tetas. Mientras se oye el maravilloso Nesun dorma se nois hace ver un quirófano y mucha sangre. ¿A qué coño viene?
No se qué se creían esta gente en los años ochenta. Iban de rompedores y lo que resulta, a casi cuarenta años de distancia es truño a veces de muy mal gusto.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here