Pasable cinta biográfica de un empresario de los años sesenta a ochenta principalmente, que en Miami fue un verdadero emprendedor que no obstante fue incapaz de cortar sus antiguas raíces, rayanos en actividades mafiosas.
Es también, por ello, una película de genuino género negro. Pero no acaba de convencer en ninguno de los dos atractivos géneros.
Y no lo logra porque a veces parece más una película para la televisión, con buen empaque técnico, eso sí, que un largometraje.
Técnicamente está bien revestida, con bonita fotografía y bellas vistas de Miami y Puerto Rico, país que es co-productor del filme.
Travolta hace lo que puede con su personaje y hay momentos distraídos que hace se siga la trama sin dificultad, pero todo sin imaginación en la puesta de escena y con una dirección apagada del, para mí, ignoto/¿a? Jodi Scurfield.
Los intérpretes son una mezcla de viejas (bueno, no tan viejas) glorias del cine de los ochenta y noventa y de la televisión, destacando por su belleza una de mis heroínas, Katheryn Winnick, la mítica Lagertha, de "Vikingos". También destaco, cómo no, a nuestro Jordi Mollá, siempre cómodo en estos papeles que tan pingües beneficios le reportarán, supongo.
Por lo demás poca cosa, empezando por su anticlimático comienzo, que nos remite a "El crepúsculo de los dioses" pero sin su calidad, claro.
Para ver sin exigencias y olvidar de la misma.

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