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Aprendiendo a conducir

Drama Wendy es una escritora de Manhattan que decide sacarse el carné de conducir mientras su matrimonio se disuelve. Para ello toma clases con Darwan, un refugiado político hindú de la casta sij que se gana la vida como taxista e instructor en una autoescuela. (FILMAFFINITY)
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Críticas 37
Críticas ordenadas por utilidad
18 de mayo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Isabel Coixet es una auténtica todoterreno. Lo mismo te hace un film cien por cien español filmado aquí, que te hace uno patrio pero rodado en tierras foráneas, o bien se lanza a la aventura americana cuando no a la inglesa, y todo ello con un año de diferencia entre proyecto y proyecto la mayoría de veces. ¿Quieres decir algo, Woody Allen?... En fin, con un ritmo como ese tampoco podemos pedirle que acierte con todos y cada uno de los proyectos, ¿verdad?... Yo casi que con un cincuenta por ciento de efectividad, me conformo. Venimos de "Mi otro yo" (2013), thriller psicológico con más sombras que luces, y ahora nos trae "Aprendiendo a conducir", dramedia romántica que oscila alrededor del mismo calificativo, aunque las sombras se ha disipado algo más.
"Aprendiendo a conducir" tiene una decente realización, dos interpretes de altura y uno de ellos habitando un personaje con mimbres, y un mensaje final muy siglo XXI que podría actuar casi de apropiada terapia, pero todo ello está maniatado en una historia muy de domingo por la tarde que no le beneficia. Una mujer en pleno divorcio traumático decide sacarse el carnet de conducir, dice que para visitar a su hija que reside en la otra punta del país, pero en realidad lo usará como terapia para descubrir que en realidad puede valerse por si misma, y lo hará gracias a su profesor, un hindú en mitad de un matrimonio concertado. Lo que les decía, totalmente de domingo por la tarde. El personaje de Patricia Clarkson es muy potente, arropado además por una rabiosa interpretación y por una firme dirección de actores de Coixet, pero es que la historia se le queda muy pequeña, y lo mismo podríamos decir del personaje de Ben Kingsley. Particularmente "Aprendiendo a conducir" nos da la oportunidad de ver a Patricia Clarkson componiendo un protagonista en condiciones y alejada por completo de los sosos secundarios de cadena de montaje a los que, por desgracia, nos tenía acostumbrados. ¡Gracias, Coixet!
Si quiero destacar la capacidad de Isabel Coixet para conservar sus taras como directora a pesar de desempeñar funciones de mercenaria, eso le encumbra como cineasta.
En resumidas cuentas, "Aprendiendo a conducir" da para lo que da. El film brilla más por la gente que hay tanto detrás como delante, que por otra cosa. Parece ser que la cinta esta basada en un articulo de prensa, lo cual explica todo.
Isaac Paskual
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24 de septiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos sabemos que el cine de Isabel Coixet es… así… del tipo.... ¿hiperrealista...? Un poco como es ella, así, un poco… o sea… del tipo de directora que… ella es muy de… ya sabéis, así… como… ¿costumbrista? Del estilo de cine que no va en la línea de… ¿Lo contrario a la acción...? No sé, puede que sí… acción, lo que es acción, más bien poca. Es que para explicarlo… no sé… se podría comparar a… uff… no es fácil… ¿De las que que dan protagonismo a los actores...? Sí, sin duda… Excesivo, se podría decir.... Vamos, que le dice a los actores que hagan lo que le brote, que ella luego les graba. Y ella… en fin, Coixet es ella… es Coixet… ¿Definirla en una palabra? Sí: Coixet.

O se la quiere o se la ama. Y a su cine igual, no va a cambiar a estas alturas. A mí personalmente se me hace bola, pero porque busco otras cosas en las películas. Cuando oigo esos estudios raros y estúpidos de que una persona pasa veinte años de su vida durmiendo, cuatro años en el baño y seis meses haciendo cola, asocio el cine de Isabel Coixet a dos horas que contribuyen a algún concepto relacionado con perder mi tiempo. Y de verdad que lo siento, porque creo que hace películas muy finas, muy elegantes y muy estéticas. Además, algo debe de tener cuando consigue que le confíen presupuesto para hacer películas en Estados Unidos (ojo, en Estados Unidos, no trincando subvenciones en Europa), pero no quiero sentir silencios supuestamente atronadores, ni sumergirme en miradas que abarcan supuestamente todo el espectro emocional: el que me quiera contar algo, que haga que pasen cosas en la pantalla que me hagan llegar el puñetero mensaje.

“Aprendiendo a conducir” no engaña a nadie. Me la juego poniendo un spoiler: va de una señora que aprende a conducir. La señora tiene opiniones y sentimientos sobre el amor y el matrimonio y los cuenta. Al que le resulte un argumento sugerente que la vea, de verdad que no saldrá decepcionado. Al que el argumento le de yuyu pero se vea obligado a verla, tampoco saldrá decepcionado. Un poco aburrido, pero no decepcionado. No es en absoluto una mala película, casi diría que todo lo contrario, que es buena, un ejemplo a exponer en las escuelas de dirección (si es que existen). Pero no va dirigida a todos los públicos.
OsitoF
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8 de julio de 2015
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
De hecho, me sorprendí gratamente al acabar el metraje y ver el nombre de Isabel Coixet en una peli que se desarrolla en Nueva York con actores propios de la industria americana.

No dan ganas de cortarse las venas al terminar, como ya se ha dicho en otra critica, pero el sabor agridulce lo mantiene intacto hasta el final.

Momentos tiernos y humor de sonrisa mas que de carcajada. No será el título que mas ames pero tampoco lo odiarás.
Telerin
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8 de julio de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine no siempre se alimenta de grandes situaciones o eventos grandilocuentes que trascienden el bien y el mal. En muchos casos sus historias son íntimas, pequeñas, pero no por ello exentas de encanto y visibilidad. Dentro de esa categoría de historias mínimas cabría ubicar el último trabajo de nuestra directora más internacional, quien dirige esta vez una producción enteramente estadounidense.

La publicista y directora española Isabel Coixet vuelve a dirigir a Patricia Clarkson y Ben Kingsley, como ya hiciera en ‘Elegy’ junto a Penélope Cruz, para mostrarnos un film tierno y amable, una comedia de amistad y de segundas oportunidades que sin ser un film transgresor ni imperecedero sí que supone un ameno pasatiempo muy superior a su anterior y flojo film, ‘Mi otro yo’.

En ‘Aprendiendo a conducir’ Coixet en apariencia se aleja de su estilo para en el fondo retratar las preocupaciones que la directora catalana suele siempre plasmar en sus cintas: Inquietudes sobre las interrelaciones personales, la soledad, los diálogos, el fin del amor o su llegada. El film, presente fuera de concurso en la sección oficial del Festival de Málaga, a través del guion redactado por la estadounidense Sarah Kernochan nos cuenta la vida de Wendy (Patricia Clarkson), una prestigiosa crítica literaria a la que acaba de abandonar su marido (Jake Weber) por una mujer más joven. La situación es contemplada accidentalmente por Darwan (Ben Kingsley), un taxista y profesor de autoescuela hindú que atónito debe de llevar a la belicosa pareja a un lugar por determinar. La película nos conduce por el trágico momento que vive Wendy pero siempre sin abandonar el sentido de humor que acogerá prácticamente todo el film. Sarah Kernochan e Isabel Coixet nos dibujan a una Wendy involucrada en demasía en su trabajo y alejada de la vida real, el principal motivo que ha hecho de su matrimonio un fracaso. Ello le lleva a tratar de reconducir su vida, algo para lo que el film plantea metafóricamente con el carné de conducir y las pacientes clases que Darwan imparte. Wendy y Darwan irán fraguando una tierna amistad a medida que la destreza al volante irá aumentando: Ella ayudará al taxista e instructor en la nueva vida que va a emprender junto a su futura y desconocida esposa, y él ayudará a Wendy a calmar sus nervios y aprender valores humanos hasta entonces desconocidos. Una relación de simbiosis que sin duda enseñará a ambos la importancia de las relaciones personales, la vida y el valor de la amistad.

El film presentará algún personaje secundario más como Sarita Choudhury (‘Homeland’) en el papel de Jasleen, la esposa de Darwan, y Grace Gummer (hija de Meryl Streep con un curioso parecido físico) en la piel de Tasha la adolescente y desubicada hija de Wendy.

La música posee motivos hindús en su práctica totalidad, muy acorde con la importancia de dicha cultura en la película. El montaje me parece acertado y la cuidada utilización de planos variados demuestra un bien trabajo detrás de las cámaras. Además, Isabel Coixet no deja pasar la oportunidad de tratar –aunque sea de soslayo– el tema de la inmigración y de la xenofobia existente en el país de las barras y estrellas. ‘Aprendiendo a conducir’ quizás no sea esa película de la que todo el mundo habla al llegar a sus casas pero sí una de esas que se contempla con una ternura muy por encima de la media, algo que no debería ser baladí, y que sobresale por el gran trabajo interpretativo que desempeña la pareja protagonista, es decir el trabajo realizado por Patricia Clarkson y un Ben Kingsley distinto a sus últimos registros. La película además presenta alguna escena con temática sexual francamente divertida.

Un film muy disfrutable fundamentalmente por espectadores de media/avanzada edad que recuerda en algunas secuencias un cine de mayor altura rodado en la gran urbe neoyorquina.

Lo mejor: La pareja protagonista. La simpatía con la que se contempla.
Lo peor: El asunto de la inmigración está tratado muy por encima.

Valoración:
Banda sonora: 6
Fotografía: 6
Interpretación: 7
Dirección: 6,5
Guion: 5,5
Satisfacción: 6,5
NOTA FINAL: 6,25

@hilodeseda - www.habladecine.com
Hilodeseda
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23 de octubre de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Isabel Coixet es de esa clase de cineastas cuyo número de fieles seguidores es equivalente al de sus más acérrimos detractores. No hay, a primera vista, término medio para una directora que, estés del lado que estés, se le ha de reconocer como a una autora de carácter, capaz de salirse de los cánones impuestos y dejando su sello personal, para bien o para mal, en cada obra. Además, quizás debido a sus inicios en publicidad, su estilo tiene ciertos matices universales con los que ha podido llegar a un público internacional sin perder su esencia.

En esta ocasión, la directora catalana nos presenta una comedia sobre el amor y el matrimonio desde dos puntos de vista, culturalmente opuestos, occidental y oriental, ambos con sus luces y sus sombras pero siempre desde el humor y sin caer en la obviedad. Un choque de culturas donde los personajes intercambian sus virtudes y defectos evitando regocijarse en el drama, que a pesar de que existe no aparece subrayado. Algo a lo que ayuda en gran medida las interpretaciones de los protagonistas.

Por un lado, un siempre eficaz Ben Kingsley, que interpreta a un profesor de autoescuela hindú de tono tranquilo y alma caritativa, consigue transmitir los valores de un personaje cuya cultura puede parecernos ajena. Por otro, Patricia Clarkson, acostumbrados a verla en papeles secundarios, toma aquí el timón tirando de su buen saber hacer como actriz y nos brinda una interpretación de mujer neurótica pero siempre manteniendo la compostura.

Con el escenario de la ciudad de Nueva York, paradigma de la mezcla cultural, como lugar de encuentro con sus típicos paisajes entre Manhattan y Queens, la película fluye a ritmo armonioso, sin ninguna prisa por llegar al final ni a una conclusión irrevocable. Todo desprende naturalidad gracias a una cuidada puesta en escena.

Coixet consigue hacer suyo el guión de Sarah Kernochan, recalcando su figura como autora, su faceta de crear dramas íntimos y personales queda en esta cinta apartado y, sin embargo, las pinceladas de su estilo permanecen expuestas con la misma personalidad.
Gabi Oldman
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