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Diego Maradona

7.0
2,680
Documental Documental construido sobre la base de 500 horas de metraje inédito, acerca de la carrera y la vida del aclamado y controvertido futbolista argentino Diego Armando Maradona.
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
25 de noviembre de 2021
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una estrella del rock. El deporte y la música, las dos mismas caras de la droga mala. El mundo del espectáculo o el entretenimiento, los bufones de la modernidad. Junto a políticos, actores más o menos famosos y demás mamarrachos o engendros, los payasos de la tele. El altar donde saciar/sacrificar todos nuestros anhelos y frustraciones más cutres y zarrapastrosas, obvias y tan comunes. La épica que esconde la sombra más sórdida. Caballos de carreras. Gladiadores. Mamporreros. Gallinas de los huevos de oro. Carcasas vacías. Cobayas humanas. Fantasmas. Castillos en el aire.
No era Jekill y Hyde. No hay o hubo dos, un Diego y un Maradona, cuentos de la abuela, para dormir niños nanas, siempre fue el mismo, desde el principio, uno, miles o ninguno, un pillastre con tanta hambre (de gloria, de todo, de escapar de la nada), talentoso, amoral, temerario, lanzado al abismo, tirado por el barranco, se subió al tren del infierno en marcha, el que nunca para, manejado por todos y hasta por él mismo, ciego, cretino, limitado, presionado, expoliado, parasitado, brutísimo, algo sensible, sin control ni método, a tumba abierta, dispuesto, en ciertos aspectos, a vender su alma al diablo ya, ahora mejor que luego, varias veces, sin mirar el precio, con esa ignorancia/gallardía del que ha nacido sin nada, que no tiene nada que perder, haciendo trampas al solitario, a ir hasta el fondo, improvisando, pícaro, listillo, vulgar, barriobajero, simpático, bravo, cobarde, mimado, expuesto, sin estructura interior, a bote pronto, a lo loco, confundiendo las apariencias y las verdades, entrando a todos los trapos como un simple toro, obvio, primario, majo, cojo, con la destacada inteligencia innata para aunar el verbo con las matemáticas, la lengua y los espacios, para ser preciso en el caos, para saber salir de trampas efímeras como un feliz escapista que se ve cada vez más encerrado en la definitiva al no distinguir lo uno, el anzuelo, de lo otro, la comida, al no entender que todo es cuestión de tiempo, a más largo plazo, que el instante es un falso espejismo, si lo atrapas o abrazas de lleno es un atajo oscuro al supuesto éxito, si esperas y observas, te quedas atrás, pero no te comen tan vivo.
Todo, lo mismo, que le llevó a la cumbre o gloria deportiva absoluta en México 86 (él más tarde señala el título con el Nápoles como algo todavía mejor o superior, sin perspectiva, porque ese momento es el presente y lo otro ha pasado y ya no le sirve, carpe diem, esa falsa idea tan dañina, bruta) fue lo que unos años más tarde lo tiró al fango, hecho mierda, gordo, humillado, hundido, villano, muñeco de trapo, juguete roto, averiado, fantoche grotesco arrastrado por el barro. Como Pantani. Como Whitney Houston. Esa lista interminable. Unidad de grandes quemados. Esa descomposición. El pavoroso proceso de degradación, agusanado.
La rueda debe girar, el producto tiene que ser manufacturado, hay que recaudar, show must go on, el partido jugar, la familia, para eso estamos, quid pro quo, hasta la hermana lo dice o reconoce, y otras sanguijuelas viviendo a su costa, aceptando de buena gana todas sus bajezas o vilezas, todas sus idioteces y caprichos de nuevo rico con tal de seguir poniendo el cazo, cobrando la cuenta, pagando las caras facturas. Igual que todos los repulsivo organismos oficiales, los dueños del circo, esos controles antidopaje que me dan la risa, imaginad ahora cómo deben ser los actuales si queréis seguir por vuestra propia cuenta la comedia de la vida, el silencio permisivo de todos, viva la maquinaria bien engrasada y los medios de masas que nos informan con tanta veracidad e independencia y con mucho sin par discernimiento, sin perder ripio de todo ello, jugándose como Reverte el humilde de guerra reportero el pellejo por sus cojones morenos, al pie de la noticia y la obra, los amos o dueños de esta pocilga que administran a través de los médicos, es ciencia y todos a callar y rezar, también la droga buena, la otra, la santa, la sana, la recetada, la que nunca se comenta con Diego Maradona y que tomaba de esa igual o mucho más que de la mala, que la coca, la destinada a aumentar el rendimiento deportivo, la aceptada y callada por todos, la que toma el resto y nadie dice nada, aquí paz y después gloria, esa clara y distinta transparencia, de esa hay barra libre, toda la que quieras o tu cuerpo te permita, la que es para producir sí, la que es para divertirse no, una es necesaria, una hormiga que trabaja, la otra es diabólica, una cigarra viciosa, Abel y Caín, la monja y la puta, tú y yo, o tal vez todo al revés o exactamente igual, mierda buena, la farsa, el sistema, la mentira, la existencia entera, gol de Maradona a Inglaterra, dios en la tierra, nuestro planeta.
El documental es flojo y superficial aunque tiene el buen detalle de no ser solo otra suma de caras aduladoras parlantes, pero apoco aporta a lo ya bien sabido y conocido, a lo sumo incide con más ahínco en lo de la camorra y en lo del hijo no reconocido bastardo o ilegítimo si somos más finos, en, por tanto, lo más estrepitoso o novelero rosa y negro, pero en lo que de verdad interesa o podría hacerse rasgar las vestiduras a alguien de algún postín o sacar del armario los cadáveres más podridos, nada de nada, a buen recaudo, todo limpio y afeitado, astillado, un ejercicio pulcro, sin riesgo ninguno, como pasa con casi todo/s, yo no me mojo, yo solo repito lo que dicen los otros, no vaya a ser que me llamen al orden, ese coso que me da tanto miedo.
Huir hacia delante, siempre, porque puedo, ¿si todo esto, mi modus operandi, ha sido la causa o secreto de mi morrocotudo triunfo y dinero, de tanta juerga repleto, cómo va a ser malo o estar equivocado, cómo no voy a insistir en ese modelo de comportamiento, para qué voy a cambiar un método que da tan buenos resultados?, que el ritmo no pare, todos los de alrededor me lo exigen, no me lo permiten, dependen de mí, hay que pagar a hacienda y a cambio yo me divierto...
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Ferdydurke
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12 de julio de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conforme entro en la madurez como persona y como cinéfilo tengo cada vez más claro que conviene estar siempre pendiente de los mejores documentales del panorama. Un género cinematográfico excelente que es el gran ignorado de nuestra sociedad. Está en un espléndido momento de madurez, y son muchos los autores consagrados especialistas en este lenguaje. Tan reconocidos en lo suyo que incluso sus obras se proyectan en exclusiva en festivales tan prestigiosos como el de Cannes. Hablamos, por ende, de una de las sesiones especiales fuera de concurso de la última edición del festival francés. Una producción a mayor gloria de uno de los más grandes deportistas de la historia. Él es Asif Kapadia, y la obra Diego Maradona. Un documental creado a partir de imágenes de archivo para volver a una figura mediática fascinante. La capacidad de construir alrededor una pieza de cine con interés más allá del personaje se le presuponía, debido a los claros réditos de la estupenda Amy. Si tampoco era gran aficionado de la británica, disto mucho de ser futbolero. Mayor desafío pues, pero con la certeza de que conseguiría implicarme en la historia. Cada vez llegan antes a nuestros cines las películas de Cannes, y bien está que Kapadia abra la veda. No hubo hechizo en el pase de prensa, pero sí se gratificó a la bancada con un documental sin fisuras. Un seguimiento detallado de unos años relevantes de la vida del astro que no acaban de trascender el interés deportivo pero que amenizan y narran con extrema solvencia. Un filme sin magia pero con mucho oficio.
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Néstor Juez
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8 de febrero de 2024
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Al encarar un documental sobre la figura de Maradona sabemos de antemano que la equidistancia ha de quedarse fuera de la sala de cine o de nuestra sala de estar donde vayamos a visionarlo. Y asimismo pareció tenerlo claro Asif Kapadia cuando se puso a examinar la ingente cantidad de horas de metraje que tenía por delante, pues no se ahorra ninguna de las luces que alumbraron una de las mejores épocas como futbolista del astro argentino (las varias temporadas que jugó en el Nápoles), pero tampoco ninguna de las muchas sombras que lo acompañaron a lo largo de su vida.

De origen humilde, Diego Armando Maradona supo explotar sus innatas cualidades en el deporte que más pasiones mueve a lo largo y ancho del planeta. Las habilidades que fue fraguando mientras se fogueaba en las calles mal asfaltadas y las humildes canchas de Lanús fueron a la vez su salvación (y la de su familia), pero al mismo tiempo el éxito y la fama que fue consiguiendo le catapultaron hasta el infierno que conoció al final de su vida.

El documental carece de un narrador principal, y el hilo conductor lo llevan las distintas personas que van siendo entrevistadas a lo largo del metraje. A pesar de ello, la acción está perfectamente estructurada, a lo que ayuda bastante la exposición en orden cronológico utilizada para exponer los hechos.

Durante buena parte de su metraje, el documental se centra en la época en que Maradona jugó en el Nápoles, profundizando en la relación casi mesiánica que dicha ciudad tenía con la estrella argentina, y que queda patente con las imágenes de júbilo y éxtasis que alcanzaba la capital de la región de Campania cada vez que el equipo local, comandado por Maradona, conseguía un título o una victoria importante.

Y esas imágenes festivas contrastan con algo que se estaba fraguando al mismo tiempo que aquéllas, como es el descenso a los infiernos de Maradona: acercamiento a los clanes mafiosos de Sicilia que utilizaban el fútbol como salvoconducto para corromper y granjearse poder en todas y cada una de las esferas de la sociedad; coqueteos con las drogas que luego acabarían condicionando sus últimos años de vida, problemas sentimentales con varias parejas que se encontraban en su órbita.

Esta mezcla de éxito y decadencia (y cuestionamiento) conducen hasta el culmen del documental: el partido que disputa con la selección argentina en el Mundial organizado por Italia en el año 1990, que se jugó en un estadio del Nápoles convertido en una olla a presión (pero no para el equipo visitante, sino para la selección local y anfitriona de la competición internacional. Tal era el sentimiento que Nápoles mostraba por Maradona).

El último tramo del documental se centra en la controvertida figura en que se convirtió el astro argentino cuando se retiró del fútbol profesional y comenzó a aparecer en la prensa, con más asiduidad, por motivos ajenos al mundo del deporte (familiares, sentimentales, de salud, de drogas, etc.).

Asif Kapadia tenía un gran reto por delante y lo cumple sobradamente en este documental, que colmará las expectativas de los aficionados al fútbol, pero sobre todo de aquellos que muestran un "odio eterno al fútbol moderno", porque podrá utilizarse como comparativa de todo lo que se ha perdido a lo largo de los años para llegar hasta el descafeinado deporte que tenemos hoy, empezando por la ausencia de las pasiones que movían personajes tan controvertidos como Diego Armando Maradona.
Il Perquisitore
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20 de enero de 2022
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No soy muy partidario de hablar de "el mejor" en lo que sea, ni tampoco en el fútbol. A fin de cuentas, ¿cómo se pueden comparar jugadores de posiciones, estilos, condiciones, características e incluso épocas distintas? Sin embargo, si alguien mencionara a Diego Armando Maradona como el mejor de todos los tiempos, no le llevaría la contraria. De hecho, su reinado es reconocido de forma unánime y como mínimo figura en ese cuarteto mágico formado por Alfredo Di Stéfano, Pelé, Johan Cruyff y el propio Maradona. En los últimos años se ha tratado de subvertir este olimpo del balompié encumbrando a Leo Messi como el mejor futbolista de la historia o al menos preguntándose si es mejor que Maradona. Mi respuesta es que por supuesto que no lo es, y por mucho. Messi tiene una gran virtud, su rápida conducción del balón, pero sólo una, que lo vuelve espectacular si se le permite explotarla pero mediocre si se le frena. Por eso, por ejemplo, no le recuerdo ni una sola actuación notable en ninguno de los cuatro campeonatos del mundo que ha disputado. En cambio El Pelusa, como futbolista, era de una brillantez increíble en casi todos los registros. Pero bueno, el documental versa sobre Maradona y he terminado describiendo a Messi. Así que volvamos al principio.

Asif Kapadia nos acerca a la figura de este mito del fútbol fallecido hace poco más de un año, con tan sólo 60 años de edad, tras una vida de excesos, drogas, polémicas, éxitos deportivos, decepciones, luces y sombras. Kapadia refleja bien en su trabajo ese vértigo de la fama, la pasión y la locura que despertaba el ídolo argentino. Otra cosa distinta es que el enfoque de su "Diego Maradona" sea el más adecuado. Por ejemplo, prácticamente su metraje se reduce a sus siete temporadas en el Nápoles, entre 1984 y 1991, y sólo se mencionan dos mundiales de los cuatro en los que participó. Se echa en falta no sólo más análisis de su carrera deportiva, sino comentarios y opiniones de sus compañeros y rivales en el terreno de juego, sólo aparece de vez en cuando Ciro Ferrara. Por otro lado, esa dicotomía en la que Kapadia insiste entre Diego y Maradona, pues hubiera requerido profundizar mucho más en la persona real como para que no parezca un brindis al sol. Resumiendo, el documental está bien montado y editado, algunos momentos son casi épicos, otros no tanto, y el final es un poco anticlimático. No aporta nada nuevo al mito pero a los que hemos amado a Maradona, qué de fútbol y qué de recuerdos nos ha dejado, nos emocionará. Nada más que decir que adiós, Diego, descansa en paz.
Reaccionario
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27 de julio de 2019
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entro en la sala animado por las buenas sensaciones que me dejó el documental "Amy" dirigido por el mismo director Asif Kapadia. El retrato que nos presenta ahora es un reto colosal porque se trata de un personaje que supera el raciocinio y se ha instalando definitivamente en la memoria épica y colectiva de un amplio sector de aficionados Argentinos, Napolitanos y podemos decir también de todo el mundo. Tal y como se muestra en el documental el personaje Maradona arrastra y supera a la persona, Diego, de una forma contundente y muchas veces al límite de una realidad patética.

La atención está centrada en su estancia durante siete años en el equipo de la ciudad de Nápoles abandonando el FC Barcelona después de un corto período de tres años con una hepatitis, una grave lesión, una sanción y otras circunstancias que lo llevan a recaer extrañamente a un equipo de la liga italiana que se debatía cada año para salvar la permanencia. Una operación en la que pasa de ser el fichaje más caro de la historia del fútbol a salir por la puerta de atrás y con una sensación de alivio para el club de la ciudad condal. El personaje comenzaba a superar a Diego, a la persona y al futbolista.

Querer explicar Maradona desde la racionalidad es un ejercicio inútil a la vez que también lo es hacerlo con el fenómeno sociológico de cegada adoración al ídolo por parte de la población Napolitana que incluso se mantiene hoy en día. El agradecimiento eterno y apasionado de un sur italiano tradicionalmente despreciado por un norte opulento y con tics supremacistas para disponer de un instrumento simbólico como es el fútbol para desquitarse se muestra perfectamente con algunas imágenes inéditas y otras bastante conocidas.

De la misma forma que en "Amy", se nos muestra el impacto personal más íntimo ante la imposibilidad de asimilar la aparición de un éxito y una fama repentinos así como las dificultades para controlar todo el cúmulo de nuevas demandas y relaciones de su "entorno", algunas de las cuales con no demasiado buenas intenciones.

Una visión que muestra una realidad inquietante, decepcionante y, incluso, cutre de cómo funcionan estas cosas de la fama, la idolatría y el fanatismo y que consigue superar con creces aquellos tópicos más curtidos en torno a la figura banal del personaje.

No se trata de una obra en torno al futbolista y sus múltiples hazañas. Se nos presenta un joven humilde e inocente que se ve arrastrado sin tiempo para una digestión pausada por un personaje que supera el ámbito del fútbol y se convierte en un mito justiciero Argentino / Napolitano por unas sociedades necesitadas de una autoestima muy deteriorada. (6/10).
Visita: bit.ly/2LUDZ5a
M_Pelegri
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