Pontypool: Estallido zombi

Haciendo uso de un terror psicológico muy bien llevado, esta historia te mantendrá al borde del asiento gracias a una historia muy original y creativa.

Pontypool es una sorpresa para todos los aficionados al cine de terror y de suspenso, ya que a medida que la historia va agarrando forma, el interés del espectador también y eso es lo que una buena cinta de terror debe de tener, que el ritmo no decaiga y que no se vuelva predecible.

Y también hay que sobresaltar lo austero del presupuesto, que no desmerita para nada la calidad del film y que deja muy bien parados a los todos los responsables de este proyecto.

Aunque al final, sobretodo los últimos 20 o 25 minutos algo les anduvo fallando, como que no supieron bien como culminar su obra y esto sencillamente nos priva de ver una película de excelencia, pero no deja de ser una muy buena opción para todos los amantes del buen cine.

La peli tiene un comienzo y un desarrollo tan buenos que es como para ponerla un 10. La he visto varias veces, ya que me fascina la ambientación, las actuaciones y la atmósfera creada. Debo reconocer que entera, la he visto 2 o 3 veces, y sin llegar hasta el final, varias veces más. El motivo, es que la puesta en escena y casi hasta el final, la peli me parece de lo mejor que he visto. Pero en mi opinión, el final es un gran desastre. Motivo por el cual baja de un 10 a un 6 en mi nota.

La cinta consigue gran suspense y tensión gracias a un increíble guión y unas magníficas actuaciones, a destacar, la de Stephen McHattie. Aunque el resto del reparto está genial. Incluso algunos actores que no llegan a salir en la pantalla y solo se les oye a través del teléfono.

El problema es que al final intentan dar una explicación al tema de lo que está ocurriendo, y se les queda totalmente desdibujada hasta llegar a lo absurdo. A parte de ofrecer un desenlace lioso y desastroso, entran en unos juegos de palabras sin sentido que arruinan bastante la película. En mi opinión, simplemente con no haber explicado nada y dejar los sucesos ocurridos en una incógnita, la película mantendría el 10 que se merece. No es tan raro. De hecho, en el género zombi la mayoría de las películas no explican a que se debe la plaga ni como se ha desatado, y no pasa nada, pueden ser magnificas sin necesidad de explicaciones retorcidas.

Durante muchos minutos una de mis películas de zombies favoritas... ¡sin mostrar un sólo zombie! La mera idea de presentar un apocalipsis zombie desde un estudio radiofónico que va dando las noticias según se van sucediendo los acontecimientos es tan buena que ahora quiero una película íntegramente así. El problema es que, por desgracia, Pontypool acaba cayendo en la invasión a la hora o así de película, lo cual hizo que me gustara un poquito menos. Sin embargo, presenta un foco de infección tan imprevisible y tan original que está lejos de ser una película del montón.

Durante un largo tiempo no supe si adorar o reírme del contagio que presenta Pontypool. Me parecía tan ilógico y descabellado que sentí que no era necesario presentar algo tan rebuscado. Sin embargo, recapacité y me di cuenta de que probablemente los primeros espectadores que vieran la idea de un tal George A. Romero estarían en una tesitura parecida a la mía. ¿Muertos vivientes que caminan con el único fin de comerse a otros humanos? ¿Una metáfora sobre la sociedad de consumo que llega un punto en que se consume a sí misma? Pues Pontypool tiene una idea casi similar detrás de su infección, y eso la convierte en encantadora por mucho que nos cueste entenderlo.

Sin embargo, recalco que hubiera preferido algo más clásico pero contado desde esa cabina radiofónica. En cualquier caso, indispensable dentro del género.

Alguien tendrá que informar durante al apocalipsis zombie. Aunque, por lo que muestran las películas, las radios y las televisiones caen a las primeras de cambio, existe un breve arco de tiempo en el que el periodismo encuentra su razón de ser. Informar en directo de una invasión zombie debería ser uno de los momentos más importantes en la vida de un periodista. Ser testigo directo de la caída de una civilización, narrar en directo el trayecto desde la inicial ignorancia a la constatación de que todo está perdido... En Pontypool se plantea este tema.

Aunque quizás no llegue a plantearse del todo. En realidad, lo que vemos es a un extraño locutor de radio y sus extrañas andanadas políticas, y a su jefa, cansada de que el viejo locutor estrella venido a menos siga buscándole enemigos a su pequeña emisora. Y mientras tanto, en la calle, el fin de los días en versión canadiense.

No son zombies propiamente hablando, sino locos (o infectados. La ridícula y metafórica explicación de su contagio no lo deja del todo claro). No son especialmente violentos, aunque tampoco puedes sobrevivir a su lado. Esta es una historia de personajes bajo la amenaza de una pandemia mortal, una drama teatral en el que los añadidos de terror lastran el resultado final más que otra cosa. [6]

Interesante cinta de suspenso y terror psicológico, con algunos momentos de terror explícito, austera y sin mucha imaginación en la dirección, la cual se hubiera agradecido al llevarse a cabo la historia en un escenario pequeño. Goza de una gran idea que tarda un poco en desarrollarse al iniciar de una forma poco interesante y casi reiterativa en situaciones intrascendentes, deslucida además por algunos diálogos poco coherentes y actuaciones malas, con actitudes extrañas y erráticas que bajan la intensidad del suspenso. Cuando el eje de la historia comienza a agarrar forma, genera interés y buenas expectativas, y se desarrolla con una buena trama pero el guión cae en absurdos argumentales y aspectos que van de lo poco creíble a lo inverosímil, volviéndose cada vez más débil, con enormes descuidos a los diálogos y las actuaciones y terminando sin claridad ni emoción.

El mérito que tiene es que la segunda mitad lleva buen ritmo y no deja de mantener la atención, además de que el concepto en general es original, pero ejecutado con un débil argumento.