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Café de Flore

Drama. Romance Narra los destinos paralelos de Jacqueline, madre de un niño con síndrome de Down en los años sesenta en París, y de Antoine, un DJ de éxito recién divorciado en el Montreal actual. Las dos historias se unen a través del amor. Un amor eufórico, obsesivo, trágico, juvenil y atemporal. Una odisea amorosa mística y fantástica. (FILMAFFINITY)
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Críticas 32
Críticas ordenadas por utilidad
3 de diciembre de 2013
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es fácil realizar una película con historias cruzadas. El trabajo requiere un equilibrio narrativo mejor elaborado que una película con una sola historia. El asunto se torna aún más complejo cuando la estructura no es lineal. “Café de flore” es una producción canadiense del año 2011, dirigida por Jean-Marc Valleé, autor de “La reina Victoria (2009) y “C.R.A.Z.Y.” (2005), cuyas características narrativas la convierten en una obra compleja y que requiere de un manejo a nivel de dirección y montaje preciso, lo cual, en esta ocasión, no es del todo perfecto.

La película cuenta dos historias, desarrolladas en distintas épocas y lugares. La primera, ambientada en Paris en 1969, es la más trágica y abundante en emociones. Bien actuada, fotografiada y dirigida, la historia destaca por ese ambiente gris y misterioso que la rodea, y que gracias a un guión bien escrito y además bien ejecutado por los actores, la historia logra por sí sola, mantener el interés del espectador en la cinta. La segunda historia, un poco más típica, se desarrolla en Montreal el año 2011 y tiene como eje central la dureza de la separación de pareja, sobre todo cuando hay hijos de por medio. Ambas historias tienen varios elementos en común como el amor profundo, el concepto de almas gemelas, y el término de las relaciones. El montaje es a ratos confuso, lo que provoca por momentos desconcierto en el espectador, lo que en este caso no resulta negativo. Las imágenes son potentes y se mezclan con flashbacks y sueños, que a priori carecen de lógica, pero que finalmente encajan de buena forma en el todo. La película dura dos horas, y a decir verdad, la primera hora y media vemos una muy buena película con personajes e historia perfectamente presentados.

El problema de “Café de flore” es su última media hora. La unión de las dos historias es un tanto forzado y rebuscado. La impresión que queda es que el final está poco trabajado. El guión hace agua la última media hora, incluyendo además un personaje que resuelve la historia de la forma más facilista y descuidada posible. Con un poco más de trabajo, estaríamos ante una impecable película. Y es una lástima, porque el material es buenísimo, con un guión lleno de detalles y una dirección que plasma de buena forma el sentido y el mensaje de la obra. No tengo mayores reproches respecto a la labor técnica, pero cuando se falla en algo tan importante como la resolución del conflicto, la sensación que queda no puede ser del todo positiva.

Aún así, creo que “Café de flore” en general es una buena película. Aunque su final sea errado, simplista y poco trabajado, el mensaje es potente y se aprecia en buena parte de la cinta. El amor como lazo inquebrantable aún después de la muerte, y la existencia de almas gemelas son temas que tienden a tratarse con liviandad e infinidad de clichés. No es el caso de esta película, que aprovecha la riqueza de su historia para entregarnos un producto, que sumando y restando, no está nada mal.
Juan Antonio
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13 de enero de 2013
22 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es una película muy mala pese a que mi calificación final sea esa. Pero si este trabajo no lo entiendo, ni me parece coherente, ni siquiera conecto con las dos historias que nada tienen que ver entre ellas, no puedo ni debo calificarla de otra manera.

No la considero una película moderna; simplemente se trata de dos historias unidas por una payasada final que lo único que genera en el espectador es despertar su mala leche. Una lástima pues visualmente es bonita, y los personajes están bien definidos, pero... como pasa siempre, si la historia contada adolece de un desarrollo o una trama concreta, el final es el que es; y mucho más en este caso que se producen saltos entre dos historias sin conexión aparente.
LEUGIM
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3 de octubre de 2012
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cafe de flore es el tercer largometraje de Jean-Marc Vallée después de su conocida opera prima a nivel internacional C.R.A.Z.Y y de La joven Victoria , ya teníamos claro de lo que es capaz este director.
Aquí nos vuelve a demostrar que una parte fundamental de su cine, es la música. Llegando en esta ocasión hasta a dar nombre a la película, una canción Chill out que hace en ocasiones de hilo conductor en la historia y que llega a ser parte fundamental en la historia. Pero no contento con esto la película aglutina en su banda sonora nada menos que a : Sigur Ros, Pink Floid y The Cure. Una gozada vamos...

Dejando a un lado su banda Sonora: la trama, algo particular todo hay que decirlo, nos cuenta dos historias paralelas poniéndonos en situación de la siguiente manera: Por un lado Antoine un dj de éxito que vive su sueño, una mujer que le quiere, dos hijas preciosas y estabilidad económica. Por otro lado Jacqueline madre de un niño en los años setenta en París. A partir de aquí es donde aparece la magia y el director trata de unir estos dos mundos que discurren en la vida de Carol, de una manera que puede gustar o disgustar.

En cuanto al apartado artisitico hay que destacar la más que loable primera interpretación de Kevin Parent cantautor canadiense, en el papel de Antoine, que dota al personaje en muchos minutos de la fuerza que necesita.
También hay que mencionar el papel de las tres féminas, Vanessa Paradis actriz/cantante francesa conocida por sus amoríos con Lenny Kravitt y Jonny Deep; o sus actuaciones como en La chica del puente. Aquí deja a un lado esa imagen tan trabajada de belleza mundial y encarna a la madre que se desvive por su hijo.
Evelyne Brochu y Hélène Florent ,que curiosamente una es rubia y la otra morena y cambian sus colores en esta cinta, destacando el papel de la desconocida Florent.
Así que una buena película que recomiendo cuyo gran fallo es el explicar las cosas cuando con todo la simbología y las pistas que van apareciendo ya estaba todo dicho, pero como he dicho estas formas te gustan o te disgustan.

http://criticasen8.blogspot.com.es/
Denia
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8 de junio de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La música, siendo la misma, es recibida de forma diversa por quien la escucha. Hay canciones que, sin ser gran cosa, mueven la vida de unos y otros. Pero, ahora, imaginen que alguien escucha una misma canción habiendo sido antes otra persona. Es decir, alguien se reencarna y escucha un tema. ¿Qué significará para él? Ya que eso de la reencarnación lo creen unos y otros no, hagan la misma reflexión pensando que alguien cree ser la reencarnación de otro (sea verdadero o falso). ¿Dónde llevaría algo así a cualquiera de nosotros?
Desde esa premisa, Jean-Marc Vallée presenta su trabajo Café de Flore. Una película de la que se han dicho muchas cosas y casi ninguna buena o regular. Se le ha criticado por su flojo guión (también obra de Vallée); se le ha criticado su tono tendencioso; su querer ser original cuando no aporta nada nuevo; su intento de enlazar cosas que no tienen nada que ver a pesar de lo que propone el director. Sin embargo, Café de Flore es una película en la que hay que integrarse, prestar la sensibilidad sin condiciones y dejar abierta la mente para realizar distintas lecturas que conviertan la película en una cosa un otra.
El montaje en paralelo de dos tramas es verdad que enreda algo la comprensión sobre todo a mitad de la cinta. El espectador puede perderse algo. Las diversas fracturas espacio-temporales son incómodas aunque la película perdería su esencia si no apareciesen tal y como se exponen. Eso sí, el uso que hace de ello el director es algo dudoso. Si hubiera dejado que esos recursos funcionasen por sí mismos el resultado hubiera sido mucho más efectivo. Pero aprovecha para explicar las cosas. Y ese sí es un problema de la película. Algo como lo que cuenta no puede ser explicado. Ha de ser asumido por el espectador dejando que tenga su propio espacio. ¿Hay que estar pendiente, por tanto, de lo que sucede; hay que colocar las piezas en su lugar; esta es una película diferentes a las de Stallone? Efectivamente, pero merece la pena el esfuerzo.
La película cuenta dos historias distintas que, aparentemente, no tienen nada que ver entre sí. Poco a poco, ambas se acercan hasta fundirse en un solo cuerpo. La fórmula que utiliza Vallée es espiritual y puede que increíble. Esa es una de las lecturas. Si algún espectador cree que eso puede ser verosímil como narración puede servir. Pero, si el espectador lo desea, las historias quedan aisladas una de la otra. Esto es lo que muchos no han entendido. El nexo de unión tan criticado podría ser un enorme rodeo de uno de los personajes buscando explicaciones a lo que le ha pasado porque no es capaz de entender nada y su mundo está en ruinas. Existe un cuento magnífico de J. J. Jacobs titulado La pata de mono que relata una situación que puede ser entendida como terrorífica y llegada del mundo de las almas o como una historia en la que el azar ordena el mundo de forma caprichosa. El lector debe elegir aunque la lectura correcta es una sola. No debe dejar que las sensaciones le jueguen una mala pasada. Con Café de Flore ocurre algo muy parecido.
De las dos historias, la que protagoniza Vanesa Paradis es honda, dramática, dolorosa y perturbadora. Es la historia de una madre, de su hijo (síndrome de Down), de los problemas que se encuentra y de cómo los enfrenta. La otra está protagonizada por Kevin Parent, Hélène Florent y Evelyne Brochu. Esta es la historia de una infidelidad que no podía suceder aunque sucede.
El reparto está a una altura notable aunque destacan Vanesa Paradis y Hélène Florent. Vallée hace muy buen trabajo con los actores, especialmente con Kevin Parent que se estrenaba.
El acercamiento a la psicología de los personajes se logra a través de sus sueños, de sus relaciones e, incluso, de sus testimonios ante un terapeuta. Se dibujan bien y su progresión es considerable. Todos muestran constantes en sus vidas que les marcan, que hacen que veamos lo que son.
Pero en esta película encontramos otro protagonista de máxima importancia. La música. Es más exacto decir la música y el silencio que provoca su desaparición. Ante una gran desdicha, ante la felicidad absoluta (momentos efímeros ambos), el silencio reina en el universo de los personajes. La banda sonora es excelente. Temas de The Cure, de Pink Floyd o Sophie Hunger, por ejemplo, van salpicando todo el metraje. Excelente y muy bien colocada.
Café de Flore es un trabajo que se llena de preguntas con o sin respuesta, de sueños que deben interpretarse y de compromisos que den sentido a la vida de cada cual. Será la canción de Matthew Herbert (Café de Flore) la que sirva de hilo conductor en ambas tramas.
El director utiliza planos desenfocados para generar dudas, para destrozar la simpleza de la trama, planos picados y contrapicados que matizan situaciones muy expresivas y gran número de planos distintos y seguidos en alguna fase de la película (algo confuso).
Y, como fondo, el amor. Pero un amor que va desde el de madre (eterno y ciego) al convencional entre dos personas adultas (eterno y ciego). La película propone que el amor tiene infinitas formas y se desarrolla de infinitas maneras.
Café de Flore es una película para ver despacio, para conceder una oportunidad, para intentar comprender. Es mucho pedir, lo sé. Pero merece la pena porque viéndola sin prejuicios se puede disfrutar de ella y mucho. La clave está en hacer una lectura u otra. En elegir. En saber que existen ambas. Incluso alguna otra que nos deje colocados en un lugar que queremos conocer.
inventodeldemonio.es/blog
lavidadelreves
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9 de septiembre de 2012
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver “Café de Flore” parece claro que Jean-Marc Vallée es un gran amante de la música. Tanto esta como su excelente “C.R.A.Z.Y.” respiran melomanía por los cuatro costados. Pero quizás es esa la única coincidencia entre ambos films, pues todo lo que en “C.R.A.Z.Y.” era inspiración, nervio narrativo y sensibilidad, en “Café de Flore” se vuelve desorden e impostación. Cierto que en su última película Vallée parece querer incidir más en los aspectos sensoriales que derivan de la historia que no en ofrecer una narración convencional, pero su apuesta resulta del todo errática. “Café de Flore” es una película que se agota a los pocos minutos. Una vez presentadas las dos historias paralelas Vallée se limita a dar vueltas y más vueltas en torno al mismo eje argumental sin llegar a ningún lado. O quizás sí. Al postizo cruce que intenta resolver el enigma sin llegar a encajar en nada de lo que se nos ha estado contando. Una trama que en si no da para mucho, pero que a fuerza de ralentizar escenas, repetir planos, volver atrás o saltar adelante se alarga hasta unas dos horas interminables. Da la impresión que Vallée ha querido insuflar de trascendencia a su último trabajo quedándole un producto barnizado de falsa modernidad, de sabor descafeinado.

Lo mejor: la relación entre Jacqueline y su hijo.

Lo peor: que Jean-Marc Vallée se lo haya creído.
AMQE
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