Especies

Así lo digo, a pesar de que cuando sacaron este producto en VHS yo aún no sabía nada acerca de ese universo llamado Alien. Estaba en el aire, lo impregnaba todo, sentía que la influencia era tremenda, y lo veía sobre todo en las reacciones de mis padres, los cuales no me dejaban ver las películas bajo un pretexto no verbal de no estar preparado para ello. En cualquier caso, no me interesaba el tono y por eso no quería verlo, me parecía demasiado oscuro, un mundo creado por mentes extrañas repleto de una gran cantidad de películas en las que salían unos seres de cabezas con formas extrañas y la misma actriz. ¿Es que no le daban más papeles a esa mujer que no fuera en Alien? Ya a mis ocho años había escuchado que el creador de la saga era considerado un señor a respetar, alguien que cuando le veías debías hincarte de rodillas, un director de cine lleno de sabiduría. Mi alma de 8 años no comprendía nada, pero le encantaban los videojuegos de ciencia ficción con bichos. Para mí, los mejores videojuegos eran aquellos que poseían texturas y tonos parecidos a las atmósferas de H.R. Giger, algo que llamaba poderosamente mi atención, algo lo llamaba directamente a mi corazón. ¿Qué era? No lo sé, yo simplemente los devoraba jugándolos.
Ni qué decir tiene que tampoco estaba preparado para ver esto. Hay niños que no tienen miedo de estas películas, ¡qué valientes! Yo era de esos que no solía tener pesadillas por cosas como esta, pero sufría traumas cuando la fuerza de una escena "inter-especies" se manifestaba con violencia en la pantalla. Jamás olvidaré la escena del tren, cuando la mujer policía ve algo extraño en el compartimento, se acerca y eso la atrapa y la mete en el saco (aunque no lo muestren), tampoco olvidaré a la protagonista que llora porque se están produciéndose cambios en su cuerpo, y mucho menos al niño que alarga el brazo para coger una rata y de pronto saca una larga lengua de reptil y se la come de un bocado. ¿Cómo es esto, me dejaron ver esta peli, pero no Alien? En cualquier caso, un sólo visionado fue suficiente para mí.

Muchos años después, frente a una pantalla de televisión, yo había de rememorar los recuerdos de aquella tarde remota cuando volví a ver la película con mis amigos de universidad. Oh, Dios mío, ahora me daba cuenta de lo que "significaba" esta película, después de haber visto Alien a los 18 años (la cual ví pensando que, al ser de la década de los 70 y al haber un tipo disfrazado, ya no iba a darme miedo, ¡qué gran error!), y el pobre Giger pensando que quizás iba a poder cobrar otra vez protagonismo, pero ya sabemos lo que pasa cuando quieres que algo se vuelva a repetir. Y los implicados en el proyecto creo que buscaban eso, un nuevo alienígena, algo nuevo pero basado en una repetición de lo que ocurrió durante los años 80. A ver, me explico, los efectos especiales están majos -bueno, en realidad miento, el tiempo ha pasado-, algún que otro momento está bien -la piscina, el baño de chicas...- pero no hay atmósfera, y eso hace que te rías porque ves que un proyecto se toma a sí mismo en serio. Y Giger acabó decepcionado tanto por la pobre recaudación del producto final como por la pobre aceptación de su nuevo diseño. Presa de la influencia de su propia obra, Sil no es más que una versión femenina y sofisticada de su xenomorfo, aunque hay que decir que tiene sus fans. Lo mejor de todo, sin duda alguna, la primera parte de esta saga, de la cual no hay mucho que decir, y el póster, que me encanta -exhuda al momento de gloria que vivió la Ciencia Ficción en 1979-. Si lo encontrase por ahí, lo compraba y lo colgaba en mi habitación.

Una verdadera lección de cine (de CINE, con mayúsculas, qué coño) a cargo del siempre interesante Roger Donaldson ("Un Pueblo llamado Dante's Peak", nada menos), y una obra clave en el devenir de la sensibilidad fílmica de género de finales del pasado siglo; que se beneficia de un guión sólido, complejo y multidimensional, cuyas muchas lecturas, relecturas y metalecturas se articulan cuales capas de metafórica cebolla; y de un reparto estelar que, capitaneado por un Sir Ben Kingsley en estado de gracia, arropa a Natasha Henstridge en el debut de su meteórica carrera (que incluiría títulos tan imprescindibles como "Adrenalina", "De tal Perro tal Amo" o "Esquía como Puedas"), quien interpreta magistralmente a la indiscutible protagonista del film: Sil, una bella y atribulada muchacha de volátil indumentaria, horrible híbrido mutante extraterrestre para más señas, a cuya trágica búsqueda del amor -pues no es ésta sino una delicada parábola sobre la insatisfacción en las relaciones interpersonales, amén de un hermoso canto al mestizaje- el espectador (masculino, en especial) asiste con el corazón en un puño. Espera, igual no era el corazón...

Sí, me voy a la cama.

Buen reparto, buen material, buena idea pero mala ejecución. Floja película de Roger Donaldson que pese a no tener éxito ha tenido 3 secuelas. No las he visto pero por la nota que tienen, deben ser veneno puro.
Me pareció una peli que se ve del tirón, no aburre pero tampoco divierte, con caras conocidas de los 90 como el gran Michael Madsen (actualmente en tv movies), Alfred Molina o Forest Whitaker y con alguna escena curiosa. Poco más.
Quien sabe si con un director como John Carpenter hubiera salido una peli más notable, supongo que si. La recomiendo únicamente a los fans de las series b de terror/ciencia ficción.

La cinta que nos atañe, disfruta de unos 45 primeros minutos, hasta 60 si me lo permiten de una poderosa intensidad y divertimento.
El reparto de lujo con un elenco de buenos actores representan sus papeles con la mayor de las seriedades posibles. Kinsley, Molina, Withaker y sobretodo un espléndido Madsen haciendo de Madsen.
El guión en su planteamiento tiene opciones y un potencial interesante la idea en general convence por su puesta a punto, viendo los minutos iniciales cualquiera diría que un grande como Cameron, Spielverg, Ferrara o un De Palma son sus autores.

Mi nota es un cuatro, simple y llanamente por el desenlace y final (y algo del nudo de la trama) tan patéticamente tópico, visto, facilón y detestable. Al final como todo en EEUU. se soluciona a punta de Metralleta y soltando la "coletilla" más estúpida, con un final abierto y incoherente con la segunda parte dirigida por el director de culto Peter Medak (al final de la escalera).

Un desastre y un suspenso con un mal sabor de boca. No hay nada peor que una película mediocre y sin extremo alguno. Si es muy buena lo tiene todo, si es muy mala lo es tanto que hasta te emociona que algún tipo apellidado Coscarelli tenga lo que hay que tener para hacerla, pero si es mediocre tu cerebro se acaba por pudrir.

Obligado a verla en una sobremesa familiar en la que las referencias cinematográficas van desde el Señor de los culillos a Harry Potas, me prometí a mí mismo intentar deglutirla con el menor número de prejuicios posible y reprimir en la medida en que cupiera mi vena sarcástica. Fue tarea imposible; a los diez minutos, cuando explican el quid de la cuestión, no pude evitar empezar con mis chistes malos. El planteamiento de la historia era ya una simpleza vista mil veces, por no decir un semiplagio bien camuflado de Blade Runner, sólo que aquí el perseguidor es múltiple y el perseguido, o la perseguida, mejor dicho, una: un cruce de marciano y humana que se escapa por ahí con ansias de reproducirse y de cargarse a toda tía buena que le quite el ligue de turno. El equipo perseguidor no tiene desperdicio y es de lo “mejor” de la película. El jefe es Ben Kingsley interpretándose a sí mismo con los ojos tan saltones que parece que iba como preguntántode algo; también hay por ahí un par de científicos especializados en cosas raras de ésas que sólo existen en yanquilandia, un brujo de raza negra y un matón. Esta tropa es una de los más chapuzas que se han visto desde Scooby Doo y explica en cierta forma la actual decadencia del imperio estadounidense, dejando a Torrente a la altura del Premio Nobel. En resumen, los "atractivos" de la película son muchos, pero entre ellos destacan, por un lado, que el mencionado cruce de especies es una hembra (y utilizo esta palabra porque se supone que no es un ser humano), que está cañón. Con extraterrestres como ésta todos los hombres (y digo hombres queriendo expresar el género masculino del Homo sapiens sapiens) estamos deseando que nos invadan los platillos volantes pero ya. Claro que estas marcianas, vista la peli, tienen unos gustos muy exquisitos: sólo se tiran a tíos buenos o ricachones, por lo que un servidor estaría descartado en la agenda reproductora de estas bichas. El segundo atractivo del filme es el brujo, interpretado patéticamente por un Forest Whitaker que por la cara de tonto que pone durante toda la peli parece uno de los guionistas de la misma. El momento más molón del chamán es cuando se pone el gorro de punto en plan chamán africano-comomolo.
Y aparte de esto, la verdad es que poco más tiene el filme. En Sitges le dieron un premio a los efectos especiales pero supongo que el jurado estaría algo fumado. Por mi parte, durante la visión de este atentado fílmico, yo hubiera esperado que la marciana cañón se acostara con el matón de turno, que se lo comiera y luego lo vomitara o que hubiera puesto una superbomba en el centro de la ciudad creando una matanza sin precedentes pero ni siquiera esto se les ha ocurrido a los preclaros guionistas; en conclusión, que a esta película no la levanta ni Torrente.