Wolf

La cinta de Nathalie Biancheri nos presenta una historia extraña e interesante situándonos en una especie de centro de reclusión para jóvenes que tienen un tipo de trastorno que imposibilita su vida diaria dentro de la sociedad.


De este modo conocemos al protagonista Jacob, un adolescente que cree ser un lobo y sufre a diario por estar atrapado en un cuerpo humano. Con la esperanza de lograr reconducir su futuro, sus padres lo internan en un lugar que promete devolverlo a la sociedad eliminando su trastorno. En el centro, Jacob se encuentra con otros jóvenes que como él se sienten más animales que personas (un loro, un pastor alemán, un oso panda, un pato, un caballo, una araña, una ardilla y un largo etcétera), pero para su sorpresa acabara conectando de forma imprevisible con una misteriosa chica que dice ser un gato montés.



La película se puede analizar de dos formas. Como drama psicológico o como crítica hacia la sociedad. Como drama psicológico que indague en el tipo de trauma que han sufrido sus personajes para padecer ese trastorno de disociación por especie falla al no explicar en la mayoría de los casos los orígenes que los han llevado a padecer este peculiar trastorno. Sin embargo, funciona bastante bien como critica a una sociedad que rechaza lo que es diferente y maltrata todo lo que no se asemeja con la idea de ‘’normalidad’’ que tenemos. La institución encargada de efectuar ese cambio de conducta es presentada como un lugar asfixiante donde un déspota y cruel cuidador se encarga de tratar a todos los jóvenes con unos métodos bastante cuestionables que incluyen el maltrato físico, el maltrato psicológico y todo tipo de humillaciones y vejaciones.



En un primer momento acabas por creer que el verdadero peligro viene de fuera, pero con el paso de los minutos te das cuenta de que la mayor amenaza para la vida de todos esos chicos es el propio sistema que dice protegerlos. Ese es el verdadero talento de la cinta. Retratar como en vez de amparar y proteger a los que son frágiles y están rotos, la sociedad siempre insiste en marginarlos y negarles toda la ayuda, comprensión y afecto que necesitarían para poder recuperarse. Del mismo modo, en ningún momento vemos que los trastornos que padecen les hagan hacer daño a los demás. Es más, en un momento de la cinta vemos como uno de los pacientes recuperados se dedica a maltratar a un niño que aun esta interno aprovechando su superioridad física y mental sobre él. Es curioso cómo se nos muestra ese contraste entre lo aparentemente sano y lo enfermo, destacando como sano a una figura perversa y cruel que ataca y ridiculiza todo lo que no comprende.



La cinta también cuenta con una fotografía y un apartado técnico envidiables. Tanto Lilly Rose Depp como George Mackay se meten por completo en la piel de los personajes que interpretan. En especial destaca el. Desde el primer momento vemos como ha moldeado todo su físico para asemejarse a un lobo (la mirada penetrante, esas ojeras perpetuas, la forma que tiene de caminar a cuatro patas arrastrando las piernas sigilosamente, la fiereza de sus gestos al sentirse atacado, como contorsiona sus músculos y hunde la carne mientras se desplaza de un sitio a otro). Se nota que el actor ha trabajado muchísimo en ese aspecto y es de agradecer. Fionn O´Shea al que vimos en la maravillosa ‘’Normal People’’ también hace un papel a tener en cuenta añadiéndole dramatismo a la cinta.



En definitiva, la historia que nos propone Nathalie Biancheri no gustara a todo el mundo y tendrá muchos detractores entre quienes acudan a ella buscando encontrar un drama psicológico que nos explique por qué y el cómo de este particular trastorno. La cinta no dará respuesta a sus preguntas ni tampoco les ofrecerá el perfil psicológico que esperan hallar en sus protagonistas. A pesar de ello, quien llegue a ella esperando ver mucho más de lo que se muestra a simple vista, se encontrara un film interesante que, aunque no alcanza gran relevancia a nivel psicológico, si cumple la función con la que ha sido creado al ofrecer una despiadada critica a todo lo que la sociedad llama ‘’normal’’, revelándonos lo despiadado que puede llegar a ser el ser humano cuando rechaza todo aquello que no comprende. Al mismo tiempo también nos habla de la libertad de elegir y decidir quienes queremos ser aunque contra todo pronostico resulte imposible.

Querido George Mackay:

Probablemente nunca leas esta carta, probablemente ni si quiera entres a cotillear en Filmaffinity. Sólo quiero darte las gracias. Darte las gracias por emocionarme cada vez que veo una interpretación tuya. Gracias por escoger con tanto gusto personajes tan dispares y profundos. Me diste mucho miedo en "Femme", te admiré por tu valentía en "1917", me encogiste el corazón en "Pride", me sorprendiste por tu rareza en "Captain Fantastic" y ahora nos vuelves a regalar una actuación desgarradora, auténtica y visceral en esta maravillosa "Wolf". Gracias por hacer el cine más auténtico y más necesario, gracias por entregarte tanto en cada proyecto.

En "Wolf" ha habido momentos tuyos realmente sobresalientes. La manera que has tenido de meterte en la piel de un lobo es tan real que estremece. Tu manera de caminar, de olisquear, de mirar, de relacionarte con el mundo es una joya interpretativa digna de estudio. Por lo demás, la película transmite un mensaje bastante necesario: en un mundo donde los líderes son Putin, Trump, y Netanyahu uno se pregunta realmente quiénes están más cuerdos, si los animales o los humanos. Está claro: quienes torturan, vejan, humillan, contaminan y destruyen el mundo con su odio ya sabemos quienes son.

Un humilde admirador

George MacKay, quien cada día actúa mejor, lleva adelante este thriller psicológico acerca de la disociación cognitiva de una manera casi perfecta, y aunque la idea original decae y se queda a medio camino entre el amor y la locura, la película es sostenida hasta el final por las estupendas actuaciones de sus protagonistas.-

"- No se trata de sobrevivir, se trata de sobrevivir siendo yo".

Extraño film coproducido entre Irlanda, Polonia y Reino Unido, que tiene un argumento con posibilidades no del todo satisfechas. Se trata de un duro drama, que bien podría inscribirse en el (sub) género "carcelario".
Me temo que, aunque se nota que es una película más bien modesta en cuanto a presupuesto se refiere, es ambiciosa al querer ir más allá de lo que otros filmes con personajes con alteraciones mentales que les hacen creer ser quien en realidad no son. Alteraciones producidas bien por algún shock, por algún trauma sin resolver, por problemas socio-familiares... que necesitan ayuda sanitaria para resolverlos y volver a ser parte "normal" de la "sociedad".
Es irregular ya que tiene excelentes momentos, junto a otras escenas algo contemplativas pero que no son en absoluto desdeñables. Son necesarias para ver la evolución de los personajes, su interrelación y el proceso que "sufren".
Quizás lo que más lastra el filme, muy interesante de por sí, sea su ritmo. Creo que algo lento, parsimonioso en ocasiones, con muchos silencios y miradas, a veces con no mucho contenido, o así parece.
Sin embargo, el ritmo crece en su segunda mitad y los acontecimientos adquieren una mayor fuerza dramática, lo que le hace mucho más entretenida y disfrutable.
Con todo, es una película para ver sin prisas, tranquilamente y así poder comprenderla mejor.
Destacable la interpretación de George MacKay, que se nota trabajó en sus movimientos caninos con Terry Notary, famoso entrenador de movimiento. Sus contorneos y movimientos de homóplatos cuando anda a cuatro patas es admirable y en la oscuridad y en plano medio tal parece un perro o lobo.
Un filme en verdad curioso, que se sale de la norma y por ello creo que merece su visión, aunque no es de extrañar que no guste a bastantes, pero su canto a la libertad ahí está, expuesto de forma dura pero atractiva en mi opinión.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/

Película que pretende ser un canto poético de libertad y se toma demasiado en serio a sí misma gracias al progresismo y estupidez actual... Debería haber ido hacia la comedia en vez de drama.

Locos o enfermos como los de aquí siempre han existido, pero a día de hoy mola mucho romantizarlo y llamarlos "transespecie" es lo más...

Que sí, que los animales son muy buenos y los humanos muy malos pero este tipo de locura o enfermedad hay que tratarla en centros especiales o manicomios.