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Oro maldito

Western. Acción. Terror Una banda formada por Barney, Oaks, cinco mexicanos y unos cuantos norteamericanos se ha apoderado de un gran cargamento de oro. Pero la ambición hace que Oaks y los norteamericanos maten a Barney y a los mexicanos. Sin embargo Barney no muere; la bala es detenida por la bolsita de oro que llevaba. Con ese oro, decide fabricar balas que luego usará contra todos los que le traicionaron. (FILMAFFINITY)
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
11 de septiembre de 2011
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un grupo de bandidos le dan el palo a un cowboy del ejército haciéndose con el importante cargamento de oro que este transportaba. A la hora de repartir el botín, una parte de los bandidos decide deshacerse del resto acribillándolos en el desierto. Ambas acciones se desarrollan de un modo tan rastrero, que no puede considerarse mas que justicia divina que los traidores recalen en su huida en un pueblo que bien podría considerarse la antesala del infierno.

El momento que ilustra la llegada de los incautos al pueblo y su progresivo “acongojamiento” mientras asisten a lo que parecen escenas de violencia doméstica y maltrato infantil de lo mas cotidianas, ya advierte de que nos encontramos en un pueblo bastante mas podrido de lo que suele ser habitual incluso para los cánones del espagueti western (para aumentar la sordidez del momento, Questi recurre incluso a un plano de un erizo cojo…!!!)

Estos y otros apuntes en esa línea malsana y enferma (más tarde aparecerán las insinuaciones de sodomía, incesto, abusos a menores y escenas abiertamente sádicas hasta llegar a extremos desagradables, entre las que se incluyen animales masacrados y rasurado de cabelleras al mas puro estilo ”2000 Maníacos”) son sin duda lo mas destacable de la película, y junto con algunos pasajes que no habrían desentonado en una cinta de horror gótico, aportan un toque “bizarre” y un regusto “purgatorial” que salvan con creces el conjunto de la quema.

Destacar en este sentido el momento brillante en que Questi pone en escena la codicia que impera en el lugar. El médico local atiende en el saloon a un moribundo al que acaban de acribillar a balazos; cuando al extraer la primera bala se descubre que está hecha de oro, a los parroquianos les falta tiempo para escarbar en el resto de agujeros, provocando el último grito de agonía del desgraciado.

En la cruz estaría la media hora que le sobra y el desaprovechado Tomas Millian (uno de esos actores cuyo carisma compensaba de largo sus carencias interpretativas), que se pasea por el metraje sin tener nunca un propósito muy claro mas allá que el de ejercer como protagonista.
daCapo78
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25 de febrero de 2008
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si ya de por si rodar un SW era algo que no se veía con bueno ojos, Giulio Questi lo hace aun mas difícil, y rueda uno que se sale de todos los registros del genero. "Oro Maldito" es mas que un SW.
Unos pistoleros traicionan a unos mexicanos y huyen con un botín. Pero uno de los mexicanos consigue salvarse, y va tras ellos, y los alcanza en un pueblo fantasma, donde ocurren cosas muy raras...
Una película a descubrir, que no te dejará indiferente, con un gran Milian.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Julio_Alberto
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10 de enero de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una lástima, la película cuenta con muy buenas ideas que lucen por su originalidad y por lo disparatado. Ingredientes surrealistas se mezclan con lo macabro, lo sádico, dejando de lado cualquier afinidad por la belleza y yendo a lo sucio y lo ruin. Las bajezas son una constante presente desde las primeras escenas en las que nuestro protagonista, Tomás Milian (Thomas fuera de Europa), es fusilado por unos canallas. La suma de situaciones infames parecía que debía acabar cuando nuestro protagonista encuentra a aquellos que lo intentaron asesinar y le robaron el oro malito del título de la película, pero no, la venganza es poca cosa y la película avanza y avanza en una espiral de maldad que no tiene fin y que hace al mismo suelo del pueblo el verdadero protagonista.

La venganza ya ni es venganza. Y para mí es ahí donde empiezan los problemas de la película, ya no sabemos si realmente Milian quiere vengarse, qué hace en ese pueblo, nos vemos inmersos en un inacabable bucle de maldad con más o menos gracia, un chicle ya muy alargado y con la sensación de que se desaprovechó una buena oportunidad de hacer un buen western. Un spaghetti, es cierto, pero lo que importa es que iba por buen camino y se nos torció.

No lo he pasado mal, pero me vencen los contras en lugar de los pros. Si alguien dijera que es una película bastante chapucera estaría más de acuerdo con él que con algún otro que dijera que es un largometraje notable. La estética mola, el agujero negro de maldad en el que se convierte el pueblo también, pero al menos a mí, en realiad, me alcanzó la desagana y me atrapó totalmente.
Luisito
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18 de julio de 2016
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una banda de forajidos roba un cargamento de oro. Uno de ellos es traicionado y dado por muerto, pero dos indios lo recogen y le ayudan a vengarse.

Tomas Milian protagoniza este extraño spaguetti-western, considerado en su día el más violento del subgénero. Aunque chapucero y efectista, representa una pieza de culto para un buen puñado de incondicionales que aplauden su galería de personajes indeseables, su atmósfera sórdida y toda una serie de detalles surrealistas que desfilan por la pantalla. En nuestro país, la censura eliminó el sadismo de algunas escenas, de cara a su estreno comercial.


"La muerte y el oro siempre van juntos."
CINECLUB
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14 de marzo de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para muchos creadores, el spaguetti-western fue el género perfecto para volcar ideas y filosofar sobre situaciones extremas y hasta un punto extravagantes, con sociedades distópicas e irreales. Algo así planteó Clint Eastwood en su "Infierno de cobardes". En este singular filme, unos bandidos arriban, tras robar el oro de unos militares, para su desgracia, a una extraña población, con gente mezquina, violenta, codiciosa, racista, xenófoba, miserable, una especie de lugar irreal, una puerta al purgatorio o el retorno de las pecadoras Sodoma y Gomorra, en el Far West. Y todo ello por un oro maldito, que quema a quien lo posee.

La rareza del filme, quizás por los brutales cortes de la versión española, en ocasiones alcanza situaciones bizarras y hasta cierto punto ridículas. No obstante, como es tan irreal, no deja de captarte la atención como espectador, por muy absurdas y deslavazadas que sean las mismas.

Rodada en Hoyo de Manzanares, el casting es de lo más variopinto, con mucho rubio de pinta anglosajona, aunque los dos indios parecen dos señores de Cuenca con pelucones y no nativos americanos. También resulta llamativo el vestuario uniformado de los compinches del latifundista, que parecen una banda de mariachis. Entre ellos, destaca la figura de uno de ellos, con su porte y manera elegante de cabalgar; es Sancho Gracia, aquí como Félix Sancho Gracia, en una de su primeras intervenciones cinematográficas.

Una rareza, como las que se rodaron en aquellos años. El oeste era un lugar peligroso para la cordura e incluso para el espíritu.
Quinto Sertorio
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