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El universo de Óliver

Drama Año 1985. Óliver, un niño con una imaginación desbordante, se muda con su familia al rincón más al sur de Europa, justo cuando está a punto de pasar el Cometa Halley. Estos acontecimientos marcarán un antes y un después en la vida emocional de Óliver, que buscará en las estrellas la solución a sus problemas en el nuevo colegio, en el barrio y en casa. Para colmo, su abuelo, apodado “el majara”, se anima a ayudarle a interpretar el ... [+]
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
25 de noviembre de 2022
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alexis Morante, director algecireño, decide hacer una película de su tierra natal desde la mirada vendida hacia el exterior del Campo de Gibraltar. Me apena que un campogibraltareño decida juntar un poco de fácil cultura popular ochentera de superventas con la misma imagen del narcotráfico que deja una lectura peligrosa: lo que se dicen en esos barrios del narcotráfico es la verdad, pues lo hacen ''por necesidad''. Claro, por necesidad. A un linense no le cuentes milongas. Y menos que me cuentes que los ''buenos vecinos'' tiran piedras a los malos para cambiarme la historia a los 20 minutos porque necesitas unos golpes de efecto dentro de una película VACÍA.

¿Dónde está la trama que se presuponía? ¿El cometa qué pinta aquí y cómo aumenta a un personaje tan plano y soso como el que encarna Rubén Fulgencio? Porque, al final, hay una mezcolanza de temas que no aportan nada, que poco tiene que ver con lo que nos han vendido y que te deja un regusto muy malo. No es una película creativa porque da la sensación de haberlo visto todo antes. En los largos minutos finales empiezan a tirar de retórica y sensiblería propia de alguien que no tiene nada que decir, para acabar con una pachanguita donde está... ¿Mágico González? ¿Y esta apropiación? En la capital -de la que tanto reniega el pueblo del director- estarán contentísimos. Claro, porque aquí solo salimos adelante siendo narcos o futbolistas. Por cierto, antes de elegir a un jugador del Cádiz CF que ni les va ni les viene, ¿por qué no visibilizar uno de los derbis más calientes de España entre la Real Balompédica Linense y el Algeciras CF? ¿Por qué siempre se pierde la mínima oportunidad para mostrar lo nuestro?

Quizá lo mejor de la película es recoger la pasión por el fútbol de la zona y la manera tan especial (de nada) de hablar que tenemos en la comarca. El personaje de Salva Reina duró únicamente una hora, pero qué buena hora, exponiendo fielmente las penas de las personas que se quedan y de las que deben volver a la comarca respecto al trabajo. Ahora bien, lo que sigue, destroza todo lo bueno (y que no olvidemos que no es su película, es de Óliver...). Todos los actores están dirigidos de fábula y aporta muchísima similitud con la forma de actuar y hablar de las personas ''de aquí''.

En fin, deseo algún día poder ver una historia normal y de personas normales ambientadas en nuestra olvidada y maltratada tierra, que por estos lares tanto he defendido y tanto me queda porque ni los nuestros harán cosas valiosas por nosotros en sus posiciones de privilegio. Aunque suene mal: las historias campogibraltareñas importan tanto como las historias negras, lgtbi+ o demás. Pero como somos nosotros...
JBV
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13 de mayo de 2022
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Esperando al Cometa Halley

Ambientada en el año 1985 en un barrio popular del Campo de Gibraltar. Se centra en la familia de Miguel Lozano, el padre, interpretado por Salva Reina; la madre Carmela, María León y sus dos hijos preadolescentes Óliver, Rubén Fulgencio, y Joel, Iván Renedo. Además vive con ellos el abuelo paterno Gabriel “el majara”, Pedro Casablanc.

Óliver es un niño muy imaginativo que acaba de trasladarse con su familia desde Móstoles a Algeciras cuando va a pasar el famoso cometa Halley. Se evade a diario de sus problemas de adaptación al nuevo colegio y barrio así como de su caótica familia. Pronto encontrará un aliado en sus fantasías astronómicas con la complicidad de su abuelo Gabriel. Entre ambos tratarán de descifrar los mensajes de las estrellas desde el observatorio casero de la azotea.

El universo de Óliver es una comedia claramente familiar construida para atraer a las salas comerciales de cine a un complaciente público de todas las edades. Cuenta con un holgado presupuesto y una buena coproducción de varios países.

Bien recreada la atmósfera del barrio humilde donde se han instalado en la casa del abuelo paterno ante las penurias económicas familiares y el desempleo casi crónico del cabeza de familia. La dirección de arte de Mónica Ausín nos retrotrae acertadamente mediante la ropa de aquellos años, los electrodomésticos, muebles y decoración de la época.

Un abundante casting y figuración seleccionado por Marichu Sanz completa el cuadro actoral dando consistencia a la variedad de personajes y tipos de la zona. Destacamos el buen diseño de Pedro Cabañas para el cartel de la película. Recreación sociológica de un barrio popular en los ochenta.

*Una película realizada para entretener

El universo de Óliver es una película realizada para entretener y tener buena salida en la taquilla. Rostros populares de comedia como Salva Reina y María León dan peso al producto sosteniendo el argumento y la vis cómica de la trama.

Cuenta con cuidados efectos visuales digitales a cargo de Carlos Rincón y música de Julio de la Rosa en la que destaca el tema compuesto por Enrique Bunbury.

El agradable resultado recuerda a una mezcla de clásicos desde Manolito Gafotas a Regreso al futuro. De fondo quedan pinceladas de temas sociales como la rivalidad entre los barrios, las pandillas de adolescentes, el paro endémico de la zona y el socorrido tráfico de drogas en el Campo de Gibraltar.

Hay escenas bien construidas para dar emoción al relato como la persecución entre adolescentes, la carrera de bicicletas o los partidos de futbol en el campo de tierra del barrio.

En ocasiones sin embargo quedan algo deslavazadas las secuencias dentro de la trama general a pesar del montaje de José M. G. Moyano. El conjunto es un retrato familiar de la sociedad ochentera de un precario barrio cercano al polígono industrial de Algeciras.

La descripción sociológica está bien caracterizada en el guion que alterna planos de un colegio público, la taberna del barrio, el campito de futbol y los descampados abandonados.

Todo ello va engarzado por Óliver, personaje protagonista principal en que se centra la película. El chico trata de encontrar su identidad y autoestima entre su familia, los amigos del barrio y la rivalidad del partido de futbol del día de Reyes.

*Comedia familiar

A lo largo de la película los guionistas van dando pinceladas para componer el cuadro de una época ya algo añeja. La interpretación de Salva Reina como el padre desastroso con una precariedad laboral permanente es bien resuelta en un personaje hecho a su medida. También coherente actuación de María León como la esforzada madre Carmela que sobrevive tras la inconsciencia de su pareja.

El abuelo Gabriel, Pedro Casablanc, se refugia en sus ensoñaciones fantasiosas donde tiene su mejor aliado en su nieto mayor.

Sutil despertar a la adolescencia del chico con un primer amor lleno de inseguridades y desconciertos entre Óliver, Rubén Fulgencio, e Irene, Luna Berroa.

Comedia familiar de personajes que sin ser una gran película mantiene con dignidad una trama sociológica fácilmente digerible. El amplio elenco de personajes secundarios permite a los guionistas marcar detalles de aquellos años ochenta.

Su acierto radica en la construcción de una película agradecida de ver que encontrará en los públicos familiares sus principales espectadores. Será interesante ver cuál será la siguiente película que haga Alex Morante. El algecireño director tras graduarse brillantemente en la Universidad de Cádiz, amplió estudios de cine en Suecia y en la Escuela San Antonio de los Baños en Cuba. Posteriormente a través de la Beca Talentia hizo un MFA de dos años entre Nueva York y Los Ángeles donde reside.

*Conclusión

El universo de Óliver es una entretenida y amable comedia familiar con enfoque sociológico destinada al gran público. Presenta una pareja joven siempre en precariedad económica con dos hijos preadolescentes que tratan de adaptarse al último traslado al Campo de Gibraltar.

En un populoso modesto barrio, Óliver en alianza con su abuelo Gabriel esperan la llegada del cometa Halley, evadiéndose de un entorno difícil.

Escrito por Fernando Gálligo Estévez
Cinemagavia
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25 de marzo de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El debut de Alexis Morante en el cine no es para nada soprendente si has venido siguiendo la carrera de un director que ya apuntaba maneras en el mundo del documental, cuidando detalles y creciendo a cada proyecto.

Nos encontramos ante una ópera prima rodada con gusto, con muchos guiños al cine ochentero pero, sobre todo, con alma. Una historia que trasciende a la típica comedia española, para convertirse en un film con el que ries bastante, pero que mantiene un transfondo muy trabajado e incluso desgarrador por momentos. Muy cuidados esos contrastes de género, y para nada es fácil manejar los tonos en un film para que no queden viradas impostadas o cutres. Y aquí se consigue que todo funcione. Tocando temas como el racismo, los conflictos familiares y mezclándolos muy bien con la fantasía de un Óliver que, poco a poco va abandonando su niñez y adentrándose en la adolescencia.

Sin entrar en spoilers, un film humilde que denota mucho amor, el director logra tocar la patata con esta historia ambientada en las tierras del sur y se nota la pasión que se ha puesto en este trabajo.

Aunque los adultos están muy bien en sus respectivos papeles, sorprende el trabajo realizado con el elenco infantil, donde Morante ha dejado patente que controla mucho en dirección de actores. Mención especial al trabajo de casting.

Banda sonora muy bien integrada, profunda y envolvente que, sin presentar ningún tema que vaya a quedar para el recuerdo, si consigue el propósito de acompañar a la narración y ayudar a potenciar las sensaciones de cada secuencia. No cae el compositor en lo fácil, en la esperable sonoridad ochentera tan de moda en la actualidad, si no que trabaja para el texto, sin destacar, pero sumando, como debe ser. Bunbury, al que Alexis Morante ha dirigido varios documentales y videoclips, no podía faltar en esta primera película y presenta un nuevo tema para la ocasión, que llega como acompañamiento a los créditos.

En definitiva un debutante en el mundo del largometraje que derrocha tanto arte como la tierra de donde procede. Este trabajo huele a Goya.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Carlos Llop
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8 de enero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pese a lo convencional y trillado y amable a toda costa, a marchas forzadas, a machamartillo, que quiere ser, es una película un tanto extraña (les ha salido una cosa chunga), gélida, como a distancia hecha o realizada, especialmente en su primera parte, la mejor, simpática sórdidamente picaresca fracasada oda, Salva Reina (ella tampoco está nada mal) en ese aspecto lo borda, tiene gracia como tierna social escoria, chusma cariñosa amorosa, no es tanto lo que esperábamos y se agradece, y, sobre todo, el personaje principal, el, se supone o da por descontado, de la función en ciernes héroe es un primaveras membrillo miserable mediocre de no te menees que solo da disgustos y descerraja miserias sin cuento o cutreces de miedo a toda hora, se mea, roba, agrede, se caga en Mágico González (hasta ahí podíamos llegar, eso sí que no, eso no se toca, nene), se comporta de la peor de las maneras con su amada o novia (no tenemos la más mínima idea de por qué ella la vida le perdona a cada rato o aurora y se digna a hablarle siquiera o incluso lo elige, ama o quiere, misterios del amor y de la ciencia, de entre todos*) y no tiene ninguna virtud, talento o gracia conocidos (no ayuda nada a todo este triste respecto la interpretación sosa desangelada estreñida del pobre zagal). Todo lo cual, esa grisura cómica patética penosa, es una buena, aunque fuera lograda involuntariamente, por error o equivocación, por no darse cuenta, por chapuza o falta de criterio, noticia, sorpresa, sorpresa, más o menos.
Pero falla en otros ámbitos o temas (casi que) deseas que cojan la dichosa nave especial o máquina del tiempo y manta y carretera, a tomara por culo las bicicletas, una lástima, que no lo hicieran, que jugaran con eso, con esa idea, te ponen la miel en la boca, y después nada, te vas de vacío, cero a cero, de hecho, esa, digamos, ocurrencia, fantasía, escapada o escapatoria, no pega mucho o nada con el resto, el corazón del guerrero, está con calzador metida la maravilla, desaprovechada, tibia, y no porque el contraste sea malo o la necesidad de escapar o huir como alma que lleva el diablo con imaginación a raudales o del modo que se pueda de una fea realidad sea algo anormal o malo (artísticamente), mira Leolo, Léaud, The butcher boy y tantos otros, pero tal y como está mostrada es un pegote sin fundamento ni fuste, o coges el toro por los cuernos o para dejarla en la estacada de buenas a primeras esa ansia o anhelo, a su suerte abandonada, para eso mejor no tocar(la), no menealla, si no sabes torear, déjala estar, let it be, pa' qué te metes, majadero.
Y la parte realista costumbrista conflictiva tampoco, le pierde el afán conciliador/consolador (to er mundo é güeno) forzoso a última hora que no hay quién se crea así de esa tonta manera, el buenismo conservador sin venir a cuento, puesto por el ayuntamiento, la tontería mansa, una pena.
Por lo tanto, no maneja bien la relación entre los diferentes temas, vías (de agua) o posibilidades, el actor/personaje protagonista falla, es desagradable, la parte social es bastante desastrosa tontorrona roma como de cuota o pega, revolucionario impuesto, argamasa, cemento armado (ya que aquí no tenemos tantos negros que echarnos a la boca con los que rasgarnos las vestiduras y apuntarnos un tanto, somos los más concienciados, metemos gitanos y a correr, tira, anda, venga), el resultado es flojo y desigual, irregular, pero lo ya dicho, comienza bien, los acercamientos/coqueteos/roces científicos espaciales siderales (el tiempo, años luz, sirve para medir el espacio, la distancia; y vemos ilusiones o espejismos en el cielo o estrellado firmamento, emanaciones de estrellas muertas hace ya tanto tiempo que nos hacen creer/confundir/mezclar, otra vez, el espacio y el tiempo, o las explicaciones de los veintinueve de febrero, de los años bisiestos, trescientos sesenta y cinco días y un poco, un pico), aunque mínimos, son chulos, y el tono es discreto y relajado, nada histérico ni tan subrayado, de puntillas se pasa por todo, y, en general, hay un buen hacer, mimo, dedicación, trabajo, cuidado, cariño, esmero.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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17 de mayo de 2022
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oliver es una chico de 12 años que llega a Algeciras en 1985 a la casa del abuelo paterno, desde Madrid y con un padre perseguido por las deudas. Se trata de un regreso a los orígenes forzado por las circunstancias y no deseado. La adaptación del chico a un nuevo barrio, una nueva escuela, nuevas amistades con su primer amor incluido y el descubrimiento de las aficiones y relatos del abuelo se convertirán en una especie de aventura repleta de infortunios diversos con una situación familiar complicada por la falta de trabajo y perspectivas.

Con una ambientación de los ochenta bien conseguida y unas claras referencias autobiográficas el director Alexis Morante elabora un relato muy bien encajado que gira en torno a las vivencias más íntimas del Óliver aunque también se enriquece de forma coral de todo lo que rodea: la familia y su pasado, el grupo y las problemáticas racistas del barrio, la escuela o las dificultades laborales del momento. Al mismo tiempo se impregna todo de una atmósfera mágica que se hace coincidir de forma emblemática con la llegada del cometa Halley, una supuesta maldición en la familia o la aparición especial de aquel jugador del Cádiz de nombre "mágico González" que por la zona todavía hoy es una auténtica institución. Salvando las distancias y magnitud sería el equivalente a Maradona en la ciudad de Nápoles.

Para redondearlo todo, las interpretaciones están a suficiente altura como para que los personajes tengan el tono y la intensidad necesarias para no chirriar en medio de este universo. Mención destacada merece la madre Carmela interpretada por Maria León y un experto Pedro Casablanc en el papel del abuelo Gabriel.

"El universo de Óliver" es de esas películas de las que no esperas gran cosa y logran zambullirte dentro de un imaginario especial cargado de emotivos simbolismos, vivencias irrepetibles y transmitir la dificultad casi traumática que supone crecer para hacer el primero vistazo a una incipiente madurez y, a la vez, un entorno social delirante.(7)
M_Pelegri
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