Infernal filme de Andy Milligan, señor que menciono en esta crítica porque hace falta talento para parir semejante bodrio. No se salva ni un minuto de metraje, consiguiendo una hora y media de película soporífera y zetosa hasta el límite. La historia de una especie de Poltergeist para recién casados no cuaja ni con las apariciones de chichinabo de los fantasmas de los anteriores propietarios de la dichosa casa. Trucajes de cámara que ya eran viejos en la época de los Lumière, telas de araña en spray y fantasmas increíbles porque no hay quién se los crea. Solo apta para los amantes de los más intensos rayos psicotrónicos, bochornosa para el resto de los mortales. Solo puedo pensar en el tipo de la inmobiliaria que sale en la segunda escena y cómo se da el piro sibilinamente. Seguro que era de Idealista, vaya cerdo.

Esta cinta es hija directa de su tiempo, lo tiene todo: una joven ya-no-tan-joven, un vecino estrafalario, un casero seductor y chabacano, la amiga con hijos, la mama neurótica, etc, etc.

La señora Doris Dörrie seguramente tenga una carreraza cinematográfica, pero en este momento se marcó un rollo Fernando Colomo absoluto, con esta tragicomedia por momentos surrealista y que jamás, ni siquiera en 1994, tuvo ni pizca de gracia.

Es aburrida, predecible y en el mejor de los momentos te recuerda ANHQV. Mi yo de quince años me metería una paliza por haber dejado la peli más allá del minuto 40. Espantosa.

Tercera entrega de la saga del tio del gancho. Después de una magnífica primera parte y una segunda parte aceptable, Turi Meyer demuestra que se puede llevar a cabo un proyecto absolutamente mediocre si tienes un par de buenos contactos.

Frente a un Tony Todd absolutamente desaprovechado, está una pésima dirección, más propia de un capitulo piloto de alguna serie chusta de los dosmiles. Los detalles del guión quedan convertidos en bromas de mal gusto y qué decir de los momentos autoparódicos, a caballo entre lo bochornoso y lo hiperbólico.

Y por encima de todo, de las malas actuaciones y de la vergüenza ajena, está la protagonista Donna D’Errico. Seria aspirante al Olimpo de los Razzi, ofrece un espectáculo lamentable que desasosiega a la vez que pone de manifiesto las limitadas habilidades de la actriz, estrella de Los Vigilantes de la Playa.

La película no solo es mala con ganas, además rebaja la calidad de la saga en si y desperdicia cualquier buena idea que pudiera haber sobrevolado esta producción. Un bodrio.

La película promete un entretenimiento en base a la invasión de un pueblo en mitad de un desierto estadounidense por parte de un enjambre de mosquitos asesinos. Lo que comienza como un mal chiste, pronto se revela como un verdadero infierno mal realizado, con enormes fallos de guión y malas actuaciones de un puñado de rostros conocidos del bajo standing de Hollywood.

Narración vaga y subtramas estúpidas que pondrán a prueba las tragaderas del espectador, que solo encontrará cobijo en algunos momentos de comedia involuntaria: hay diálogos tan manidos y situaciones tan esperpénticas que carcajadas son lo único que se merecen.

Finalmente, la cinta ofrece un espectáculo bochornoso, digno de ser esquivado por personas con un mínimo de sentido común. Únicamente recomendable para algún oscuro amante de la psicotronía más dolorosa, infame y diabólica.

Tremenda historia ambientada en la antigua Yugoslavia en los estertores del régimen fascista de Pavelic. Un padre partisano y su hijo pequeño, dan caza al comando de la Ustacha que torturó y asesinó a su mujer, mostrando el asfixiante ambiente de violencia y represión que vivió aquel país bajo el yugo nazi. Aunque no es demasiado sangrienta, si reproduce con fidelidad la falta de misericordia y la crueldad de aquellos asesinos, que hacían de estas cualidades inhumanas su sello ideológico. He visto que esta película aspiró en su momento al Oscar, sin embargo la academia no le permitió participar, quedando Hollywood en una posición que sigue siendo difícil de explicar aun a día de hoy. Fascinante cine que permite atesorar la historia para que tomen nota aquellos que pretenden perpetuar estas horribles ideas sedientas de sangre de los más débiles.