¿Se acuerdan? 2009, y sale el poster y los comerciales en una desvergonzada campaña de marketing que caló fondo: la película que revolucionará la forma de ver cine. Sin modestias, y es que Cameron ya puede darse el lujo de despojarse de ellas. También recordamos como vamos a la sala, llenos de expectativas, y el vacío que deja después de un momento de entretenimiento es tan absoluto como aquel que amenaza a los personajes de Gravity.

Y es Gravity la película que merecería más esta mención- Si bien no cambiará de forma absoluta mi forma de ver cine, me ha mostrado algo que jamás he visto, y ha roto las barreras de la imaginería del cine que he visto desde que tengo memoria.

El recuerdo de los planos secuencia de "Niños del hombre" se mantiene durante las primeras secuencias de Gravity, que quitan el aliento. Insuperables: una danza visual de la cámara a 500 km de la atmósfera, que va del espacio sideral hasta dentro del casco de los personajes. Los primeros 30 minutos de la película son algo único, una forma de hacer y ver que no creo que se repita.

Por desgracia, los momentos dramáticos (hablados) en que la protagonista escupe a rabiar su desesperación y congoja termina cuajando un poco semejante logro técnico en una narrativa que se va haciendo un poco irregular a lo que fue el pulso firme y cruel del primer tercio.

Recuerdo que en una crítica a Gertrud, de Dreyer, para remarcar su ritmo soporífero, remarcan el detalle de que consta de menos de 50 planos. Gravity consta de la misma naturaleza, pero clava a todos en la butaca, hasta cuando falla algunos pasos.

Gravity es una experiencia cinematográfica, para ver en el cine, frente a una pantalla gigante.


Por último, a la página de Filmaffinity: muchas gracias por esta hermosa Web, pero no es la primera vez que en la sinopsis de la película en sus comienzos antes del estreno nos relaten detalles reveladores de la trama, sorpresivos o decisivos, como hacen aquí. Más allá de que después lo corrijan, por favor, tengan cuidado. Lo mismo pasó con 127 horas. Al spoiler:

En "Soy Leyenda" con Will Smith todo funciona hasta que ves a los monstruos que parecen una combinación de la destreza de Peter Parker y con la fuerza de Hulk. Es tan evidente que uno casi puede ver las fallas de luz en los cuerpos que no están ahí. Aquí no molesta tanto... aun que quizá tenga que ver en que todo plano con una cara de zombie dura menos de 3/4 de segundo.

Tal vez soy solo yo, o sea uno entre pocos, pero los zombies con fuerza y velocidad sobrehumana que requiere una espeso trabajo de creación 3D acojona mucho menos que unos zombies que corren como locos. Dan un poco más de picor que los que caminan o se arrastran, pero parece más un juego de Age of Empire que otra cosa.

Además que esta es para toda la familia, eso asumiendo que a los chiquitos no se quejan cuando no muestran como Brad Pittt les revienta los cráneos con un fierro, pero cuando Brad Pitt está 20 segundos tratando de desenganchar dicho fierro de la cabeza del muerto sin mostrar dicha cabeza para eludir la censura ya me parece exagerado. Es una película de zombies, y esta tiene ciertos cánones. Si tuviera alguna función estética o narrativa, bue, pero ni eso. Me deja con las ganas de ver una gota de sangre (si somos más justos, en los 112 minutos de la película se ve la cantidad exacta de 8 gotas de sangre, y el número de muertos como mucho potencia varias veces ese número)

En cuanto a la realización, me sabe a poco. Demasiadas panorámicas, demasiados planos aéreos, demasiados primeros planos de Brad Pitt y su cabellera rubia a los 50. No me molesta que se escape de ataques masivos, choques de aviones e infecciones virales mortales, acepto esos cánones y con Pitt hasta me lo creo, pero la realización falla al salir a los planos masivos y dejar tan poco a la creación de una tensión que se diluye enseguida y solo deja lugar a unos ocasionales sustos.

Pero que no sea tan negativo, que no es un desastre. Solo le falta huevos.

Padre de Familia es una serie que detiene mi zapping. No la alabo, pero su cutrez y su humor tan esperpéntico y surrealista, su modo de insultar todo lo conocido, me agarra. Una serie que no discrimina a la hora de discriminar todo. No me provoca risas o siquiera gracia en sus 22 minutos enteros, pero las sonrisas y ocasionales carcajadas son más que suficiente justificativo. Además, personajes como Stewie y Brian son de por si solos razón suficiente.

Luego vino American Dad, que no alcanza a su progenitora, aun que contiene a otro personaje memorable, el sádico e infantilmente egoísta marciano.

Pero The Cleveland Show no me produce nada. Los personaje son todas meras copoias de menor calidad de Padre de Familia versión negro sureño, pero no me provoca ningçun tipo de gracia, de risa. En realidad miento, me genera dos cosas: una es un fruncimiento de cejas cada vez que supongo que lo que veo debería reconocerlo como un gag.

Y lo segundo, que es lo que refiere en el título de mi crítica, que atrae toda mi atención, y ninguno delos supuestos chistes o burlas sociales, políticas, conceptuales, filosóficas, espirituales que supuestamente hace me saca siquiera un segundo de mi cabeza: ¿por que el barman es David Lynch?

No conozco su biografía. Lo único que me ha generado la serie es esta duda, que satisfaré ahora en mi visita a Wikipedia, para no volver a desperdiciar mi tiempo en pensar en esta serie nunca más, si es posible.

La historia de "Efectos secundarios" pertenece a esa estirpe de los thrillers en con cada giro se nos dice que todo lo que hemos visto es falso, de esas por ejemplo "Gone Bay Gone", de Ben Affleck. Viene aderezada también de contexto y crítica a la clase acomodada norteamericana, a la mayor dependencia a manipular las emociones con cada vez más rebuscados químicos y en la forma ms que cuestionable y negligente con que las farmacéuticas actúan.

No es nada del otro mundo, pero cuando la película es dirigida por un director del calibre de Steven Soderbergh, lo que vemos ya no es lo que la historia promete por sí sola. Si bien no es un autor de obras maestras, convierte todo material que le cae en las manos en lo mejor que puede llegar a ser, por más rebuscada y absurda que pueda ser la historia. Pero por sobre todas las cosas es la atmósfera malsana que solo Soderbergh puede crear como él la crea, en donde todo se construye lentamente y se amontona hasta hacerse difícil respirar, sobre todo en los primeros 40 minutos, que parece que el tiempo ha quedado suspendido mientras todo se desintegra.

No es una obra que atraiga por su historia, ya lo he dicho, ni tampoco por sus personajes, excepto quizá el de Rooni Mara, que muta continuamente y el que más perturbador resulta, pero al que prácticamente se la relega en el último tramo de la película, para mi el mayor error. Tampoco destacan las actuaciones, aun que quizá se pueda poner de excepción a Rooni Mara, y digo quizá por que soy muy subjetivo, por que estoy encantado con esta actriz. A Zeta-Jones la novedad está en verla tan avejentada... nadie se salva del tiempo, y Jude Law es visto en un registro más maduro al que estamos acostumbrados. Pero es la atmósfera y la habilidad con la que se hila la historia y todo se va clarificando, haciendo quedar de audaces los giros más inverosímiles, y haciendo que por tu cabeza no pasen preguntas que en ese momento parecen obvias.

Lo que quizá hace que resulte un poco incómodo en cuanto verosimilitud del relato es la interpretación de Rooni Mara. Una interpretación que no da ciertas tintas, y en la que el director y el guión se meten de lleno en su vida, la hace más dificil de aceptar cuando se cuestione su veracidad en los futuros giros de guión.

Te lo vende tan bien que te seduce y la compras y la disfrutas como la película del año. Eso es un director, un autor endemoniadamente bueno.

Para empezar, recalcar el estilo realmente restringido al que se ciñe Wes Anderson para hacer este film:
.el 99% de los planos son frontales o perfiles absolutos de los personajes.
.Todo movimiento es acentuado hasta el paroxismo para hacerse notar. Si se hace un paneo, será uno rapidísimo, con paradas, hasta hacer 360 grados. Si es un travelling, no variará en el ángulo con respeto al escenario o los personajes.
. Todo uniforme o detalle del escenario debe ser tan colorido y grotesco que todo parezca una versión a escala de un mundo de juguetes, exaltado por esos travellings laterales que revisitan todos los espacios de una casa que parece de muñecas.
. Actuaciones pétreas, sumamente contenidas, glaciales.

Pareciera que con códigos como esos la historia perdiera completo interés para el realizador, pero las historias de Wes Anderson no podrían contarse de otro modo. Aquí la técnica sobresale tanto como lo que cuenta, y no podría ser de otra forma y salir airoso. El mundo de Wes Anderson es único, completamente apartado de los cánones de lo real y lo verosímil. Es un mundo artificioso y artificial, y siniestramente infantil, en que los niños son maduros y conscientes y los adultos no pueden hacer frente al día a día y no pueden con una realidad que los supera y los tienen atrapados. Son todos caricaturas.

Pero es un mundo maravilloso, que me alegra visitar cada vez que el texano saca una película suya. Moonrise Kingdom ha sido la que más me ha gustado de las que he visto de él. Es una película tierna cuyos personajes, perfectamente interpretados, son todos entrañables. Aquí todos tienen un momento en que relucen, en que destacan, nada es superfluo ni está de más.

De Hugo Cabret leí que Scorsese falla en captar el mundo desde la mirada de un niño. No sé si Wes Anderson lo logrará, ya olvidé como es ser niño hace mucho, pero su mundo es mágico y fantásico a fuerza de pintarlo con otros colores, en que cosas tan nimias adquieran una enorme importancia y una magia que no logro captar en otros ámbitos.

La película más hermosa del 2012, una de las pocas que me gustaría volver a ver.