Críticas de Amonamantangorri
Documental
2018
Documental, Intervenciones de: Jim Caviezel, María de Medeiros, Anthony Howell, Maarten Dannenberg ...
6 de abril de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
ATENCIÓN, aviso para la gente aficionada a la historia: es un documental religioso, plenamente confesional.
Segunda advertencia para gente aficionada a la historia: La película trata de un fraude.
Alejandro García Sanjuán, profesor de Historia Medieval en la Universidad de Huelva, calificó el libro "Los Reyes del Grial" en el que se basa la cinta como "obra comercial estratégicamente diseñada". Luis Molina, investigador de la Escuela de Estudios Árabes y del Centro Superior de Investigaciones Científicas, lo deja clarísimo en su artículo llamado, para dar pistas, "La falsa historia del Grial de León". Las referencias a fuentes documentales, con sus supuestas traducciones, nada tienen que ver con la información que originalmente aportan, y algunas tal vez fueran fabricadas (incluida una inaudita carta del célebre caudillo kurdo, Saladino)
La historiadora Margarita Torres Sevilla, que relata los hechos en primera persona dirá, al final del documental, que el hallazgo le dió "esperanza y fe". Extraña fe, que necesita de evidencias físicas. Y además se referirá al personaje que supuestamente usó el legendario objeto como "Jesucristo". En historia lo legítimo es referirse a Jesús de Nazaret, cuya existencia real algunos pocos siguen cuestinando. Jesucristo, en cambio, es una construción teológica en la que solo pueden creer los fieles cristianos, sobre quienes no tengo nada malo que decir, exceptuando a aquellos que mienten y manipulan las creencias del público.
Segunda advertencia para gente aficionada a la historia: La película trata de un fraude.
Alejandro García Sanjuán, profesor de Historia Medieval en la Universidad de Huelva, calificó el libro "Los Reyes del Grial" en el que se basa la cinta como "obra comercial estratégicamente diseñada". Luis Molina, investigador de la Escuela de Estudios Árabes y del Centro Superior de Investigaciones Científicas, lo deja clarísimo en su artículo llamado, para dar pistas, "La falsa historia del Grial de León". Las referencias a fuentes documentales, con sus supuestas traducciones, nada tienen que ver con la información que originalmente aportan, y algunas tal vez fueran fabricadas (incluida una inaudita carta del célebre caudillo kurdo, Saladino)
La historiadora Margarita Torres Sevilla, que relata los hechos en primera persona dirá, al final del documental, que el hallazgo le dió "esperanza y fe". Extraña fe, que necesita de evidencias físicas. Y además se referirá al personaje que supuestamente usó el legendario objeto como "Jesucristo". En historia lo legítimo es referirse a Jesús de Nazaret, cuya existencia real algunos pocos siguen cuestinando. Jesucristo, en cambio, es una construción teológica en la que solo pueden creer los fieles cristianos, sobre quienes no tengo nada malo que decir, exceptuando a aquellos que mienten y manipulan las creencias del público.
7 de mayo de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por muchas similitudes con Los Intocables que tenga, por muchos guiños cinéfilos que haga, por muchas peleas coreografiadas que exhiba, por muchos drones que giren, por muchas técnicas innovadoras de cámara y excelentes números musicales que ponga en escena,... Esa no es la Barcelona del pistolerismo de los principios del siglo XX.
No tengo nada malo que decir sobre la peli a nivel técnico.
Se han inventado otra polícía, otro anarquismo, otro movimiento obrero, otra historia del feminismo, otro castellano del siglo XX, otra Cataluña. Por cierto: ni una palabra en catalán en toda la peli; ni un triste cuplé picante cantado en catalán, que joder si los hubo. Los anacronismos son innumerables.
Ha habido varios intentos fallidos de llevar a la Barcelona de plomo a la pantalla, entre los que se encuentran series producidas por RTVE. La Verdad sobre el caso Savolta (1979), realizada con muchísimos menos medios, es un thriller digno, más sólido y menos anacrónico que La Sombra de la Ley. No es buena señal.
Aquella Barcelona podría servir para crear el China Town, el Chicago, El Irlandés del mundo hispano, pero claro... Quizás es todavía un tema demasiado problemático.
No tengo nada malo que decir sobre la peli a nivel técnico.
Se han inventado otra polícía, otro anarquismo, otro movimiento obrero, otra historia del feminismo, otro castellano del siglo XX, otra Cataluña. Por cierto: ni una palabra en catalán en toda la peli; ni un triste cuplé picante cantado en catalán, que joder si los hubo. Los anacronismos son innumerables.
Ha habido varios intentos fallidos de llevar a la Barcelona de plomo a la pantalla, entre los que se encuentran series producidas por RTVE. La Verdad sobre el caso Savolta (1979), realizada con muchísimos menos medios, es un thriller digno, más sólido y menos anacrónico que La Sombra de la Ley. No es buena señal.
Aquella Barcelona podría servir para crear el China Town, el Chicago, El Irlandés del mundo hispano, pero claro... Quizás es todavía un tema demasiado problemático.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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22 de septiembre de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aviso: esta crítica habla de todo menos de cine.
La película, una rareza descubierta en el canal Somos. Ganadora del Goya a la mejor fotografía. Madre mía, como serían las demás.
Al margen de la calidad de la obra, cuestionable, y el ritmo narrativo, propio de otro tiempo, la cinta me ha parecido interesante sobre todo por un motivo: la novela y la película se basan en una teoría sobre la guerra sucia ampliamente difundida por el PSOE y sus satélites, la cual hoy día nadie sostiene, y que por lo que se ve, ha sido incluso llevada al arte.
Según dicha teoría, las operaciones llevadas a cabo en Francia contra miembros de ETA, así como contra otros ciudadanos vascos tomados por tales, no venían de órdenes directas del gobierno español, sino que eran consecuencia de la libre iniciativa de ciertos elementos de un "búnker" de los aparatos del estado que escapaban al control de sus superiores civiles.
Este argumentario fue sostenido en su momento por voceros y afines del PSOE, así como por el el grupo Prisa y El País, del que Cebrían es un flamante ejecutivo. Habría que preguntarle a Juan Luis Cebrián si hoy día se atreve a sostener esta teoría, sobre todo desde que fueron condenados Rafael Vera y José Barrionuevo, respectivamente Secretario de Estado para la Seguridad y Ministro del Interior, por ordenar y pagar con fondos reservados por el secuestro del vasco-francés Segundo Marey...
Yo, de ser Cebrián, habría comprado todos los ejemplares de la novela y todas las copias de la película. Claro, porque yo tengo vergüenza y conciencia.
La película, una rareza descubierta en el canal Somos. Ganadora del Goya a la mejor fotografía. Madre mía, como serían las demás.
Al margen de la calidad de la obra, cuestionable, y el ritmo narrativo, propio de otro tiempo, la cinta me ha parecido interesante sobre todo por un motivo: la novela y la película se basan en una teoría sobre la guerra sucia ampliamente difundida por el PSOE y sus satélites, la cual hoy día nadie sostiene, y que por lo que se ve, ha sido incluso llevada al arte.
Según dicha teoría, las operaciones llevadas a cabo en Francia contra miembros de ETA, así como contra otros ciudadanos vascos tomados por tales, no venían de órdenes directas del gobierno español, sino que eran consecuencia de la libre iniciativa de ciertos elementos de un "búnker" de los aparatos del estado que escapaban al control de sus superiores civiles.
Este argumentario fue sostenido en su momento por voceros y afines del PSOE, así como por el el grupo Prisa y El País, del que Cebrían es un flamante ejecutivo. Habría que preguntarle a Juan Luis Cebrián si hoy día se atreve a sostener esta teoría, sobre todo desde que fueron condenados Rafael Vera y José Barrionuevo, respectivamente Secretario de Estado para la Seguridad y Ministro del Interior, por ordenar y pagar con fondos reservados por el secuestro del vasco-francés Segundo Marey...
Yo, de ser Cebrián, habría comprado todos los ejemplares de la novela y todas las copias de la película. Claro, porque yo tengo vergüenza y conciencia.
25 de agosto de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película maltratada y maldita de Costa-Gavras. Después de estrenarse solo en Francia, donde varias salas fueron desalojadas por amenazas de bomba, hoy se oferta en olvidadas tiendas de DVDs y páginas de streaming. La Universal la estrenó en Estados Unidos en una sala, y ya. En España ni eso.
Obedeciendo a la máxima "piensa mal y acertarás", podríamos pensar mal y sospechar que Hanna K. sufrió un deliberado abandono por parte de las grandes distribuidoras, debido a su mensaje antisionista. Quién sabe. Sea como fuera, Costa-Gavras, un director de los llamados "sociopolíticos" que ha tratado temas incómodos para los poderosos en muchas de sus obras, esta vez vio cómo los poderosos de la industria, por el motivo que fuera, escondían esta producción en un cajón.
La peli gira en torno a dos temas principales: los conflictos existenciales y sentimentales de la protagonista (Jill Clayburgh), que en ese brete vital debe representar como abogada a un árabe palestino del 48 (Moohamed Bakri) que intenta que Israel reconozca su derecho a regresar al hogar donde nació, un pueblo ahora repoblado por judíos europeos e incluso cuyo nombre ha sido hebraizado.
Existe una llamativa diferencia entre ambos papeles: la protagonista tiene extensas oportunidades para expresar sus dudas, conflictos y puntos de vista, al igual que el resto del reparto, al contrario del árabe palestino -el extraño, el otro- interpretado por un Bakri misterioso y parco en palabras.
Obedeciendo a la máxima "piensa mal y acertarás", podríamos pensar mal y sospechar que Hanna K. sufrió un deliberado abandono por parte de las grandes distribuidoras, debido a su mensaje antisionista. Quién sabe. Sea como fuera, Costa-Gavras, un director de los llamados "sociopolíticos" que ha tratado temas incómodos para los poderosos en muchas de sus obras, esta vez vio cómo los poderosos de la industria, por el motivo que fuera, escondían esta producción en un cajón.
La peli gira en torno a dos temas principales: los conflictos existenciales y sentimentales de la protagonista (Jill Clayburgh), que en ese brete vital debe representar como abogada a un árabe palestino del 48 (Moohamed Bakri) que intenta que Israel reconozca su derecho a regresar al hogar donde nació, un pueblo ahora repoblado por judíos europeos e incluso cuyo nombre ha sido hebraizado.
Existe una llamativa diferencia entre ambos papeles: la protagonista tiene extensas oportunidades para expresar sus dudas, conflictos y puntos de vista, al igual que el resto del reparto, al contrario del árabe palestino -el extraño, el otro- interpretado por un Bakri misterioso y parco en palabras.
Miniserie
2011
5 de julio de 2013
6 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tengo nada malo que decir sobre la ambientación, el vestuario, el ritmo de la trama, las interpretaciones y la factura de la cinta en general. Me parece técnicamente bien hecha y tiene una trama entretenida.
Creo que es evidente, que para la aplastante mayoría de pobres mortales, gran parte los relatos históricos que asumimos como ciertos se basan en las películas y series que hemos visto; lo aprendido en el colegio es muy sui generis, y los trabajos académicos son solo seguidos por una minoría.
Así, cualquiera sabe que la batalla definitiva de la Segunda Guerra Mundial se libró en Normandía en el Día D, no en Stalingrado ni en Kursk. Y sabemos que William Wallace, también llamado Braveheart, nació siendo un pobre campesino sin título, y que se vestía con un kilt.
Por lo tanto, probablemente gracias a esta miniserie ya debe de existir una nueva hornada de espectadores convencidos -o que al menos, alberguen alguna sospecha- de que la CIA, disidentes del PC, sectores ocultos del régimen franquista, ETA y los dioses saben quién más, estuvieron implicados en las operaciones que culminaron en la ejecución del almirante Carrero Blanco.
Todo quisqui sabe ya que los detalles sobre la ruta diaria que realizaba el Ogro se los transmitió a Argala (¿Por qué se llama Arriaga en la serie? ¿Rollos legales?) un misterioso hombre vestido con una gabardina blanca. También, quizás, el ciudadano español medio ya sepa que lo que hizo despegar el coche en la calle Claudio Coello no fue una bomba preparada por el comando Txikia, sino unas minas made in USA de última generación sustraidas de la base militar de Rota.
Así que enhorabuena a los creadores, así como a RTVE, EiTB y otros entes públicos que han transferido los recursos necesarios para llevar a cabo este excelente ejercicio de divulgación histórica.
Creo que es evidente, que para la aplastante mayoría de pobres mortales, gran parte los relatos históricos que asumimos como ciertos se basan en las películas y series que hemos visto; lo aprendido en el colegio es muy sui generis, y los trabajos académicos son solo seguidos por una minoría.
Así, cualquiera sabe que la batalla definitiva de la Segunda Guerra Mundial se libró en Normandía en el Día D, no en Stalingrado ni en Kursk. Y sabemos que William Wallace, también llamado Braveheart, nació siendo un pobre campesino sin título, y que se vestía con un kilt.
Por lo tanto, probablemente gracias a esta miniserie ya debe de existir una nueva hornada de espectadores convencidos -o que al menos, alberguen alguna sospecha- de que la CIA, disidentes del PC, sectores ocultos del régimen franquista, ETA y los dioses saben quién más, estuvieron implicados en las operaciones que culminaron en la ejecución del almirante Carrero Blanco.
Todo quisqui sabe ya que los detalles sobre la ruta diaria que realizaba el Ogro se los transmitió a Argala (¿Por qué se llama Arriaga en la serie? ¿Rollos legales?) un misterioso hombre vestido con una gabardina blanca. También, quizás, el ciudadano español medio ya sepa que lo que hizo despegar el coche en la calle Claudio Coello no fue una bomba preparada por el comando Txikia, sino unas minas made in USA de última generación sustraidas de la base militar de Rota.
Así que enhorabuena a los creadores, así como a RTVE, EiTB y otros entes públicos que han transferido los recursos necesarios para llevar a cabo este excelente ejercicio de divulgación histórica.
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