A lo largo de toda la historia, el hombre ha sido sometido a sus pulsiones básicas: el amor y la muerte, el eros y el tánatos. Y por esto hemos conquistado países, inventado artilugios y realizado obras de arte maravillosas. Es aquí donde el libro en el que se basa esta película magistralmente llevada a la pantalla, nos deja entrever la lucha de la razón sobre los sentimientos, donde en ocasiones la emocionalidad invade nuestra vida (como a algunos compañeros foristas que no dudaron en destrozar la película), o la razón por dolorosa (otra vez las emociones) nos ubica en el sentido de la realidad.
Es una película para degustar despacio, pero no para embutirse como un perro caliente que comemos de piés y a la carrera. Es para saborear las excelentes actuaciones, y donde Assanté hace gala de su estatura magistral y nos contagia del conflicto apabullante del individuo que representa. Los vestuarios son hermosos, y la ambientación musical nos sumerge en la calidez y a la vez el también conflicto de los románticos tardíos, preludiando lo que va a ser el inicio del siglo XX (aparición del psicoanálisis, primera guerra mundial, desaparición de las monarquías centro europeas). Quien sabe que conflictos inconscientes nos mueve la película, pero pese a esto, vale la pena enfrentarla....