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Uruguay Uruguay · Minas
Críticas de Nico
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Críticas 11
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
7 de diciembre de 2011
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que Sokurov juega con la ambigüedad, una especie de “regalo” al estilo Mallarmé, que regalaba su “oscuridad”.
Por eso las percepciones personales de los espectadores son interesantes de por si respecto a la obra, pero resulta difícil explicitar a través de ellas un sentido unívoco en lo que el director compone.
La discusión de si esto es una pretensión que invalida al cine es también interesante, pero es claro que Sokurov, en toda su obra, plantea la pregunta. “Elegía desde Rusia” es paradigmática y la película que ahora comento está dentro de ese paradigma (más allá de sus diferencias).
Respecto al uso constante de fotografías y el “recorrido” por ellas, es notorio que lo hace con un sentido de resignificación y composición que devuelven a esa imagen aparentemente estática un movimiento que, a través del seudo sincrónico del lente, se vuelve diacrónico. La vuelta de ciertas imágenes producen significación en su presencia, algo que deriva de un sentido puramente cinematográfico: la edición.
Por otra parte, la constante alusión a las luces y sombras se eleva más allá de la música y no se puede obviar como comentario más generalizado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nico
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Let It Be
Concierto
Reino Unido1970
7,2
1.305
Documental, Intervenciones de: The Beatles, John Lennon, Paul McCartney, George Harrison ...
8
26 de noviembre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El abismo que separa “A Hard Day’s Nigth” de “Let It Be” solo puede ser surcado por el puente que el genio increíble de los Beatles es capaz de tender.
A las dos películas sería correcto tildarlas de muy buenas, incluso más allá de la música (que es excelente). Pero mientras la primera es la crónica consciente de un movimiento en ciernes, la otra es la despedida, de los Beatles y del movimiento. La normalización también llegó y eso no pudieron soportarlo como grupo.
“Let it be” es un prodigio de la edición. El montaje es capaz de trasmitir sensiblemente el ambiente que el director busca construir. El juego de las tomas y las letras es claro pero no obvio, como resultan innecesarios los comentarios directos a cámara o las voces over, se prescinde de ellos, dotando al documental de sencilla verosimilitud. Esto último no deja de ser un “engaño”, pues en realidad se compendian en casi una hora y media cientos de horas de filmación, por lo que la construcción narrativa, como nunca, es el arte en si del autor, que como sabemos, es la técnica que habilita la verosimilitud en tanto coherencia interna más que correspondencia con el exterior del universo fílmico. Podrían no ser los Beatles y estaríamos viendo la misma historia, esto es un logro narrativo. Pero son ellos, y esto confiere a la particular visión de Michael Lindsay-Hogg un interés específico que da al film una dimensión histórica.
Pese a que “A Hard Day’s Nigth” es ficción, parece dar cuenta más llanamente de un contexto real (con todos sus disparates incluidos), mientras que “Let It Be” es documental, pero resulta ser la interpretación que el director da del momento que se relata. La comparación entre las películas, además de hablar de la madurez creativa de los Beatles, habla tangencialmente de lo difusos que son los límites ficción-no ficción.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nico
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Hit
Documental
Uruguay2008
6,7
55
Documental
8
8 de abril de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo comienza con una aseveración que, más que polémica, es lisa y llanamente caprichosa: Uruguay estaba lo más bien, pero no tenía canciones que lo identificaran. Luego la película, en vez de explicar las razones de tan fuerte aserto, cuenta muy bellamente la historia de cinco canciones uruguayas, las que, nuevamente en forma caprichosa, son catalogadas como los cinco hit más importantes de la música nacional: “Río de los pájaros”, “Rompan todo”, “A redoblar”, “Príncipe azul” y “Brindis por Pierrot”.
A la historia de las canciones se suma la perspectiva de sus autores, de otros músicos, de amigos y familiares de sus intérpretes. Además, en paralelo se explora la pregunta ¿Qué es un hit? ¿Cómo se construye un hit?
Pero lo mejor de la película es, a mi entender, como esas decenas de entrevistas son herramientas para la construcción del discurso de las directoras, que si bien no es muy concreto, deja en el nivel sensible muchas buenas frases e imágenes, que resaltan por el lugar que el editor les dio en el armado, de excelente factura.
La absurda polémica que se desató acerca de si esas eran las cinco canciones correctas, no hizo más que elevar a otro plano una idea central del film, y es que, sobre todo, un documental es una obra de arte y sus autores tienen licencia poética. Desde el principio la película se para ahí, y lo importante es que lo hace honestamente; pues muchos documentales (y sobre todo muchos documentalistas) pretenden que la división del cine en ficción y documental le da un aura de “verdadero” a su trabajo, que solo refuerza lo más oscuro del poder de la imagen. En cambio, Abend y Loeff enseguida nos dicen que lo que veremos es el resultado de un capricho, construido con honestidad hacia el espectador. A veces queda la duda de si fue construido con honestidad hacia los protagonistas, pero... ¿Eso es un requisito?
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Nico
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10
31 de enero de 2010
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hecho de ser una serie de televisión aumenta la idea de que “Tumberos” es “excelente”. Es que esta obra lucha con dignidad inusitada, por su lugar de exhibición, contra la decadencia de la televisión y su búsqueda de resolver la ecuación precio-calidad desatendiendo su segundo componente para achicar por el primero.
La serie cuenta la historia de Ulises Parodi, abogado condenado injustamente a prisión. Una vez preso el protagonista, la obra se centra en la descripción de la vida carcelaria y desarrolla su anécdota principalmente en este mundo. La potencia narrativa de Caetano logra superar la simple descripción, la llana denuncia, para, por momentos, convertir la historia en una alegoría. A la vez, en el exterior también se desarrolla la investigación y la búsqueda de la verdad sobre el crimen del que se acusa a Parodi, la que tiene conexiones con jerarcas políticos.
En su devenir, la serie empieza a abandonar a su suerte a los protagonistas, que poco a poco se van dando cuenta de que forjar otro destino poco tiene que ver con la aceptación de las instituciones, representadas todas por la cárcel. La narración deja de anticipar en base al conocimiento más o menos cultural que tenemos de la realidad que describe y sube al escalón de narrar en base a lo que la serie ya nos aportó. Es decir: los personajes están a la altura de hacer creíble su avatar más allá del parecido que puedan tener con personajes “reales”.
La música acompaña muy lúdicamente la historia, que se permite momentos cómicos, tiernos o incluso “lindos”, más allá del tono recio en que se enmarca.
Las actuaciones son, en general, muy buenas, sobre todo la de los actores que representan personajes secundarios.
Encontrarse con “Tumberos” mirando la tele brinda un poco de esperanza en cuanto al arte y algo de desazón en cuanto a la vida.
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Nico
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9
31 de enero de 2010
26 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se ha dicho muchas veces, incluso lo afirma el propio Caetano, que “Un oso rojo” es un western. Esto resulta un poco extraño en principio, pero por muchas razones es una descripción acertada.
El héroe tiene la marca. Un pasado turbio y un presente del que no puede escapar aunque quiera, precisamente condicionado por su trajín de delincuencia.
Su postura antisistémica es ya avanzada, amargamente encuentra que “hacer el bien” no necesariamente es atenerse a las leyes. Pese a este descubrimiento, no se siente aún más allá del bien y del mal, en todo caso entiende que debe pagar sus deudas. El devenir lo va a posicionar donde no hubiera querido, pero donde “debe” hacerlo.
Entiendo que esta descripción del personaje principal, “El Oso” (Julio Chávez), coincide con la que una y otra vez encontramos en los westerns. Al igual que en este género, en “Un oso rojo” lo bárbaro del entorno impone al protagonista un cierto destino, pero la diferencia entre un ejemplo prototípico de western y el film de Caetano es el origen de la barbarie. Mientras en el primer caso ésta deviene de la civilización que aún no llega, de las leyes aún no escritas, en “Un oso rojo” es producto de la decadencia y la impunidad, es producto de que la civilización ya hizo su trabajo. Esto inevitablemente da un toque de crítica social a la película; pues el ambiente en que se desarrolla es bastante “realista”, más allá de que la anécdota pueda necesitar de su sentido artístico para ser verosímil (lográndolo totalmente).
La narración está sublimada, puesta a la altura de un fin en si mismo. La música es excelente, no por que pueda ser del agrado del espectador medio del film, sino por su adaptación al entorno, acompañando conceptual y rítmicamente la edición.
Muy buen producto de un cine latinoamericano que avanza en la construcción de una mirada propia y crítica de la sociedad en que se enmarca, pero abandonando la sobrecarga de “realismo mágico” de otras etapas, muy válida y hasta necesaria en su momento, pero que se ciñe como una sombra sobre las expresiones artísticas de esta parte del mundo.
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Nico
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