Issa López se ha ganado un espacio dentro del espacio que el nuevo cine mexicano está construyendo para si, a pesar de todos los pesares. López cuenta su historia y no extravía la premisa al exponer un tema de género entre peripecias de hermosura y prostitución como vía de salvación, que no de éxito. El gancho aparentemente es exhibir a cinco bellas mujeres luchando por ganar un premio que les remediará su condición, pero conforme avanza la narración descubrimos personajes determinados y rotundos que al final consiguen alcanzar su identidad, más no el propósito. Claro es un melodrama en tono de comedia MUY RECOMENDABLE. La mujer está en pie de lucha, y a pesar de que sufren logran, triunfan y son capaces de franquear las desventajas, tanto, que aún las mujeres que no nacieron hembras pueden alcanzar la plenitud, la libertad.
López extiende esta premisa en el personaje travestido –pivotote- y expone al igual a las indígenas, a las obreras, a las víctimas de la impunidad que a las altas esferas de nuestra falsa fresa sociedad completamente confundidas. La historia resuelve bien con el asunto detonante de la pareja Diva-productor, deonde la Diva ejerce su poder sobre el poder del productor y del padre de la niña fresa, aunque es verdad que la acción se precipita a la hora de describir los concursos donde además resulta pobre en términos de los valores de producción. Su mayor falla si es que la hay como tal, radicaría en su preocupación por los temas sociales en lugar del asunto del poder en si. Mientras los poderosos luchan entre si alterando el orden los humanos aprovechan la oportunidad de remediar sus males. Si los poderosos, que además tienen otros más arriba de ellos, hubieran sido criticados la harían una farsa, pero se detiene voluntariamente en melodrama puesto que los personajes siguen siendo victimados. El asunto de las muertas de Juárez aporta poco a lo que ya se ha dicho en los medios y nos hubiera gustado que aprovechara la ocasión para profundizar más en el ineficiente Poder Judicial, y que no le achacara al personaje llamado el Diablo todo el mal.
Me surge la duda si hay detrás una autora que tímidamente trata de rebelarse o bien una directora tratando de revelarse usando eficazmente un recurso sensiblero para reforzar un melodrama. Ambos supuestos no son reprochables, porque si bien el cine mexicano tiene autoras contestatarias el publico bien merece autoras descaradamente divertidas. En eso supongo consistió el pedido del Estudio y la autora lo entregó sin duda con ayuda de una música elaborada por una mano experta, lubricando las escenas y predisponiendo a las emociones.
ISsa va para Diva, pero una nueva clase desde detrás de las cámaras.


ARTURO SASTRÉ
14 abril 2008