Jamás pensé que vería esta película pero un año después de su estreno, viendo la nota en las publicaciones especializadas que no leo y escuchando las opiniones de personas que me la soplan, dudé porque soy casi-humano y pensé que a lo mejor no era tan mala...

Me equivoqué, aunque la cinta no empieza del todo mal (tetas y culos), me equivoqué.
Tenemos a una asesina totalmente opuesta a lo que solemos ver en el cine: Absurda, frívola, obsesionada con la moda y con un objetivo claro: encontrar a su Ken particular con el que compartir su vida. Mientras esto no ocurre, mata por afición y porque no tiene nada mejor que hacer.
Tras unos interesantes primeros treinta minutos, cuando el espectador ya conoce a todos los actores y empieza a ver cómo avanza el guión, el sopor y la desidia hacen aparición y las absurdas secuencias se suceden sin que las toneladas de maquillaje y efectos especiales consigan vencerlos.

Mi nota se debe ese prometedor comienzo y a la actuación de Macarena, nada desdeñable. Mención a parte merece César Camino, no cambia de cara en toda la película y su actuación es de lo peor en el panorama cinematográfico nacional. Parece que en cualquier momento vaya a decir "Un cigarrito no tendrás, tío moñas..."
Yo sólo puedo ofrecerle un trozo de madera con el que empalarle hasta que pueda saborear sus propias heces.

Frank Oz, director de películas infumables como “Bowfinger, el pícaro” o “Esposa por sorpresa” (ambas con el siempre odiado Steve Martín), nos sorprende esta vez con una divertidísima comedia negra o “de color” que sin ninguna duda entusiasmará a los amantes de este maltratado género, pues son muchos los bodrios que se esconden bajo esta variedad de comedia con humores de supuesto mal gusto o hirientes.

Su duración es la justa y necesaria, 90 minutos en los que no podrás despegarte de la pantalla si no es tienes que ir al lavabo a aliviarte urgentemente (como hace el anciano y decrépito tío de los protagonistas, que no puede valerse por sí mismo ni para extraer heces de su angustiado ojete.

El humor soez y fácil se fusionará con el inteligente y sorpresivo para dar como resultado las situaciones más inverosímiles que puedas imaginar en lo que parecía que iba a ser un velatorio convencional. ¿Lo parecía? No lo sé, dímelo tú (ávido lector de esta lamentable crítica).

La Cándida de larealidad ha sido una chacha toda su vida y nunca recibió educación, producto de este hecho se expresa con refranes mezclados unos con otros y palabras incorrectas. Esto era espontáneo y gustó a Guillermo Fesser, a sus secuaces y su audiencia, decidiendo éste rodar una película... maldita la hora.
Un lamentable guión y peores actuaciones sólo sirven para que la pobre Cándida repita todos y cada uno de los refranes y palabras mal pronunciadas del programa de radio, tengan sentido o no en la historia, se mete con calzador de forma flagrante y abominable
Si a este hecho le unimos una historia que no se aguanta ni cogida por las pelotas, un deseo insaciable del director por hacer llorar al personal como si de un burdo melodrama se tratase y unos "gags" que raramente funcionan, tenemos una película fallida y de fácil olvido.
¿De qué el cuatro de mi votación entonces? Conforme avanza la película parece que Cándida se olvida de que le están grabando y deja de hablar como si estuviera recitando poemas de memoria, además hay tres situaciones cómicas que funcionan bien. Una, dos, tres y cuatro, por el culo te la hinco.

Se apaga la luz roja, se ilumina la verde: Comienza una carrera ilegal en la carretera. En ella compiten el más absoluto aburrimiento y el hastío más grande antes experimentado... ¿Quién ganará? Al finalizar la película todo queda en un empate técnico, yo he perdido más de 90 minutos de mi valiosa vida y el director se ha ganado una paliza.

El argumento es simple, dos personajes sin nombre recorren América buscando carreras para ganarse la vida desafiando a otros corredores. De este modo conocen a otro competidor con el que se jugarán sus respectivos coches en una carrera por varios estados hasta llegar a Washington. Este otro protagonista recogerá a todos los autoestopistas que se encuentra por el camino reinventando su vida con cada uno de ellos, los otros dos, mientras, se disputarán el amor de una chica que se metió en su coche sin mediar palabra durante una parada, cosa que curiosamente a nadie extrañó.

Tremenda locura que los conductores de la película tengan la obligación moral de parar ante cualquier persona que se encuentren en el arcén de la carretera...

Esta película narra la vida de dos hermanastros de edades similares de alta alcurnia que creen que pueden poseer todo lo que les parece y que hacen todo lo que haga falta para ello, sin preocuparse a quién se llevan por delante.
Las interpretaciones no son nada del otro mundo y el guión algo falto de madurez en algunos momentos.
La película está dividida básicamente en dos partes muy diferenciadas: la primera es una comedia delirante y soez en muchas ocasiones, la segunda es de corte mucho más dramático hasta llegar al final, en el que quedan algunos temas un poco en el aire, a mi parecer.
Sin duda uno de los momentos estelares es el sensual beso lésbico que protagonizan la caza-vampiros más famosa de las ondas herzianas y la hermosa Selma Blair, simplemente excelente, en sí solo un aliciente para ver esta entretenida película; también para vosotras, pequeñas cachonduelas.