En 2002 un agente secreto con amnesia llamado Jason Bourne aparecía gratamente en nuestras pantallas, sin duda un ejercicio de intriga y acción diferente a lo que últimamente estábamos acostumbrados a ver. Tras el éxito obtenido, los productores rápidamente comenzaron a esbozar una secuela, pero esta vez, el encargado de llevar a cabo el proyecto sería Paul Greengrass, un director que había filmado el aclamado film "Domingo Sangriento" pero que carecía de experiencia a la hora de rodar una superproducción de Hollywood.
El resultado fué una cinta de acción e intriga pura y dura, moderna, con un montaje lleno de nervio y una dirección técnicamente perfecta, Greengrass nos muestra una estética vanguardista sin perder de vista los códigos cinematográficos. A través de las hazañas de Bourne, nos sumergimos por la vieja Europa con escenas de acción memorables, para el recuerdo nos quedará ver a Jason Bourne escapando en un taxi, por las calles de Moscú, en la mejor escena de persecución jamás filmada. Destacar también su potente banda sonora a cargo de John Powell.

Un joven director llamado Steven Spielberg, que todavía no había cumplido 30 años, logró convencer a los productores para llevar a cabo el proyecto de Tiburón, una novela de Peter Benchley cuyo guión fascinó a un hombre que apenas había rodado dos películas, una de ellas memorable "El diablo sobre ruedas".
El film, con un presupuesto inicial de 2'5 millones de dólares, pronto comenzó a ser una pesadilla. Los 50 días previstos de rodaje se triplicaron, el presupuesto se disparó hasta los 12 millones de dólares y los productores pensaron entonces que se habían equivocado de hombre "Spielberg". Para rodar las escenas principales en las que intervenía el tiburón, se crearon tres máquinas lllamadas Bruce (en dudoso honor al abogado del director), una de ellas se hundió a las primeras de cambio, y otra se perdió en el oceano, así que tenían que tirar con la última como fuese. La relación en plató entre Robert Shaw y Richard Dreyfuss fué muy tensa, Shaw era un tipo metódico y profesional, sin embargo Dreyfuss llegaba siempre tarde y muchas veces con alguna copa de más.
La película se estrenó por fin un verano de 1975 y su éxito fué rotundo, una lección de ritmo y suspense que consagró a Steven Spielberg como el mejor director del momento, así como la banda sonora a cargo de John Williams convertida hoy en día en un icono. Desde entonces, ningún bañista ha podido darse un baño con cierta tranquilidad.

Casino es una de esas películas que deberían formar parte de un manual básico sobre cómo hacer cine. Técnicamente es una joya y Scorsese nos deleita con un abanico de planos y recursos que sólo un virtuoso de la cámara como él puede lograr de forma que no sólo parezca que están hechos para engrandecer la película, todo lo contrario, incluso parecen necesarios para la trama: cenitales, picados, contrapicados, panorámicos, travellings, zooms, plano-secuencias, primeros planos...un auténtico espectáculo que unido a una banda sonora maravillosa y a unos actores en estado de gracia te deja hipnotizado. Visualmente es tan poderosa que uno se permite el lujo de pasar de puntillas por encima de la historia, y es aquí donde está su único punto débil, la mafia, la ambición, la corrupción, el fracaso y el amor son temas que han sido tocados en muchas ocasiones y en ese aspecto no aporta nada nuevo, pero no importa, porque el talento y la lucidez de Scorsese, esa capacidad de introducir al espectador en un universo sórdido y voraz desde el primer plano con esa grandiosa puesta en escena, que una vez dentro te atrapa y no te deja escapar. Además, la doble voz en off aporta un grado de intensidad narrativo que hace que no te puedas relajar ni un minuto.
Inexplicablemente esta película pasó desapercibida para los hombres "sabios" de Hollywood, sólo fue nominada en el apartado de actriz principal. Es un misterio, tal vez quedaron atrapados en otra dimensión espacio temporal al haber nominado en el apartado de mejor película a Babe, el cerdito valiente (7 nominaciones) o Apolo XIII (9 nominaciones). Ni siquiera fue nominada a mejor fotografía la cual es maravillosa, tampoco a mejor montaje, lo cual es realmente un misterio de la ciencia, un insulto o una patada a la inteligencia. Ese año los Oscar tuvieron un tufo insoportable, fue una auténtica caza de brujas.

Obra cumbre del aclamado maestro sueco. Un retrato agónico sobre la fe y las preguntas sin respuestas. Bergman nos conmueve con este poderoso ensayo lleno de poesía y romanticismo. El séptimo sello es una exploracón al alma humana, a sus miedos y a sus temores.

Tal vez sea por su indudable magnetismo, por su meticulosa producción o por sus tallados y marcados personajes.......Apocalypse Now es la desgarradora historia jamás contada del Vietnam, el montaje y la planificación visual encumbran a este film en el olimpo del celuloide.