Película adolescente necesaria y entretenida. Este título ha tenido un poco de mala suerte al estrenarse casi al mismo tiempo que “Con amor, Simon”, pero sería un error caer en que viene a ser más de lo mismo. Quizá ni el presupuesto ni la publicidad ha ayudado a perfeccionar el producto de esta historia que cuenta la salida del armario de una manera creíble, respetuosa y cariñosa. Todo el reparto principal hace un trabajo excelente y el desarrollo es muy dinámico. Ojalá hubiésemos tenido estos matices en el famoso género de películas adolescentes románticas de los noventa.

Esta entrega no decepciona teniendo en cuenta a sus predecesoras, pero viene a ser más de lo mismo intentando ser innovadora a la par, algo que no acaba de conseguir. Puede que con Donald Trump al poder este tipo de película pueda dar un poco más de mal rollo, pero se la ve venir de lejos. Poca violencia para la historia que están contando y mucho momento surrealista y “gangsta” que acaba desconcentrándote. Lo mejor es el personaje de Dolores.

Esto sí que es terror del bueno, nada de sustitutos baratos subiéndote el volumen cada dos por tres. Es una película original y culta que se nutre del cine de género sin reincidir en malas decisiones. No es una simple historia de fantasmas, por lo que los últimos diez minutos de metraje pueden confundir a un público viciado y/o cansado del cine de género. Las actuaciones de la familia son exquisitas, destacando a una histérica Toni Collette y a un atormentado Alex Wolff, futura estrella. Asistimos al descubrimiento del terror emocional en una historia que se mueve entre la paranoia y la cruda realidad.

Creo que se le podría haber sacado más partido a una historia tan universal como la que cuenta la película. Me han sobrado momentos de ukelele para rellenar, momentos que se podrían haber aprovechado para profundizar en la relación del protagonista con su hija y no tener que recurrir a la típica escena de lloriqueo frente a un proyector. Contar con el talento de Sacristán y un paraíso visual como Formentera nos hace pasar un rato más agradable pese a la simplicidad de la obra.

Creo que esta película es un antes y un después para la comedia romántica. Me pongo a pensar y no me acuerdo de ninguna película de este género con un protagonista gay que no acabara por oscurecerse o ser más profunda. Excepto algún deje yanqui, cualquier adolescente puede sentirse identificado con esta inocente historia sobre el primer amor. Nick Robinson está adorable, la historia es entretenida y es una película universal para todos los públicos.