Por lo que veo en la mayoría de las críticas (especializadas o no) es que la gente, más allá de la película en sí, se queda obnubilada por el formato mudo y en blanco y negro, da igual que la película sea un auténtico coñazo, que lo es, el supuesto riesgo de acometer una empresa de este estilo es suficiente para que haya un prejuicio masivamente favorable por la película. Y por supuesto, después de verla, obra maestra absoluta.
Pues bien, creo que con coñazo casi insoportable le hago justicia a la "obra maestra" de Pablo Berger. La propuesta es sumamente original, no tiene discusión, pero madre mía, unas escenas tediosas, demasiado largas; un humor rancio ( la Verdú posando con un "perro") "original" (los momentos más graciosos los protagoniza un pollo) supuestamente dramático y ejemplo de retrato histórico (la sesión de fotos con el muerto), la "pedazo" de crítica social (firmar un contrato sin saber leer, la burla hacia lo diferente) muy poca imaginación en lo visual (admiro mucho más "The Artist" desde que he visto Blancanieves) en fin, un filme muy, muy flojo, ensalzado y publicitado por su formato, no por su calidad cinematográfica.

Esta es una película que desde que me enteré que la había dirigido Schrader tenía unas ganas enormes de verla y más, si le añadimos, lo poco que me gustó la versión estrenada en cines.
Nunca, de verdad, hubiese creído que diría esto pero es que es la verdad: ¡la versión de Harlin es mejor!
Desde que comienza, todo parece falso. Los nazis, los personajes, la propia puesta en escena, ¡es que he visto telefilmes mejores en Antena 3!
Qué personajes. Chuma por ejemplo, creo que no se puede ser más fingido a la hora de contar las cosas (en plan africano mal rollero), o la propia posesión del demonio, levitando en plan Buda y poco más, la verdad, no hace mucho más.
Pero bueno, mención especial a los efectos especiales, posiblemente los más ridículos que haya visto en mucho tiempo. No sé, si la intención era fusionar imagen real y animación a lo documental barato de animales prehistóricos lo han conseguido. ¿La especie de aurora boreal que sale hacia el final era necesaria? ¿Tantas ganas tenían de retratar lo fallido de esta producción?
Esta película es uno de esos casos inexplicables de cómo gente con un talento excepcional crea una obra mediocre. Y lo más triste, la película de Harlin, que vuelvo a decir no es gran cosa, es infinitamente más terrorífica.

Película casi terrorífica que deja una sensación de desasosiego brutal. Quizás la trama se vaya perdiendo pasada una hora de metraje pero la sordidez alucinada con la que Friedkin impregna la historia te mantiene enganchado hasta el final. Final por cierto tan de Marte como la propia película.

Woody Allen nos regala otra película maravillosa en la que la ciudad de París y su elite cultural de los años veinte son los auténticos protagonistas. Y qué voy a decir, si los cimientos de la filmografía de Allen son el arte, la cultura, el romanticismo y las relaciones de pareja, no puede haber mejor escenario (bueno si, Nueva York, claro) que este para que Woody nos sumerja de nuevo en una historia fascinantemente original.
Ver en pantalla a Stein, Dalí, Buñuel, Hemingway y una larga lista de otros personajes legendarios de la cultura podría haberse convertido en manos de otro director en algo totalmente pedante o en otro extremo, simplemente paródico. Pero en manos de Allen asistimos a una de esas historias que llegan a conectar de una forma mágica con el espectador, de esas que, cuando llegan los créditos, tienes una gran sonrisa en la boca.

Si hay un director que no te va a engañar con su cine es Woody Allen, cada película suya será de mayor o menor nivel, te gustará más o menos, pero en cuanto a estilo narrativo, técnico, personajes, historias, sabes perfectamente lo que vas a encontrar, básicamente, porque lleva casi toda la vida haciendo lo mismo.
De ahí mi sorpresa por el recibimiento de este filme por parte del “crítico casero” español (la mayoría de la crítica especializada sí que ha sabido apreciar el valor de la cinta en su medida) a la hora de atacar la película como si fuera “¡la peor película de la historia!”
Vamos a ver, no nos sintamos tan importantes o con un criterio superior solo porque Woody haya rodado en nuestro país, por favor, no nos volvamos locos. ¿Acaso sus personajes no suelen ser estereotipados? Pues sí, suelen ser estereotipos totales de pedantes, artistas, bohemios, infieles, románticos, entonces ¿qué ocurre?, en filmes anteriores nada pero si lo hace con un pintor español interpretado por un actor español de moda el personaje no cae bien al españolito criticón, es el típico machito latino.
¿Qué nos hemos enterado que hay una parte financiada por las propias ciudades que salen en la película? Pues ya está, aunque Woody retrate de una forma preciosa y muy bien integrada ciudades maravillosas como Oviedo o Barcelona, lo siento, pero no hay nada que hacer, antes de que se estrenara la cinta, el españolito criticón ya estaba bien preparado para ver un documental turístico. Da igual que sea ese genio llamado Aguirresarobe el que fotografíe lo que vemos, la calidad es de documental de la dos.
Que esta película puede no gustar, por supuesto, que la voz en off puede cansar un poco, si , que la música puede ser un tanto reiterativa para el que la conoce de toda la vida, pues si, al español no le va a llegar ese exotismo que le llega al sueco o al americano. ¿Qué quiero decir con mi crítica? Que nos dejemos de prejuicios tontos, que nos dejemos de mirar el ombligo, que los españoles somos muy dados a “inflamarnos” de saber cuando vemos algo que nos toca más de cerca. Si te gusta Woody Allen aquí hay más de lo mismo, una historia magníficamente contada, problemas reales y profundos en cuanto a las relaciones, los artistas, la búsqueda de la plenitud que es la vida. Si no te gusta Woody Allen muy posiblemente no te guste, como tampoco creo que te guste “Annie Hall” por muy obra maestra que sea.