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España España · Madrid
Críticas de martillo
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Críticas 23
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
4 de octubre de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá por agradar a su idolatrado Sabina, Aranoa (cooprotagonista del publirreportaje), ha decidido agasajarle con un tango, una nueva versión que en su estribillo diga que "trece años no son nada". Podría incluso aferrarse a la letra original y tirarse veinte años con el ubetense, que seguirían, ante lo visto en casi década y media (que se dice pronto) en nada, en una insustancialidad a ratos insoportable, tan solo superada por un aire rancio de progresía burguesa, tan de moda en estos años atrás.

Sabina no es un enigma. Sabina ha concedido entrevistas y se ha dejado ver en todo tipo de saraos. Le han entrevistado en documentales como el de Esta no es la vida privada de Javier Krahe (ya podría el director haber echado un ojo a este documento para tomar una idea de cómo se sigue a un personaje) y lo cierto es, que apenas difiere en esta película, lo de aquellas entrevistas o apariciones en otros documentales o programas de televisión o radio. Es más, resulta mucho más interesante cualquier entrevista seria (aunque sea amable) de media hora, que este panegírico de dos. Porque no, el mostar a Sabina ebrio, no enriquece. Ante tal volumen de entrevistas y documentos sobre el cantautor, deberían haberse exprimido la sesera Aranoa y su equipo, para tratar de buscar otra cosa, pero o no hubo ganas o sencillamente pensaron que la luz del cantante, nos cegaría con su resplandor. Sin duda los ciegos eran ellos... pero debido al humo del tabaco.

¿Entonces? Pues tenemos un retrato que intenta mostrarnos a un gigante y tan solo es un Gulliver para Aranoa. Si queremos saber más del letrista y cantante, podemos mirar entre líneas. En ellas veremos a un indiviuo que se adora (no es posible que él mismo adorne con una carcajada cada cosa que se le ocurra, resulta hasta exasperante). Vemos a un artista que se codea en su domicilio con el monarca y su señora, y que naturalmente, vive tan alejado de la realidad, que cataloga de costumbrismo, el que las calles estén repletas de mariachis esperando a ser contratados por algún señorito caprichoso. Parece mentira, que con la sensibilidad de poeta, no haya sido capaz de encontrar la rima entre mariachis por las calles, con las mujeres que él no ha tenido reparos en comprar. También se refleja el desprecio que tiene hacia las mujeres en la insignificante presencia de su pareja, más allá de una simple sierva del artista.

Así que nos encontramos dos horas en las que nada nuevo hay en ellas. Dos horas de documento en trece años. Lo mismo, sintiéndolo mucho, es que no había mucho que contar sobre el personaje.
martillo
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Informe+. La España de Clemente (Miniserie de TV)
MiniserieDocumental
España2023
6,8
457
Documental, Intervenciones de: Javier Clemente, Andoni Zubizarreta, Abelardo, Pep Guardiola ...
7
13 de septiembre de 2023
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para ser honestos, Clemente se me fue atragantando año tras año mientras estuvo trabajando como seleccionador español. Para ser honestos, cada vez que más tarde le he podido ver, siempre me ha parecido más arrogante que sensato, más torpe que hábil... pero también honesto. Clemente es lo que ves y no disimula, lo que es de agradecer en este mundo tan preocupado de la imagen que da en todo momento.

Clemente tiene muchas cosas, entre otras, unos títulos con el Athletic de Bilbao, que hablan tan bien de él, como del equipo al que convenció que podía ganarlos, sabiendo todos que debido a su idiosincracia, incluso en aquellos primeros ochenta, aquello era algo casi imposible. Pues él y sus jugadores consiguieron dos ligas y una copa de España. ¿El secreto? Trabajo y cabezonería.

Este documental de tres episodios se deja ver en un suspiro y te saca una sonrisa en ocasiones, no solo porque nos ayude a recordar algunos momentos que despiertan en nuestra memoria, si no porque podemos ver que Clemente era tan bruto como recordábamos, y que no fue un papel que interpretara. Clemente es así, es un constante patapum p'alante con la vida, sin ánimo de enmienda porque entiende que nada hay que enmendar en esa vida suya que ha de estar repleta de cicatrices, de tantas peleas que tuvo, buscadas o no, en su trabajo como entrenador.

Esta historia que se nos cuenta se ciñe a seis años de carrera, seis años en los que Clemente convirtió a la selección española en algo rocoso, tosco, que jugaba tanto en terrenos de fútbol como en cuadriláteros de boxeo una vez terminados los partidos. Noventa minutos nos proporcionaban muchas veces aburrimiento y lo divertido venía después, y la diversión podía durar días. Si el fútbol, es espectáculo, Clemente fue en eso un genio al darlo por partida doble. Fueron seis años que según sus protagonistas que participan en el documental, fueron inolvidables. Y no es de extrañar, fueron unos años que sin conseguir nada en el aspecto futbolístico, nos dejó la figura de un Javier Clemente tan orgulloso como soberbio. Algo debe tener este tipo, aparte de mal genio.
martillo
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Supergarcía (Miniserie de TV)
MiniserieDocumental
España2023
6,8
1.140
6
22 de junio de 2023
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curiosa manera de hacer en la actualidad documentales. Al hacerlos sobre algo o alguien contando con el testimonio actual del personaje a tratar, sobre hechos ocurridos años atrás, sirve entre otras cosas, para reinventar la historia pasada. Si además, el protagonista del documento vive lo suficiente, cada vez resulta más complicado encontrar personas que rebatan su testimonio, no porque no sea rebatible, si no porque por razón natural, van desapareciendo.

El documental está bien hecho, correcto, sin estridencias. Es siempre de agradecer. Y desde luego, es interesante. Un personaje como García lo es, así que hubiera sido un auténtico delito no haber conseguido un documento que se pasa sin sentir y que sinceramente, se hace hasta corto. Eso sí, García solo ha dejado cadáveres a su paso, y el documental acusa un exceso de amabilidad con el protagonista. Los que acumulamos años y le pudimos escuchar desde muy pequeños, sabemos cómo atacaba sin miramientos a aquellos que él entendía atacables, fueran o no culpables.

Es una manera de hacer periodismo que en la actualidad no se hace. Esto no quiere decir que en la actualidad sea más limpio o ejemplar el periodismo, en absoluto. Incluso, en la actualidad no existen comunicadores tan extraordinarios como García. El documental se queda corto en ese aspecto, basa en las audiencias la popularidad de García, cuando reamente aparecía en entrevistas televisivas con asiduidad, se le prestaba una reverencial atención cada vez que hablaba y como inteligente que es, contribuyó a fortalecer una leyenda sobre él mismo, basada en la honestidad, la valentía, el arrojo, la independencia... cuando ni uno solo de esos supuestos valores, formaban parte de ese ser. Pero fue desde luego un gigante al que se imitaba y le imitábamos hasta la saciedad, creador incluso de un vocabulario ofensivamente original, único.

Se queda corta, muy corta esta serie. García trabajó y nos acompañó mucho, muchas horas y los que disfrutamos y nos hastiamos de él, tenemos infinidad de recuerdos. El documental omite cualquier crítica al personaje que le pueda poner en evidencia. Es benévolo cuando el personaje no lo fue nunca. Podría haberle preguntado al menos sobre su relación con narcotraficantes amigos suyos como Carlos Goyanes, del cual se preciaba de su amistad y no dudaba en fotografiarse con él. Curioso en cambio ver el documento de petición de indulto firmado por Aznar, Rodrigo Rato, Mariano Rajoy o Fabra, documento del que asegura no conocer, cuando era una de las personas más y mejor informadas de España. Hablan más esas firmas, que toda la vestimenta de honestidad e independencia con la que se adorna.

Y podemos ver en el documento de qué manera se relacionaba profesionalmente con otros compañeros de otros medios. Nadie imagina que dos repartidores coincidan en un domicilio y uno le pinche las ruedas al otro escudándose con un "yo defiendo mi territorio". Las constantes amenazas, los insultos, las coacciones que tenía hacia otros periodistas, reporteros, directivos o deportistas, son los propios de un capo, de un auténtico gánster al que durante un tiempo se le toleró absolutamente todo y contribuyó a alimentar un ego infinito que ahora le hace creerse el inventor de todo, el creador periodístico por excelencia.

Indudablemente es un personaje que marcó una época en la comunicación. Un personaje enorme que brilló y que nos deslumbró y esta serie pretendidamente documental, lo que hace es rendirle homenaje en vez de hacer justicia.
martillo
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5
21 de septiembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si Dennis Quaid tuvo la mejor sonrisa de Hollywood, a Sancho Gracia habría que haberle otorgado el título de la sonrisa más canalla y pilla del cine español. Y en esta serie siempre tiene una lista en la guantera.

Es en Sancho Gracia donde recae el peso de la serie, es él quien la conduce y también gracias a él, se deja ver. Y nos lleva con soltura y cierta credibilidad en el papel de conductor de camión. Sancho Gracia, en su camión, en un ejercicio que más bien parece un espacio más de aquella campaña de "Conozca vd. España", en la que se animaba al españolito medio a hacer turismo a lo largo y ancho de la península.

Y es que gracias a ella podemos disfrutar desde el Bilbao industrial a las costas de Andalucía, pasando por parajes de montaña, con nevadas de las que ya son apenas un recuerdo en la memoria de los más mayores. Pero a pesar de esta variedad de escenarios, teniendo en cuenta el inconveniente (obligado y natural) de que mucho metraje se desarrolla dentro de la cabina, los episodios se repiten en su estructura: un envío que hay que llevar o recoger, un incidente o un encuentro con un personaje, y la resolución tanto del trabajo a realizar como de hacer nuevos amigos en la carretera. Y todo eso en episodios de algo menos de media hora, lo que quizá precipita las acciones en algunas ocasiones, que con algo más de tiempo podrían haber quedado mejor resueltas.

Destacar también el tema musical de García Abril, el cual nos abre cada capítulo con un ritmo formidable, aunque es el único que suena en todo momento en cada episodio a lo largo de los mismos, pero con cambios de tono y ritmo, resultando algo repetitiva y no engranando tan bien en ocasiones, con la acción que se está desarrollando.

Una serie digna a la que le pesan los años pero que permite ver unos modos que en el mundo del transporte (en los profesionales de la ruta) no han cambiado tanto. Además como documento, nos muestra por ejemplo, la laxitud que se tenía con el alcohol, o el aparcar el camión donde mejor le pareciera al conductor de turno. Una serie que podría haber sido la primera temporada de alguna otra, porque combustible quedaba en el depósito, historias de fantasmas en la carretera, encuentros con extraterrestres, incendios... que a veces los que se dedicaban a este trabajo nos contaban y a los chavales que los escuchábamos nos hacía viajar con ellos.
martillo
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3
10 de marzo de 2022
32 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo a película no pude dejar de pensar en Tim Burton y agradecer que llevara a este personaje al lado oscuro, saliéndose de aquella caricatura colorida y naif que fue la serie de televisión de los sesenta. El señor de la noche ha de estar entre las sombras y la idea de ver este Batman, que no se limita a sacudir estopa, ni a lucir vehículos alucinantes, ni tecnología militar aplicada para hacer el bien (risas), era tan interesante. Un Batman noir, cuya estética y argumento nos iba a transportar a otras películas tremendas, repletas de suspense, de angustia, de dolor... y se queda en una pesadez por momentos insufrible.

Como se puede imaginar en una producción que cuesta cien millones de dólares, está estupendamente rodada. Atractiva, estupenda ambientación, fabulosa fotografía... pero es solo el celofán que envuelve algo vacío, cine negro para bebés, de palomitas y pizza. Ese pretendido aire detectivesco, ese suspense buscando pistas, no llega jamás. No voy a mencionar las otras películas con las que se relaciona, pero en aquellas caminábamos por las calles bajo la lluvia, y los charcos reflejaban la suciedad, la podredumbre de la ciudad, de lo tétrico que era el mundo que nos presentaban que era el mismo que el nuestro. Aquí solo hay personajes en remojo, como los garbanzos, que se hinchan pero siguen siendo garbanzos. Personajes pasados por agua en la que se diluye el noir para convertirse en algo gris, sin gracia, que no arranca, donde hay más paja que tajada. Personajes que se nos intenta presentar como intensos, perversos, llenos de recovecos, como decía el poeta, de dramas hondos no alcanzados por el vuelo de la mente, y no es otra cosa que la nada barnizada de pedantería.

A esa pesadez contribuye su injustificado metraje. El afán de alargar las cosas porque quedan bonitas, cuando carecen de intriga y ritmo, me hace pensar que es una versión petulante de Garci, el Batman que hubiese querido filmar él de haber tenido la pasta. Tres horas en las que los enigmas se solucionan arbitrariamente y se nos repite una y otra vez, machaconamente, quiénes son los malos y de qué forma están implicados para que hasta el espectador más somnoliento, coja el asunto. Hay momentos verdaderamente insufribles.

Las ideas son buenas. Actores y actrices están bien elegidos. Las caracterizaciones de los mismos son también excelentes; así como la guarida de Batman y sus items, plausibles, creíbles... De tal manera, teniendo tan buenos ingredientes ¿cómo puede salir algo tan insípido?
martillo
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