Si esta serie la hubiera hecho Paul W Anderson, responsable de obras como Alien vs Predator, Mortal Kombat, Resident Evil... habría metido supermutantes, una garra mortal, más dungeons, y en general, algo de ese entretenimiento hollywoodiense que tanto nos gusta. Pero eso no hace a Fallout mejor que las películas del director citado, de hecho, me resultan de la misma calidad y cualidad de lo que aquí se consigue.
Un mundo cartonpiedra rodeado de efectos especiales que saltan a la vista, eso es lo que es la serie. Mientras que los dos primeros títulos de la franquicia (FO1 y FO2) transmitían un aspecto fundacional, las físicas, saltos y demas movimientos de los personajes que no consisten en andar de la serie recuerdan a las de los productos de Bethesda y se sentían falsas, y el cartonpiedra del yao guay y el anfibio rosa gitante tienen una edición pésima. Alguien se ha pensado que la serie es un videojuego, anunciada con un aburrido póster de superhéroes que no representa el aspecto formal de lo que es Fallout.
Como otros han dicho, esta serie es muy meh, bastante regular, no soy capaz de verle algo bueno a los aspectos originales aparte de lo de los tres refugios, algo que me ha dejado intrigado junto con la relación entre el hermano y la supervisora, pero en mi opinión no se ha explorado lo suficiente, cuando precisamente en una serie de TV, las primeras tres temporadas suelen ser las mejores. Además, siempre busca el efecto cool, tratando de construir una forma artística, pero se queda en lo mediocre. Para acabar, y lo que más me ha irritado/enfadado, pienso que estos ocho capítulos no me han contado nada y en vez de haber contado una historia, que para eso se ha hecho, se ha dedicado a ventilarme lo que piensan los desarrolladores de los juegos los unos de los otros. El final del octavo episodio me ha dejado con aspecto decaído, como los gráficos de la gente mayor en los dos primeros Fallouts, sin ganas de saber cómo quiere seguir y la no-trama-pero-como-es-SciFi-te-crees-filósofo se me olvidará de aquí a poco, porque una vez más, la ciencia ficción vuelve a demostrar que está por debajo de la fantasía.

La música no suena mal, las voces en inglés son agradables y aun sin subtítulos te enteras de todo, y sobre todas, las de Gandalf y Smaug son las qué más me han gustado de esta adaptación "para niños", pero si hay algo a lo que le daré vueltas es al personaje de Gollum (y su voz), que si bien, en 1937, Tolkien no sabía que fue un hobbit de los que no emigraron, aquí tiene un diiseño a sapo drogado que hace que el Gollum gruñón de la adaptación animada de ESDLA me resulte más agradable y auténtico por descubrir su amor por el puenting. Tiene potencial para ser buena película, pero por algún motivo, incluso en el mundo de producciones de obras de Tolkien, está enterrada dentro de lo infravalorado.

Sí, sin alma, porque eso de que le ordenan a un violinista preso que toque con sentimiento, hace que mis ojos realicen un viaje completo.

Honestamente, la peli "no me gusta" porque es muy Kurosawa, pero soy incapaz de no ver lo que otras películas han hecho y a medida que la veía, veía las referencias de futuras películas, entre ellas, la gran Blade Runner, los vaqueros son blade runners del oeste, y mi cabeza explotó. Entonces la entendí: el estilo desarrollado por Leone en esta trilogía le permite crear ingredientes que funcionan cuando decides convertirte en cineasta, porque hay un lenguaje que va más allá, hay miradas que tienen un significado, alguien mira a ambos lados mientras que otro mira al mismo objetivo, pero no sabes por qué, y el estilo no te lo recalca. Esta trilogía no tiene alma, pero esconde una filosofía del proceso making-movies muy interesante y curiosa.

Esta es una crítica algo subjetiva teniendo en cuenta la nota general que tiene en esta página, pero en general me ha parecido lenta y soporífera, lo que me ha dificultado seguir la trama al principio y hasta que no llegó el final no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo. La música de Morricone suena bonita, es memorable y él es un maestro, pero me parece ver algo entre la trama y la narración musical que no termina de cuajar "en mí", mientras que, en su famosa trilogía de dólar, música y trama se sienten más interconectados, con un propósito en común.

Esta saga debió haberse acabado en la cuarta película, o por lo menos, en el momento en que, tras haber visto la trilogía original, uno se decidía a probar el videojuego en el que nuestro Indi trataba de encontrar la Atlántida, porque incluso ese juego tomaba los elementos de la aventura en serio, y no como este esperpento que convierte en mitología el golpear una piedra, sales y apareces al lado de tu casa. Señores, sólo los dotados saben darle misterio a los elementos narrativos que no tienen sentido porque para eso se usan. El villano debió haberse llevado un golpe mortal al principio de la película, arriba del tren.
Creo por otro lado que una franquicia hollywoodiense suele estar finiquitada cuando se menciona a España, y/o la acción transcurre en la misma o sencillamente, el cámara hacer aparecer a nuestra cosa roja-amarilla-roja, en este caso, en una escena en la que sale nuestro "Banderas", una coña claramente hecha para el hispanohablante. Esto es el fin. Todo lo que empieza arriba del todo acaba abajo del todo.