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España España · Zaragoza
Críticas de Lobech
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Críticas 28
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
1
29 de diciembre de 2010
12 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nostalgia, esa sensación de la que… no, espera, este discurso ya lo he utilizado antes, así que no vamos a repetirnos y vamos directamente al t(ur)rón. Y nunca mejor dicho.

“Tron Legacy” es una película que marca un nuevo standard en cuanto al cine con CGA, eleva el listón por encima de las posibilidades de los hipotéticos hijos de Bubka e Isinbayeva y hace que merezca la pena la entrada para ver semejante derroche de efectos especiales en un glorioso 3D. Claro, que ahí es donde mueren las buenas noticias porque yo, joven e impresionable, iba por primera vez a dejarme 10,20 euros en taquilla para disfrutar de las gafas-de-sol-que-no-sirven-para-el-sol. En “Sweeney Todd” me dejé algo más de 10,20, pero los nachos me duraron más.

El 3D impresiona, estaba diciendo, pero le cuesta 30 minutos casi entrar en escena, circunstancia que, pese a la advertencia previa, va generando cierta sensación de frustración y tomadura de pelo. Cuando el director se acuerda de que la peli es en 3D, comienza un despliegue de suelos pulidos que para sí lo quisiera la señora de la limpieza de la Estrella de la Muerte, aportando amplitud a un mundo creado a partir de la nada, un mundo que es casi tan de cartón piedra como los personajes y el guión. Vaya guión.

Cuando uno se da cuenta de que han tardado 28 años en declarar esa joya que fue “Tron” en estado de franquicia, se espera algo más. El guión comete todos los errores que se puedan cometer: la película tarda en arrancar, las escenas de acción son pasables porque la mente rellena los huecos que tanto colorín emborrona, intenta explicar y establecer normas del universo que nos plantea para violarlas una a una de manera sistemática, los diálogos son de traca, se complica la trama y la vida pero no cubre los huecos que se emperra en abrir, deja abiertas puertas a (God forbid) posibles situaciones futuras y todo desprende tufo a Deus ex Machina, a previsible, a conveniente. Todo increíblemente (por el lado incorrecto de “increíblemente”) interpretado por unos personajes que comen en plato aparte.

Los personajes dan risa y pena a partes iguales: Obi-Wan Yefbriches pide a gritos que lo devuelvan a los años 80 y las cintas de Enya; Sam Flynn pasa de torpe infórmatico a héroe de acción sin necesidad de cambiarse el Spandex; Thirteen pretende ser inocente y vital pero es infantil y cargante, amén de dejarse chulear y que le cambien el nombre a cada escena, de “Guarra” a “Curra”; el Yefbriches digital da el pego en las primeras escenas, pero después se le ven las costuras, como si en vez del tren al portal hubiera cogido el Polar Express; Daft Punk hacen de Daft Punk y el resto de los personajes naufragan entre el arquetipo, el quiero y no puedo y la previsibilidad más bostezante.

En definitiva, es una peli que recomendaría ver si lo que se quisiera es merendar FX, pero que hace que me quede a ver los títulos de crédito para insultar a todos los que han participado en semejante delito contra el cine
Lobech
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7
15 de noviembre de 2010
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy el más moderno de la tribu, de eso no cabe duda. Ser el más moderno de una tribu de 732 miembros no es tarea difícil, es por ello que de vez en cuando bajo al mainstream a relajar la pose y ver qué se cuece.

En la recámara desde hace bastante tiempo, en mi último trayecto en autobús decidí ver la historia de Camino, la niña que arranca unos merecidos aplausos mientras Jesús pierde, por decisión propia, los que le corresponden.

Fesser no se sale de la senda que él mismo se ha marcado: un sentimentallismo relativamente fácil de conseguir, unos FX razonablemente bien integrados en una historia sobre la que no prevalecen y unos detalles de humanidad, realismo y verismo que en este bendito país, no nos engañemos, a día de hoy sólo están destinados a conseguir Almodóvar o Berlanga.

A esto le sumamos un guión que navega entre las siempre difíciles aguas del documental y la ficción se pone a disposición de la guapérrima Nerea Camacho, la contenida y emotiva Manuela Vellés, un padre de carne y hueso como Mariano Venancio y la que sobrevuela por encima de todos, con un trabajo que sobrepasa la pantalla, la sobrehumana Carmen Elías, respaldados por unos secundarios de carne y hueso como Lola Casamayor y Claudia Otero.

Ambos padres dan en pantalla una lección de abnegación y humanidad desbordada ante un problema de imposible solución desde dos frentes bien diferenciados, si bien la cámara adopta una preferencia maniquea y en absoluto indiferente. La abnegación muda del padre opta por no chocar frontolateralmente con la abnegación de la madre, sirviendo una tragedia no exenta de… bueno, no sé qué quería decir exactamente, pero mola la expresión “no exenta”.

En definitiva, una película entretenida y para pasarse la tarde del domingo debatiendo sobre lo bien o lo mal que va el mundo.
Lobech
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10
15 de noviembre de 2010
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo el final de la cuarta temporada de Dexter, uno se da cuenta de que el talento ha migrado de la pantalla grande a la chica. Excepto en el caso de “Heroes”, esa serie que sigue mostrando títulos de crédito en el minuto 11 del episodio. Y en el de Pixar.

Tienen las películas de Pixar un nosequé que me provoca una cierta pereza a la hora de ir al ci… de bajármelas con el emule. ¿Una peli de un pez que se pierde? ¿Una peli familiar de superhéroes? ¿Una historia de amistad entre dos juguetes? ¿De insectos? ¿De un robot que no habla? ¿De coches que sí hablan? ¿De un abuelo y una casa con globos? Poco sex-appeal, pereza, hastío. Ahora, una vez que empieza la película…

“Up” es una película que trata de manera magistralmente conmovedora y valiente temas adultos y tan poco atendidos en el cine como la paternidad, la pérdida, el amor eterno y la vejez. Sin apenas usar palabras deja al espectador clavado en el asiento, dudando si levantarse a buscar pañuelos o dejarse maravillar por el carrusel de sensaciones. Es una lección de cine bien hecho y con un buen par de narices. Y todo eso en los quince primeros minutos.

Pixar nos tiene (demasiado) bien acostumbrados a ser los únicos que hacen cine clásico, del de toda la vida. Y con esto quiero decir un cine que se preocupa por contar una historia, con todo lo que ello supone: dibujar bien a los personajes, establecer una trama, buscar la empatía del espectador contándole cosas que le importen, rellenar los huecos entreteniéndole y tener un guión que lo ate todo.

Y prometo que la siguiente (¿”Toy Story 3″? ¿”1906″?) la iré a ver al cine. Aunque sólo sea por que sigan haciendo obras maestras.
Lobech
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9
15 de noviembre de 2010
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Correr es poner un pie detrás de otro muy deprisa. Correr largas distancias no tiene realmente ni pies ni cabeza; hasta que alcanzas una cifra redonda o llegas a alguna parte, porque en realidad uno corre contra sí mismo (excepto si tu nombre es Usain Bolt o Carl Lewis, en ese caso corres contra tu propia leyenda), pero cuando llegas al pueblo de al lado, sea este La Iglesuela del Cid, Fabara o Esplugues de Llobregat (algún día…), entonces todo cobra sentido. Cuando alcanzas el pueblo de al lado sabes que ha llegado el momento de dar la vuelta, y cada paso no es un paso menos que te queda para volver a casa, es realmente un paso más para alcanzar un objetivo, en lugar de ser otro paso de pollo descabezado. Entonces, sabes por qué corres.

Colin Smith no sabe por qué corre. Colin Smith es atractivo, espigado, bien parecido y le gusta a una chica atractiva, entregada y bien parecida. Colin Smith puede convertirse en un honrado trabajador, la cabeza del hogar y un referente para sus hermanos pequeños. Pero Colin Smith está confundido porque es joven, y se siente desubicado en un hogar donde su madre acaba de meter a un hombre en la cama aún caliente de su padre recien muerto, así que Colin Smith roba y miente y va al reformatorio. Y corre. Porque correr es lo que mejor se le da a Colin Smith.

Con la perspectiva y la soberbia moral que nos da el tiempo, la doble lectura de la película (joven que corre/joven que huye) puede parecer obvia e incluso naïf, pero cuesta no empatizar con los acerados ojos de Tom Courtenay, su paso torpe y desgarbado, su mirada adulta, y justificarlo a cada paso que da, consciente a la par que maduro, de manera que la escena final tiene todo el sentido del mundo; más de uno incluso... continúa en el spoiler, donde te destripo el final de la película.

Y si no la has visto todavía no sé qué demonios haces perdiento el tiempo leyendo esto
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lobech
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9
15 de noviembre de 2010
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Menos es más, decía una película de Elsa Lafuente Medianu (aka Elsa Pataky) cuando aún tenía la cara de torta. El dicho se convierte en una oda a la creatividad en manos de Rodrigo Cortés, alma mater de la también interesante “Concursante“.

Es difícil hablar de la película sin destriparla como hice con TLOTLDR hace un par de días, pero baste decir que una premisa interesante puede superar el macguffin para convertirse en algo memorable si le sumamos a un guión correcto y sin concesiones una interpretación apropiada y un talento brutal (lo repetiré, b-r-u-t-a-l) desde el punto de vista técnico para sacarle ese partidazo a una película con tantos condicionantes. La cantidad de recursos desplegada por Cortés hace que la hora y media que dura la cinta se pase relativamente deprisa, sin que sobre nada y sin que el espectador levante la ceja en ningún momento.

En la gran mayoría de las críticas de esta película se encuentran referencias bastante obvias a Hitchcock, algo que podría ser un flaco favor pero que no desmerece del talento de este hombre. Sombreros fuera. Y todo sin enseñar los abdominales de mister Reynolds, así que los enseñaré yo. Preparen los pañuelos, señoras.
Lobech
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