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España España · León
Críticas de bixo
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Críticas 66
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
27 de octubre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable filme éste de Visconti, de proporciones colosales, de presupuesto mareante, de señoriales decorados y de pomposo vestuario, con una fotografía de primera y echado a rodar por un envidiable elenco de actores. Si a estos y otros muchos ingredientes añadimos que el lombardo es todo menos manco en eso de dirigir películas, muy mal se nos tiene que dar para que el combinado final no nos termine de convencer para cuando nos planten la palabra FINE delante de las narices. Y grosso modo así fue, sólo que con algún que otro ‘pero’ que me destiñe ligeramente el conjunto, y es que a mi entender el bueno de Visconti se involucra en exceso en este proyecto, toma partido, se calza la misma botas del inmenso Burt Lancaster, también él se pone en la piel de Don Frabrizio Salina y su causa, sus temores y sus demonios pasan a ser los suyos propios. Y pienso yo que se pierde una oportunidad de primera para retratar las ambigüedades de una época y las clases sociales que la definen, las que suben y las que bajan, pero tanto unas como otras cargaditas de miserias bajo el faldón. Desconozco los pormenores y tono de la novela original, tan sólo he leído por ahí que el protagonista no era sino el álter ego del autor. El director italiano también procedía de familia aristocrática y puede que ahí se halle la razón del ataque unilateral hacia sus ‘hienas y chacales’, y del filtro romántico con el que tiñe la mirada hacia sus ‘leones y leopardos’.
bixo
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8
25 de octubre de 2014
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ettore Scola era un reconocido guionista dentro del cine italiano cuando en 1974 saltó a la palestra también como director con una de sus películas más renombradas: ‘C'eravamo tanto amati’. A este título le siguieron otros no menos laureados por crítica y público, películas de las que yo soy igualmente admirador confeso. El poco cine que hasta día de hoy he visto del bueno de Scola siempre me ha sorprendido agradablemente de un modo u otro, que no es poco.

Semejantes precedentes me animaron a elegir una película de su filmografía más temprana, modestamente valorada en esta página y de la que me disponía a disfrutar sin demasiadas pretensiones. Además, este fue para mí un día de resaca, tontorrón, que me aconsejaba, a base de martillearme la cabeza, pasar las horas muertas holgazaneando en el sofá. En días así siempre me viene en mente la comedia italiana de los años sesenta y setenta, y un título como ‘Dramma della gelosia’, interpretado por Mastroianni y Vitti, me parecía que ni pintado. La empanada que tenía por cabeza (y unos primeros minutos de metraje un ‘pelín’ decepcionantes), no me pusieron en guardia ante la enésima sorpresa que Scola me tenía reservada. Tal vez será cosa mía, o es que un mal día lo tiene cualquiera, pero para nada me pareció ésta una obra menor del director italiano. Habrá que tirar aun más atrás en su filmografía, pero por de pronto yo ya adelanto en cuatro años su ‘primo grande successo’. Y es que en esta película son plenamente reconocibles varias de las virtudes que hacen tan particular la obra de Scola, a saber, un guión sólido (faltaría más), diálogos elaborados, buen sentido del ritmo, exquisito sentido del humor, pero sobre todo, cierta habilidad escapista a la ortodoxia en la dirección cinematográfica, un don kafkiano que le permite contar su historia libre de ataduras espaciales o temporales. Si a todo esto le añades la frescura de la comedia italiana, de la que también está ampliamente dotada, y las buenas interpretaciones de su elenco privilegiado de acores, el buen rato a pasar, por mucho dolor de cabeza que uno sufra, es inevitable.
bixo
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7
22 de marzo de 2014
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un tal Robert William Paul fue el primero en seguir los pasos de los hermanos Lumière y Edison, y también él fabricó su propio cinematógrafo. Pero a este ingeniero inglés se le ocurrió que en lugar de simplemente verder su invento también podía alquilarlo, y fue así que la británica Brighton School le cogió la delantera a sus archienemigos franceses y americanos. Pues bien, si alguien destacó entre este grupo de pioneros fue George Albert Smith, quien además de constuirse también su propia cámara, aportó al lenguaje cinematográficos sus primeras palabras.

En 1898 grabó al frente de una locomotora para que el público pudiera sentir la sensación del movimiento. Esta película, comunmente conocida como el 'paseo fantasma', fue todo un éxito, y un año más tarde graba este cortometraje en el que va un paso más allá combinando dos secuencias, una exterior y otra interior en lo que viene siendo el primer intento de decir: <mientras tanto...>, puede que el primer balbuceo del incipiente lenguaje cinematográfico.

Datos recogidos del libro 'Historia del Cine', de Mark Cousins, muy pero que muy recomendable.
bixo
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8
15 de diciembre de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me decido por ‘Aprile’, de Nanni Moretti, versión original, sin subtítulos ni nada, a pelo, le doy al play, y a los cinco minutos me pregunto qué carajo estoy viendo. Creo que esta misma pregunta, minuto arriba minuto abajo, y formulada en distintos idiomas, claro está, se la hicieron la práctica totalidad de espectadores que se encontraron con semejante rareza de frente. Pero la película sigue, la voz de Moretti se revela omnipresente (su imagen por supuesto también, pero es que a mí me rayó más su voz), y por si fuera poco, las pocas tomas en las que el director descansa de sí mismo se ocupan del mundillo político de la Italia contemporánea, con Berlusconi a la cabeza, casi nada. Llegados a este punto, seguro que no fueron pocos los que pulsaron la tecla del stop, o se ausentaron sigilosamente de la sala de cine con la disculpa de ir a comprar cigarrillos. Yo no lo hice, ni tan siquiera me vi en la tentación, pero seguro que por bien poco.

A partir de este punto crítico, y de modo harto sorprendente, el personaje de Nanni Moretti, que es de hecho el mismo Nanni Moretti, pasa primero de lo insoportable a lo soportable, después a caerme simpático, luego hasta me hace cierta gracia, para que hacia el final de la película se complete el milagro de convertirse en unos de los seres más entrañables con los que he tenido el honor de toparme por la gran pantalla.

La escena final aun baila días después en mi cabeza, que se balancea con despreocupada parsimonia mientras mi boca dibuja una sonrisa bobalicona. ¡Qué felicidad! Si hace falta encasquetarse un casco y vertir capa invernal se hace, pero yo también quiero un pedazo de ese pastel.
bixo
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4
15 de diciembre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se lo debió encontrar por casualidad en un trayecto de tren que de Francia partía en dirección a la lejana Rusia. De cómo el rumano supo del balcánico, de seguro que no fue un hecho tan casual.

Allá en el 97 se abre una polémica a tres bandas: Benigni arranca aplausos en medio mundo con ‘La vita è bella’, mientras que el otro medio le acusa de plagiar a Mihaileanu la idea original que sostiene tan notable película; mientras tanto, en la antigua Yugoslavia, el bueno de Kusturica, que se disponía al rodaje de ‘Gato negro, gato blanco’, se preguntaba dónde leches se había metido Goran Bregovic, su compatriota y arreglista musical en sus últimas obras, las que le llevaron a la fama internacional. Resultó que el músico se había ido con su música a otra parte, concretamente a Francia, donde estaba el rumano con todo dispuesto para poner en marcha su ‘Train de vie’. Si el director balcánico alguna vez la vio, seguro que lo que menos le dolió fue escuchar en obra ajena los acordes compuestos por su amigo Bregovic. A Mihaileanu no le bastó con coger prestado al músico, cada escena, cada secuencia, cada fotograma, es un plagio impudoroso al cine de Kusturica. Sólo faltó su saber hacer, y es que eso viene de serie, y el rumano, lo que son dotes para el lenguaje cinematográfico, en esta película demuestra más bien poquitas.
bixo
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