Ésta película sigue la línea de Two Lane Blackstop. Lo que allí era una realidad anodina y de sentimientos lejanos, aquí es un paisaje vacío que envuelve y aisla a los personajes. Y ésta soledad inherente al Far West y a sus colonizadores, incrementa la implacabilidad de las situaciones, que se viven como algo inexorable, de lo que es muy dificil escapar. Aquí la libertad reside en el sentimiento de camaradería, de afecto, cada uno inmerso en sus soledad. Y todo el tiempo me vienen a la memoria los tres personajes, la familia que vive aislada en la montaña. Un ejemplo de lo que debió ser la colonización de los grandes espacios americanos, y esa soledad implica una dureza de vida, de actos justicieros, consigo mismo y con los escasos grupos sociales que se instalaban en el territorio.
El final define toda la historia y el sonido llena nuestros oidos adormilados de tanto silencio, de esa nada y vacio que impregna la historia y, como en Two Lane..., queda impreso en nuestros sentidos como una imagen sonora crepuscular y cargada de melancolía.