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Críticas de labutaquitayelmar
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Críticas 33
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
26 de enero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estados Unidos está en la picota, seguramente siempre lo estuvo, pero con el nuevo inquilino de la Casa Blanca, los focos apuntan sin descanso a este país para ver cuándo nos asaltará una nueva sorpresa decepcionante de este personaje.

En “COMANCHERÍA” viajamos al mundo rural del corazón de Texas desde donde, según los entendidos, “el primer martes después del primer lunes de noviembre” del 2016 salieron millones de votos republicanos con gorro vaquero y botas de montar.

En este escenario de árida montaña tejana el director, David Mackenzie desarrolla un polvoriento western moderno, una historia de buenos (los polis) contra los malos (los dos hermanos atracadores de bancos) -Chris Pine y Ben Foster- con dosis de acción austera, humor negro y diálogos brillantes, sobre todo cuando habla el sheriff protagonista magníficamente interpretado por Jeff Bridges.

La película va más allá del mero espectáculo thriller y se sumerge en los detalles de las relaciones personales, las más cuotidianas, de los personajes de la historia.
Paulatinamente vamos conociendo más de todos ellos y a pesar de tener desde un principio sus perfiles muy marcados, el director modela nuestra idea inicial al dejarnos conocer parte de su pasado.

Aprovecha así el autor (o más bien el guionista) para retratarnos una sociedad amargada con su status quo (gobernado de forma aplastante por el dinero), unos habitantes con ilusión apagada que, solo aferrándose a sus raíces más básicas, consiguen pasar a un nuevo día.

Sin embargo el resultado final es aceptable, te diviertes y sobre todo te encariñas con ese viejo “ranger” cascarrabias que se las sabe todas y que se guía por una intuición forjada a base de horas de calle y de contrariedades.

PD.- Acerca el título. La versión original “Hell or high water“ ha sido traducida como “Comanchería”. No es un título muy melodioso para lucir en una cartelera. Imagino que el traductor habrá pensado en su motivo histórico. “Comanchería” es como se denomina la zona del oeste de Texas en la que allá por el siglo XIX vivían los originarios americanos de tribu “comanche”. También hablamos de “Apachería” para la zona de asentamiento “apache”

Muchas gracias por su tiempo para leerme. Hasta la próxima.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
labutaquitayelmar
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7
19 de febrero de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por segundo año consecutivo el mejicano A. González Iñárritu tiene todas las papeletas para hacerse con la mejor parte de los premios óscar. Esta vez el director deja el realismo mágico de Birdman (2.014) para zambullirse en el hiperrealismo de aventuras de “The Revenant”.
No es original, ya Clint Eastwood en su magistral “Sin perdón” (1.992) dio una vuelta de tuerca a los westerns y los humanizó:

Recuerdo la escena en la que Willian Munny (Clint Eastwood) dispara a uno de los matones a los que se les había encargado matar. Ajeno a lo que se le venía encima, tras recibir el disparo por el desvencijado rifle se produce un denso silencio. El tiroteado, encogido tras una roca, emite varios quejidos e insultos y tras un tiempo de espera, agonizante, le llega la muerte. Realismo que nunca habíamos experimentado en una película del Oeste en la que, habitualmente, la gente solía morir de un disparo seco, rápido y caía desplomado al suelo, sin más.
Pues bien, Iñárritu bebe de esta fuente y la traslada a los terrenos vírgenes de una bellísima América aún sin “conquistar” donde unos colonos, hambrientos de dinero y sedientos de una vida sin ley, llegaron para quedarse.

No sabría cómo definir esta película, este autor estira los géneros de forma muy personal que puede gustar mucho o cansar (por ejemplo “Birdman” me agotó y sin embargo volvería a ver “The Revenant”). Quizás se trate de una historia de aventuras y venganza pero aderezada con un grado de incomodidad, la que trae consigo la crudeza de poner una lupa de aumento en cada una de las escenas, lupa que se agradece cuando rueda la naturaleza pero no tanto cuando nos acercamos a la violencia y miserias humanas.

No es una película de aventuras al uso, hay una pequeña diferencia: en las clásicas cuando salías del cine soñabas con vivir las aventuras del protagonista, en ésta, nunca querrías pasar las penurias tan detalladamente descritas.
Película técnicamente impecable, con mucha fuerza visual y buenos actores. El director vuelve a usar el plano secuencia que tanto vimos en “Birdman”, en este caso en el ataque de los indios, rodado magníficamente. Me maravilló la escena del oso, genial. Por otro lado, Iñárritu vuelve a tener “ataques de autor” con escenas de sueños febriles que particularmente habría eliminado para aligerar la larga duración de la película.
En cuanto a los actores, nada que objetar, no parecen actores sino personas sacadas de un documental. Di Caprio seguramente se llevará el Oscar, por fin, no es la interpretación que más me gusta pero está bien y su personaje gusta mucho porque lo pasa fatal. Personalmente el trabajo que me dejó huella fue el de Tom Hardy, que encarna al inmoral Fitzgerald.

Una película con peso. Nada parece ficticio, la naturaleza que nos muestra es bella, real y casi puedes percibir en los pies el frío de las montañas nevadas. Por momentos tienes la sensación de vivir como lo hicieron, allá por el 1.823, los habitantes de aquellos parajes vírgenes donde la única norma era sobrevivir y todo el mundo se regía por esa máxima, desde el bicho más pequeño hasta el oso más temible, contando por supuesto con la peor de las especies, esa que desarrolla los instintos más obscenos y abyectos de todos los que convivieron en aquellas superlativas tierras: la especie humana.

Muchas gracias por su tiempo para leerme y hasta la próxima.
labutaquitayelmar
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7
26 de enero de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal vez todos hemos pasado una tarde primaveral, tal vez de domingo, llena de galbana, de descanso, de tiempos lentos en los que, sentado en un banco no hemos tenido más intención que dejar pasar la tarde, con actitud observadora y el espíritu abierto a cualquier leve novedad que azarosamente nos pudiera encontrar. Tardes de juventud, tardes a veces aburridas donde el tiempo parece sobrar. Momentos que posiblemente, alguna vez, en un futuro anciano, podamos rememorar y volver a experimentar.

Es precisamente ahí donde Paolo Sorrentino nos traslada, a las postrimerías de la vida de dos octogenarios amigos, Fred Ballinger y Mick Boyle que triunfaron en la vida y que se pueden permitir pasar unas vacaciones en un balneario suizo elitista con la hija de uno de ellos. Estos dos amigos son interpretados por Michael Caine y Harvey Keitel, es decir, sobran las palabras sobre todo si están acompañados unos minutos por la mítica Jane Fonda.
Sorrentino, autor de películas como “Il Divo” (2008) o “La Gran belleza” (2013) se vale del día a día en este balneario para hablarnos del paso del tiempo, de la vejez y de cómo afrontar, con sentido del humor, clase y dignidad, un final que cada día está más cercano. Sin embargo, no es una película triste, al contrario, la película transmite vida y frescura y retrata la madurez como algo bello.
El director adereza la historia con toques de erotismo, de humor, de música encantadora, sonidos de la naturaleza y hermosa fotografía que van poco a poco cociendo un producto final muy agradable (quizás debió pulir alguna escena para agilizar algo la historia, como alguna escena con el “famoso” actor que encarna a un robot, por ejemplo).
Estamos ante una película “chill out”, en realidad yo diría no es una película sino una obra poética, que sí, tiene una trama, pero que tan solo es un pretexto para dejarnos pinceladas de arte, de música, de momentos estelares, divertidos (como el guiño a Maradona que un director nacido en Nápoles no ha podido evitar) y también nos ofrece minutos aburridos. Pero así es una tarde anodina en un banco anclado en cualquier lugar del mundo.
En esta ocasión nos sentamos en un banco entre las montañas nevadas de Suiza, ante un majestuoso balneario desde el que observamos curiosamente quién viene y quién va, sin más pretensión que pasar la tarde, con un aburrimiento agradable que te va cautivando poco a poco hasta hipnotizarnos a algunos o tal vez adormecer a otros.
Gracias por su tiempo para leerme y hasta la próxima.
labutaquitayelmar
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8
20 de enero de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El segundo western de una serie de tres que Tarantino ha anunciado, nos traslada al nevado Wyoming, a una posada perdida en medio de la nada nevada, donde una serie de personajes coinciden, bajo una tormenta, con muchos secretos a sus espaldas y varias pistolas en su poder.

No es malo el punto de partida, de hecho ya lo usó antes en su primer trabajo “Reservoir Dogs” (1992), en el que se reunían una serie de individuos desconocidos para el espectador, sin una presentación previa, que a lo largo de la película íbamos descubriendo. Para ello Tarantino recurrió su querido y acertado “flash back” del que hace gala en sus películas.

Además de este inicio, el director nos regala unos veinte minutos introductorios en los que disfrutamos del viaje de la diligencia hacia la posada. Son fantásticos, tanto visual como interpretativos. Los paisajes son magníficos y nos permiten saborear el inicio de la historia con una presentación de personajes acompañada de música de Ennio Morricone, personajes encarnados por los actores clásicos de este director: Tim Roth, Michael Madsen, Samuel L. Jackson, Jennifer Jason Leigh o Kurt Russell.

Los “tarantinianos” nada tendrá que objetar a las casi tres horas de metraje y a los diálogos (para mí divertidos) que los decadentes y envilecidos personajes van hilvanando mientras nos llevan hacia la “traca” final. “Los odiosos ocho” es Tarantino puro, o sea, no engaña, no ahorra en tinta roja y no ahorra en talento para crear un ambiente enrarecido que paulatinamente se va embruteciendo con toques de humor (incluso negro) e historias que solamente caben en la cabeza de un autor tan particular y que tanto amor/odio provoca.

Tengo la sensación de que el Tarantino tiene, mientras escribe el guion, un angelito bueno y otro malo a cada lado de su cabeza y por mucho que el angelito bueno vaya encaminando la película hasta su recta final con un arduo trabajo de contención, finalmente sale a relucir el angelito malo.
Entonces desembucha toda su cascada de situaciones exageradas, con un toque gore y violento que, por su desmesura, apenas afecta al espectador, acostumbrado a sus salidas de tono. Al contrario, muchas escenas de violencia llegan incluso a provocar (imagino que intencionadamente) la sonrisa de los que las vemos por su carácter esperpéntico, su falta de sutileza y de insinuación que particularmente echo de menos.

Disfruté mientras el angelito bueno llevaba las riendas es decir, casi toda la película. Espero que algún día pueda acabar por imponerse al malo hasta el final de una de sus películas, pero creo que eso nunca pasará porque Tarantino es una mezcla indisoluble para tomar de un solo trago.

Muchas gracias por su tiempo para leerme y hasta la próxima.
labutaquitayelmar
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6
5 de enero de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entrar en la personalidad de un personaje como Steve Jobs puede ser algo muy atrevido dado que estamos ante una personalidad oceánica de nuestra más reciente historia, muy atrayente pero del mismo modo muy propicia a provocar el fácil esperpento o la simplificación. Ya es la segunda película (y no la consideraría como definitiva) dedicada a este gurú de los negocios que supo, como nadie, leer el futuro y dedicar una vida a cambiar el mundo según, claro está, su personal visión.

Para esta misión tan sublime (la pretender cambiar el mundo) hay que tener un concepto de sí mismo muy elevado, considerarse un genio y por supuesto, hay que demostrar que todas esas expectativas personales cristalizan en la tozuda realidad acreditando ser la única persona capaz de modificar el estilo de vida vigente hasta su llegada al mundo.

Existen muy pocas personas elegidas, en cualquier campo de la vida, para esta tarea. Parece ser que Jobs fue una de ellas. ¿Cuánto hubo de leyenda y cuánto de verdad? ¿qué porcentaje de su éxito le correspondió a sus colaboradores? Imagino que nunca se sabrá con certeza y el propio misterio alimentará siempre al personaje.

Pues bien, sobre la anterior premisa, basada en el especialísimo carácter de nuestro protagonista, se desarrolla esta película que intenta acercarnos al mundo personal y profesional (si es que alguna vez lo separó) de Steve Jobs, eso sí, con un resultado bueno pero mejorable.
El director, Danny Boyle, autor de “Trainspotting” (1996) o “Slumdog Millionaire” (2008), nos plantea una historia narrada de forma irregular, si la película fuera una gráfico se asemejaría a una etapa de montaña del Tour de Francia. Es cierto que comienza con un buen ritmo, con dos actores fantásticos (Michael Fassbender y Kate Winslet) llenando la sala completamente y con una tensión muy lograda. También es verdad que termina “en alto”, tiene un final que particularmente me gustó mucho.

Sin embargo el nudo tiene muchos altibajos, repite la misma estructura en varias ocasiones y ello provoca la sensación de estar viendo el principio de la película una y otra vez hasta el final dejándonos la sensación de que nunca ha logrado arrancar la historia hasta el desenlace. No estamos ante un completo biopic y solamente vemos una parte muy concreta la vida de Jobs. Tal vez esta circunstancia y el interés que despierta Steve Jobs sea la explicación de salir del cine con la sensación de película inacabada que posiblemente solamente un buen documental podría saciar.

Michael Fassbender está muy bien en su trabajo, tiene muchos matices, es creíble, encarnar a una persona tan controvertida durante una etapa de su vida (con los cambios físicos que ello supone) no es empresa fácil y seguramente sea uno de los favoritos al óscar (habrá que ver al bueno de Di Caprio en “The Revenant” (2015) y demás nominados).

Para aquellos que se engancharon a los ordenadores allá por los ochenta les gustará viajar en el tiempo por unos minutos a esos días en que nadie imaginábamos cómo sería nuestra vida actual, bueno, nadie excepto algunos elegidos o lunáticos, entre ellos el recalcitrante, apasionado, frío, genial, inflexible, inconformista, atormentado… Steve Jobs.

Muchas gracias por su tiempo para leerme y hasta la próxima.
labutaquitayelmar
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