Hacía tiempo que no revisaba la clase Z de películas para la TV, y me picó la curiosidad o mejor dicho caí en la trampa como un bendito al leer la sinopsis de filmaffinity. Ayyy, en que estaría pensando ...
La elección del reparto se ha debido realizar después de no haberlos previamente cogido ni en el casting de la peli más cutre.
Peor elenco es complicado y con una dirección espantosa.
Argumento manido hasta la extenuación.
Guión con más agujeros que un colador y además forzado para que pienses quien es la persona culpable.
La tensión es mínima y previsible
Perdérsela es sin duda una gran idea.

El afamado director Jesús Franco de películas de subgénero suele hacer, a mi modo de ver tres tipos de pelis: Malas, Muy Malas y sobre todo Engendros. Un silencio de tumba pertenece a esta última categoría.
Para empezar no se entiende muy bien a que narices se refiere el título una vez realizado el visionado pertinente. Se adentra en una adaptación literaria muy aburrida, lenta, execrablemente interpretada por unos amigotes del "dire" que pasaban por allí y conducen a una puesta en escena de lo peor que he visto en mi vida. El uso de los zooms son mareantes ante las acartonadas caras del reparto.
Me ha mantenido el interés únicamente saber el desenlace y que la música, aunque demasiado presente en casi todas las escenas, sí que deviene un ambiente adecuado a los acontecimientos.
La pésima fotografía exterior que parece medio velada, nos revela los emplazamientos de Calpe y Altea.
Ustedes mismos.

Espantoso y terrible engendro perpetrado por el afamado director español Jess (Jesús) Franco, para disgusto de los aficionados a los film de terror. Tomadura de pelo al por mayor, con un guión ridículo y trillado, la fotografía fea y descuidada, una realización desganada, más bien rutinaria. Actores totalmente desconocidos salvo el orondo Ricardo Palacios y su musa y compañera Lina Romay que deambulan sin saber que hacer con unos diálogos insípidos y aburridos.
Destaca únicamente la ambientación en parajes alicantinos.
Rechazo absoluto a los rostros ensangrentados de mercromina o jugo de tomate absolutamente demenciales.

Lo que fastidia es la lamentable pérdida de tiempo que ofrece este pseudobodrio,
El que avisa no es traidor.

Deleznable subproducto de media tarde sabatina ofrecido por la entrañable antena 3, por otra parte benefactora de nuestras más dichosas y afortunadas sornadas vespertinas junto con los documentales de la 2..
La trayectoria de una mujer separada en desagradables circunstancias desencadena su huída a nueva vida por experimentar. En virtud de su contratación en un hotel y la influencia de una leyenda autóctona en su azarosa existencia, nos delega un "puro" de mucho cuidado. Su intento de sumergirnos en averiguar la solución de sus desdichas salva in extremis la peor nota de la función.
Háganme caso y disfruten de la siesta, su cuerpo y espíritu se lo agradecerán.

Reconociendo que no merece ni una línea de crítica el truñete que nos ocupa, solo escribiré unas pocas palabrillas para rogar encarecidamente a la fábrica de bodrietes televisivos canadienses que tengan un poquito de piedad con los espectadores, un muchito de trabajo en los guiones y en las interpretaciones y otro poquito de orgullo profesional.
Los escenarios de Ontario dan para historias de mucha imaginación y también para regalarnos las dosis de intriga, suspense, tensión y hasta sorpresa que merecen los que se aventuran a verlas.
No desdeñen a sus potenciales fans de las tramas con l@s psicópatas de turno.
Currénselo porfi.
Merci.