Bien el paisaje (es inusitado), bien las interpretaciones (son profesionales), bien la técnica, y la dirección, y la, la, la....pero lo importante tiene que radicar en un argumento que puede ser lo que uno quiera, desde soso hasta espectacular. Y quien tenga que imaginar que es ciencia ficción pues, vale, que es ciencia ficción. Es normal, pero ¿quien es capaz de soportar una escena como esta?: una doctora hace operaciones en el interior del cuerpo de una señora en estado comatoso en una sala de operaciones de investigación o hospitalaria, sola, sin asistencia alguna; suena un timbre, como un teléfono, de manera reiterativa. La señora abandona la sala, transcurren unos segundos y aparece en la entrada del centro médico para decirle a un señor que quiere ver a la comatosa que no es buen momento. Así. Esto non es ciencia ficción, es una tomadura de pelo. No pierdan el tiempo intentando conocer como acabará, es absurdo.

Guionistas para vender cosas raras, sin pies y con muy poca cabeza. Una película corriente de 90 minutos convertida en 8 capítulos, 4 horas. Respetamos la conducta de personas especiales -como no podía ser de otro modo- pero eso no vale para convertir la serie en un colectivo de personas trastornadas donde se confunde lo normal o lo especial con el tiovivo de la locura.
El colectivo de profesionales de la psicología o la psiquiatría deben fumar en pipa con el cabreo. No es posible que en una sociedad donde se recurre constantemente a la asistencia psicológica esté completamente desaparecida en esta serie.
Conductas inverosímiles y especiales que se producen en cada esquina como si esta sociedad fuese tan normal como la serie pretende.

Quedaros con la primera temporada, pues la segunda es un invento para vender nada, mercancia averiada. La primera temporada es notable por los diálogos y la amplitud de las mentes frente las visiones cerradas. Un 8 bien merecido con la interpretación del artista principal (Johanes) espectacular, un descubrimiento.
La segunda temporada, hecha para vender humo y engañar a los seguidores/as de la serie, muestra una familia de desequilibrados en pugna por haber quien está más loco/a, con comportamientos fuera de la realidad y en clara contradicción con la primera temporada.

Cuatro meses entretenido, disfrutando, y de pronto se cumplen los peores presagios: ¿sabrán acabar esta serie o pretenderán hacer un salto en el vacío? Pués ha sido esto último. El desenlace adolece de veracidad o de realidad. Una serie que se ha convertido en odiada en un solo capítulo.

Dice un crítico: '... retrato de lo que somos...' Y sereis. Ni tiene gracia, ni es un drama, es una ocurrencia posible en la vida real un par de veces, a la tercera se acabó: ni bodas, trabajo escaso, matrimonio roto y los suegros denunciando por acoso. Un disparate que sólo se lo pueden creer los sinvergüenzas, y estos si que son de verdad y no de cine ni tv.