¿Cómo se debe vivir la vida?, es la pregunta inevitable que uno se plantea después de ver Por Siempre Joven, película del director checo Vladimír Michálek. Entrañable comedia introspectiva que deja en el aire la idea de un nuevo paradigma en la existencia humana: no tomarse la vida demasiado en serio, pues la inexorable muerte finalmente nos dará alcance.

Fanda, un astuto y cándido anciano que se niega a envejecer, vive la vida sin demasiadas reservas, haciendo del engaño su mejor oficio. Con la ayuda de Eda, su inseparable amigo -y el único que lo comprende-, Fanda aparenta ser un cantante de ópera retirado en busca de una nueva mansión para pasar sus últimos días, ésta mentira, le permite disfrutar una vida de opulencia aunque sea por unos momentos, que transcurre entre limosinas y restaurantes lujosos.

Las distintas triquiñuelas del protagonista no tienen mayores consecuencias, hasta que un día, un chofer de limosina se percata del engaño, y decide ir en busca de él para cobrarle; Fanda se toma las cosas con calma, y en una muestra más de su adorable desfachatez, pregunta a su acreedor si quiere el pago en efectivo o en cheque.

Ante ésta situación, la única posibilidad que tiene para saldar su deuda es robar parte del dinero que su esposa Emilie ha guardado para sus respectivos funerales. Fiel a su vida desenfadada, el anciano se acaba los fondos de su cónyuge y, para salir del apuro, pone en marcha su más descabellada idea: fingir su muerte. Harta de la irresponsabilidad de su marido y de sus exasperantes juegos, Emilie decide abandonarlo.

El personaje de Fanda es sencillamente encantador, a lo largo de la proyección la gente no puede mas que reírse de los ingeniosos juegos del protagonista, que a pesar del cinismo con que actúa, nunca lo hace con malicia. Vlastimil Brodský logra imprimirle al personaje una fascinante dualidad entre la insolencia y la ternura, el desparpajo y el remordimiento; cuyo punto más alto se halla cuando Fanda escucha los motivos que expresa su mujer a la juez por los cuales desea separarse después de 44 años de matrimonio. La actuación de Brodský es insuperable; no por nada le valió el premio al mejor actor en el Festival Internacional de Cine de Praga en 2002.

Extraordinaria comedia, muy superior a todas las producciones hollywoodenses que saturan la cartelera comercial. Con guión original de Jirí Hubac, la cinta ha sido premiada en diversos festivales a nivel internacional. El filme es un canto a la vida que no hay que perderse, sobre todo para aquellos que se toman la vida muy en serio y se preocupan por un futuro siempre incierto.