Sofia Bohdanowicz es una directora que ha ido labrándose un camino por la esfera de la cinematografía alternativa, con sendos reconocimientos en el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires y la Asociación de Críticos de Toronto. Ms Slavic 7 se trata de su tercera incursión en la creación de largometrajes.

Bohdanowicz tiene un sello singular, gusta de un trabajo de lo mínimo que encaja a la perfección con las eventualidades archiconocidas de la producción independiente. Su fotografía limpia, adivina una mirada certera y una visión ideológica del mundo contraria a la espectacularidad, en favor del estudio de lo íntimo y personal. Es lógico que, en el marco de este discurso, la directora canadiense haya optado por vertebrar la premisa de este filme alrededor de un personaje que se dedica a la interpretación de las cartas de su bisabuela.

En esta elección existe una perspectiva aguda sobre la manera en que el mundo de las escritoras se circunscribió en repetidas ocasiones al inmenso paraíso personal de las epístolas, ante la dificultad de lograr un hueco en el entorno editorial. Ms Slavic 7 confronta las compatibilidades e incompatibilidades del diálogo entre dichas piezas y la academia en diálogo con los baches de la existencia de la bisnieta. La pieza es una almazuela de inuendos, en los que asoman las relaciones entre la hermenéutica y la poesía, la traducción frente al marco simbólico, la constricción de las instituciones y lo íntimo como gesto hermético y liberador a partes iguales.

Con todo y ello, donde la mudez podría haber alcanzado las dimensiones de un cuadro de Agnès Martin o el carácter conceptual mínimo de On Kwara, la artista opta por quedarse en un entorno anecdótico sin llegar a convencernos de que éste merece nuestra atención. Si esta propuesta fuera pionera, el concepto vencería sobre el fenómeno pero uno no puede evitar recordar ejercicios que han salido mejor parados como 'Correspondecias' de Rita Azevedo o 'A Volta ao Mundo Quando Tinhas 30 Anos' de Aya Koretzky. No en vano, el film es un interesante ejercicio y una perfecta carta de invitación a conocer la rica subjetividad y mundo interior de una artista observadora y sensible.

La vida es dura. "Siempre salimos ganado, salimos ganado todos". La vida es desagradecida, dura. La mierda nos cubre. Nos cubre terriblemente sin que podamos elegir en la mayoría de las ocasiones. Pero hay que luchar. Hay que luchar aunque sea por tener esperanza porque los que esperan, como bien dijo Diane, cambian en el mundo. Puede que sea pronto para que películas como ésta o personas como Xavier Dolan cambien el mundo, puede ser. Pero su poder, su fuerza, su espíritu cambia ese micromundo que compone nuestra personalidad, nuestro ser y nuestra conciencia. Creo que cuando vemos una película de este "enfant terrible" se nos olvida que estamos quizás frente al mayor genio y el mayor revolucionario de la historia cinematográfica contemporánea. Chapó Xavier. Chapó.

¡Qué pena Fincher! Con lo bien que empezabas... Nada más empezar me sentí profundamente enganchado. ¡Qué cinta! Casi cine de culto... Llegamos a la mitad y uno empieza a plantearse si nos encontramos ante una explotación del "plot twist" más banal. Sin embargo uno se siente recomfortado por la calidad que presenta el director para transmitir axfisia, ahogo, decrepitud y un ambiente oscuro y sórdido. Sigue avanzando el filme. Uno empieza a recuperar el enganche que en su momento sintió. "A lo mejor se arregla" piensa uno. "Si total son sólo dos errores tontos". Pero llega un momento en que uno ya dice. No. No puedo más. Ya si que no. Cogen el cuerpo de un tronco sólido y le ponen brazos rosas de princesa. Un Frankenstein que aunque interesante no culmina en lo que me prometía.

Somos quizás la sociedad más concienciada ante el sufrimiento ajeno, el dolor de los otros y nos llevamos las manos a la cabeza con horror ante el popular "bullying" que se dispara en las aulas. Lo que no nos imaginamos es que nosotros mismos alimentamos la violencia social de la que nos quejamos e indignamos constantemente. Hemos ideado una sociedad en la que las relaciones personales entre conocidos y desconocidos son cada vez más frías y crueles. Parece casi un recibimiento normal o algo a lo que nos vemos obligados.

Y esto es lo que uno saca verdaderamente en limpio de una película como ésta. La sociedad tras el boom económico se ha convertido en un gigante campo de minas, un diseñado escenario de la ira y violencia que aviva fuegos cada día mayores y hace que las situaciones más cotidianas se acaben desenvolviendo en acciones de gran agresión. La burocracia, la brecha social, el poder, la ira, la venganza, la familia, el amor... Todo se articula alrededor de unas expectativas cada día más altas que ciegan de la felicidad y marcan un ideal de por ejemplo matrimonio o se articulan alrededor del propio interés, del ego o de la falta de sensibilidad más infrahumana. Nos creemos sin duda los seres más civilizados e inteligentes del reino animal y quizás de todos los seres vivos. Sin embargo, esta película nos demuestra una vez más que no somos sino los más despiadados, salvajes, carroñeros y caníbales de todos los animales.

Almodóvar, nuestro gran incomprendido patrio, una vez más logra no sólo somprenderme pero hacerme dar cuenta lo infravalorado que está. Este remake/ película sadomasoquista pre50sombras de grey descompone con gran eficencia las relaciones amorosas y humanas. ¿Qué es el amor? O más bien, ¿en qué se ha convertido el amor? En una soga. El amor social y convencional se ha convertido en esa necesidad de atar a alguien, de subordinación a alguién. A callar, a dejarse atar, a sacrificar una parte de uno mismo, a ocultarse. Aunque alguno quizás pueda no entenderlo o no compartir mi opinión. Almodóvar construye un retrato del hombre y mujer social, del sexismo y sus efectos en los miembros de la sociedad y en concreto en los jóvenes o las nuevas generaciones que recibieron y hoy en día aún reciben esta relación amorosa de dueño y vasallo como la única existente. Lo que me hace recordar inevitablemente la reflexión de Dostoievsky: "Amor no viene de amar sino de amo".