A pesar de que se aleja del cine DOGMA; como cine comercial podemos decir que el montaje está bien hecho, al igual que la iluminación, o los efectos especiales, sin ebargo los fallos recaen en el guión.
A penas conocemos a los personajes, John, con sus flashbacks, pretende soñar con la liberación de las catástrofes que se están sucediendo, pero no queda claro, cómo encajar esos pensamientos dentro del filme. El papel de Claire Danes parece ser el más definido, a pesar de que su propia historia, con sus clones y traiciones, queda un poco inacabada en el argumento. Y el personaje de Sean Penn, la voz filosófica y al mismo tiempo, sensata y romántica de la película, está poco aprovechado, puesto que el gran talento del actor, no se explota con sus pocas apariciones, y tampoco acaba de encajar los mensajes que le deja al hermano.
El gran fallo de It´s all about love, es que el guión no se centra en contarnos algo en concreto, sino que intenta ser una película de ciencia ficción, un thriller y una típica historia de amor con un fatal final.

Saber que Winterbottom está detrás de la cámara hace que me pregunte, qué me quiere decir con esas canciones elegidas no al azar. ¿Hay relación entre la música y el sexo? ¿Afectan las canciones a la relación de la pareja?
A pesar de los interrogantes que supone ver este filme, no hay que indagar demasiado para darse cuenta que como en Wonderland, el principal problema que trata la cinta es la incomunicación. Las dificultades entre dos enamorados para hablarse y entenderse, cuando la solución fácil es el sexo.
Winterbottom logra un filme original al entrelazar las situaciones casi sin diálogos a través de las canciones, pero a pesar de que resulta agradable para el espectador esforzarse por buscar el significado de las imágenes, creo que en "Nine Songs" es difícil encontrar el simbolismo a los nueve polvos explícitos.

El filme recrea el sentido de patriotismo que los soldados mantienen hacia sus superiores y a Japón, llegando a suicidarse ante la inminencia de la victoria del enemigo, pero también muestra que a pesar de que los soldados estén luchando en esa guerra, no sólo contra los americanos, sino también por salvar sus propias vidas, sienten el mismo anhelo que los enemigos, de querer volver a sus casas, con sus familias.
La huella psicológica que dejan en el espectador las historias que se cuentan en el filme, no sólo se explica por el dramatismo de cada una de las situaciones que sufren los personajes, sino que la emoción se vive en cada fotograma, porque la fotografía de Tom Stern hace que a cada palabra esté cobijada bajo unas montañas, un cielo y un mar gris. Todo el filme, al estar rodado bajo un tono sepia, transmite al espectador la presencia de la inminente muerte, la desesperación que debieron de sufrir los soldados al saber que aquella isla sería el fin de su destino, en definitiva, la tristeza de verse envueltos en la guerra.
Clint Eastwood hace unos planos geniales que reproducen la agobiante atmósfera física y psicológica que se vivía en los túneles viendo al enemigo y al mundo, a través de unos únicos agujeros en las rocas, entre disparos y fusiles, y con la ausencia de agua, comida, y medios para combatir. La inferioridad japonesa contrasta con la grandilocuencia americana que se muestra en planos como en el del desembarco en el gran océano abierto y amplio, bajo un cielo y agua verdes, cuando 80.000 soldados llegaban para luchar contra los 20.000 japoneses.
El gran realismo conseguido por la fotografía, las historias narradas y los planos hacen que tengan mayor credibilidad gracias a que el filme se rodó en versión original y se exhibe en japonés con subtítulos en español. Lo que podría ser un impedimento, sobre todo en España, en donde la sociedad no está acostumbrada a los estrenos en versión original, es un aliciente más para integrar al espectador en cada detalle de esta cultura oriental.
Clint Eastwood logra con “Letters from Iwo Jima” que el público occidental, (e incluso el oriental, ya que esta batalla suele ser un tema tabú en Japón), tan acostumbrado a las películas “hollywoodienses” que se empapan de un exagerado patriotismo americano, conozca por fin la versión de la otra parte de la historia. A pesar de que Japón luchaba como aliado nazi, las historias de esos nipones, que tenían sus propias vidas, pero se vieron obligados a ir a la guerra, contadas de un modo introspectivo, derrochando valentía y rectitud hacen difícil que el espectador no se identifique con esos soldados bajo el mando del íntegro Kuribayashi, llegando a sentir desprecio hacia el bando americano.