Succession no busca inventar ni sorprender, no pretende crear una nueva fórmula mágica con la que atraer y enganchar a sus espectadores. Ni siquiera presente atiborrar al espectador con situaciones y escenas vacías, ni con personajes irrelevantes, ni tampoco con infinitas temporadas buscando alargar artificialmente la serie (aun pudiendo hacerlo fácilmente teniendo en cuenta cómo se desarrolla la serie).
Succession está repartida en las dosis exactas, medida milimétricamente para dar en cada momento lo que pretende, sin aires de grandeza ni excesos, sin buscar una revolución que haga levantar al espectador de su asiento. Realmente no necesita hacer nada de esto para conseguir ese mismo propósito.

La serie parte de una premisa a priori sencilla: se busca un sucesor para una empresa multimillonaria y de altísima reputación en el mundo empresarial. Y realmente, la trama nunca llega a evolucionar mucho más allá de toda esta premisa inicial; es el elemento que se encuentra en el eje central de las 4 temporadas, sobre el que gira todo lo demás. Y una vez más, de forma sorprendente, no lo necesita para enganchar al espectador.

¿Cómo puede llegar entonces una serie con un argumento tan "simple", a ser tan excelente, tan elaborada, y tan compleja? Fácil, con elemento principal, las piezas del tablero de juego, los personajes.
Todos son relevantes, algunos más que otros obviamente, pero todos tienen una función, una finalidad dentro del espectáculo que se nos presenta. Es una guerra, ya no sólo por dinero, también por poder y relevancia, por estatus, por buscar ascender en una sociedad capitalista y ávara, donde lo importante es el premio sin importan a quién o qué haya que llevarse por delante para conseguirlo.

Como no, es imposible hablar de Succession sin hablar de Brian Cox (Logan Roy), Jeremy Strong (Kendall Roy), Sarah Snook (Shiv Roy), Kieran Culkin (Roman Roy), Nicholas Braun (Greg) y Matthew Macfadyen (Tom), entre los muchísimos talentazos que componen el reparto de la serie. Los mencionados, simplemente de comen la pantalla, la devoran y al espectador con ella. Son capaces de hacerte sentir que lo que está pasando es algo del mundo real, que Waystar Royco es real, y tú estás allí presente viviéndolo con ellos en mitad del conflicto. Creo realmente que son todos ellos los que elevan la calidad de Succession hasta unos niveles altísimos. Comprenden y se mimetizan con el personaje que interpretan, lo hacen suyo, y te sumergen con ellos a la batalla que se está librando en la familia.

Obviamente, todo esto no sería posible sin ningún tipo de ayuda adicional. Más allá de las propias actuaciones individuales de cada uno, los guiones escritos para cada personaje son excelentes. El desarrollo de cada personaje se puede vivir a lo largo de la serie, especialmente a nivel humano. Puedes realmente sentir que estás viendo a personas multimillonarias pasar por sus buenos y malos momentos, con subidas y bajadas constantes, decepciones y sorpresas; puedes sentir cómo viven sus relaciones interpersonales con la familia, con sus parejas, sus amigos, y sus propios empleados. Puedes ver cómo, a pesar de que toda su vida gira y siempre ha girado en torno al dinero y el poder, hay muchas situaciones de sus vidas en las que no es una solución, no pueden ir tapando los agujeros que se van creando poco a poco sólo con dinero y poder. Y de hecho, a veces da la sensación de que toda su vida habría sido mejor, más feliz, si estos no hubieran sido los elementos centrales de
su existencia.

Creo que es un acierto enorme la forma en la que se desarrollan los capítulos y las temporadas. Se busca en todo momento dar una continuidad a la trama, sin apenas saltos temporales ni huecos vacíos en el tiempo que se rellenen y completen con una conversación posterior de 5 minutos. Y no sólo se queda ahí, sino que dentro de los propios capítulos (de 1 hora o más de duración) se busca dar continuidad a lo que va ocurriendo: situaciones dentro del mismo edificio/habitación, con conversaciones paralelas sobre el mismo tema, que acaban convergiendo en una sola conversación más adelante sobre lo que has escuchado antes de forma separada; concatenación de llamadas telefónicas que acaban desembocando en una escena que se resuelve con los propios participantes de las llamadas congregados físicamente inmediatamente después. De hecho, a veces incluso se utilizan los propios planos de cámara para enlazar escenas, desplazando la acción de un lugar físico a otro mediante una conversación por mensaje de texto en el móvil.

Otro de los elementos que ayuda a que te creas la serie como algo real son los escenarios, y es que nuestros personajes tienen mucho mucho dinero, y no reparan en ningún tipo de gasto. Mansiones lujosas con jardines enormes, apartamentos gigantescos en rascacielos de Nueva York, refugios majestuosos en primera línea de playa... Realmente hace todo lo posible para que te creas que estás ante una de las familias más ricas y poderosas de Estados Unidos. Y sumándole para más realismo la presencia de sirvientes por todas partes allá a donde van, comida suficiente como para abastecer a un ejército, y todo tipo de lujos para los presentes. Son gente rica y quieren demostrarlo.

Mención especial a la música que acompaña durante toda la serie, y a la maravillosa y cuidada introducción que nos da algo más de información sobre la familia Roy.

En definitiva, Succession es una de esas series especiales. Una de esas series elaboradas y complejas, que demuestra que no es necesario dar muchos giros al guión para un conseguir un gran producto. Es una serie que consigue ofrecer una gran inmersión en un tipo de vida muy exclusiva. Consigue conectar al espectador con los distintos personajes, que empatices con ellos, que les odies, que les juzgues o que les ames. Consigue crear una atmósfera perfecta de sentimiento, que comprendas sus relaciones y sus vínculos, que les entiendas, aunque todo esto pueda gustar más o menos.

A estas alturas, ya no vengo a descubrirle esta serie a nadie, puesto que han pasado ya muchos años desde que terminó su emisión, y es una serie más que de sobra conocida y respetada. Así pues, escribo esta crítica más orientada hacia mi yo de dentro de 2 años, que volverá a ver esta serie para celebrar los 10 años desde que acabó en 2014, y si a alguien más le puede ser útil o sentirse identificado, pues fantástico.
Empecé a ver Cómo conocí a vuestra madre prácticamente a la par con la emisión, quizá con dos o tres temporadas de retraso, pero podría decir que coincidí por completo con el punto más alto de la serie, y especialmente con el momento del final que habían tardado, nada más y nada menos, que 9 temporadas en desvelar.
Soy plenamente consciente de que para el público en general probablemente esta serie no entre ni en el top 5 de sus series favoritas de toda la vida; pero para mí, y después de este último visionado, puedo confirmar al 100% que es la serie de mi vida. Y también sé que de haberla visto ahora por primera vez, no sería ni la mitad de importante de lo que realmente es para mí ahora; pero he ahí la magia de la subjetividad de la series y de las películas, del "momento" en el que te capta, y de la facilidad que hay para relacionar una época de tu vida con una serie especialmente (por la extensión de las mismas, y más aún si está en emisión y se extiende durante años).

El caso es que hace cosa de un mes decidí volver a ver Cómo conocí a vuestra madre después de muchos años, más de 5-6, sin ver ni un solo capítulo. Y sucedió. Sucedió esa magia de la estaba hablando antes. Es cierto que en su momento veía todos los capítulos una y otra vez, y aquellos que eran mis favoritos podía haberlos visto 6 o 7 veces cada uno. Pero a pesar de haber pasado tanto tiempo, me acordaba de cada escena, de cada diálogo; podía ver la primera escena del capítulo y saber todo lo que iba a pasar en él, cada interacción entre los
protagonistas, cada anécdota, todo. Y aun así, incluso sabiendo todo lo que ocurría, lo he disfrutado igual o incluso más que hace años.

A lo que voy, el motivo por el que he dicho que esto va más hacia mi yo de dentro de 2 años, es que la serie no ha cambiado (obviamente), pero yo sí que he madurado. Y ha sido una sensación maravillosa ver que a pesar de haber madurado desde aquella época, sigo siendo capaz de disfrutar de esta serie de la misma forma; pero sobre todo, lo mejor ha sido darme cuenta de todas aquellas cosas que aparecen en la serie, y que quizá por aquel entonces no me di cuenta (o no me quise dar cuenta), ya que realmente lo que más me gustaba de esta serie era que me hacia gracia y me entretenía.
Pero ahora soy capaz de darme cuenta de otras cosas que antes no era capaz, desde algo tan simple como lo que representa para los protagonistas el juntarse en su bar de siempre, los mismos de siempre, y que a partir de ahí surjan montones de historias; o las relaciones interpersonales entre ellos, la fidelidad, el amor, el odio, el enfado, todo, se siente todo tan auténtico, tan real (exagerando algunas situaciones y algunos personajes hasta el extremo, como por ejemplo Barney, obviamente).
Y especialmente, mirando ahora con retrospectiva, quizá lo más demoledor de Cómo conocí a vuestra madre es el paso del tiempo. Por aquel entonces, en la serie, todo comenzaba en el año 2005, y pintaban el 2030 como el futuro en el que Ted, Lily, Marshall y compañía se veían viejos; la cosa es que ahora el 2030 está a la vuelta de la esquina comparado con donde está el 2005.
Durante la emisión de la serie quizá no podía ser consciente de ello porque al final avanzaban los años a su antojo. Pero ahora, después de tantos años sin ver la serie, y tal como decía antes, el tiempo sólo ha pasado para mí y no para la serie. Y lo que antes simplemente era una serie graciosa, ahora ves personajes y situaciones con las que te identificas, y comprendes que lo que antes era una serie completamente irreal, quizá tenía mucho más de real de lo que parecía.

Así que, ya para terminar, ha sido un viaje especialmente bonito recordar esta serie durante el último mes, volver a pasar por sus primeras temporadas (que son espectaculares, independientemente de que me supiera cada capítulo ya, siguen siendo una maravilla del entretenimiento), y llegar hasta las últimas, que recordaba más borrosas, quizá porque la serie adquiere un tono más serio, pero que me han encantado por lo real de sus situaciones, de sus conflictos, y de todo aquello que se va desarrollando para acabar dando el final que durante tantos años estuvimos esperando.

Al igual que ocurre con Marshall y Ted en sus recurrentes viajes a Gazzola's, estoy seguro de que cuando vuelva a recorrer el viaje que supone esta serie, la volveré a disfrutar de nuevo como la primera vez, ya que para mí supone una alegría inmensa que Cómo conocí a vuestra madre ya sea una parte de mi vida, y pase el tiempo que pase me siga enseñando cosas que con el tiempo seré capaz de apreciar y valorar mejor.

Legen... Wait for it...

Cuando encuentras algo que te apasiona, siempre quieres más de aquello con lo que disfrutas, de aquello que te hace desconectar de la realidad, olvidar por un momento todo aquello que te rodea. Esto se aplica especialmente bien a todo aquello relacionado con el mundo de la fantasía. Y en el caso del universo en relación al League of Legends y a toda Runeterra no es una excepción.

Durante años, Riot Games se ha dedicado a construir historias maravillosamente escritas sobre los mundos fantásticos donde habitan los personajes con los que juegas en un videojuego. Mundos diversos, con diferentes razas y personajes de lo más variopinto. Y pasas horas y horas devorando biografías de personajes, relatos cortos acerca de ellos, o acerca de las diferentes regiones que pueblan Runeterra. Y mientras vas leyendo más, y más, y viendo las cinemáticas que ha ido desarrollando Riot a los largo de los años, piensas "Ojalá llegue el día que pueda ver esto más allá de mi imaginación, en forma de serie o de película". Y ese día llegó.

Y llegó tumbando cualquier duda acerca de la calidad que pudiera llegar a tener la serie, especialmente con la mala fama que tienen las adaptaciones a la televisión de los videojuegos (salvando alguna otra excepción como por ejemplo Castlevania). Gran parte de la culpa de la altísima calidad de la serie la tiene Fortiche, el estudio de animación que, realizando un par de búsquedas en Google, puedes darte cuenta rápidamente que apenas tienen experiencia en animación de series largas, centrándose sobre todo en animación de cortometrajes, lo cual le añade un mérito extraordinario a la calidad que han impreso en lo que se podría considerar su primer gran proyecto hasta la fecha.

Desde que terminé ayer el noveno capítulo, llevo pensando cuál sería la valoración más justa para esta serie, ya que visto desde un punto de vista más pasional, y de "amor" hacia el videojuego y el universo de Riot Games, es muy fácil decir que es la mejor serie de animación de la historia (que mientras existan Los Simpsons, dudo que eso sea posible). Y pensándolo ya más fríamente, creo que es imposible hacer una única valoración; para aquellos que amen el universo de League of Legends, probablemente sea un 9-10 rotundo; para aquellos que no conozcan nada acerca de este universo, pero que amen las historias bien contadas y la animación bien hecha y pulida, será un 8-9; y quizá para aquellos más críticos, que les es indiferente las series de animación y no les guste mucho la historia que narra la serie, sea un 7.

Aun así, la serie tiene ciertos puntos extremadamente fuertes sobre los que se sustenta, y que hacen que hasta aquellos más críticos y difíciles de convencer encuentren algo a lo que aferrarse para comenzar a querer saber más sobre lo que está ocurriendo. Porque Arcane es algo más que la adaptación del universo de un videojuego a la pantalla de televisión.

Arcane cuenta con unos personajes únicos, con historias potentes todos y cada uno de ellos; la serie te hace sentir que no hay ningún protagonista principal, porque todos los personajes lo son, todos tienen sus emociones, su desarrollo, sus valores, tienen algo propio que los define, que los hace únicos, y que te hace amarlos u odiarlos individualmente.

La serie lucha por nunca desvelar realmente quién es el bueno y quién el malo, sino que sea el propio espectador el que maneje sus emociones, y se posicione del lado de unos o de otros personajes. Lucha por hacer batallas increíbles pero injustas, donde no tienen por qué ganar los buenos, donde busca jugar con las emociones del espectador una vez más.

Arcane es un mosaico perfectamente ensamblado, cuidando con mimo cada mínimo detalle. Cada cosa está donde está porque es ahí donde han querido ponerlo. La secuencia de escenas está perfectamente ensamblada. La paleta de colores para definir cada personaje, cada situación, para definir ambas ciudades, Piltover y Zaun, todo está perfectamente pensado y ubicado. La iluminación, las expresiones faciales, los gestos corporales, cada escenario, todo. Escenas sobrecogedoras, animadas a la perfección, escogiendo cada color, cada contraste entre los mismos. La música seleccionada para cada momento (que por cierto, vaya banda sonora original... maravillosa).

Es muy difícil ubicar a Arcane dentro de la historia de la animación, ya que hay competidores muy duros, pero quizá la comparación más justa con algo reciente seria con Spiderman: Into the Spiderverse, lo cual habla bastante bien de la producción de Riot Games.

Así que, en conclusión, si eres un amante del League of Legends, de sus historias y del mundo de Runeterra, seguramente ya la hayas visto.
Y si no conoces nada acerca de todo esto, no te asustes y pienses que esto no es para ti; debes ver esta serie, ya que te puedo asegurar que no deja indiferente a nadie.

Para todas aquellas personas que, como yo, no hayan visto esta serie a día de hoy, 6 años después de que finalizara, no puedo hacer otra cosa que recomendarles encarecidamente que la vean, que le den una oportunidad, y que se adentren en un viaje que, al final del mismo, no deja indiferente a nadie.

Cuando esta serie estaba emisión, recuerdo que tuvo que convivir con Breaking Bad durante un tiempo, siendo ambas dos de las series más famosas y reconocidas del momento. Yo decidí decantarme más por Breaking Bad, dejando un poco de lado a Mad Men, ya que por lo general gozaba de más fama Breaking Bad, y llevar simultáneamente dos series de tanto peso, en emisión ambas, era complicado. Y de todo esto, lo que más recuerdo era ver como Mad Men le consiguió arrebatar no pocos premios Emmy a Breaking Bad, la que según una gran cantidad de gente es la mejor serie de la historia; ¿cómo era esto posible? Pues bueno, tras haber terminado la serie, creo que ahora entiendo un poco más cómo pudo esto suceder.

Como breve resumen, y sin apenas entrar en la primera capa de la enrevesada madeja de hilos que supone Mad Men, nos encontramos en unos maravillosamente recreados años 60 en Nueva York, y nuestro protagonista será Donald Draper, publicista de gran talento y reputación que nos acompañara a lo largo de nuestro viaje, en el cual nos iremos encontrando con otros personajes secundarios de mayor o menor relevancia, y que odiaremos o amaremos, ya que Mad Men conseguirá llevar nuestras emociones al extremo en un gran número de ocasiones.
Y como quiero que, si alguien lee esto antes de empezar la serie, tenga la experiencia completa y lo viva al 100% (tal y como yo he podido hacer, aun habiendo pasado tantos años de su finalización), continuaré con mi crítica en la zona de spoiler.

Por donde empezar. Es difícil contar una historia aparentemente tan ''simple'' de una forma tan brillante como la que se consigue en esta película. Y digo simple porque realmente el argumento en sí no trasciende más allá de lo esperable, no hay ningún giro de guión loco ni nada por el estilo. Tan solo una historia que contar acerca de nuestro brillante protagonista. Porque la actuación de Joaquin Phoenix como el Joker es maravillosa, rozando la perfección a la hora de interpretar cada estridente gesto, cada palabra con su tono adecuado, con sus silencios, con la risa maníaca que posee el Joker. Es Phoenix el que consigue hacer brillar al Joker, y es el más que conocido perfil del Joker el que consigue hacer brillar a Phoenix a la hora de interpretarlo.

Cuando se estrenó la película hace aproximadamente medio año, tardaron poco en surgir las comparaciones entre el Joker de Phoenix y el Joker de Ledger. Pero para ser sinceros, sería un completo error comparar el uno con el otro, puesto que en cada caso se busca representar algo completamente diferente. En el caso de la película de la que estamos hablando, se busca representar un Joker mucho más psicológico (y menos criminal que en el caso del de la película de Nolan), que en ciertos momentos de la película llega a ser hasta angustioso. Es un retrato del Joker mucho más crudo, ahondando más en sus pensamientos y lo que le lleva a cometer los actos por los que se le conoce.

Y aquí es donde aparece el segundo elemento que convierte a esta película en una excelente película: hablamos de la empatía. Hablamos de elegir entre el bien y el mal, mientras que a lo largo de toda la película nos van a hacer dudar cuál es el bien y cuál es el mal. ¿Es posible llegar a empatizar con un personaje auténticamente loco como es el Joker? Lo es. La verdadera pregunta es si eso está bien o está mal, y aquí es donde la película consigue introducir al espectador utilizando el recurso de la empatía, a la vez que le hace dudar de si lo que está pensando es correcto o no. Es demasiado fácil empatizar con nuestro protagonista en determinadas situaciones, llegando a sentir verdadera lástima por él, aunque ¿eso justifica sus acciones?; pues probablemente no, aunque por momentos pueda parecer que sí.

Así que ahí está la fórmula que hace de esta película una fantástica película; un protagonista excepcional interpretado por un aún más excepcional actor, y un tratamiento de las emociones y de la psicología de nuestro protagonista que busca jugar con el espectador, hacerle dudar, ponerle a favor del Joker, lo cual pensándolo fríamente es una locura, ¿cómo puede una película ponerte a favor de uno de los mayores villanos del mundo de los superhéroes?
Pues tan sólo tienes que descubrirlo por ti mismo. Te aseguro que merece la pena probarlo.