Estamos ante otra estafa televisiva que adolece de los mismos de defectos que casi toda la ficción española.
Algunos pretenden compararla con Narcos y pero en ningún momento alcanza al grandeza de esta última.
Los principales defectos son la sobreexposisión y la caracterización de los personajes. Apenas hay subtexto.
Los conflictos se reducen a broncas de bar que explican todo sin crear suspense necesario.
Las tramas son epidérmicas y no vemos nada de las victimas y de los políticos implicados. Se intenta encubrir la carencias narrativas con un montaje efectista y una fotografía llamativa.
Se advierte cierta obsesión por la exageración de los acentos, por no hablar de la sobreactuación.

No hay nada más peligroso que dejar a un profesor de cine hacer una peli, y sobre todo si es de género. Los teóricos del cine, llámense críticos, profesores o cinéfilos adolecen del mismo defecto: la obsesión por la etiquetas y los tópicos. Las grandes obras de arte tienen la virtud de trascender las clasificaciones.
Urbizu comete el error de preocuparle demasiado por recuperar todos los códigos del género policíaco pero se descuida a la hora de darle coherencia a trama argumental. El protagonista se acerca mucho al antihéroe del que abusan tanto los guionistas hoy día.
La dirección es bastante deficiente y no logra mantener la intensidad del principio debido en parte a un montaje desafortunado y una clara trampa del guión al introducir la trama islamista en mitad del filme. No se pueden cambiar las reglas a mitad del partido.

! Y este señor da clases de guión ! Tremendo

La llamada edad de oro de la televisión es una patraña muy del gusto de opinadores de cine y televisión de los grandes medios. Cuando los supuestos expertos comparan cine con tv es que algo no anda bien. Las cadenas de pago como la HBO y otras más, has sido listos al copiar la estética cinematográfica y llevarla a la pequeña pantalla. Con ello la calidad técnica de las series ha mejorado ostensiblemente.
Pero a las series de prestigio se les ha olvidado la importancia de crear personajes complejos y contradictorios que vayan más allá de los esterotipos o de los protagonistas desquiciados que pueblan las series hoy día.
Gipsy logra esa complejidad psicológica y explora las fantasías y deseos latentes en los seres humanos.
La serie es verdaderamente adictiva si uno se deja llevar por su ritmo pausado y no se frustra con demasiadas expectativas.

Todos las películas y series de TV recurren hasta cierto punto a clichés y lugares comunes para construir personajes y escenarios, pero los que les confiere credibilidad son los matices que se alejan de las convenciones y aportan una dosis individualizada de realismo. Los tópicos resultan irritantes cuando se convierten en el único recurso narrativo. En el caso de Mad Men, los protagonistas resultan seres acartonados y sin alma atrapados en sus propios clichés. Puede que un buen vestuario y unos bellos decorados sean útiles para ponerse en situación. Lo malo es que presentar a todos los hombres como machistas y mujeriegos y a las mujeres como rubias tontas es demasiado estúpido.

A veces uno se topa con cintas pobres de guión pero bien dirigidas, otras son pelis pretenciosas y rimbombantes. Muchas más, no dan con el tono acertado. A un filme se le puede perdonar todo menos una: la falta de profesionalidad de sus artífices. Este es el caso de " Héroes del mal". Reúne todas las cualidades del amateurismo cinematográfico: falta de un desarrollo coherente, ausencia de arco evolutivo, interpretaciones histriónicas, carencia de subtexto, puesta en escena poco convincente, escenas intimistas forzadas, falta de contexto familiar.

Al parecer, en el cine patrío se da mas importancia a la "diversidad" o a "la visión personal" que a la calidad.
Una buena película sobre el acoso escolar podría haber sido demoledora.