Todos los elogios que se me pudieran ocurrir para esta película no son suficientes. El maestro Guillermo del Toro hace gala de un dominio total de la escena y de la manera tan ad-hoc de narrar esta increíble historia. Independientemente de lo anterior, la fotografía, escenarios y efectos especiales no les piden nada a las súper producciones de los últimos tiempos. El guión hace gala de originalidad al mostrarnos la forma en que la guerra civil española es percibida a través de los ojos de una niña. Genial, simplemente genial. Un orgullo para los hispano parlantes.

En una de mis críticas mencioné que me había sentido estafado al ver la película Zapata, de Alfonso Arau, pero después de ver Nacho Libre me quedé corto. Aquí me sentí robado, en la más amplia expresión de la palabra. Ni siquiera vale la pena que invierta mi tiempo hablando de este tema. Si desean tirar su dinero sin remordimientos, mejor párense en una fuente, pidan un deseo y avienten todas las monedas que quieran.

Por lo visto, las películas de este genéro van a empezar a invadir las salas de cine; espero que todas tengan el mismo nivel de esta cinta. Un guión simple, pero perfectamente estructurado, logra cautivar a los espectadores de principio a fin. La continuidad de las escenas, el suspenso y la atmósfera en general envuelven y, porqué no decirlo, fascinan. Es justo mencionar que las actuaciones son bastante sobresalientes, destacando el carácter de Edward Norton, la versatilidad de Paul Giamatti, la sofisticación de Jessica Biel y la personalidad de Rufus Sewell. Los efectos especiales son increíbles, al igual que la fotografía y ambientación. El final sorprendente cierra con broche de oro esta extraordinaria historia.

Keira Kngithtley, la jovencita que hasta hace poco era prácticamente desconocida, luce increíblemente bella, tanto histriónica como físicamente. Después de ver a esta actriz en películas como The Pirates of the Caribean, uno espera un trabajo extremadamente burdo y comercial, lo cual, para fortuna de los que hemos tenido el gusto de saborear este film, es todo lo contrario. Por momentos, la actuación del co-protagonista, Matthew Macfadyen, se percibe exagerada y acartonada; al final mejora bastante, pero no convence del todo. Los escenarios son magníficos, al igual que la ambientación general, incluyendo el vestuario de época. La fotografía, impecable. La dirección, fina y con un exquisito buen gusto. La musicalización es espléndida, y la continuidad de las escenas, sencillamente maravillosa. Esta historia de romances, inocencia, intereses y prejuicios es una joya que nadie debe perderse.

Es curiosa la forma en que llegué a esta película, pues, por mera casualidad, la encontré en renta antes de que saliera a las salas de cine. Sólo había dos cajas y al tomar una de ellas, el reparto se me hizo muy bueno. No tenía ningún antecedente y no había visto ningún trailer o promocional. De principio a fin la historia absorbe. Las vivencias cotidianas se vuelven extraordinarias, quedando en evidencia que el hombre sólo es víctima de las circunstancias y que todo obedece a situaciones que se dan en ciertos momentos de la vida, donde las decisiones que se toman son determinantes. Muy buena.